El próximo 31 de diciembre, justo después de las 12 uvas (horario peninsular español) empezará la Fiesta de Fin de Año en este blog.

Está invitado todo el que quiera, previa inscripción (a través de mensajes en esta entrada). No hay que pagar nada por el cotillón. Aforo limitado.

El objetivo es llevar a cabo una de las primeras celebraciones virtuales de este tipo. Se intercambiarán correos para Messenger o sistema de mensajería similar (Google Talk, Skype) para conectar webcams y montar las fiestas en nuestros respectivos dormitorios.

Como felicitan el Año Nuevo en Japón: Hikikomori!!

Aviso a los meapilas: siempre hay excepciones, y lo que sigue es pura demagogia. Id a cascarla por ahí.

La sociedad actual, occidental blanca judeocristiana heterosexual no marcada, va sobrada de mierda, en dosis similares a las de cualquier otra sociedad, pero la educación no es una de ella. El sistema proporciona de forma general los recursos educativos suficientes como para garantizar que el ciudadano que lo desee (salvo sometimiento a unas circunstancias muy concretas y un alejamiento relativamente voluntario de los sistemas de cobertura social y garantías que suministra el Estado paternal que tanto gusta) no sea un ignorante completo.

El sistema no es perfecto. Eso es algo que sabemos y que nos recuerdan los memos que gustan de rasgarse las vestiduras de manera regular, cuando tienen una extraña sensación de ventosidades o lo que sea. La cuestión es que la mayoría de ignorantes lo son por voluntad propia, pues se alejan, intentan sabotear, o ignoran conscientemente a los mecanismos educativos.

Que de todas maneras pasar por el aro de la educación no implica ser más o menos ignorante, pues creo que todo el mundo puede traer su mente sin muchos esfuerzos a alguien con un título superior bastante ignorante, del mismo modo que podemos pensar en alguien que, con los estudios justos (o incluso sin ellos) no encaja de ningún modo en lo que entendemos por estar sumergido en la ignorancia. La ignorancia es otra cosa, y la actual, la voluntaria, es la peor de todas.

Pero, ¿para quién es peor? La titulitis institucionalizada (casi todos los padres quieren que sus hijos tengan estudios universitarios, como si eso fuese significativo o garantía de algo), y la eruditis anormal (por quienes la fingen, claro) son plagas tan deleznables como la ignorancia. Y es que, de todos modos, si un chaval no quiere estudiar, sino que simplemente quiere tener un trabajo sencillo, llegar a fin de mes, y ser feliz, ¿cuál es el problema?

Ah, sí. El problema está en la constante confusión entre el hijoputismo, el gamberrismo, y el no tener estudios. Pues yo conozco mucho gamberro hijo de puta universitario, en porcentaje  más o menos similar al de gamberros hijos de puta poco versados.

Y, volviendo a lo de antes, es que no todos podemos ni debemos ser iguales. No todo el mundo quiere un trabajo manual, no todo el mundo quiere un trabajo para estar sentado, no todo el mundo quiere un trabajo que le haga seguir estudiando y pensando hasta que se jubile. No es mejor ni peor, es diferente. Lo que sí es peor son las condiciones de trabajo. el operar sobre prejuicios, y el crear insatisfacciones (o falsas necesidades) por motivos absurdos.

Con todo, no hay que distraerse. El sistema educativo es una mierda, y tiene fisuras graves, muy graves, que conocemos sobre todo los que estamos dentro. Desde los sueldos ridículos hasta la ausencia de garantías y seguridad (pregúntenle a un profesor de uno de esos países que sacan tan buenas puntuaciones cuánto cobra, si se siente seguro, y esas cositas, y luego a un español; busquen las diferencias), pasando por los absurdos sindicatos incompetentes y unos gobiernos de pacotilla, gilipollas, idiotas e idiotizantes. Pero ésa es otra cuestión.

Ésa es mi sesión de odio de hoy.

Es una anécdota bastante insustancial, pero por El País ha salido esa noticia de que las empresas de juego en línea europeas no podrán operar en EE.UU.

Bien, me la suda, no me gasto mi dinero en apuestas. Pero la cuestión es, ¿esto se puede puede confundir con los videojuegos? Es decir, todos sabemos que "EL juego" no es "los juegos" (parchís, la oca), ni "los videojuegos", pero joder, ya me han tocado los huevos llamándome por la tarde en plan histérico por esa noticia.

