La resaca de las elecciones europeas

Ya pasados unos cuantos meses desde las últimas elecciones europeas, considero interesante hacer un ejercicio de reflexión sobre las consecuencias que estas han tenido. Porque si bien las elecciones europeas, y la baja participación lo demuestra, son consideradas por los electores europeos como "intrascendentes", lo cierto es que configuran la composición del Parlamento Europeo, con el tiempo la Comisión, y  básicamente de la política europea que, aunque los ciudadanos no quieran verlo, hoy día se superpone sobre la de los Estados nación e impide a algunos realizar ciertas acciones y políticas  al tiempo que a otros excusa para no realizarlas.  Adicionalmente, los resultados de estas últimas elecciones han producido en los siguientes meses toda una serie de movimientos políticos y económicos  tanto en el frente europeo como en el puramente nacional, movimientos de mucho interés y que convendría ir enumerando e identificando en su objetivo e implementación.

La primera reflexión, bastante obvia y que no hacía falta meses para realizar, es que el votante europeo sigue sin comprender bien la actual estructura del sistema de responsabilidades y prerrogativas políticas dentro de la UE. Anclados en una mentalidad propia del Estado-nación tradicional, los votantes europeos ignoran en buena medida todo el aparato político de Bruselas, las leyes de ámbito europeo, la configuración misma del Euro o el Banco Central Europeo y su peso en las políticas que se llevan a cabo día a día en el Viejo Continente. Pese a años de imposiciones  y exigencias de la Troika, pese a oír de labios de sus propios presidentes electos que "hacen lo que les dejan" o que "no depende de ellos" el cumplir sus propias promesas electorales, el votante europeo sigue con una gran reluctancia a hacer ese salto mental que le permita contemplar la UE como el edificio político donde vive y, especialmente, las elecciones europeas como su vía de influir en dicho edificio. La baja tasa de participación, persistente votación tras votación, ha sufrido un leve incremento en estas últimas elecciones, pero un incremento porcentual totalmente testimonial y que indica que el votante europeo sigue en buena parte ajeno a la UE, la construcción de la misma y las responsabilidades de la ciudadanía dando acceso a unos u otros al Parlamento europeo.

Dicho esto, pese a la baja tasa de participación de nuevo, lo cierto es que se produjeron algunos fenómenos interesantes. Sin entrar en detalle en los resultados, con grandes variaciones país a país, lo cierto es que se puede resumir dichas elecciones en una tendencia  general y algunos fenómenos "locales". Los fenómenos locales, en esta ocasión, no son otros que el gran surgimiento electoral  reaccionario y antieuropeísta del Frente Nacional de Marine Lepen, de la izquierda "real" griega de Syriza tras el pacto de socialistas y derecha en las últimas generales que les privó de alcanzar el poder, y de diversos partidos xenófobos y antieuropeístas en países como Dinamarca. Otros fenómenos locales podrían ser el de Podemos en España o el surgimiento de un tercer partido en el Reino Unido que ha hecho tambalearse aunque sea momentáneamente el bipartidismo tradicional británico, cada vez más émulo del norteamericano.  Cada una de las razones en los casos concretos es propia y tiene su propia e interesante  intra-historia, sin embargo ocuparía un gran espacio el ir detallando país a país y el porqué de la irrupción de estas fuerzas políticas, la realidad social que las justifica etc, además no es el objetivo de este artículo. En el marco general, se ve asimismo una bajada de los grandes partidos hegemónicos europeos, el Partido Popular Europeo (PPE) y el Partido Socialista Europeo. El desgaste, sin ser de una enorme magnitud, si es  apreciable, especialmente en el PPE, y junto al ligero aumento de la participación y la aparición de estos nuevos partidos con los que en muchos casos sería antagónico y en otros de alianza dudosas, ponen por primera vez a la derecha europea en una ligera encrucijada a la hora de seguir dominando con su guante neoliberal las política de Europa. Si bien todavía puede maniobrar y conseguir llevar adelante sus objetivos con los resultados actuales, lo cierto es que las elecciones provocaron una seria preocupación entre las fuerzas políticas  "tradicionales"  europeas, especialmente la derecha dominante, por cuanto pueden indicar un cambio de tendencia o el inicio de algo distinto, crecientemente hartos los europeos de la política de la UE, la crisis que no cesa, las injerencias de la Troika, los problemas que no se resuelven y el paro y condiciones de vida que van empeorando lentamente y a distinto ritmo por todo el continente.

Una vez recibido el  mensaje a través de las europeas, los siguientes meses han sido muy interesantes por cuanto han suscitado toda una serie de declaraciones y medidas. Diferenciaré aquí el frente europeo de las medidas internas en España, que requieren a su vez algunas consideraciones aparte.

A nivel europeo, se han producido toda una serie de declaraciones de buenos principios y de planes de reindustrialización, planes de empleo paneuropeos y hasta incluso, inaudito, alguna que otra propuesta en torno a algún tipo de renta básica o salario mínimo interprofesional europeo. Si bien todo esto son palabras, y especialmente las dos últimas propuestas que atentarían directamente contra el capitalismo y su capacidad de movilizar y presionar a la mano de obra a través del hambre para trabajar y con salarios cada vez más de susbsistencia, y que por tanto no están ni pensando en acometerlas por más que lo refieran,  lo cierto es que tal palabrería indica un grado de preocupación respecto a la desafección creciente de la población y la necesidad de tranquilizarles aunque sea con engaños (pero no puedes engañar perpetuamente a la gente) sobre su situación futura. Más interesante sin embargo son las medidas que se tomó muy poco después por el Banco Central Europeo.

Sin entrar en un detalle excesivo, recuerdo que estas medidas entre otras contemplaban la bajada de los tipos de interés de nuevo a su mínimo histórico, la expansión del crédito bancario a través de la banca privada "obligándoles" a acoger unas líneas de crédito del propio BCE en las cantidades que este vaya estipulando para estimular la economía, y finalmente el que el tener depositado tu dinero en el BCE dejase de generar un ingreso por intereses sino que incluso se comenzase a cobrar por ello.

Este tipo de medidas, aunque parciales y sin tocar la base del sistema por supuesto (el objetivo es cambiar alguna cosa pero para que todo siga igual a grandes rasgos), son en mi opinión las tres más importantes de entre todas las que se tomaron. No porque su eficacia vaya a ser grande o inmediata o porque se hayan introducido por un cambio de paradigma en lo que el BCE y sus cúpulas consideran que es la política económica a aplicar. Pero esta medidas implican, implícitamente, un reconocimiento tácito del fracaso de las políticas de austeridad y de la voluntad y acción de la banca privada como máxima autoridad para evaluar las posibilidades de inversión y asignar los recursos consecuentemente al sistema. El no poder dejar el dinero en el BCE permanentemente en plan rentista (ahora costará algo dejarlo y no rentará nada) obligará a las grandes aglomeraciones de dinero a invertir, o lo haría al menos en un sistema cerrado. Las líneas de crédito "obligatorias" también pueden forzar a la banca a bajar sus altos estándars de rentabilidad exigido porque aunque muy bajo ese dinero del BCE tendrá un pequeño interés y habrá que devolverlo y en este caso no podrán "abstenerse" y cerrar el flujo del crédito. Finalmente, la bajada del tipo de interés es otra medida más para favorecer dicho crédito, si bien como se ha probado en innumerables ocasiones, es una medida bastante inútil en el contexto europeo pues la banca privada simplemente gana margen de ganancias con estas medidas y rara vez ha "trasladado" al  prestatario dichas bajadas.

Si bien es evidente que el capital es capaz, sobre todo en el entorno globalizado, de seguir más o menos con sus prácticas y hallar nuevas formas de seguir alcanzando sus intereses rentistas etc,  si bien es cierto que en cuanto la economía "repunte" lo más mínimo la presión va a crecer para derogar estas medidas, lo cierto es que es la primera vez en décadas que algún cambio en la legislación y medidas de política monetaria europeas  perjudican o tratan de forzar aunque sea levemente al capital y sus grandes actores.

