Sus tres goles ayer al Mallorca fueron un resumen magnifico de sus cualidades: excepcional condición física, gran calidad técnica y total determinación.
Los calificativos se agotan después del partido de ayer de un jugador enorme. Un jugador que nunca se rinde, que nunca se conforma y que vive el futbol con una pasión excepcional. Jugador que se va haciendo cada vez más presente como jugador total, lidera, contagia, juega en diferentes puestos y zonas del campo y resuelve de forma contundente con multitud de recursos. Cada vez está más cerca de algunos de los más grandes. Jugadores de una pieza que son punto y aparte en la historia del futbol. El recelo y a veces supuesto odio de los rivales, no es más que una combinación de temor y admiración.
En el partido de ayer en Mallorca las cosas se estaban poniendo feas en la primera parte para el Madrid. Inseguridad defensiva como ante Osasuna, paradas de Casillas, falta de fluidez en el juego. Todo ello ante un Mallorca que jugaba bien. Hasta que apareció Cristiano que con un increíble primer gol empezó a dar la vuelta al partido, que cambió definitivamente con dos goles más, todos ellos de excepcional factura y al alcance de muy pocos futbolistas. El Madrid fue creciendo, sus jugadores mejoraron todos y se hicieron con el partido de manera definitiva, sin dar más opciones a un rival que acabó entregado y posiblemente ensimismado.
La Liga está en su momento cumbre. Las dos jornadas que quedan van a ser de una enorme tensión. Todos los detalles van a ser importantes, pero todo apunta a que el Sevilla va a ser clave frente al Barcelona el sábado. Jugarse entrar en Champions es un gran desafío.
Por supuesto el Madrid no puede fallar y aunque no sabemos cómo acabará todo esto  después  de una temporada agridulce, con alguna gran decepción por el camino, al final al menos podemos tener una ligera sonrisa.