Lo primero es que realmente no entiendo cómo la gente puede esperar que sea tan apasionado de un hobby o trabajo, según se quiera mirar (según interese por donde mirarlo) como para molestarme en mi tiempo libre con esas bobadas. Lo segundo es que sí, puede causar confusión. Y es divertido, me gusta, es una putadita del lenguaje graciosa. A reinvindicarla, coño.

Y le tira los trastos a los nenes. No suelo poner noticias en el blog, pero creo que el espíritu navideño justifica hacer una excepción en fiestas tan señaladas.

La policía y el servicio de correos de Canadá están intentado dar con la pista de un "elfo bribón" que escribió cartas obscenas a niños haciéndose pasar por Papa Noel, dijo el viernes un diario.

El Ottawa Citizen dijo que al menos 10 cartas obscenas habían sido enviadas niños y niñas pequeñas en Ottawa que habían escrito a Santa Claus este año a su casa en el Polo Norte, que en Canadá se envían con el código postal especial H0H 0H0. Un ejército de 11.000 empleados postales y voluntarios canadienses escriben cartas de respuesta de Papa Noel.

"Creemos con seguridad que es uno de esos elfos bribones de ahí fuera", dijo una portavoz de Correos de Canadá al diario.

El popular programa del Servicio de Correos del país "Escribe a Santa" -que el pasado año entregó más de un millón de cartas a niños de Canadá y de todo el mundo- ha sido interrumpido hasta que se encuentre al culpable de las cartas.

¿Puede alguien meterse las estupideces políticamente correctas por el culo de una puta vez? Y luego suicidarse, a ser posible.

Gracias.

Después de un título vagamente pedante, toca la reflexión breve para que la gente pueda dejar de leer y buscarse cosas más interesantes. Siempre han existido grupos, y toda la modernez de las distintas tribus urbanas es más vieja que el mear. Mucha gente adopta una estética o aborto de filosofía vital como acto de diferenciación, y en ese acto de diferenciación se suma a un grupo cohesionado.

Es evidente que las personas necesitan reforzar su posición como ser individual en el maremágnum de gente y bombardeo informativo al que se ven sometidas. Es decir, lo de toda la puta vida: buscarse a uno mismo. Es normal que en ese proceso se pase por fases (desde la anal de los mocosos hasta la de los viejos maleducados del IMSERSO), y el hecho de autoregurgitarse de una para caer en otra significa, precisamente, que el individuo se encuentra a sí mismo, se excluye de la colectividad de la que formaba parte y se integra en otra. Pero un motor importante es el miedo brutal a perderse en la masa.

Claro, todo esto desde la humilde y censora perspectiva del que se ha limitado toda su vida a disfrazarse sólo en Carnaval. Pero está claro que, al final, todos esos adolescentes (unos con doce añitos, y otros treinta tacos mal llevados) acaban sintiéndose como individuos sin necesidad de buscar una exclusión (de la colectividad general) inclusiva (de la colectividad concreta). Con un poco de suerte se solventa el problema de la masificación de la población humana y alguno se tira por un puente, pero por lo normal esto no sucede.

Misteriosamente el individuo suele acabar encontrándose a sí mismo, salvo en situaciones de marginalidad social, al integrarse en la generalización más absoluta, lo que suele coincidir, oh sorpresa, con la madurez. Pero mientras tanto, sigamos riéndonos con las tribus de raritos, con las de idiotas, y tal, viéndolos como algo exóticos cuando llevan dando vueltas desde el principio de los tiempos (a alguno de esos panolis les haría gracia saber qué clase de extravagancias en su línea hacían jovencitos del siglo XVI), que algo queda.

Atentamente,
Un soso muy normalito.

Siempre he defendido la posición de que hay algo injusto por quejarse por el tema del Catálogo de Estrellas de Nintendo, básicamente porque es un sistema de regalos y si te has comprado un videojuego por los posibles y futuribles regalos que se pueda sumar y no por la calidad del mismo, háztelo mirar.

El problema surge, evidentemente, por la comparación con los premios que se dan en Japón, o incluso dentro de Europa, con otros países, y la escasez de productos interesantes. Ahí sí podemos empezar a mosquearnos.

