Cuando voy a casa de algún amigo y utilizamos su ordenador suelo encontrarme siempre con el mismo panorama. Un Windows XP saturado, con miles de aplicaciones ejecutándose en la zona del relojito y tropecientos procesos de nombres a cada cual más inverosímil y con un olor a virus que apestan.

Si de algo puedo presumir en mis hazañas informáticas es de tener la instalación más limpia de WXP que conozco o haya visto. Actualmente tengo solo el eMule y el Messenger al lado del reloj, y únicamente ocho procesos de mi usuario en ejecución (y la mitad son del sistema o del hardware). No sé cómo pero no cojo un virus ni buscándolo aposta, sin usar antivirus ni cortafuegos, solo yendo con un poco de precaución y mi inseparable Firefox.

Hace un tiempo instalé Ubuntu en otra partición y me jorobó el arranque de Windows. Estuve bastante tiempo sin poder entrar (usando Linux) pero me negaba a formatear y reinstalar, porque sabía que era imposible que volviese a conseguir semejante limpieza de instalación. Y lo más sorprendete es que no sufre la típica autodegradación de Windows que prácticamente te obliga a formatear cada seis meses. Lleva varios años intacta, solo con actualizaciones urgentes (ni siquiera tengo el SP2). Y juro y perjuro que en mi Pentium4@1.5GHz tarda menos de minuto y medio en arrancar. No sé como explicarlo.

Si bien Windows sigue teniendo sus errores y deficiencias, estoy muy contento con esta instalación del XP Profesional, que ahora alterno con el Ubuntu. Comparándolo con Windows ME o incluso el propio 98SE (y apurando con el 2000), XP es una maravilla, el salto es enorme. Veremos Vista, aunque yo aun tardaré un tiempo en probarlo.