Diario de una colegiala japonesa
Publicado: 03:44 22/07/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Kametani-sensei es un descarado. Se ha salvado de dos denuncias ante el consejo de directores, por lo de nosotros y por lo de ahora mismo, porque conoce todos mis puntos débiles de placer y sabe cómo llevarme a los éxtasis más intensos y prolongados que he sentido. No puedo negar que ese amor-odio que nos tenemos me mantiene regresando a él de vez en cuando. Por eso me da igual que esté ahí, en la puerta, meneándosela mientras nos mira en nuestra pequeña y divertida faena. Le miro a los ojos, sonrío con picardía y saboreo con mi lengua, sé que le pone a mil. Kumi-chan lo ha visto y ha reaccionado diferente, como una conejita asustada. Pero tampoco le importa que nos miren, todas las chicas tenemos algo de exhibicionista.
Estábamos a punto de entrar en camino a un doble orgasmo como un terremoto. Nos colocamos en un 69, ¿qué vista dejamos que Kametani-sensei contemple? ¿Atashi no shiri agitándose y el kuritorisu recibiendo un dulce castigo oral que no proviene de su boca? ¿O las blancas y torneadas piernas extendidas de Kumi-chan con su kawaii manko, abierto hasta distinguir su apetecible túnel pinku empapado en sus mieles, mientras jadea y se contrae más cada segundo con mis caricias de lengua y mordisquitos? Vamos, kousagi, concédele ese pequeño placer a ese baka, dale una vista gloriosa de lo que él sólo puede gozar desde la puerta. Pero no le dejaré acercarse, eres mi presa sexual. Así, pon tu agujerito de frente a la puerta, ¡oh, te ha tomado una foto con el keitai! Eres famosa.
¿Qué sientes? ¿Qué siento? Aaahh, sabía que eras una experta. Una sensación de roce, un toque que contrasta con el calor abrasante que despiden mis labios vaginales. Ah, kimochiii... No puedo quedarme atrás. Azoto tu kuritorisu con todo lo que tengo... debo... AAAAAAAAAAHHHHHH!!
Ya estábamos tan inmersas en mi clímax, que no noté cuando Kametani-sensei se acercó. Ya no se aguantaba más. Me tomó de los cabellos y eyaculó justo en mi cara, me sentía tan extasiada que no pude hacer nada para detenerlo, pero fue mejor, fue el punto final de ese extraordinario viaje de sensaciones. Unas cuantas gotas del abundante semen cayeron sobre la vulva de Kumi-chan, mezclándose con sus jugos.
Recogimos todo y no intercambiamos palabras. Sólo pasamos de largo, sintiendo sus ojos fijos en nosotras. Salimos juntas y les dimos un poco de fanservice los chicos del club de fútbol.
Kumi-chan, daisuki.

Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido