Era el 6 de marzo de 2002. Todo estaba preparado. El madrid galáctico estaba en su apogeo y, en el día de su centenario, iba a jugar la final de la copa del rey, en su estadio, contra el Deportivo de la Coruña. Todo estaba planeado a la perfección, menos el propio partido...

Aprovechando que ahora se pueden meter vídeos de youtube en los blogs, empiezo una nueva sección de éstas que luego dejo de actualizar a la semana, titulada Antología del Deportivismo. Se trata de resaltar las glorias pasadas del Deportivo, ahora en la zona media de la tabla y en horas bajas.

Primera Edición: La remontada al Milán. Cuartos de Final de la Liga de Campeones 2003-2004, Deportivo pierde 4-1 en San Siro, y tiene que remontar en Riazor. El resultado, 4-0. Pongo el vídeo del anuncio de la TVE (francamente bueno) y un montaje de los goles.

Anuncio:



Goles:

No merecimos el 1-3, merecimos el 1-2, pero ahí estuvo Zidane (tras su temporada en el Madrid) para meternos el último en el descuento de propina, de colleja.

En primer lugar la culpa es del equipo, que jugo, como conjunto, mal. En el fútbol se trata de meter goles y de que no te los metan, no solo de tocarla, y yo no vi atacar a España con ningún tipo de intención hasta el minuto 70. El resto, tikitaka, tikitaka, sin ningún tipo de inventiva para intentar tirar ni una sola vez a puerta.

En segundo lugar, de una serie de jugadores entre los que destacan Raúl y Torres. El primero no hizo absolutamente nada, y el segundo es un amarrón que se lía con el balón en los pies y que está siempre intentando hacer la mejor jugada del mundial, en vez de pasarla a un compañero desmarcado.

En tercer lugar, de Aragonés, por ceder a la presión y meter a Raúl.

Y en cuarto lugar, de la prensa, que del escepticismo y la prudencia pasó a perder el control y a proclamar lo buenos qué eramos y el mucho miedo que nos tenía Francia. Esto como siempre debió de influir en los jugadores, que debieron de dedicarse en los últimos días a ensayar los gestos de euforia al recoger la copa del mundo del presidente de la FIFA. Si fuese francés me reiría a carcajadas de las portadas del Marca de los últimos días, pero por suerte no soy francés y, aunque no me puedo reir tanto, sí tengo seguridad en mi vecindario, sin que de repente todo empiece a arder (este último apunte es gratuito).

Por otra parte hay que ser objetivos y reconocer que, aunque el primer partido contra Ucrania es digno de recordar un poco por debajo del 12-1 a Malta, y ha sido bonito ver cómo todo el mundo creía en la selección, los otros dos partidos de la primera fase los jugamos bastante mal. A Túnez nos costó ganar, y a Arabia Saudí le ganamos por la mínima. En este último partido fue un error sacar a los suplentes, habría que haber sacado a los titulares para que la forma de jugar de éstos hubiese tenido más rodaje.

No ha sido un jugamos como nunca, perdimos como siempre, como de costumbre. Esta vez jugamos mal y perdimos como era de esperar.

Me ha encantado el partido, pero hay una serie de riesgos que derivan del baño que le hemos dado a Ucrania, principalmente que los jugadores se lo crean y en octavos de final nos pasen por encima por completo. Aunque parece que esta selección juega mejor que nunca.

Me ha parecido un partidazo de Sergio Ramos, Puyol y Luis García, y en menor medida Senna -que al final falló un poco-, Torres y Villa. Sobre Torres, es previsible que ahora se descarguen muchas alabanzas sobre él, ya que en el gol remató muy bien y provocó un penalty, pero hubo balones que perdió por amarrón o por intentar hacer el más difícil todavía. A Villa lo vi peleón aunque falló varios remates, pero la falta y el penalty los resolvió bien.

El debate sobre Raúl o no Raúl queda indeciso, ya que jugó bastnate bien, pero sin ningún tipo de presión, estando el partido dominado. Pero la euforia de esta primera victoria puede suponer que surjan más debates. No solo Raúl chupó banquillo, también Iniesta, Reyes, Joaquín, Cesc, Albelda... En cualquier caso es una gran victoria y hemos demostrado a todo el mundo cómo se juega al fútbol.