Ceguera, temía que la venda fuera más dura de romper, opaca ante el sentido común. Pero hoy, ya con un poco más de calma, podemos afirmar que los catalanes han tenido suficiente fuerza como para romper esa venda. Una participación récord y unos resultados totalmente inesperados sorprendieron la noche del domingo, que logró mantener expectantes a miles de personas ante la sorpresa de una CiU castigada y una ERC renacida de entre las cenizas, ante un PPC que las encuestas situaban como segunda fuerza bajando hasta la cuarta posición. Nunca pensé que diría esto, pero me enorgullezco de estos resultados, de que tanta gente haya salido a dejar constancia de su voz y de que hayan razonado antes de hablar. Si, creo que han sido unas elecciones que han demostrado madurez y reflexión por parte de un electorado peligrosamente acechado por las emociones. Y CiU, que buscaba el dominio a través de un voto precipitado en masa, ha sufrido de este error de cálculo.



Pienso que la campaña no ha sido como debería haber sido. Estas elecciones podían haberse enfocado como un grito a favor o en contra de la independencia o como unas elecciones más ordinarias, y si bien está claro que ha sido el primer caso creo que, simplemente, han ahogado cualquier otro plan de gobierno con el eslogan independentista (una reflexión que trató recientemente una compañera [url:http://www.inosaltres.cat/eleccions-al-parlament-2/ en este artículo[/url] ). Si realmente se hubiera querido hacer así, en los programas electorales tendría que haber constado un solo punto (qué modelo de estado se defiende y como), ofreciendo una legislatura ágil y relativamente corta que tendría que haber terminado una vez se hubiera alcanzado el objetivo prometido y, entonces, plantear un nuevo plan de gobierno y convocar nuevas elecciones. No se puede vivir cuatro años únicamente de un referéndum que a día de hoy se perfila aún incierto, creo que no son pocos los que han aprovechado esta excusa para esconder un fracaso político y económico de la misma forma que lo ha hecho CiU.



Cuando el pacto fiscal fracasó, Mas vio refugio en la independencia. Dos años de política se desvanecieron en la nada y el fracaso del President de la Generalitat se estaba convirtiendo en un triunfo gracias a la promesa de un referéndum ideado solo para tapar su estrepitosa caída, y para acabar de sacarle tajada se convocaron elecciones. Pero los resultados finales no han sido los esperados, y el plan de CiU, que de buen seguro pasaba por Madrid a mendigar para sugestionar un rechazo al modelo independentista en un posterior referéndum, fracasó. Ahora para gobernar les toca pactar con ERC, partido independentista que no les permitirá seguir con el farol, pero a la vez tampoco pueden confesar la farsa, así que tendrán que convertir sus mentiras en realidad si quieren salir bien de esta. El engaño se les ha vuelto en su contra; y esto, señores, lo ha decidido el pueblo.