Doki-Doki BOMB! Capítulo 3

Capítulo 03: Vigilante

La alarma de un móvil rompía el silencio de la mañana en la habitación de Akira. El muchacho, con claros signos de pereza, apagó la alarma, y comprobó la hora. Las diez de la mañana.

-Uaaah… Qué bien he dormido – se estiró de forma un tanto exagerada, como solía hacer cada mañana, acompañando el estiramiento con un enorme bostezo.

El muchacho se dirigió a la cocina y desayunó un tazón de leche con cacao y un par de tostadas. En cuanto terminó de comer, regresó rápidamente a su habitación y, sin mayor dilación, abrió la carpeta donde se había descargado el tercer capítulo de “Doki-Doki BOMB!”.

-Bueno, vamos allá… - hizo doble clic en el archivo de vídeo.

“ERROR: no puede reproducirse el archivo “Doki-Doki BOMB! – 03”, la pantalla del ordenador mostraba un mensaje que ya había visto con anterioridad.

-¿Qué…? ¿No se ha bajado bien? – Akira comprobó el tamaño del archivo, el cual era correcto - ¿Qué le pasa a esto?

Pese a sus reiterados intentos, el archivo no se abría.

-Buf… Probaré a bajar de nuevo el capítulo…

“Error 404: La web a la que intenta acceder no existe”.

-¿Eh? Pero si ahora estoy solo… ¿Por qué no me deja? – el chico miró la pantalla, como si esperase que una respuesta apareciera en ésta como por arte de magia. Justo en ese momento, su madre abrió la puerta del cuarto.
-Akira, ¿podrías hacerme el favor de ir a comprar?
-Bueno… - el muchacho parecía algo decepcionado, y tras memorizar lo que tenía que comprar, salió de su casa.

De camino al supermercado, no dejaba de darle vueltas al asunto. Todo lo que había ocurrido hasta entonces, y el por qué no podía entrar de nuevo en aquel mundo. Mientras pensaba en todo ello, escuchó una voz que provenía de detrás de él:

-¿Qué te parece la aventura? ¿Te está gustando? – el tono de voz era de un niño, aunque hablaba con gran fluidez.
-¿Eh? – Akira intentó girarse, pero por alguna razón no podía.
-Siento lo de ayer con tu amigo, pero nadie más que tú debe conocer lo de ese mundo…
-¿Quién… eres? – con cierta inseguridad, e incapaz de moverse, preguntó.
-Juju… puedes llamarme “Vigilante”. Por ahora no debes de saber nada más.
-¿Y qué es lo que quieres de mí?
-Una respuesta. Akira Ueda… ¿estás dispuesto a llegar más lejos en esta aventura?
-¿A qué te refieres?
-Necesito saber si estás dispuesto a afrontar los peligros que te esperan en ese mundo… Esto no es un juego, Akira; es perfectamente factible que mueras en tu intento… Aún estás a tiempo de retirarte.
-Hum… - Akira empezó a meditar – Antes déjame preguntarte algo. ¿Por qué yo? ¿Por qué he sido elegido para esto?
-Eso es algo que descubrirás si decides seguir, y llegas lo suficientemente lejos. Ahora contesta.
-… La verdad, no tengo ni idea de lo que está ocurriendo, y todo esto parece peligroso, pero… Lo cierto es que me está gustando. Es posible que suene extraño, pero hacía mucho tiempo que no me sentía tan vivo. Estoy bien estando ahí, y también quiero conocer más a Lisa…
-¿Y sólo por eso estás dispuesto a arriesgar tu vida?
-No tengo mucho que perder… Antes que pudrirme sin más en este mundo, prefiero jugarme el pellejo ahí.
-… Ya veo. Muy bien, entonces te dejaré continuar con tu aventura… Espero que tengas suerte, hay en juego mucho más de lo que tú crees…

Akira notó que por fin podía moverse. Se giró enseguida, pero – como había supuesto – no había nadie detrás.

-“Vigilante”, eh… - empezó a caminar hacia el supermercado – No entiendo nada de lo que está ocurriendo, pero lo que está claro es que esto puede ponerse muy interesante…

Terminadas las compras, Akira regresó a casa y se plantó frente a su ordenador. Ejecutó el archivo, que esta vez sí funcionaba, y la cabecera apareció en pantalla. Akira mostraba una ligera sonrisa de satisfacción, y cuando por fin terminó la introducción, notó que su cuerpo pesaba más de lo normal. Sin poder evitarlo, cayó al suelo, quedando aplastado por el peso con el que cargaba.

-¿Qué estás haciendo? – Lisa se giró y se agachó para mirar a Akira a la cara.
-Auch… Nada, no ha sido más que un tropezón de nada… - el chico intentó incorporarse, cuando notó algo de movimiento en la chica que llevaba encima.
-Uh… ¿Ah…?
-¿Se habrá despertado por fin? – Lisa desvió su mirada hacia la chica.
-¿Dónde estoy…? – la muchacha miró hacia abajo, cuando vio que estaba sobre Akira - ¡Kyaah! ¿Qué haces, pervertido? – sin mediar más palabra, le dio un buen golpe en la cocorota al muchacho, cuya cara se estampó contra el suelo.
-Tranquila, chica, déjame que te explique – aunque era un poco tarde, Lisa intentó calmarla. Cuando lo consiguió, le contó lo ocurrido.
-Vaya… no sabes cuánto lo siento, pensé que… - la muchacha se había incorporado ya, al igual que Akira.
-No pasa nada, es comprensible… - el chico se acariciaba el lugar donde le había pegado el coscorrón.
-Me llamo Nana. Nana Nagase. Espero que me disculpéis por lo ocurrido, encima de que me salváis voy y os lo agradezco así… - Nana se inclinó para pedir perdón.
-Disculpas aceptadas. Yo me llamo Lisa Windtail, y ese de ahí es Akira. Nos dirigíamos a una población que hay un poco más allá de este camino…
-¡Ah, ese es el pueblo donde yo vivo!
-¿En serio? Entonces podríamos ir los tres juntos hasta allí… - el chico parecía un poco ilusionado con la idea de poder caminar junto a dos chicas.
-Sí, ya es un poco tarde, así que tendré que volver al bosque otro día…
-¿Y por qué estabas ahí, si puede saberse? – curiosa, Lisa no pudo evitar hacer la pregunta.
-Bueno, estaba estudiando los distintos tipos de plantas que hay en la zona… Algunas pueden servir para elaborar medicamentos.
-¿Eres botánica o algo? – preguntó Akira.
-No, la verdad es que me gusta investigar de todo un poco, junto a mi hermana…
-¿Una hermana?
-Sí, Kana, mi hermana gemela… A las dos nos encantan las investigaciones – Nana mostraba una suave sonrisa.
-Ya veo… gemelas… - Akira empezó a dejar volar su imaginación con Nana y su hermana como protagonistas.
-¿Akira, ocurre algo?
-Seguro que está pensando en guarrerías… - Lisa dio en el blanco.
-¡No… no, para nada! ¡Bueno, a ver si llegamos antes de que caiga la noche!
-Ya queda poco, no te preocupes…

El grupo continuó andando durante un rato, cuando Lisa notó algo raro.

-Eh, ¿no oléis algo como a quemado?
-Ahora que lo dices… - Akira olisqueó un poco.
-El olor… viene de la misma dirección que mi pueblo... – Nana parecía preocupada.
-Démonos prisa, tengo un mal presentimiento…

Lisa no se equivocaba. Cuando llegaron, pudieron comprobar que el pueblo estaba completamente arrasado.