El Blog de Bloch

Resultados para etiqueta "retro"

Publicado: 13:44 26/05/2013 · Etiquetas: analisis, retro, videojuegos · Categorías:


En posts anteriores como éste y este otro creo que dejé bien claro lo mucho que me gustó la trilogía original de Phoenix Wright. Pues bien, en este último pienso hablar del 3 y último juego de los susodichos, Ace Attorney Trials and Tribulations.

¿Grandes cambios? Pues no, la verdad que no. El primero nos presentó a los personajes, Justice for all introdujo alguna que otra novedad como la magatama. ¿Y el tercero? Pues el tercero depara sobre todo sorpresas. Un nuevo fiscal (Godot) y  lo más importante, algún que otro cambio jugable (tachán, tachán).



Y no sigo para no estropear las sorpresas (a mi me lo hicieron). No voy a desvelar nada de la historia; sólo diré que está a la altura. La mecánica jugable es continuista y los gráficos nada innovadores. Pero eso es lo de menos al encontrarnos con un juego repleto de personajes carismáticos ¡cuyo protagonista es un abogado! Todavía sigo sorprendido de cómo lo ha conseguido Capcom.


Publicado: 17:43 11/05/2013 · Etiquetas: analisis, retro, videojuegos · Categorías:


Hace un tiempo escribí sobre el primer Ace Attorney, Phoenix Wright , y mis impresiones fueron que sí, que es un buen juego, pero tampoco nada extraordinario. ¡Qué equivocado estaba! Con el paso del tiempo, el recuerdo del juego dejó en mí un poso muy gustoso, haciéndome querer completar la trilogía. Pues bien, por fin he podido, pero no ha sido fácil.

No ha sido fácil porque los juegos para la DS están descatalogados, pero por suerte vivimos en los tiempos de Amazon, Ebay y demás, y pude hacerme con ellos; un pelín más caros de lo que esperaba, pero puedo decir que ha merecido la pena. ¡Y pensar que en análisis arriba citado me quejaba del precio de los juegos para la portátil de Nintendo!

En la saga Ace Attornye encarnamos a un abogado defensor; al menos en la trilogía original al gran Phoenix Wright. Me parece increíble que un jurista pueda ser un héroe legendario de los videojuegos. Lo normal sería hablar de soldados legendarios, rollo Snake, pero es tal el carisma que desprende Wright que me parece que se ha conseguido. Y es carisma, junto con la historia, lo que hace grande a esta saga.

Lo cierto es que la jugabilidad no varía mucho respecto a la primera entrega. Como abogados defensores, lo único que tenemos claro es que nuestro cliente es inocente. Así pues, el camino para demostrarlo se divide en dos: por un lado la investigación, por el otro los juicios. La mecánica es la propia de las aventuras gráficas, con muchas líneas de diálogo e ir tocando todo el escenario con el puntero en busca de pitas. El juego es lineal, es decir, que escoges la respuesta correcta o el objeto en cuestión o no avanzas.



Gráficamente se nota que no es ni siquiera un juego de DS, sino de Game Boy Advance. Apenas unas imágenes estáticas para los personajes, y unos fondos planos. Sí, es un juego viejo (ya nos llegó viejo a España). ¿Pero eso importa? No, para nada.

Y no importa porque como ya he dicho, lo fascinante del juego son la historia y los personajes. Te encariñas de todos: de Phoenix, de Maya, de Pearls, de Edgeworth… La historia es fascinante, siendo el último capítulo de lo mejorcito… aunque en mi opinión el último del 3 juego de la saga original es el mejor (ya hablaré en otra ocasión de Trials and Tribulations).

Creo que me estoy dejando llevar por la pasión, pero sinceramente la saga Ace Attorney se ha convertido en una de mis favoritas. Y creo que no es para menos. Por ello no me arrepiento del desembolso que ha supuesto el buscar copias originales. No duele prenda si el juego te atrapa. Y a fin de cuentas de eso se trata, ¿no? De disfrutar jugando.