Lo que es absolutamente abusivo es que se pidan puntos por descargar cosas en PDF. Bueno, lo abusivo quizás no sea eso, sino que sean estúpidamente limitadas. Ningún contenido descargable, que no tiene formato físico, tendría que ser limitado. Es que, ¿se les ha pasado por la cabeza limitar las descargas de juegos de la Consola Virtual?

Ahora, además, las estrellas que se dan varían en un función del precio del videojuego; no me parece mal, pero del mismo modo que se penaliza a quien se compre y registre juegos ahora, ¿por qué no se suben las estrellas en las cosas que han subido? Hagamos un ejercicio de perspectiva, porque por la Wii dan 1.000 estrellas, y hasta hace cuatro días daban 500. Si se quita por un lado, al aplicarse cierto efecto retroactivo al registro de juegos (en cuanto al momento que se compró, a la baja) y de consolas (por lo mismo, al alza en el caso de Wii, a la baja en el caso de GBA), aunque el sistema está compensado, es evidente que la gente se va a quejar, y con razón.

Y, sobre todo, ¿por qué a algunos regalos les han subido el precio en puntos estrella si no se ha hecho más que bajar la cantidad de estrellas que se dan? Por otro lado, se ha introducido el cambio de estrellas por puntos para la Consola Virtual de Wii... una vez más, absurdamente limitado, como las descargas de guías idiotas en PDF. También es cierto que la relación de intercambio (4 puntos estrella para 1 de Wii, teniendo en cuenta que los juegos más baratos cuestan 500 puntos Wii) no es muy favorable para promover la descarga de juegos.

Supongo que tienen sus buenas razones para tomar las medidas que se han tomado, y que cuando se normalice la situación -espero- todo será un poco más racional, sobre todo en cuanto a la variedad y calidad de los regalos. Por otro lado, muchas de las quejas suelen huir de un precepto básico: es un sistema de regalos. Como tal, es un regalo, tampoco hay mucho margen para quejarse, aunque siempre es de agradecer que las cosas se hagan bien. Como sistema de fidelización, tiene carencias claras.

Llevo unos días leyendo informaciones algo extrañas y contradictorias sobre un redactor que deja Gamespot, luego no lo dejan, sino que le despiden, y que luego no es un redactor sino un coordinador, y luego no es un coordinador, sino el redactor jefe. Y luego es que no, y es...

Bueno, a lo que íbamos. Jeff Gerstmann ha sido polémico, pues se le han atribuido cosillas en el mundillo como bajarle la nota a algún que otro juego frente al criterio de quien firmaba el artículo, y en otras ocasiones subirlas bastante, todo ello dando lugar a situaciones en ocasiones tensas. ¿Qué hay de cierto en todo eso? Vete a saber; sorprendentemente (para quien sea un panoli) la gente se inventa muchas cosas, y hay mucho mono suelto que no hace más que repetir sin informarse. Poco importa muchas veces la realidad si lo que se está comentando entre porteras tiene chicha.

La cuestión es que parece claro que CNET, que es el grupo mediático propietario de Gamespot ha decidido largar (de mutuo acuerdo, bla bla bla) a Gerstmann por un análisis en el que se daba una dura crítica a Kane & Lynch, que es un juego que ha tenido (y está teniendo) una fuerte campaña publicitaria detrás. Es posible que el tipo se cebase mucho con el juego, y se comenta que el texto pudo ser suavizado antes de ser publicado. No pasa nada: es su artículo, firmado por él, y él mismo lo cambia. Pero eso no debió ser suficiente.

La cosa se pone curiosa cuando se sabe que hubo una reunión en la que nadie supo justificar el despido de Gerstmann. La cuestión es que al final parece ser que, como todos sabíamos, cuando dejas de ser independiente pierdes capacidad de movimiento, de libertad de acción, y quedas supeditado a unos intereses que no son los tuyos. Tiene uno la suerte de no haber experimentado (y tener la firme convicción de que no experimentará) cosas parecidas, publicando siempre lo que le ha venido en gana (por línea editorial, por libertad, convicción y una posición clara y firme en la política de trabajo que se da por estas tierras), pero lo que está claro es que si el respaldo que te da pertenecer a una gran empresa o grupo empresarial con muchos intereses es en realidad tener que venderte, agachar el hocico, y perder la honestidad, apaga y vámonos. Así va el mundo.