Salvados por la campana

Hoy tenía la tele encendida y empezaba un capítulo de CSI Nueva York en el que se contaba el curioso origen de esta frase tan famosa (en España mucho más utilizada a raíz de la popular serie de televisión).

Cuando nos referimos que nos hemos "Salvado por la campana" queremos decir que lo hemos hecho en el último momento. Pero ¿por qué una campana?

La solución es bastante sencilla.



En torno al siglo XV eran muy comunes los entierros prácticamente "masivos" de los cadáveres recientes de todas aquellas personas que habían fallecido en épocas de fuertes epidemias con el fin de evitar que ésta se propagara aún más.

El gran problema de todo esto es que, por error, muchas personas eran enterradas vivas como demostraban los arañazos de los ataúdes cuando eran exhumados (posiblemente para recuperar el espacio).

Como podéis suponer, ser enterrado en vida es una de las cosas que más puede temer cualquiera. Por lo que se ideó un sistema muy simple: se ataría una cuerda a la muñeca del "difunto", el hilo atravesaría la caja y al final se encontraría una campanilla que, con el menor de los movimientos, repicaría indicando que allí había alguien que había sido enterrado vivo. Cuando uno de los vigilantes oía que alguna campana comenzaba a sonar se procedía al rescate de aquellos que habían vuelto de, al menos, un poco más allá.

A pesar de todo, estas historias no están del todo contrastadas. Yo he tomado como fuente lo que se contó hoy en CSI, pero es muy posible que sea también parte de la leyenda (nada descabellada) que se ha formado en torno a esta frase.

Investigando he visto que sí se llegaron a realizar patentes de sistemas como éste en el siglo XIX.

Lo más probable es que la expresión provenga de los combates de boxeo. Un origen mucho menos interesante, sin duda.