Otra medida europea de estos meses, aunque no directamente relacionada con las elecciones ni como reacción a ella, es la dotación de un mecanismo de pago en caso de liquidación de alguna entidad bancaria para "liberar" al gobierno local de hacerlo y caer en una situación de deuda durante años. Esta medida, cacareada como la "unión bancaria", no es más que un simple parche de unas cuantas decenas de miles de millones de euros para tapar alguna quiebra de entidades de tamaño medio (no serviría para mucho más), y pese a ser financiada en principio por los bancos en realidad tiene unos fondos tan pequeños y una utilidad tan limitada en caso de una gran crisis que no se puede sino concluir que es un fracaso más de la política europea que ha creado apenas un monigote para decir que ha hecho algo.

Asimismo, y por iniciativa de Eurostat, se ha decidido hacer un cambio en la manera de calcular el PIB de los países miembros. Ahora se realizará una estimación sobre actividades de la economía sumergida como prostitución, tráfico de drogas, juego ilegal etc. Evidentemente, no se las va a grabar fiscalmente ni darles entidad legal, que estamos hablado de partidos "de derechas" y con unos supuestos valores religiosos y morales. Lo cual lleva a pensar que se trata del enésimo intento de engaño a la ciudadanía para mandar un mensaje de tranquilidad. Incapaces de hacer crecer a sus países, se saca de la manga un nuevo componente del PIB, de estimación subjetiva y propia y sin datos reales, y se da un buen impulso a las economías hacia regiones en torno al 2% anual y así se "tranquiliza" momentáneamente y adormece a la ciudadanía cada vez más preocupada con un mensaje de que todo va bien y tras varios datos ir cimentando la idea de que la recuperación ha llegado para quedarse. Evidentemente esto tiene unas implicaciones surrealistas, por ejemplo que un país en barrena pueda mantenerse en senda de crecimiento estimando cada vez más su economía sumergida, o que el crecimiento total de un país pueda deberse a la estimación sobre dicha economía sumergida y que por tanto los únicos sectores laborales en auge fuesen los relacionados con la droga, la prostitución etc.

Por terminar con el marco europeo, son reseñables asimismo los cambios a los que asistimos en Francia y Reino Unido. Especialmente lamentable el de Francia, donde el partido socialista, tras los horribles resultados de las europeas y alguna consulta autonómica/departamental, ha acabado rediseñando dos veces en tres meses el gobierno y abrazado las políticas de austeridad que tanto se había empeñado en denostar el presidente Hollande antes de llegar al Elíseo. Comienza a ser evidente por el caso francés, el portugués y otros, que unos y otros están insertos en una mecánica muy concreta una vez en la UE, y sin el control de la política monetaria y cada vez menos fiscal, y que es a través del cambio de la política europea como se debiera reencauzar el rumbo de los pueblos de Europa, pues sus gobiernos locales están atados de pies y manos actualmente para hacerlo y apenas son administradores en un marco muy concreto y con unas limitaciones muy grandes en cuanto a medidas y herramientas a utilizar.

España

Como caso particular, he querido analizar un poco la situación española porque a todas estas medidas europeas y que a todos atañen, el gobierno del Partido Popular ha añadido un par de  medidas propias debido a sus propios intereses locales y electorales.

En España la caída de los dos grandes partidos históricos (el de la derecha y los socialistas) del país fue mucho más pronunciado que en los demás países europeos. Por primera vez en la democracia, la suma de sus votos combinados no llegaban al 50% de los votos emitidos por los ciudadanos. La reacción primera, tras la noche de triunfalismos del  hemos ganado de rigor, fue como en Europa puramente dialéctica y palabrebría pura. Si en algunos países como Dinamarca o Francia o Alemania se atacó a las formaciones de extrema derecha que habían surgido y ganado peso en estas elecciones, en España el gobierno con todos sus medios de comunicación tanto públicos (que usa como propios) y privados se lanzó a un ataque de descalificación centrada sobre todo en la figura principal de la formación política sorpresa de las elecciones. El ataque a Pablo Iglesias y su partido Podemos fue inmediato y  prácticamente anunciando un apocalipsis rojo y disolución del país y fusión con Venezuela de alcanzar cotas de poder dicha formación.  Los voceros del régimen de mayoría absoluta actual se lamentaban de que entre Podemos e Izquierda Unida hubiera tanta cantidad de millones de votos radicales en su amado país. Otros partidos emergentes como la ultraderechista VOX, que logró solo en Madrid unos 200 000 votos, no les sugirieron semejantes preocupaciones. Al otro partido hegemónico tradicional, el PSOE, le cayeron inicialmente una sugerencia de alianza para asegurar la estabilidad de España y finalmente un proceso interno ante los malos resultados que llevó a cambiar a la desprestigiada dirección de Alfredo Pérez Rubalcaba,  apartándola  de la primera plana, y por un proceso interno  propiciar la llegada de Pedro Sánchez, que rápidamente se ocupó en desmentir cualquier posible alianza con el PP y está tratando  de reconducir su partido por lo menos un poco hacia las tendencias de sus votantes potenciales.

