Conocido en Japón como "Baito Hell 2000", le cambiaron el nombre para su lanzamiento americano: "WTF: Work Time Fun". Título más que apropiado. Un título brillante de minijuegos a la sombra de "Wario Ware".

Vas a la oficina de empleo, seleccionas uno de los minijuegos disponibles... y juegas hasta que te hartas o hasta que se te acaben las vidas (según el juego). Pero la gracia está en la naturaleza de esos minijuegos/empleos: fabricante de bolígrafos, clasificador de pollos, recolector de setas, adivino de teléfonos de chicas, organizador de manifestaciones, campeón de piedra-papel-tijera, etc.

Un delirio de profesiones y minijuegos. Al final de cada juego, recibes un cheque por el trabajo realizado. El dinero lo gastas en máquinas para conseguir más minijuegos y objetos coleccionables de todo tipo. Además, recibes mensajes de compañeros dándote consejos para ciertos empleos, de amigas que disfrutan la vida a base de viajes y cruceros, mensajes spam que te puede quitar dinero...

Deslumbra la enorme variedad de minijuegos. Desde simples machacabotones (con la fábrica de bolígrafos a la cabeza: un juego infinito donde el límite lo pones tú: ¿cuántos capuchones te atreves a poner?; el contador inicial del juego tiene 36 ceros) hasta elaborados RPGs (con pociones, comandos, subida de niveles, etc, donde tiene que derrotar a 100 budas mutantes que amenazan el mundo), pasando por juegos de lógica, de habilidad, de precisión... Una de las peores pesadillas es el simulador de camarera, en el que tienes que tomar nota de todo lo que te piden unos clientes sin cometer ni un fallo. Por supuesto, el apartado visual está a la par de una jugabilidad tan bizarra.

Me compré el juego el año pasado y lo jugué bastante, pero estos días lo he retomado y estoy tremendamente viciado a su propuesta.











Otro día os hablaré del "Hot Pixel", que también tiene tela.

Entre una cosa y otra, se me ha ido pasando el colgar las fotos del viaje a Japón que hice en Septiembre del año pasado. ¡Cómo vuela el tiempo!

Y empezamos por Tokyo.

Típica visión de las calles tokyotas:



Tomada en Shinjuku durante la búsqueda desesperada de un cine donde dieran la película de Evangelion. ¡Qué pocos cines hay en Japón, redios! Al final vi y disfruté la película, por supuesto. No podía quedarme sin verla.

Las calles de Tokyo (y Osaka) son tan trepidantes que luego, cuando vuelves a España, sus calles te parecen aburridas. No hay cartelitos ni luces ni colores ni nada.

Edificio de Shibuya (creo que la estación) con pósters anunciando el "Crisis Core" y la PSP:



Entrada de la tienda de Square-Enix, el paraíso de los frikis (sobre todo de los frikis de DQ, tienen muchísimas más cosas que de FF):



El suelo de la sección de joyería de Square-Enix. ¡Al principio te llevas un susto!



Como no puede ser menos, mi novio y yo nos arruinamos en esta tienda. Bueno, en esta y en cualquiera, porque Japón es 100% consumista y sientes la necesidad de comprar de todo y más. Con razón las maletas pesaban luego el triple que a la ida. XD

Lo curioso de la tienda de Square-Enix es que para llegar a ella tienes que superar toda clase de retos y pruebas. Está en Shinjuku, pero no en la zona comercial, sino en las oficinas, bastante lejos de todo. Pero la caminata merece la pena.

El típico edificio de Ginza:



Las 19:31 y ya era negra noche. Y es que a las 18h el cielo ya estaba negro, no hacía falta reloj. A las 20h, casi todo estaba cerrado, excepto algunos bares, restaurantes y grandes almacenes. Para los japos, aguantar hasta las 23h debe ser como irse de afterhours.

Por ejemplo, en Shinjuku, cuando salimos del cine de ver Evangelion a aquello de las 20:30h, negros americanos nos ofrecían por todas partes drogas y "chicas", como si fuera la madrugada de un barrio de putas.

La verdad es que en Japón nuestro reloj biológico se alteró. Nos despertábamos a las 5/6 (con un sol de cojones entrando por la ventana) y a las 8 ya estábamos recorriendo los mundos japoneses.

Un torii, dos toriis, tres toriis...



Atardecer en el Palacio Imperial (y la torre de Tokyo al fondo):



Y despido Tokyo con la primera foto que hice, cerca de la estación de Ueno:



La siguiente entrega, Kyoto, con fotos mucho mejores (y menos frikis).