Dirigida por Francis Ford Coppola en 1974. Muestra en paralelo la niñez y juventud de Vito Corleone (Robert De Niro) y la odisea al frente de la familia de Michael Corleone (Al Pacino).

Es curioso como en muchas historias de criminales el espectactor simpatiza con personas a las que en realidad despreciaría. Posiblemente sea debido al acercamiento a la parte más humana y a la idealización del poder, la inteligencia y la elegancia, las tres características que definen a Michael Corleone. Al fin y al cabo él es el protagonista de esta historia. Él es el que evoluciona por senderos inesperados.

La bondad y la maldad son más relativas de lo que se puede pensar en un principio. No es cuestión de ser bueno o malo, sino de qué tienes a tu alrededor y cuanto te dejas influir por ello. Compartir sangre nubla la mente y, por encima de todo, Michael encaja perfectamente en el juego. Sabe leer y anticiparse a las jugadas como el mejor ajedrecista.

La segunda parte de esta historia da indicios de algo que no mostraba la primera. Algo de lo que se dió cuenta Bart Simpson cuando jugó con fuego: "el crimen se paga". A veces por ley y a veces simplemente porque te quema por dentro.

Para mí el momento final eclipsa y resume todo lo demás. Michael se sienta y los recuerdos le invaden. El flashback es un chapuzón en la nostalgia más profunda. Presenta a una familia Corleone feliz y al completo esperando a "papá" para iniciar su cena de cumpleaños. Mientras tanto, Sonny discute con Michael por su enrolamiento en la Marina y su poco compromiso con la familia. De repente todos se dirigen a la entrada, donde cantan a Vito, que acaba de llegar. Pero tú no ves nada de eso. Solo lo oyes mientras contemplas la soledad de Michael en el comedor y deseas ver una vez más la cara de Marlon Brando.

Los recuerdos desaparecen y Michael está solo, acaba de matar a su hermano Fredo, ha echado de casa a la madre de sus hijos y tiene a sus pies un imperio en decadencia que no deseaba. La herencia de un padre que supo vivir mucho mejor que él, o que tuvo la suerte de hacerlo, una de dos. Y se pregunta, ¿cómo he llegado hasta aquí?

En inglés Rear Window (1954).

Esto es lo que yo le pido a una película clásica: originalidad. Dirigida por Alfred Hitchcock y basada en un cuento llamado "La ventana de enfrente".

James Stewart interpreta a un fotógrafo llamado Jeff que viaja continuamente en peligrosas expediciones, pero que en esos momentos se encuentra recluido en su apartamento ansioso de que llegue el día en el que por fin le quitarán la escayola de la pierna. Mirar a sus vecinos a través de la ventana se ha convertido en su pasatiempo preferido.

Jeff tiene una relación con una chica llamada Lisa, interpretada por Grace Kelly. Jeff no tiene muy claro su futuro con Lisa. La encuentra encantadora e incluso perfecta, pero vé en ella la típica mujer acomodada en la alta sociedad. Él busca algo menos, o algo más, según se mire. Pero Jeff se va a dar cuenta de que se equivoca y de que Lisa tiene mucho más que ofrecer de lo que él piensa.

La ventana indiscreta muestra la noble afición de espiar a nuestros vecinos (que todos hemos puesto en práctica alguna vez) con un toque obsesivo. La gente hace cosas raras. Si ponemos a funcionar nuestra mente podemos llegar a imaginar cualquier cosa, rozando la paranoia. En ese punto es donde lucharemos contra nosotros mismos para confiar en lo que vemos.

La tensión llega de golpe. Sin darte cuenta acabas gritándole a la pantalla desde tu interior "¡cuidado!".

Conocida en castellano como Hasta que llegó su hora o Érase una vez en el Oeste y en inglés como Once upon a time in the west. La encontré un dia en los primeros puestos del top IMDB y ví que el director era Sergio Leone y uno de los protagonistas Henry Fonda. Amor a primera vista.

