Quizás esté sobrevalorado, pero el sentido común es una notabilísima ausencia en la conducta humana a día de hoy. No nos engañemos, sin embargo, con lo que esto representa, pues el sentido común es tan sólo proceder de acuerdo a lo que haría la mayoría de las personas.

Si asumimos que la mayoría de las personas tienen tendencia a tener un comportamiento cuerdo, coherente y racional, el sentido común es bueno; si asumimos la realidad vigente, parece que no proceder como la mayoría es lo acertado.

Pero ante todo tengamos en cuenta que hay un valor por encima de lo que nos quieran imponer diccionarios, y no es sino el proceder de acuerdo a un mínimo esbozo de pensamiento antes de hacer o decir algo. Porque actuar sin pensar, ni en el acto ni en las consecuencias de éste, es lo que sucede día a día.

Uno ha visto ya suficientes seseras al aire por no proceder de acuerdo al sentido común y ponerse un casco antes de ir en moto. También ha visto algún que otro niño ahogado porque sus padres no tuvieron el suficiente sentido común como para vigilarle en la playa cuando era el primer año que veraneaba junto al mar (es bien sabido que una caña en el chiringuito rebosando de salmonelosis es una prioridad de clase 1). Es el pan de cada día, nadie se va a asustar por ello.

Superado ya el arrebato de abuelo Cebolleta haciendo memoria de experiencias profesionales en un ámbito que dejé atrás (adiós, Sanidad, adiós, no te echaré de menos), confieso que no deja de sorprenderme cómo Nintendo sigue explotando la gallina con un nuevo entrenador mental. Esta vez de sentido común.

Y por fin llegamos a la maldita cuestión. ¿Cómo se entrena el sentido común? Y, sobre todo, ¿tan mal está el asunto que es necesario hacerlo? No me sorprendió ver un juego de ejercicios mentales para prevenir el deterioro neuronal. Es un tema que está a la orden del día y es bien sabido que ejercicios como contar hacia atrás, o decir el alfabeto en voz alta desde la Z hasta la A pueden servir para ejercitar el cerebro, prevenir en cierta medida el síndrome de alzheimer (sobre todo el prematuro), etc. El componente de añadir un reto, una medición de "edad mental", era lo único que hacía falta para convertir esos ejercicios de habilidad mental en retos de habilidad mental para un videojuego. Y funciona.


                                   Einstein visiblemente cansado de que le pongan de ejemplo en tonterías.

Las versiones para niños eran el siguiente paso. Todos los padres quieren que su niño sea un pequeño Einstein (a ser posible sin dislexia), aunque los padres que son inteligentes de verdad prefieren que sus hijos sean unos Raulitos (edición futbolista). Cambiar ejercicios matemáticos y lingüísticos por cálculo espacial y otras habilidades en apariencia más simples hicieron el resto.


                                   Dan Brown, en el momento de concepción de una nueva novela.

Y, hasta ahora, el final era aprender inglés. El terror del mundo docente se hacía realidad al ver cómo un videojuego intentaba instruir en el dominio de la lengua de Dan Brown. En cualquier caso, apuestas concretas, que se tradujeron en éxitos de ventas que siguen todavía hoy y una buena cohorte de imitaciones. No está mal, quien no se suba al tren del dinero tal y como está el negocio, está cometiendo un error (y por eso sería terriblemente cínico culpar a Nintendo por explotar esta nueva gallina de los huevos de oro).

Y volvemos al sentido común. Mucho más abstracto, complejo, e incluso cultural. Lo que es lógico y esperable en nosotros, no lo es necesariamente en un centroafricano, ni en un hindú, ni en un japonés. Así que después de juzgarlos desde el etnocentrismo y llegar a la -sobra decirlo, correctísima- conclusión de que nuestra cultura es mejor que la suya, falta saber qué ofrecerá este nuevo juego.

No nos engañemos tampoco con el título. Creo que no tendría demasiado miedo a apostar que tras el título (atractivo, atrayente, y capaz de hacer crecer la curiosidad) se esconde en realidad un estímulo para procesos deductivos y lógicos más que un intento de mejorar el sentido común.

Nótese que concluyo el discursito sin dar conclusíon alguna, ni haber seguido una línea argumentativa mínimamente digna. Es por sumarme a la corriente común de la actualidad y, en consecuencia, actuar con sentido común hasta hartar.


                                   Jocoso a la par que lamentable fotomontaje del autor.

Este tipo de cosas son interesantes ocasionalmente.

Finalmente se ha inaugurado el sistema de blogs de Vandal. Acaba de nacer, y todavía habrá que trabajar en ello hasta que sea lo que realmente deseamos.

Pero al menos sus primeros pasos se están dando ahora, lo que no es poco. Ha sido un camino largo, pero satisfactorio, y siempre es una alegría lanzar una nueva vía de comunicación para nuestros lectores.

En los próximos días se irán acabando los detalles que quedan por pulir, para que su uso sea plenamente satisfactorio.

Como bien señala Pablo en su blog, en la lista de pendientes quedan cosas, como las listas de enlaces, mejorar la interfaz para los códigos, y esas cosas. Empezad a usar a este nuevo sistema, disfrutadlo, y comunicadnos los fallos que veáis y las ausencias que notéis.

Gracias.