Categoría: Lectura Tras la ida de olla de ayer, he pensado que quizá alguien prefiera leer algo más serio (suponiendo que haya alguien que entre aquí). Hoy voy a colgar aquí el relato que envié al I Duelo de escritores Vandal. En ese enlace podréis ver cómo resultó el desarrollo del torneo, además de leer todos los relatos que participaron (algunos de ellos son realmente MUY buenos). Todo el post del torneo es un gran culebrón en sí mismo que merece la pena leerse.
Aunque lo hago menos de lo que quisiera, me gusta escribir alguna que otra cosita de vez en cuando. El susodicho torneo fue una buena excusa para ponerse a trabajar, pero al final apenas le pude dedicar tiempo y el resultado final no me convence demasiado. Pero sorprendentemente parece ser que el relato gustó mucho, así que lo cuelgo aquí por si algún aficionado a la lectura quiere leerlo y de paso opinar sobre algún aspecto del mismo. Quizá más adelante me anime a escribir algo con más calma, y éste es un buen sitio para colgar esos trabajos. Ya me estoy enrollando más de la cuenta. Aquí está el relato (sin título): -------------------------------------------------- Hola. Es un placer verla por aquí, señorita. Supongo que usted no opinará lo mismo, pero su llegada supone todo un acontecimiento para mí. ¿Puede escucharme? Parece ser que no. Por ahora, tal vez sea lo mejor. De todos modos, me apetece mucho conversar con alguien, así que con su permiso voy a seguir hablándole. ¿Puedo tutearte, verdad? Claro que sí, eres muy joven todavía para andar con tantas formalidades. Ante todo, permíteme expresarte mi admiración. Hay que ser muy valiente para aventurarse en este lugar dejado de la mano de Dios. Cuando yo vine estaba prohibido cruzar el lago para visitar estas viejas ruinas. No creo que hayan levantado la prohibición, así que supongo que habrás venido furtivamente aprovechando el momento idóneo. ¿Me equivoco? No, seguro que no. Nunca hubieses conseguido un permiso para venir sola, y acompañada posiblemente tampoco. No te preocupes, no te estoy juzgando. Yo también hice lo mismo en su día. Me pregunto cuáles serán tus motivaciones para haberte aventurado a acometer una tarea tan peligrosa. Si me lo permites, te contaré las mías de forma resumida. Más adelante habrá tiempo de entrar en detalles. Como ya sabes, este pequeño valle está rodeado por una cadena montañosa absolutamente infranqueable, incluso para el escalador más experto. Pero en la parte sur existe una gruta bastante difícil de encontrar que es la única entrada posible a no ser que se venga volando. Esa gruta comunica el gran lago que baña la base de las montañas con este valle interior oculto. Desde luego, no parece el mejor sitio del mundo para venirse a vivir, a no ser que seas un tipo rico y solitario que busca un lugar inaccesible donde esconderse. Exactamente como el tipo que se construyó aquí su mansión en el siglo XVIII. Esta zona del mundo es bastante seca, pero suele llover lo suficiente como para que el nivel de profundidad del lago se mantenga más o menos constante. Pero la naturaleza es caprichosa, y cuando se presenta un año con lluvias abundantes el lago crece y el valle se inunda. Dicen los expertos que el dueño de la mansión consiguió escapar por los pelos mientras contemplaba impotente cómo se inundaba su vivienda durante el primer año de crecidas después de edificarla. Nunca intentó regresar, y parece ser que nadie encontró la gruta hasta hace unos pocos años. Bueno, en realidad no sabría decir si son pocos o muchos, pero eso no importa ahora. La cuestión es que alguien encontró este lugar, aunque de la antigua mansión poco quedaba ya en pie debido al paso de los años y la acción de las aguas. Aun así, los arqueólogos pudieron recuperar una buena cantidad de objetos de gran valor que el antiguo propietario guardaba en su museo particular. Una vez que los investigadores terminaron su trabajo, el valle se abandonó y el acceso quedó prohibido. Llegados a este punto, muchos se habrán preguntado: ¿Realmente todos los tesoros que albergaba el museo fueron encontrados? Quien sabe, quizá el agua arrastró algo valioso a alguna zona que los arqueólogos pasaron por alto. Pero una cosa es preguntarse si quedará algún tesoro esperando a que alguien lo encuentre, y otra muy distinta cometer la imprudencia de venir a buscarlo. Supongo que yo fui el primero con el suficiente valor como para venir aquí saltándome todas las prohibiciones e ignorando los numerosos peligros que acechan en un viejo edificio en ruinas. Y si yo fui la primera persona que cometió tal osadía, tú eres la segunda. ¿Por qué has venido sola? Sabías que si te pasaba algo nadie iba a escuchar tus gritos, y