Mirror's Edge

La privacidad está infravalorada, como todo aquello que no apreciamos hasta que nos lo quitan. A la ética de cada uno le corresponde decidir si merece la pena el control para el bien de la mayoría o hay derechos fundamentales que no se pueden traspasar. La ciudad tiene ojos, no existe medio físico libre de ellos, salvo, quizás, los tejados. Pero solo para los más hábiles.

La jungla de cristal produce sensaciones encontradas. Fría y artificial, pero a la vez bella y deslumbrante. Te encuentras en lo más alto, los cristales brillan y el blanco es demasiado blanco, mezclado con rojos y amarillos que destacan grúas u otro tipo de mobiliario urbano. Te asomas al borde y las personas y los coches son hormigas, peones que solo pueden seguir un camino prefijado. Pero tú puedes escribir tu propio camino, y entonces echas a correr.

Como amante de la primera persona solo puedo considerar Mirror's Edge como una vuelta de tuerca. Una obra maestra que sabía muy bien lo que pretendía y no se fué por las ramas. Sientes el entorno. El suelo, las paredes, los bordes, las verjas y cualquier lugar en el que agarrarte o apoyarte. Un control relativamente complejo que hay que domar en el que el dominio de los tiempos y las longitudes es fundamental. Si lo sientes te atrapa. Encadenas desplazamientos por las paredes con saltos al límite mientras sorteas obstáculos deslizándote agachado y te preguntas "¿llegaré ahí?".

La inteligencia artificial de los enemigos no es demasiado compleja, pero es acorde a las circustancias. En un intercambio de balas tienes las de ganar si utilizas las coberturas con astucia, pero en un mano a mano la cosa cambia. Saber golpear o desarmar en el momento oportuno lo es todo.

Sin duda lo más emocionante son las persecuciones. Nunca las sentí tan intensas. Corres sin mirar atrás y no sabes si estarán muy lejos o muy cerca, pero solo puedes preocuparte de no cometer un fallo en el siguiente salto mientras tu corazón se dispara.

Quizás el apartado visual no esté a la misma altura en todo su conjunto, quizás el juego no ofrezca muchas posibilidades, pero lo que ofrece es único y genuino. Digno de admirar y disfrutar. Alma de casi simulador dentro del desarrollo de un fps clásico. Ver un juego de Matrix con este estilo sería pura felicidad. Esperando mucho de DICE y Mirror's Edge 2.