Internet, perdón, El Internet da pie a multitud de fracasados para dar rienda suelta a sus ideas estúpidas. Pero bueno, los estúpidos suele ser graciosos mientras no hagan daño a nadie.

Una de esas historias de expectativas no alcanzadas que muestran el lado más inútil de los sub-humanos es la de los billetes marcados. ¿Publicidad viral o simple estupidez?

Un tipo comenzó a escribir en sus billetes la dirección de su página. El juego consistía en que si recibías uno de esos billetes te registraras y apuntaras online el número de serie.



Ni qué decir que esos billetes hoy en día se encuentran en la caja del Taco-Bell del barrio del idiota este. Así que ahí acabó el experimento.



Desde aquí quiero animar a este soltero de cuarenta años (probablemente ateo) a que continúe trayendo sus horribles ideas al mundo llenando la red de bits gays.

A ver si revienta el Internet de una puta vez.