Fuera de estas acusaciones y cruces de declaraciones entre partidos, y al igual que en Europa, la Patronal a través de su portavoz Rosell se apresuró a decir que era posible que los ajustes de salarios hubieran llegado demasiado lejos y que quizás fuese posible ir introduciendo incrementos salariales en sectores en recuperación. Todo por supuesto palabrería y para contentar oídos, pero evidentemente y al igual que en Europa preocupó el contemplar las elecciones no como un fenómeno puntual sino como una tendencia. Otras voces de la derecha más radical, o liberal como se llaman ellos, española como Esperanza Aguirre se ponían aparentemente en el lugar de los pobres y desamparados asalariados que "bastante habían sufrido estos años". Adicionalmente, se mantenía a nivel institucional y público el discurso de que la crisis ha acabado y que comenzaba la recuperación económica y una época de bonanza, discurso que se lleva diciendo desde hace más de un año en estos momentos y basado normalmente en apenas varios datos puntuales sobre los que se hace énfasis (y solo mientras son favorables) mientras que se ignora la realidad global del país. Durante meses el mensaje fue que el país mejoraba porque las exportaciones aumentaban. Dejando de lado que  un país se puede configurar como un país exportador (como Corea) puro y duro y tener a su gente en una gran miseria, y que desde un punto de vista capitalista siempre es mejor el exportar que el consumo interno porque este último implica que tiene que haber habido una redistribución de la renta interna y reparto durante el proceso de producción, lo cierto es que se abandonó el discurso en cuanto las exportaciones sufrieron un frenazo. Otro elemento del discurso triunfalista conservador es la bajada de la prima de riesgo, fenómeno totalmente ajeno a sus méritos y que obedece a otros factores y que de haber seguido su curso lógico sería mayor pues la deuda pública continúa su escalada hasta superar recientemente el  90% del PIB y aproximarse al 100%. Otros mensajes "positivos" eran que lo más duro había pasado y que no habría más recortes, contradicho recientemente pues Rajoy ha prometido otros 40 000 millones de recorte a la canciller Merkel en su reciente estancia en España. Y finalmente el caballo de batalla del paro, presentado continuamente como un gran éxito (o modesto por las cifras) del programa del PP cuando en realidad es evidente que los cotizantes a la SS apenas han subido un mes de los últimos doce y que lo que se está produciendo es simplemente un hartazgo de la gente a la hora de apuntarse al paro, extinción de todo tipo de prestaciones y por tanto ausencia del parado en el INEM, y salida de grandes contingentes de población tanto extranjera como española (joven) del país.

Si bien el discurso interno de la política del país se revuelve continuamente en el tira y afloja entre las interpretaciones positivas del gobierno de la cifras que ese trimestre en concreto pueden ser vistas favorablemente, y la contestación que reciben por parte de otros grupos y la propia ciudadanía , cada vez  ,ás recelosa y cinica frente al al autobombo gubernamental, , lo que le ha quedado claro al gobierno popular es que pese a que este discurso triunfalista lo llevan ejerciendo desde hace tiempo y permanece relativamente incontestado en los grandes medios los cuales son afines ideológicos suyos (cuando no controlados directamente por la banca y fondos, muchos de cuyos dirigentes son gente del propio partido) , su capacidad de hacer mella en la población  no es la que ellos desearían. Incluso cambiaron la forma de realizar las estadísticas por parte del INI para alterar los ratios de "intención oculta de voto" desde octubre del 2013 y así dar la impresión de un robusto Partido Popular que, como España, se viene arriba poco a poco. Lo que las elecciones europeas les han enseñado es que por más que se sostenga un discurso triunfalista basándose en algunos datos parciales (y no entrando en su interpretación sobre todo), y pese al control muy serio de la mayoría de los medios de comunicación por parte de ellos mismos y los medios afines, pese a los intentos estadísticos instrumentales por hacer autobombo y desmoralizar a los votantes rivales,  lo cierto es que su bajada electoral fue enorme, y sucesivas encuestas de demoscopia indican que pueden no haber acabado de bajar.