ya habrás comprobado que una vez que entras en la gruta los móviles se quedan sin cobertura. Aun así, a pesar del riesgo, aquí estás. Quizá no te apetecía compartir los tesoros que estabas segura que ibas a encontrar. Quizá simplemente querías demostrarle algo a alguien, o a ti misma. Sea como sea, viniste sola. Y estoy convencido de que no se lo has dicho a nadie. ¿Que cómo lo sé? Pues porque es lo que yo hice, y cada vez que te miro me veo reflejado en ti. Cuando estás peleado con el mundo, llega un momento en el que no te importa arriesgarlo todo para cambiar tu situación. Si ya nada te importa, ¿por qué no arriesgarlo todo, incluso la vida, en busca de aventura, fama y riquezas? Pero eso la gente no lo entiende. No hubiese soportado que me tildaran de loco, así que me arriesgué a emprender el viaje en solitario. Igual que tú, amiga mia. ¡Dios! No te imaginas qué emoción siento al poder compartir mis sentimientos con alguien que me comprende. Sí, tu llegada significa mucho para mí. Eres la luz que alumbra la fría oscuridad en que me hallo sumido desde hace tanto tiempo. Si pudieses escucharme pensarías que soy el ser más despreciable del mundo. Al fin y al cabo, te estás muriendo, lo sabes tan bien como yo. Reconozco que mi postura te pueda parecer egoísta. Posiblemente no consigas curar esa herida por la que te estás desangrando, pero con tu sola presencia has conseguido curar la soledad en la que me estaba consumiendo. Llevo tanto tiempo anhelando disfrutar de la compañía de otra persona, que ni tan siquiera tus agónicos gritos de dolor y desesperación logran perturbarme. Lo siento, pero hace mucho que dejé de sentir pena por nadie salvo por mí mismo. ¿Recuerdas que te pregunté por qué habías venido sola? Apuesto a que no paras de preguntarte lo mismo en estos momentos. Lo que en un principio parecía buena idea, dejó de serlo en el momento en que el inestable suelo de la mansión cedió bajo tus pies y caiste en este desolado sótano. Nadie sabe que estás aquí y nadie va a escuchar tu petición de auxilio. Sí, definitivamente fue un error venir aquí sin algún compañero que pudiese bajar a socorrerte o regresar a pedir ayuda. Yo llevo años maldiciéndome por ello en silencio, solo, sin nadie que escuche mis lamentos. ¿Te parezco egoísta ahora? Te estás poniendo pálida. Eso significa que ya has perdido mucha sangre y que el momento del fin está próximo. Es inútil que sigas intentando frenar esa hemorragia con la única mano que puedes mover. Tú misma has escuchado el estruendo que causaron muchos de los huesos de tu cuerpo cuando se rompieron al caer sobre la dura piedra del suelo. Eso quiere decir que posiblemente también te estés desangrando por dentro, y aunque intentes frenar el torrente de sangre que se escapa por tu costado, nada puedes hacer con las hemorragias internas. Relájate. Déjate llevar. Así, muy bien. El dolor pasará pronto, amiga mía. Perdóname por no poder mitigar tu sufrimiento, pero lo único que podemos hacer ambos es esperar a que todo termine. ¿Qué te pasa? Creía que ya habías asumido la realidad. ¿Por qué gritas así? Ya lo entiendo. Eso no son gritos de dolor, ¡son gritos de terror! ¿Acaso puedes verme? ¿Estás escuchando lo que estoy diciendo? Ya comprendo. En realidad no me ves aunque me estás mirando, pero sí has visto los escasos restos que quedan de mi cadáver. Al igual que tú, yo también caí y morí aquí abajo, a escasos metros de donde tú te encuentras. Lamentablemente, yo no tuve tanta suerte. Caí de pie y me rompí las dos piernas. Tardé varios días en morir de hambre y de sed, mientras me retorcía de dolor y me lamentaba por mi estupidez. Pero a ti sólo te quedan unos minutos para descansar. Supongo que al mirar mi cadáver putrefacto has visto una imagen precisa de lo que ha de venir, de ahí tus gritos. Aun gritarías más si supieses lo que te espera una vez que exhales tu último suspiro. No sabría decirte si es igual para todo el mundo, apenas sé nada de la vida después de la muerte. Lo único que sé es que desde mi muerte estoy atrapado encima de mi cuerpo inerte. Aquí estoy sin poder moverme, sintiendo como pasa el tiempo sin poder hacer nada más que comtemplar el sombrío entorno que me rodea mientras me sumerjo en un lamento eterno. ¿Te esperará el mismo destino que a mí? Sí, nos parecemos demasiado, es lógico que así sea. Lo deseo fervientemente. ¡Lo necesito! A partir de ahora tendremos toda la eternidad para conversar y apoyarnos mutuamente. Al principio será duro para ti, pero esta vez estaré yo para consolarte. Vamos, cierra los ojos de una vez y deja que todo acabe. Te estoy esperando, amiga mía. Ven conmigo. |
Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido