¿Para qué crear cuando puedes copiar?

SPOILERS de la película y tal.


Cuando Catwoman le dice a Bruce Wayne que se prepare, que si los ricos cogen mucho dinero de los pobres, estos últimos se cansarán y armarán una buena, más de uno en la sala tuvo que pensar que tenía razón, que no siguieran tirando de la cuerda, porque se acabaría rompiendo. Por suerte, Nolan y Batman nos hacen ver lo equivocados que estamos.

Bane tiene la idea de atacar la Bolsa de Gotham. Un tipo le dice: "aquí no hay dinero", tomándole por un ladrón, y Bane le responde "¿no? ¿entonces, qué hacéis aquí?". Bane está llamando ladrones a los que trabajan en la Bolsa y, el espectador, de nuevo, puede estar de acuerdo. Un tipo le pide a la policía que entren rápido ahí, y el poli al cargo le contesta que no va a arriesgar a sus hombres y a los rehenes por su dinero. Otro policía dice que duerme con su dinero debajo del colchón, a lo que el señor de la Bolsa, responde: "si no hacen algo, le aseguro que lo que tiene debajo del colchón no valdrá nada mañana". El mensaje está claro: la Bolsa es buena, y lo que se hace ahí es necesario para conservar tu dinero. Da igual el mal que haya hecho, porque es necesaria para que tú puedas vivir bien.

Bane es un tipo que pretende sumir Gotham en el caos, acabando con el cuerpo de policía y con los ricos, dejando que sea el pueblo quien asuma el control. El empresario malvado que quiere quedarse con la empresa de Wayne, aprovechando los servicios de Bane, se da cuenta antes de ser asesinado por éste, y le pregunta:
- ¿Quién eres?
- Soy el apocalipsis (bla, bla, bla...).
- Eres... el MAL.

Un mal sin rostro, con una máscara que se asemeja a una asquerosa boca llena de dientes enormes y amenazantes, surgido de un profundo pozo ("el infierno") situado en un desierto de algún país de oriente. Pero Bane no quiere realmente darle el control al pueblo, sino que pretende matarlos a todos después, tras haber chantajeado al gobierno. El sistema es bueno, y los que quieren cambiarlo, darle el control a los pobres y acabar con los ricos, y prescindir de las fuerzas de autoridad, son en realidad terroristas fanáticos, dispuestos a morir por la causa. Os llenarán la cabeza de ideas bonitas, os harán creer que todo va mejor, y luego os engañarán, os quitarán lo que más queréis y os matarán.

La presentación en sociedad de Bane se hace destruyendo un campo de fútbol americano ("¡No! ¡Los perroflautas quieren quitarme también mi furgol!", debió de pensar más de uno), un claro símbolo con el que muchas personas se identifican, y lo hace justo después de que un niño acabe de cantar el precioso himno yanki ("canta como un auténtico ángel", dice Bane). Cuando explica su plan, Bane dice que el detonador de la bomba nucelar, lo tiene un ciudadano cualquiera, y que si alguien intenta escapar, toda la ciudad explotará. El terrorista puede ser cualquiera de nosotros.

Cuando Bane instaura su ley marcial, se asesina a los ricos por el simple hecho de serlo, se persigue a los policías y se destrozan cosas. El pueblo no sabe controlarse si nadie lo controla. La gente es estúpida y salvaje y necesita a alguien que los vigile y controle para que no se desmadren. Una apenada Catwoman, mira la foto rota de una familia feliz y dice:

"Esta era la casa de alguien".
Su amiga (claramente lesbiana), contesta, riendo: "y ahora es la casa de todos". ¡OJO! No nos olvidemos de los comunistas, por si acaso. Los perroflautas también son comunistas y quieren quitarme mi casa para dársela a las lesbianas. La pobre Catwoman, que pensaba que sería una buena idea mandar a los ricos al peo, se da cuenta de su error, gracias al Mesías Nolan.

Por suerte, Batman está aquí para salvar el día, y todo se resuelve con una batalla campal de perroflautas vs policías: "sólo hay un cuerpo de policía en esta ciudad", dice uno de los jefazos, antes de liarse a tortas contra los perroflautas, que van armados con rifles de asalto y tanques, mientras que los pobres polis llevan sus pequeñas pistolas (y algunos ni eso, y deben conformarse con sus porras). Todos los polis están dispuestos a recuperar la ciudad sacrificando sus vidas. Todos son valientes y honestos.

Poco antes de la batalla, Batman suelta: "va a empezar una guerra".

Cuando el conflicto ha terminado, todos en la sala se sienten agradecidos de que las cosas hayan salido bien, de que los malditos terroristas árabes asesinos perroflautas comunistas hayan sido derrotados, y ahora saben que la Bolsa es buena, el sistema es genial y perfecto, los ricos no roban y todos los policías son héroes. ¡Gracias, Nolan!