@josemariabloch

Publicado: 21:31 07/06/2012 · Etiquetas: analisis, retro, videojuegos · Categorías:
Como ya he comentado anteriormente, mi primera consola fue una GameGear, y sinceramente, para mí fue una decepción. Que sí, que era color, más potencia, juegos buenos… pero yo quería una GameBoy. La tenían todos mis amigos, me la podía llevar en el bolsillo y duraba muchas horas. Si a eso le añadimos que había juegos con opción de guardado (p.e.: Zelda), yo me moría de envidia.

De la portátil de Sega tendría unos 10 juegos, y si me los quería pasar tenía que ser de una (recuerdo con 9 años ver como mi primo se pasó el Land of Illusion de una sentada). Eso a un chaval joven le produce cierta frustración. Al final, la consola quedó olvidada en el cajón. Hasta hoy…

… bueno, en realidad está en paradero desconocido. Lo que si tengo son algunos cartuchos. Yo quería jugarlos y saldar deudas pendientes con la pobre GameGear, pero ella ya no estaba con nosotros. Por ello tuve que recurrir a otros métodos. Los juegos disponibles son Mickey: Land of Illusion, Sonic 2 y El Rey León.

El de Mickey es del que mejor recuerdo tengo. Un poco más difícil y menos fluido que un Mario o un Sonic, pero un buen juego. El ratón de Disney debe de salvar su reino de un malvado mago y, por supuesto, salvar a la princesa Minnie. Sus armas son sus manos (con las que coge rocas para arrojarlas a sus enemigos), y su culo (con el que los aplasta). La dificultad es media-alta, y, aunque no puedes guardar, siempre te deja continuar en el nivel que te quedaste, teniendo que comenzarlo de nuevo. El problema es que vino en inglés (o japonés), y si no dominas el idioma a veces no sabes qué tienes que hacer, pues hay que elegir los niveles en el orden correcto, repetir algunso cuando obtienes un nuevo objeto o rescatas a alguien…

Sonic, Sonic, Sonic. La mascotísima de Sega, que si bien nació para MegaDrive, tuvo sus equivalentes para MasterSystem y GameGear. El Sonic the HedgeHog 2 de estas dos últimas no tiene nada que ver con el de 16 bist, pero no está mal. Lo típico, Sonic debe ir de A a B, conseguir muchos rings y evitar ahogarse. Curioso es que si te hieren, apenas salen anillos de su cuerpo (aunque tengas cientos), por lo que es muy difícil acumular vidas (a saber, una cada 100). Además, contra el malo final no cuentas con rings, por lo que has de tener mucho cuidado o morirás con facilidad.

Y finalmente, el Rey León, the Lion King. Un juego discreto, con música que sí recuerda a la BSO de la peli, pero que no es de mucha calidad y se repiten mucho los temas. Manejamos a Simba tanto niño como adulto, y los gráficos de los personajes no están mal (los leones, las hienas…), pero no así los paisajes.  Pero los más importante es que el control es ortopédico, muy frustrante. Por otro lado, decir que el juego es corto; los tres lo son.

Es muy probable que hubiera mejores juegos para la GameGear, y me encantaría escuchar recomendaciones. Pero mi deber era para con estos (porque los tengo; los que perdí fueron la Sirenita o el Prince of Persia entre otros), y me alegra el haber cumplido mi cometido. Descansa en paz, GameGear.

PD: para despejar dudas, diré que me los pasé roms mediante. Como creo que hacen muchos de los analistas retro de Gamefilia… La ventaja es que así podía hacer guardado rápido, y de este modo si me atascaba en algún momento, no tenía que volver a empezar desde el principio. También hice uso del Youtube en alguna que otra ocasión…

Publicado: 13:11 15/05/2012 · Etiquetas: analisis, retro, videojuegos · Categorías:
Una vez, hace ya un tiempo, decidí iniciar una retrospectiva de mis primeros pasos en el mundo de los videojuegos, y casualidades de la vida me di cuenta de que yo en mis inicios fui seguero. Efectivamente, y lo más curioso ¡es que lo había olvidado! Me explicaré.

