El cuento del Villarato

Desde hace algún tiempo en ciertos medios de comunicación deportivos se ha ido instalando una corriente de opinión sobre la existencia de una práctica conspirativa por parte de la organización arbitral para perjudicar al Real Madrid y beneficiar al Barcelona. Esta práctica tendría un carácter organizado e intencional, en lo que un medio ha llegado a bautizar como Villarato. Se desarrollan teorías e incluso alguno de los patrocinadores del término da conferencias explicativas. A pesar de sus intentos reiterados de convencernos parece que de momento su éxito ha sido limitado.
Esta historia indigerible, es motivo de mofa por los rivales y en el fondo perjudicial para el Real Madrid.
El Madrid nunca tuvo en sus señas de identidad ni un rasgo de victimismo. El victimismo siempre ha sido justificación de otros después de las derrotas o tras años de fracasos. El victimismo solo produce confusión y debilidad. Si cuando las cosas van mal te refugias en el, ocultas la realidad y los verdaderos problemas del equipo.
La teoría del Villarato tiene además las patas muy cortas. Cada domingo es necesario adaptarla e incluso hacer encaje de bolillos, en función de si han perjudicado o beneficiado al Madrid o al Barcelona. Según lo que haya pasado se acaban dando explicaciones delirantes por los responsables intelectuales de la teoría conspirativa al objeto de justificarla.
Todo esto prácticamente no se lo cree casi nadie, ni siquiera los propios directivos o jugadores del Madrid que en ningún caso la han respaldado en sus manifestaciones públicas.
El cuento del Villarato no se si vale para vender periódicos, pero ya cansa y no le hace ningún favor al Real Madrid.
Dicho todo lo anterior no hay que olvidarse que los árbitros españoles se van a seguir equivocando a favor y en contra. Ese no es el problema. La cuestión es que quitando a dos o tres, el resto de árbitros tiene  un nivel muy bajo. El árbitro español es emocional y gesticulante, tarjetero, técnicamente flojo y en ocasiones ostensiblemente miope. Con eso hay que seguir contando.