Incluso los pequeños cambios al marco del BCE que podrían propiciar una cierta recuperación (siempre leve y parcial), y  la nada despreciable  tesitura de poder usar el nuevo método de cálculo del PIB sugerido por Eurostat para inflar las cifras y lograr mejores ratios de deuda y "vender" a la población un éxito económico cierto  por subida del PIB, no les acaba de tranquilizar, dado que los otros métodos discursivos (medias verdades, falta de interpretación de datos, no entrar en detalles,  no hablar de lo que no interesa) usados son del mismo género y no han logrado mantener su apoyo social....y cómo podrían, en una realidad social y económica para la ciudadanía   totalmente distinta a la que enuncias en el día a día?

Asimismo se ha dotado de leyes nuevas como la famosa "Ley Mordaza" para minimizar, amedrentar y ensordecer las protestas de la ciudadanía. Pero claro, esto tampoco va a lograr que la gente pase por las urnas a votarles en las siguientes autonómicas o luego en las generales.

Llegado a este punto y tras irlo introduciendo en los debates subrepticiamente los últimos meses, el Partido Popular ha reaccionado definitivamente a las elecciones europeas con el proyecto de un cambio electoral que, piensan, les eternizará en el poder al menos en sus dos grandes feudos de Madrid y Valencia, joyas de la corona desde las que se adjudican dinero público en obra pública y donde tienen colocada directa o indirectamente a cientos de miles de miembros del partido como auténtica casta en instituciones, entidades de crédito, educación concertada, gobiernos locales etc etc.

Aun faltos en detalles de lo que se trata y que ha dejado entrever el presidente del gobierno, se trata de que la lista más votada ponga al alcalde y gobierne, independientemente del número de votos o porcentaje de los mismos que consiga. Así, por ejemplo, el PP en Madrid con un 20% de los votos podría ostentar una cómoda mayoría absoluta pese a que el PSOE tuviera el 18%, IU el 15%, Podemos el 15%, Ciudadanos el 10% y todos estuvieran de acuerdo en formar gobierno.  Como con esos porcentajes sería imposible sacar ninguna ley adelante por más que se pusiese al alcalde, la reforma contempla en principio dotar a la "lista más votada" de   una mayoría suficiente (es decir, absoluta) para sacar adelante cualquier iniciativa sin necesitar apoyo de otros partidos.

Es bastante evidente que el movimiento está muy pensado y con las cifras de las europeas en mano, donde cualquier coalición de PSOE con alguno de los otros partidos que han sacado porcentajes apreciables (IU, Podemos) les aleja del poder, es la única manera de conservar lo que considera sus feudos madrileño y valenciano en la mano. De hecho, buena parte del país pasaría a ser controlado a nivel local por ellos con esta reforma.

Esta reforma, de tono y formas muy similar a la realizada por Mussolini en la Italia fascista, es un ataque completo contra la libertad de los partidos de formar coaliciones a posteriori de las elecciones (les obligaría a presentare en coalición ya de inicios), vulnera totalmente los principios de representatividad del ciudadano en las votaciones (como si bastante no fuese con la Ley Homs/D´Hont )y supone un grave ataque al sistema de derecho y democrático que puede permitir en el futuro que pequeñas minorías organizadas se impongan sistemáticamente con mayoría absoluta sobre la población en su conjunto.  Curiosamente, la mayor parte de la población parece ajena a esta nueva iniciativa y sus implicaciones e incluso los críticos postergan el tomar medidas a las elecciones para "hacerles perder" cuando como de realizarse este cambio electoral el PP se va a blindar electoralmente en su grupo de acérrimos para mantenerse con mayoría absoluta en las elecciones autonómicas próximas y a saber por cuanto tiempo. Es de máxima importancia que se difundan las intenciones del PP y sus implicaciones entre la ciudadanía, sin duda el fruto más amargo y que puede ser de más largo calado de la resaca de las  últimas elecciones europeas.