Anoche jugué Dear Esther...

No sé ni por dónde empezar. He catalogado el título como de Acción/Aventura, porque ya no sabía ni dónde ponerlo. Este videojuego es especial. Nunca en mi vida había probado algo semejante. Os animo a todos a que vayáis a por él corriendo a Steam, aunque esté en inglés. Porque se entiende, o al menos así ha sido en mi caso, afortunadamente. ¿Por qué jugar Dear Esther? Bueno, las razones las resumiré abajo.



Olvidad todo lo que habéis jugado hasta ahora. Dear Esther es algo entre un sueño y una pesadilla. Estamos en una isla, completamente solos, y la mayor complicación es saber por dónde ir, lo cual es intuitivo. Lo interesante está en esa mezcla ambientación-historia. Desde el primer momento, nos sentimos sumergidos en esa breve trama y queremos saber más (que poco a poco vamos sabiendo más hasta llegar al clímax del argumento a las dos horas de juego). Y tenemos esa sensación de soledad y nos vemos obligados a caminar y a observarlo todo, como si de un cortometraje jugable se tratase.

Y esa música tan idónea. Tan oportuna, bien escogida e interpretada. Composiciones breves pero embargadas de sentimiento, la empatía que nos transmite constantemente. Estamos viviendo una extraña aventura, pero nada más allá de la ciencia ficción o la fantasía a la que otros videojuegos nos tienen acostumbrados.



No quiero spoilear, sólo decir que recorreremos esa enigmática isla por entre sus cuevas y fuera de ellas, y la ambientación está tan brutalmente cuidada que no podremos girar la cabeza para mirar a otro lado que no sea la pantalla. Jugad este título de noche, por favor. Como sea, jugadlo, y hacedlo por amor al arte. Esta maravilla está hecha con mucho amor al arte.