Half-Life 2

Después de Portal, tocaba Half-Life 2 para seguir con la Orange Box. En principio tenía pensado ir intercalando otros juegos entre los episodios para no acabar saturado, pero me los he acabado pasando todos seguidos, lo cual dice mucho de lo buenos que son, aunque me parece que el primer Half-Life es el mejor de la saga en cómputo global. La primera aventura de Freeman me parece más sorprendente e inmersiva que lo que vino después, con capítulos basados en ideas mejor desarrolladas y más variadas que en sus secuelas. Lo malo es que el mundo de Xen me pareció bastante pestoso y eso se cargó en parte la experiencia. Half-Life 2 no iguala por lo general la brillantez del primero, pero no tiene ningún bajón considerable, pese a que la parte de la lancha se me hiciera muy pesada (no así la del coche, mucho mejor resuelta) y me diese ganas de asesinar a alguien en las misiones de liderar pelotones, por lo extremadamente tontos y molestos que son los acompañantes, obstaculizándote en todo momento (y encima disculpándose todo el rato, lo que los hacía más odiosos).

Por su parte, el Episodio 1 me parece el más flojo, por ser demasiado continuista en casi todo, y el Episodio 2 es genial por cómo introduce novedades durante todo el rato y cómo hace avanzar la historia, acabando en un punto interesantísimo y haciéndote maldecir a Valve por tardar tanto en hacer el Episodio 3.

El mundo de Half-Life 2 y sus episodios se expande mucho más allá de las instalaciones de Black Mesa o la visita a Xen, situándonos en un contexto nuevo y sorprendente que hemos de comprender por nosotros mismos (pues no recibimos explicaciones claras sobre lo que pasó entre el primer juego y el segundo), a fuerza de vivir situaciones y sacar nuestras conclusiones de las conversaciones entre diversos personajes. De nuevo, tenemos una genial narrativa de videojuego, pese a que se base más en los diálogos y los tutoriales encubiertos que en lo visual, como sucedía en la primera parte (aún así, también se basa en la narrativa visual de forma muy acertada). Ciudad 17 y sus alrededores son muy creíbles, y el juego nos presenta constantemente situaciones en las que pensar e interactuar con nuestro entorno, metiéndonos aún más en lo que sucede en pantalla. Además, resultan inolvidables partes como la de Ravenholm o el principio de la historia, el nido de hormigas, las partes a oscuras en el metro o la inclusión de la pistola de gravedad, seña del juego junto con la mítica palanca.

En definitiva; no estoy diciendo nada que no se haya dicho ya sobre este juego: toda una maravilla, pese a verse lastrado por algunos fallos puntuales pero que molestan lo suficiente como para ensombrecer un poco la genial experiencia final. Gracias en parte a los Half-Life, estoy descubriendo el gusto de un buen FPS inmersivo en el que haya que pensar además de pegar tiros a lo tonto.