Antes de empezar, ved esto:



¿Os ha gustado? Qué cabrón soy. Vale, sirva eso como preámbulo para la reseña de Escenas de Matrimonio, el cómic, que llegará si no hay problemas este fin de semana.

Pero antes, hablemos de cómics para machos de verdad, de los que se rascan los cojones mientras escupen y eructan (a la vez, y si no eres capaz de hacerlo eres marica, siento decírtelo). No tan macho como el cómic de Doom (que reseñó Randy en su blog, busquen, googleen, y si encuentran algo mejor, cómprenlo), pero para machos. Ya la portada nos avisa de cómo será el manga:


Sangre, pistolas, y no meten tetas porque no hay espacio. Un manga de los que nos gustan, sí señor, violento, sin sentido y con tíos chulos repartiendo hostias como si fuera misa de doce. Sólo podría mejorar de una forma:


Avril. En los Simpson, en cierto capítulo, se habla de un cómic en el que el Hombre Radiactivo y Fission Boy mueren en todas las páginas. ¿Os imagináis algo parecido con Avril? "He was a skater bo (bang) argh", "He was a boy, she was a gi (bang) urgh" (efectivamente, no conozco más canciones de Avril). Me corro sólo de pensarlo, joder.

¿Comenzamos? Muy bien, imaginad, Sicilia, año 1929...

No, Japón, años 90. La historia nos traslada a un restaurante de los barrios bajos de Japón. Tres pringaos están armando un pifostio del quince (catorce en Canarias) hasta que al protagonista se le hinchan los cojones, así que coge su pistola y les pega tres tiros. ¿Diplomacia? Eso es para nenas. ¿Quién necesita diplomacia teniendo un pistolón del quince? Del doce, que ha gastado tres balas (qué gracioso soy, joder, me revuelco por el suelo con mis propios chistes).

Por la escabechina que se ha montado el colega, acaba en el calabozo a modo de amenaza. Si es que son todos unos moñas, joder. Le pegas tres tiros a tres taraos y la culpa es tuya. No hay justicia. El colega, que, por cierto, se llama Kounosuke Inagaki, recibe la visita de Koshiro, un viejo que le informa de que tiene una misión relacionada con el tráfico de armas.

Los dos van a la escena del crimen, donde Kounosuke descubre que no se trata sólo de tráfico de armas, sino que también hay una droga llamada Curve involucrada en el asunto. Acaban yendo a un hotel, donde está una chica que tiene relación con Koshiro, el viejo, y un tío que se pone chulo y Kounosuke le corta la mano de las pajas de un machetazo. Con dos huevos. Sufre, cabrón. Cuando parece que todos se han tranquilizado, un francotirador le vuela la cabeza al manco, con lo que Kounosuke se cabrea más y empieza a pegar tiros al aire, pero el francotirador ya no está.

La chica está en casa de Kounosuke, pasando un monazo que ni el Luisma (al parecer se drogaba), mientras Kounosuke y Koshiro van a Asuntos Internos (ah, coño, que existe, no se lo han inventado los yankis), quienes les informan de que el principal sospechoso (un yakuza) del caso ya no es sospechoso. Kounosuke piensa que están ocultando pruebas, así que, cual Van Damme, decide tomarse la justicia por su mano. Y llega una escena extrañamente surrealista, que parece salida de la mente de David Lynch. A Kounosuke le mandan la foto de una muñeca ensangrentada mientras un tío se droga (???).

En su casa, Kounosuke, que es más duro que un pan del mes pasado, vigila a la chica... tomando leche. Leche. Se desmontó el mito en una viñeta. Ya no quiero ser como él. Bueno, de hecho, nunca quise ser como él, y ahora me apetece reventarle la cabeza contra un bordillo, no sé por qué. Además, el tío tiene su corazoncito, ya que se nos explica que tuvo una novia que murió en un accidente de coche. La chica (la del mono) y él discuten y acaban follando como conejos.

Al día siguiente, los dos Ko van en coche, cuando aparece sobre ellos un descerebrado (casualmente, la persona que están buscando) que se pone a pegar tiros que... oh, cruel ironía, no les matan, pero el viejo recibe una herida en el hombro. Joder qué emoción. No me meo porque no me apetece lavarme.

Dejémoslo aquí. Esta semana nos enteraremos de cómo termina esta historia. Pero el manga no termina ahí, al final de la historia principal hay una especie de secuela titulada (originalidad) Gun Crisis II, que va sobre un grupo secreto de soldados que hace misiones por junglas y cosas así. Ya lo veréis, pero antes nos queda la fantasmada suprema, la fantasmada de la escayola. Tal vez mañana, tal vez el viernes. Ya se verá.

Nos veremos en el foro

Papi Pepi no Papipurio.

Hoy por la mañana, entre repasos de última hora para el examen de turno, gritos histéricos y "voy a suspender" a cascoporro, mi amigo Paco_Gerte y yo mantuvimos esta conversación (más o menos, claro):

-Osche, Kiri, ¿qué manga vas a reseñar en profundidad en tu blog próximamente?
-Pues tenía pensado reseñar Kamiyadori, ya que parece que no llega aún Apocalipsis en el Instituto. Por cierto, tienes que prestarme el tomo 1 de Kamilladoiro, ¿eh?
-¿Kamilladoiro?
-Kamiyadori, Kamellodeoro, Kamilladoiro... Tú ya me entiendes. ¿Por qué me has preguntado qué voy a reseñar?
-Porque he leído en infotaku que hay un manga que te va a gustar.
-¿Cuál?
-¿Qué dirías si te dijera que es como una película de Charles Bronson (o eso he leído)?
-Otia.
-¿Y si te dijera que está a la venta por 1 leuro?
-Wow, wow, wow. ¿Es tomo único?
-Sasto. Fue editado por Banzai hace un par de años.
-Hmmm... No sé cuál me dices.
-Te hablo de un tomo de Masaomi Kanzaki.
-¿Gun Crisis?
-Sastamente.
-Pues después del examen vamos a por él. Te espero cuando acabe.
-O te espero yo.
-No, ya te aseguro que te esperaré yo.

Y empezó el examen. A eso de las doce (al final sí, tuve que esperar yo) fuimos y compré el tomo en cuestión:


En resumen, que mientras esperamos a Escenas de Matrimonio (seguramente el lunes lo compre) o a Apocalipsis en el Instituto, os alegraré la vida (ejum) con las reseñas de este manga, un manga protagonizado por un tío tan duro que se afeita a hostias.

Nos vemos en el foro

Papi Pepi no Papipurio.

PD: Que leáis todos "Los muertos vivientes", cojones ya >o<.