Análisis retro: Battle City (NES)

Muchos tenemos videojuegos de los que guardamos un recuerdo especial, uno de esos que te ha marcado por algo, y sólo te das cuenta cuando han pasado unos años. En mi caso Battle City cumple el requisito, os diré por qué. Sería 1996-1997 más o menos, tan sólo tenía un viejo PC para echar unas partidillas a mi hobby por excelencia, donde me curtí con aventuras gráficas, plataformas y arcades. En ese momento yo no tenía ni idea de consolas.

Un buen dia fuí a casa de mi mejor amigo por aquel entonces, y me encontré que tenía conectada a la TV una especie de volante con botones. Era una "consola" de Cefa Toys, que en su interior guardaba cerca de 40 juegos de NES (con ligeras modificaciones). Que bien me lo pasé aquel dia, y como cualquier chavalillo de 8 años, cuando llegué a casa se lo comenté a mis padres con ánimo de que se enrollaran y me compraran el aparato. Si no recuerdo mal me lo regalaron mis abuelos el dia de Reyes (costaba 5.000 ptas). Gracias a ese gesto disfruté mucho hasta que me llegó dos años más tarde la PSX, pero eso es otra historia.


Cartucho japo

Juegos como Ice Climber, Bomberman, Mappy, Galaga o Circus Charlie me hacían disfrutar cual niño de mi edad, a pesar de estar bastante atrasados en años a los juegos de la época. Pero había uno de tanques que probé y me divirtió más de lo normal. Battle City, el juego que trato hoy, me enganchó de tal manera que en lo único que pensaba era en superar mi récord de puntos y niveles. Cuando mejor me lo pasaba era en el modo de dos jugadores con mi padre (un genio de los videojuegos toda su vida, llamemoslé Freddy "El Magnífico).

Pero basta de nostalgia y vayamos al análisis en sí. Lanzado por Namco en 1985 para NES, el videojuego a tratar nos propone la idea de defender un icono de un águila situado en la parte inferior central de cada fase. Para ello, contaremos con un tanque (o dos en el modo cooperativo), que como es lógico, lo puedes mover por el escenario y disparar a los enemigos. Creo recordar que hay 33 fases, con algunos elementos que dificultan la misión de acabar con los 20 tanques enemigos que aparecerán en cada nivel. Zonas boscosas (quitan visibilidad), zonas de ladrillos (obstaculizan el paso, pero se pueden destruir), zonas de hormigón (obstaculizan el paso, pero se pueden destruir con un disparo especial), zonas de agua (los disparos pasan a través de ella y obstaculiza el paso de forma permanente) y zonas de hielo (el tanque avanza más de lo normal y las balas son invisibles).


La mítica fase 1

No es que haya mucha variedad de enemigos (aparecen poco a poco en la parte superior), los hay lentos, otros que son más rápidos de disparo y velocidad, otros que caen con cuatro disparos en vez de uno, otros que son lentos pero el disparo es rapidísimo y unos rojos, que al cargártelos harán aparecer un power up en una ubicación totalmente aleatoria del escenario. Depende del que salga tienen distintos efectos. Pueden hacer que los tanques enemigos se paralicen un tiempo limitado, que seamos inmunes durante un tiempecillo, que tengamos un disparo más rápido y potente (con tres niveles de potencia), que aparezca de forma limitada una defensa de hormigón en nuestra base, que exploten todos los tanques enemigos en pantalla o simplemente darnos una importante vida. La partida acaba en el momento que se te acaban las vidas o en el que un enemigo llegue a la parte en la que tenemos la “base” y destruyan el águila. Si se quiere saber cuantos tanques faltan por aparecer en la fase tan sólo basta con mirar a la parte superior derecha de la pantalla.


A un jugador esta fase puede dar algún problemilla

El juego es complicadillo a partir de ciertas fases, yo he conseguido llegar a la 29 de forma agónica y pasándolo bastante mal. Además el modo de dos jugadores es bastante divertido, te hace seguir una estrategia con tu compañero de faenas (colocación de tanques y recogida de objetos principalmente), al que si pegas un tiro paralizarás durante unos segundos, lo que aunque haya sido sin querer puede desencadenar una guerrilla entre los dos jugadores y fastidiar la partida (en Golden Axe ésta situación también ocurría). Para completar este análisis merece mención el editor de niveles, con el que puedes personalizar como quieras las pantallas del juego, eso sí, no se graban en memoria. Diré también que la Game Boy contó con su entrega de Battle City, pero para mi gusto es inferior a la de NES, ya que es facilona y los niveles tienen menos personalidad.


Versión de Game Boy

Actualmente aún sigo echando de vez en cuando alguna partida con mi padre al que tanto le debo por haberme metido en el mundillo que todos los vandaleros compartimos, olvidándonos de discusiones y piques (estoy harto).

Espero que os haya gustado, un saludo.