Quizás en un principio me decepcionó un poco porque esperaba algo más parecido a los esquemas de la Trilogía del dolar, pero cuando la colocas en su debido marco es una pasada. Te preguntas como coño pueden tenerte tan hipnotizado esos planos tan lentos y estáticos, esas miradas penetrantes y esos escenarios que huelen a polvo.

En un principio no tienes ni puñetera idea de lo que está ocurriendo, pero al final te das cuenta de que todo ha seguido su gradiente. De Morriconne y su música no hace falta decir nada porque ya me esperaba lo mejor. Sus notas lo tiñen todo de grandiosidad.

Henry Fonda en un papel perfecto de hombre sin moral con los ojos más azules que he visto en el cine. Claudia Cardinale como mujer sexy y "fácil" que busca un futuro mejor y el mítico Charles Bronson en un misterioso personaje de nombre en clave "Harmonica" que busca algo en algún lugar, pero a saber qué.



Os dejo un extracto del texto de un usuario de filmaffinity con el que me siento completamente identificado:

Hasta que llegó mi hora

Había una vez en el desierto, un italiano que físicamente era clavado a Ford Coppola: regordete, barbudo y con gafas de pasta redondas. Había una vez en el oeste americano un italiano que fue capaz de componer las melodías más tristes y hermosas para páramos secos y violentos. Y un buen día se juntaron y crearon cosas como “Once upon a time in the west”.

Yo era uno de aquellos que cuando veían la pasta junto con la palabra western salía corriendo. Yo era de aquellos que a Leone y Bronson los tenía como aburridos, sosetes, casi serie B. Yo era de aquellos que ha crecido con los western de Leone como sonido de fondo en la tele, pero a los que nunca prestaba atención. Hasta que llegó mi hora.

Hace poco terminé por primera vez las dos temporadas de Twin Peaks en su obligada versión original. A pesar de lo altas que eran las expectativas, quedé muy conforme. Creo que nunca volveré a encontrar una serie parecida. Me absorbió desde el primer momento. La narración es única, la escenas de misterio son todo lo intensas que podrían ser, las escenas románticas son románticas sin causar hastío, las cómicas te levantan una sonrisa y las trágicas te hacen reflexionar sobre la vida.

He leido algunas opiniones negativas sobre Kyle MacLachlan. Yo lo he visto, al menos que recuerde, en cinco personajes: Twin Peaks, Mujeres Desesperadas, Sexo en Nueva York, Showgirls y The Trigger Effect. En los cinco me encanta. Supongo que es una predilección personal.

Sin duda el personaje de Dale Cooper es el mejor de todos. Un tipo sin muchos misterios, agradable, simpático y valiente que le gusta disfrutar de las cosas buenas de la vida. Llega en misión especial como agente del FBI a un pueblo que, a pesar de la atmósfera de maldad y tragedia, nunca deja de ser encantador y acogedor. Hay un montón de personajes interesantes muy bien definidos. Cada uno tiene su propia historia, su suerte y su desgracia. Anotar que la belleza de las mujeres de esta serie, con Audrey Horne a la cabeza, quizás merezca otra entrada en el futuro.

Twin Peaks muestra el mal como ente a base de simbología, posesiones e idas de olla de tal forma que en ningún momento despierta mi escepticismo. A pesar de toda la rareza y oscuridad que envuelve el tramo final, esperaba un desenlace más o menos normal. Me equivoqué.

Si acerté en la ida de olla correspondiente del último capítulo al estilo Evangelion. Me refiero evidentemente (spoiler) a la excursión del agente Cooper a la Logia negra. Pero cuando crees que todo ha pasado, ves a Cooper entrar en el baño (con Harry esperando fuera) y te das cuenta de que no es él, mientras se dá cabezazos contra el cristal y rie de locura con la cara llena de sangre repitiendo "¿Cómo está Annie? ¿Cómo está Annie?". Se te hiela la sangre.

He leido que realmente fué una cancelación y el final no era tal, pero si soy sincero, a mí me vale. Los finales abiertos, si van un poco untados en tragedia, son cojonudos.

Que gran imagen para un "Thanks for the info".