La primera plataforma que tuve en mi poder fue una Game Gear, y me avergüenza admitirlo, en su momento no supe dar las gracias a mis padres por ella. Yo era joven e inexperto…

La portátil de SEGA no era rival contra la Game Boy en España (ni en el mundo: 10 millones contra 110 aprox., pero cumplió con su cometido y generó beneficios), por lo que más bien yo la veía como un trasto que chupaba muchas pilas y con juegos inferiores (o eso creía yo) a los de la consola de la Gran N. Juegos a color, eso sí.

Era más bien una consola portable que portátil, no me la podía llevar al patio y jugar con mis amigos, todos ellos poseedores de una Game Boy. Al final, no recuerdo muy bien cómo, la pobre petó, y sus juegos cayeron en un largo olvido.

Lo dicho, yo en mis orígenes fui seguero. El orden evolutivo de mi contacto con el ocio electrónico más o menos sería así: Game Gear – PC – PlayStation. ¿Y a que viene esto? Pues he descubierto que no solo fui un seguero desertor, sino que además ¡nunca me había pasado un Sonic!

La solución la pude llevar a cabo gracia al iPhone. Con el superé el Sonic & SEGA All Star Racings y Sonic 4 ep. 1. Además decidí descargarme juegos clásicos de la MegaDrive (por cierto, antes de tocar mi primera PlayStation, ya jugué en su día con una MegaDrive gracias a dos vecinos y a mi primo, a juegos como la saga Illusion, Toy Story y sí, algún Sonic entre otros), que para algo estaban bien de precio. Los disponibles son: Sonic 1, 2 y el Sonic CD. Los dos primeros se hace muy difícil disfrutarlos por el control del móvil, y los acabé dejando de lado (otro día escribo acerca de los juegos que no he podido completar con el iPhone). No así ocurrió con el Sonic de Mega CD, el cual toca ahora comentar.

Al parecer, el Sonic CD es uno de los juegos más desconocidos dentro de los que podríamos denominar “juegos clásicos” del erizo azul. Y lo es debido a que la plataforma en la que salió, la SEGA CD, fue más bien minoritaria. Sonic CD fue publicado el año 1993, justo después de los dos primeros para MegaDrive, y si bien sigue la estela de éstos, introduce algunos cambios.

En primer lugar decir que existe la posibilidad de viajar en el tiempo, del palo “Regreso al futuro”: si pillas mucha velocidad en puntos determinados, puedes ir bien al presente, bien al futuro. Esto no es asunto baladí, pues nuestras acciones en estos momentos harán que veamos un presente “bueno” o “malo”. Más aún, dependiendo de lo bien o mal que lo hagas en nuestros periplos espacio-temporales, verás un final u otro. Me temo que a mí me tocó ver el final malo.

Pero en realidad la mecánica jugable sigue siendo la misma. Sonic corre mucho, recoge anillos y se hace un ovillo para atacar a sus enemigos (bueno, ahora también puede correr a gran velocidad sin hacerse bola, por lo que queda vulnerable). Incluso a nivel artístico sigue siendo continuista. Destacar los vídeos de anime a cargo de la Toei Animation, estudio responsable de Bola de Dragón o Caballeros del Zodiaco, entre otros.

Y por supuesto, no puedo olvidarme de Metal Sonic, un némesis muy carismático pero que apenas aparece. Es una pena, pero la verdad es que lo considero una gran incorporación a la familia de la mascota de SEGA.

Y ya para terminar, ¿por qué pude pasarme éste y no los dos primeros en mi iPhone? Básicamente por dos motivos: la posibilidad de guardar, y porque prácticamente es imposible caer al vacío. Finalizarlo es relativamente fácil (desbloqueas a Tails cuando lo haces), y además en pocas horas, pero merece la pena. En definitiva, que si quieres un Sonic de antaño en tu móvil, y no quieres sufrir por los controles, te recomiendo éste.

Publicado: 13:32 06/05/2012 · Etiquetas: analisis, retro, videojuegos · Categorías:
Hará cosa de un año conseguí que me prestaran los tres Final Fantasy que salieron originariamente para la primera Play Station. Si bien ya los había catado con anterioridad, de los tres solamente logré completar en su día el octavo, más que nada porque era el único que tenía en propiedad. Lo cierto es que de las andanzas de Squall y Rinoa  podría hablar y hablar sin parar; éste y  el Zelda de la Game Boy original son los primeros videojuegos que recuerdo haberlos jugado hasta el final, por lo que ambos (y sus respectivas sagas) tienen un lugar ganado en mi corazoncito. Si a ello sumamos que no son juegos sencillos y yo tenía poco más de 10 años (al Link’s Awakening hay que añadirle el hándicap de que estaba en inglés), pensar en ello me llena de orgullo y satisfacción.

Pues eso, tengo en mi poder tres joyitas de Final Fantasy, y dejando al margen el número VIII, ¿a cuál juego? Claramente al VII,  el videojuego hecho arte, el súmmum de Squaresoft, la gran leyenda RPGera, el juego que marcó el destino de la consola de Sony, blablablá…

De antemano diré que el VII no lo he acabado. Como he dicho anteriormente, ya tuve en su día la oportunidad de jugarlo, al menos unas horas, pero yo venía de Final Fantasy VIII, y por muy buenas recomendaciones que tuviera el juego por parte de mis amigos, me decepcionó mucho que tuviera esos gráficos cuadriculado y unos textos tan pobres (hoy día supongo que gran parte de la culpa la tuvo su nefasta traducción). Pues bien, hoy día ya sé que los gráficos no lo son todo, así que me pongo manos a la obra.

Pero a veces la fuerza de voluntad no basta. Debo decir que el juego me pareció algo tedioso, sobre todo la primera mitad del CD 1. Y aun así continué, más por obligación que devoción (los juegos tendré que devolverlos a su legítimo dueño tarde o temprano, y ya llevan mucho tiempo conmigo). Pero finalmente no fue la desidia lo que me llevó a aparcar el juego, al menos temporalmente. En un momento de la historia principal, juego se me bloquea, poniéndose la pantalla en negro y me es imposible avanzar, por mucho que cargue partidas más atrasadas. De este modo, mis ojos se fijan en el OTRO con mayúsculas: Final Fantasy IX.

Ya sabía que la novena entrega se alejaba en su planteamiento de la séptima y la octava. Como todo el mundo sabrá, los Final Fantasy son juegos de rol japoneses que, si bien su historia no tiene continuidad entre juego y juego (es decir: universo, argumento, personajes, etc…, todo se construye otra vez de cero), pero todos ellos tenían elementos comunes que, aun sin leer la carátula, ya sabías que ese juego es un Final Fantasy (chocobos, nombres de las magias, tipos de invocaciones…). Del I al V su ambientación era fantástico medieval, y ya en el VI se nos mostró un futurismo un tanto distópico.

Como curiosidad diré que tras jugar por primera vez al VIII, le comenté a un amigo que sería mucho mejor ubicarlo en un mundo de fantasía, donde la magia y los demonios/invocaciones tendrían más sentido. Él me dijo que los primeros sí que eran aventuras de capa y espada, pero que sólo habían salido en Japón (yo hasta ese momento no me había planteado por qué ésta era la octava parte  y qué había pasado con los anteriores). También me dijo que en el País del Sol Naciente había otra saga que la ganaba en popularidad, una tal Dragon Quest. Por supuesto no le creí.

Volviendo al IX, diremos que comenzará con un argumento un tanto folletinesco (ya se sabe, aventuras repletas de humor y romance para todos los públicos), que luego se verá que no es tan inocente. Y es que los dibujos despistan, pero a mi gusto tienen mucho encanto. Nuestro protagonista, Yitán (supongo que en España no se le llamó Zidane para no confundirlo con el futbolista, si no no lo entiendo), es un pícaro actor ladronzuelo al que le encargan el secuestro de la princesa Garnet, heredera del país vecino. Para nuestro asombro, ella querrá venir voluntariamente con nosotros, pues algo le huele a podredumbre en su reino. Al duplo formado por Yitán y Garnet se no unirá el brujo negro Vivi, el soldado Steiner, la invocadora Eiko…, y todos juntos tendrán que salvar el mundo de las garras del mal sin que por ello su amistad se resienta. Por cierto, el nombrar las profesiones de los personajes no es baladí, pues aquí los trabajos sí serán importantes para poder triunfar en el juego, como ahora veremos.

Otra cosa que me intrigaba de los Final Fantasy era por qué cambiaban el sistema de juego. Mario, Sonic e incluso los Zelda cambiaban los niveles y la historia, pero no sus mecánicas. ¿Por qué la franquicia de Square sufría una mutación tan brutal? Visto con perspectiva, tampoco había tanto cambio, los combates seguían siendo por turnos, hay puntos de vida y de magia… Y aún así, el cambio es más que perceptible. En la séptima y en la octava entrega, jugablemente no había mucha diferencia entre un personaje y otro, los límites y poco más. Aquí no. Aquí hay fuertes guerreros sin poderes mágicos, magos negros (más bien en singular) especializados en hechizos ofensivos, curanderas que sólo ellas pueden usar invocaciones, y también bichos raros no muy útiles (Quina, por supuesto). Lo que ocurre es que al final te haces un equipo equilibrado y si puedes siempre llevas a los mismos (curiosamente, y si no recuerdo mal, no es hasta el tercer Cd cuando puedes elegir qué miembros quieres llevar en ese momento).

Técnicamente decir que es una maravilla: música, diseño de personajes, dirección artística… La pena es que las nuevas televisiones planas no hacen justicia a estos juegos y por momentos se ven feos, como si en el Youtube pusieras un vídeo de calidad justita y quisieras verlo a pantalla completa. El gameplay se resiente mucho, pero las escenas cinematográficas no tanto. No quisiera ponerme a dar nombres (para eso tenemos la Wikipedia); sólo diré que cuando tras casi 7 años sin tocar un Fianl jugué al XIII (que fue para mí una decepción pero hizo que me hizo retomar la saga con pasión, pues al X ya había jugado en el 2003 aprox., el XI era online y no he tenido oportunidad y el XII ni sabía de qué iba), el único nombre del equipo creativo que recordaba en mi subconsciente era el de Nobuo Uemtasu, y me apenó no verlo en los créditos.

¿Pegas? Alguna pero no muchas.

El sistema de combate por turnos que tanto me hizo disfrutar, ahora me aburre un poco, pero es justificable por el año del juego. Lo que no comprendo es cómo no había una habilidad que evitara los encuentros aleatorios, pues otros juegos sí que daban esa posibilidad. Que tú quieras avanzar y cada dos por tres se te rasgue la pantalla y comience la lucha puede ser un auténtico coñazo, y perdón por la expresión.

La historia es buena, incluso diría que muy buena. No le hace justicia el sanbenito de infantil. Pero el cómo se llega a ella, la conexión de los acontecimientos, me pare casual, rocambolesca. Hay que hacer un esfuerzo y confiar en la fuerza del destino. Y en cuanto a la localización, Square ya no comete los errores del VII. No hay faltas gramaticales y se entiende todo perfectamente, pero el uso de expresiones un tanto castizas chirrían un poco.

