Ya está todo mostrado. Xbox One ha sido presentada hace poco, PS4 lleva ya un tiempo mostrada y WiiU está en el mercado. La octava generación de consolas de sobremesa está aquí.

¿Y cómo recibo yo esta nueva generación?

Pues de primeras, creo que ni le abro las puertas. PS4 ha captado mi atención y WiiU acabará en casa algún día por los juegos de Nintendo, de Xbox One no quiero saber absolutamente nada.

Lo más probable es que me tire unos añitos dando caña a PS3 (y a 360, que la vendería, pero unos cuantos exclusivos y el poco dinero que me darían por ella me hace cambiar de opinión), que aún me quedan muchas maravillas de esta generación por probar tales como Darksiders 2, la saga Arkham, Nier...

Además de PS3, para seguir enganchado al mundillo actual ya tengo las dos cojonudérrimas portátiles Vita y 3DS. Desde luego, gastos en novedades no me van a faltar mientas voy comprando y jugando el basto catálogo de PS3 a precio de saldo.

Y encima, con mi PS2 y mi GCW Zero (que falta poquísimo para que llegue ) tengo un catálogo retro TAN amplio y con tantísima variedad que me van a faltar horas. Y a saber porque Dreamcast y Gamecube entran en mis planes a corto-medio plazo.

¿Conclusión? Pues que cuando decida dar el salto a la nueva generación (podría ser en 2015-16, quizás) lo haré con PS4 si han salido cosillas interesantes (porque por prestaciones y demases es mi favorita de las 3) y me queden pocas cosas por catar de PS3. Y WiiU ya llegará.

Es lo que tenía que haber hecho esta generación: Una sobremesa durante la generación, rellenando las sequías con portátiles y retro-gaming y ya, en sus últimos coletados, haber comprado una segunda sobremesa de complemento.

Pero eso, de momento a disfrutar con mi PS3, que de momento de consolas de sobremesa no quiero hablar.