Sony Computer Entertainment, acuda ahora mismo al despacho del director

-Oh, buenos días Sony.

-Hola Margareth. Me acaba de llegar un aviso de megafonía, así qué...

-Sí, lo sé, menuda putada. La verdad, ya hacía tres años desde la última vez que llamó a algún empleado a su despacho... me refiero a cuando lo del anuncio de la WiiU. ¿Recuerdas ese día? No había quien le pidiera fuego. En fin. ¿Qué diablos has hecho? No, no te sientes, el señor Suditeh dijo que te hiciera pasar en cuanto llegara.

-¿Yo? Nada. Puf, a saber qué se le ha metido en la cabeza. Esperemos que no sea nada del otro mundo.



-¿Quería verme, señor?

-Oh, sí. Perdona el desorden, ya sabes que en estas fechas... en fin, que todo es un descontrol. Siéntate donde puedas. Por favor, Sony, no me llames señor. Ya sé que como cliente siempre tengo la razón y tu supervivencia económica depende de mí, pues soy yo quien se encarga de que tus arcas sigan llenas de dinero mes a mes y que tengas un sueldo con el que vivir, pero dejémonos de formalidades si no te importa. Dime, ¿cuánto hace que nos conocemos? ¿15 años? ¿20?

-Yo diría que sabía de mi existencia desde prácticamente toda la vida, pero si no recuerdo mal nuestra relación empresarial empezó en el año 2004, que fue cuando por primera vez compró una PS2.

-Oh, tienes razón Sony, fue entonces cuando nos unimos en esta pequeña empresa llamada Ocio Electrónico. Es cierto que éramos pequeños, algo cortos de miras y que el venir de GameCube influyó mucho sobre mi perspectiva en relación a tu catálogo, pero creo que ambos hemos madurado mucho desde entonces, ¿no te parece?

-Sí señor.

-¿No te he dicho que me tutees?

-Sí señor, perdón señor.

-Ains, llevamos 10 años juntos y algunas cosas parece que no cambian...

-Señor, ¿quería verme por algo en especial?

Seguir leyendo