Pero todo esto es pecata minuta si lo comparamos con las grandes virtudes que atesora el juego. Obviamente el impacto no puede ser el mismo que el de jugarlo cuando tocaba, pero debo decir que lo he disfrutado mucho. Yo quería jugarlo porque sentía que no me podía llamar a mí mismo ni fan de la saga ni de la PSX sin haberlo completado, pero por suerte no me ha supuesto gran sacrificio, sino todo lo contrario. A día de hoy sigue siendo muy poderosa su puesta en escena. No voy a decir nada que no se haya dicho en esto 10 años que han pasado desde su publicación, únicamente recomendarlo encarecidamente. Un juego que se puede ver como un sincero homenaje a todos sus predecesores, a la saga en su misma (el mago negro Vivi sin ir más lejos es prueba de ello). No es para nada infantil (o no más que otros juegos de la saga), es una gran historia de valor, amistad y amor, con un final realmente emocionante.

PD: ¿Y qué ocurrirá con Final Fantasy VII? Que lo acabaré, por supuesto. Ahora a ver como corrijo el fallo que me salta siempre en el disco 2. Y es que me quedaba tan poco…

Publicado: 13:52 05/05/2012 · Etiquetas: actualidad, analisis, opinion, retro, videojuegos · Categorías:
El coleccionismo, por regla general, es un mal que acecha a toda persona que se considere un jugador de pro (y no me refiero al simulador de fútbol, sino a ser un “jugón). En efecto, ansiamos y ansiamos ampliar nuestra ludoteca, y al final uno tiene la sensación de no saber a ciencia cierta por qué se compró ese juego que ahora está cubierto de polvo, tanto juegos nuevos como antiguos. Que si en tal web o revista lo ponen genial, que si pertenece a mi compañía/saga/directo favorit@, que si es una joya de coleccionistas y 100 euros en este estado no es dinero… Queremos los juegos y los queremos ya. Eso nos lleva a que muchos juegos, buenos regulares y malos, se nos queden como “tarea pendiente”.

Yo no soy ninguna excepción: ahora mismo tengo muchos juegos los cuales apenas he tocado, e incluso alguno aún precintado. Tengo tanto de PS3 como la PS original, pasando por la DS, el PC, la PSP, clásicos en iPhone… Por ello he decidido autoimponerme la norma de que nada de novedades hasta haber completado al menos uno de estos juegos ya vetustos. En este blog hablaré de juegos nuevos y no tan nuevos, pero no quiere decir que necesariamente sean “retro”: mi mayor colección de juegos sin completar pertenece a la Play Station2, por ejemplo. Además, si quisiera hablar en exclusiva de joyas vintage debería de tener más plataformas antiguas de las que dispongo; e incluso debo añadir que aun teniendo la consola (no me gustan mucho los emuladores, por cierto), seguirían faltándome imprescindibles de ésta, muchos de ellos prácticamente imposibles de conseguir.

En fin, lo dicho, aquí hablaré de juegos tanto de hoy como de ayer. Muchos de los juegos más apetecibles ya me los pasé, y debo de admitir que no todos los pendientes son obras maestras indiscutibles, pero en general creo que tienen su encanto. No pretendo sentar cátedra con mis textos, mi deseo es poder expresar libremente mi opinión. Pronto veréis que soy muy sonyer; siendo sincero, no fue la PSX mi primera consola, pero sí fue la que me hizo ver los videojuegos con otros ojos. Siempre me han hecho gracia los que van de fuckers, haciendo afirmaciones tan rotundas como que ellos ya conocían la saga Final Fantay antes del 7 y cosas así (ojo, que los habrá, pero hay casos que a mí me chirrían, más que nada por cuestión de edad). Y puede que yo también lo fuera cuando este mundillo me empezó a atraer de verdad. ¿A quién no le gusta lo exclusivo? Pero esa no es la idea. Yo sólo espero que el escribir en este blog me ayude a continuar hasta el final cuando un juego se me haga arduo. A ver cuánto duro…

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Atando cabos entre presente y pasado. Porque no siempre hace falta estar a la última en lo que a juegos se refiere. Que levante la mano aquel que no tenga ni un solo juego pendiente. ¿Nadie? Yo tampoco.

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