Pero Gordon ya lo ha advertido: el sistema, A VECES no es perfecto. Y claro, cada uno debe tomarse la justicia por su mano en algunas ocasiones. En ocasiones, es bueno engañar al pueblo por su propio bien, porque éste es estúpido y salvaje (como se demuestra en la peli), y es necesario alguna que otra mentirijilla para conseguir... ¿qué sé yo? Una ley que anule la posibilidad de libertad condicional para los presos. Total, todos son escoria y son culpables, porque el sistema es perfecto y no se equivoca. El ingenuo Robin al principio desaprueba eso pero, de nuevo, gracias a Nolan, se da cuenta de que es cierto y necesario, y que a veces hay que pasar de las leyes y actuar como te plazca para que se hagan las cosas bien. Al fin y al cabo, yo sé mejor que nadie lo que es la justicia, y tengo todo el derecho de aplicarla como a mí me plaza. Estoy por encima de ella. Y además, seré un héroe.

GRACIAS, NOLAN.

He comprado un DLC. Las compañías sacarán juegos cada vez más troceados, y los contenidos descargables serán cada vez más caros e importantes. Cosas como el personaje que quitaron de Mass Effect 3 se quedarán en nada, porque irá a peor: ¿quieres los extras? DLC. ¿Quieres ver el final? DLC. ¿Quieres acceder a las opciones de configuración de botones? DLC. Y todo por mi culpa. Soy un ser despreciable.

Pero antes de crucificarme, dejad al menos que me explique: un día me dio por comprar una tarjeta de 20 euros para PSN, una de esas veces que salían más baratas, para ver si me daba por bajar algo. Con la llegada del verano, se me ocurrió que estaría bien bajarme Final Fantasy IX y, casualidades de la vida, justo el día en el que lo decido, me entero de que lo van a poner a mitad de precio durante una semana. Así que bajado está, por 5 euros. Aunque no tenga que ver con el tema, he de decir que esta es la última oportunidad que le doy a una saga en la que ninguno de los juegos que he probado me parece que estén a la altura de su fama.

Después de bajarme FFIX, me dio por mirar a ver qué podía hacer con los 15 euros restantes, y entonces vi el DLC por el cual he escrito esta entrada. El afortunado ha sido The Missing Link, para Deus Ex: Human Revolution.

En mi defensa diré que estaba a 6 euros (antes estaba a 11), y que se decía que duraba unas 4-6 horas. El cuerpo me pedía un poco más de Deus Ex, porque ha sido de los juegos que más me han gustado últimamente, y me quedé con ganas de más al terminar. Y la verdad es que no podría haber quedado más contento. Para empezar, me ha durado unas 9 horas, pues casi no me he dejado nada sin explorar. Un DLC que dura más que muchos juegos enteros (y que me ha hecho disfrutar mucho más). Y que además es rejugable porque, según un trofeo, te lo puedes pasar sin aumentos y sin equipo, por no decir que puedo cambiar mis elecciones en algunos puntos. Y por 6 míseros euros.

The Missing Link resulta interesante porque comienzas sin armas ni aumentos y te las has de apañar como puedas para sobrevivir. Es como si empezases el juego desde el principio, sólo que en un entorno mucho más hostil que el de los primeros compases de la aventura. Y aunque el contenido peca de hacerte dar quizá demasiadas vueltas en alguna ocasión, es mucho más grande de lo que parece al principio (pues no sólo es el barco, en el que te puedes tirar un par de horas tranquilamente, sino que luego hay un escenario bastante más grande), con montones de recovecos que encontrar, mails que leer y detalles que descubrir. Y, por si fuera poco, en un momento te hacen tomar una decisión realmente complicada, en la que, además, tienes la presión de una cuenta atrás.

El argumento está bastante bien, aunque no influye demasiado en la trama principal (al menos, de momento, pues deja abiertos algunos interrogantes de cara a la secuela que se rumorea que ya están haciendo). De hecho, sucede durante un punto de la aventura principal, pero no parece que hayan quitado nada al juego y, en mi caso, mientras jugaba, sabía que ahí "faltaba algo" porque había leído lo del DLC pero, si no lo sé, ni me entero, porque no se nota nada raro (simplemente Adam se mete en una cápsula y sale a los 3 días, pero no hay nada que te haga sospechar que durante ese tiempo hubo una buena movida).

En resumen: muy contento con la compra y de nuevo con ganas de más Deus Ex. Sólo le criticaría que abusen un poco del backtracking y que el maloso de turno se pueda vencer como a cualquier enemigo normal (aunque tampoco me apetecía un boss con encerrona como los otros, todo sea dicho). Muy recomendable si te gustó el juego y quieres un poco más. Así da gusto, no como en Mass Effect 3, en el que te quitan por la cara un personaje que siempre debería formar parte de la historia principal.