Publicado: 00:06 29/07/2011 · Etiquetas: · Categorías:
El otro día vi Sin límites y, a pesar de que la premisa es absurda y sin sentido (todo eso de convertirse de un momento a otro en un Sherlock Holmes por tomarse una pastilla) me ha llevado a una reflexión sobre su protagonista (aparte de que lo de utilzar solo el 20% del cerebro es mentira pues, si no recuerdo mal, el resto se dedica a tareas que no controlamos).

Resulta que el director/guionista o a quién se le ocurriera el argumento, da su opinión en cuanto a lo que haría un hombre super-inteligente. No se me escapa que lo que en realidad hace este tipo es mostrar lo que cree que los espectadores quieren ver. Y este es mi punto de partida. Lo que muestra la película muestra lo que la media de la sociedad considera que haría un hombre muy inteligente.

Y aquí empieza lo curioso, primero se convierte en un escritor de éxito de un día para otro, como si viniera en el paquete. Como si fuera sencillo escribir un buen libro, como si su protagonista tuviera realmente algo que contar. Pero lo desecha rápidamente. Parece ser que ser escritor no es un trabajo digno para alguien tan inteligente. Se le queda corto. Parece que no le resulta emocionante. Es raro porque seguramente las personas más inteligentes de la historia han escrito algún que otro libro.

Desecha la escritura por conocer gente, asistir a fiestas, mujeres y lugares exóticos, hacer cosas que nadie haría como lanzarse de un acantalido de un salto o conducir a 200 en ciudad, etcétera. Curioso, parece que esto está un nivel por encima de ser escritor.

Luego piensa un poquito y le sigue pareciendo poco. El tipo quiere hacerse notar, así que se dirige (o así lo pintan) al despiadado mundo de Wall Street, donde los valores son sustituidos por el mercado de valores. Algo así como ambición, avaricia y demás pecados 'sin límite' Supongo que esta es la imagen que inspira el mundo de la bolsa.

Pero este tipo llega a la conclusión de que lo que busca es poder, y el poder está en la política. Así que comienza su campaña. Parece que ser escritor va poder debajo de un tipo impulsivo, que a su vez está por debajo de un broker de bolsa y que a su vez está por debajo de la tan ansiada política. De repente se desvela la realidad. La sociedad entiende que sus mejores hombres, los más inteligentes, se dedican a la política.. dejando de lado el ruinoso mundo moral de la iniciativa empresarial.

La peor faceta de la sociedad, la más odiada, la que más defectos tiene, la que no exige ninguna cualificación, la que seguramente tenga el nivel más alto de corrupción o que más daño haya hecho en la historia, es la elegida como rama universal de la inteligencia.

Eso es lo que está mal en el mundo. Se le concede demasiada importancia a la política. Y esto la película se encarga de utilizarlo para vender más en taquilla. Simplifica el tema, claro. Pero lo que queda es que la sociedad tiene interiorizado que el desenvolverse en sociedad (y en esto la política gana a cualquier rama) es lo que haría o debería hacer mejor una persona inteligente.

Una lástima. ¿Os imagináis un mundo en el que la mayor parte de la sociedad tenga interiorizado que la iniciativa individual es su mayor tesoro?


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Julio 2011


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