Publicado: 02:50 17/07/2009 · Etiquetas: · Categorías: Por la tangente
Hace cosa de 7 años (aproximadamente) fui Embajador Pokemon. Recibí una versión americana del Pokemon Zafiro y debía conseguir que amigos apadrinasen a los bichos. Mi madre siempre que llega esta época no para de repetir "ponte un poco al sol, mira qué blanco estás". Así que aproveché que tenía el juego para tostarme un poquito al sol antes de comer y así soportar algo mejor la aburrida tarea de broncearse. Pero sería que el juego era muy bueno y el tiempo se me fue volando y estuve como una hora con la espalda a la parrilla. Al acabar el día tenía la piel como el huevo de mi Gamertag. Durante dos días todo iba bien, la quemadura era mayúsculas pero ni siquiera notaba el dolor típico de las quemaduras. Pero al tercer día, en la ducha... creí morir. Un picor infernal me recorría la espalda, como si cada poro fuera un led que se encendía y apagaba pero cambiando la luz por picor. Estuve como una hora retorciéndome en la bañera mientras mi abuela me aliviaba el picor a base de remedios caseros haciéndome una ensalada de tomate en la espalda aderezada con agua fría. Acabé en urgencias (cuando ya no me picaba) y me dieron una espuma. Salvo 5 minutos aquella noche, la quemadura se curó y nunca más me picó de semejante forma. Desde entonces he procurado no dejar nunca nada al sol. Si iba a la playa me untaba de crema a dolor y siempre a partir de las 5 de la tarde que ya no pega tan fuerte. Y si me sentaba un poco en el jardín, ponía el temporizador del móvil para no estar más de 10 minutos de cada lado. Éste martes se me ocurrió ponerme a leer un poco de El oscuro pasajero también antes de comer. Así que cogí el temporizador del móvil y me puse a leer, al menos si me quemaba la barriga llegaría a rascármela. Pero... no oi la alarma. Cuando me enteré llevaba media hora al sol. Bueno, no era tanto tiempo. Pero al llegar la noche... el color escarlata no miente. No sé si llego a tener el color infernal de la otra vez, pero es bastante rosa. Durante dos días fenomenal, pero esta madrugada de vez en cuando notaba algún pinchazo en medio del pecho durante la noche, pero como estaba dormido no le prestaba mayor importancia. Al levantarme me eché la ración correspondiente de crema hidratante y... Dios. Los picores habían vuelto, 7 años después. Una tortura. Por lo menos ahora podía aliviarme porque me llegaban las manos. La cruz de la moneda es que llevo todo el día con picores en vez de un rato por la mañana como la otra vez. De nuevo en el médico y de nuevo una espuma antiprúrrito que aunque me tiene bastante aliviado desde las 9 de la noche, no me lo ha calmado completamente (aunque esto es muy soportable en comparación con lo que tuve que pasar por la mañana y después de ducharme). Espero que mañana me levante sin éste incomodísimo problema. Lo peor de todo es que hasta ducharme me produce horribles picores, no pude ni secarme las piernas porque el cuerpo me daba espasmos si no me arrascaba el pecho y los hombros. Si hoy paseaste por la Semana Negra de Gijón y viste a un tío que se retorcía o se arrascaba como un mono, era yo. Lo que está claro es que con mi piel no debo tener ni el más mínimo descuido con el sol, lo pago muy caro ¡¡y ni siquiera me gusta!! Espero que mi madre aprenda de una vez y deje de incitarme a dejar de estar blanco (sí, tengo poca fuerza de voluntad). *Batmen es el nombre de la pomada líquida que me recetaron para los picores. |
Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido