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Publicado: 17:14 27/06/2006 · Etiquetas: · Categorías:

Publicado: 00:39 17/06/2006 · Etiquetas: · Categorías:
Entrevista de Tom Engelhadrt a Andrew Bacevich


Sin Permiso/ inSurGente - Esperé su llegada en una calle tranquila, llena de árboles, glicinas bien alineadas y edificios de ladrillo rojo. Los estudiantes, algunos en manga corta en esta mañana aún fresca, van y vienen. Estoy sentado en unos gélidos escalones de piedra cerca de un indicador del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston. El hombre que estoy esperando dobla la esquina y avanza hacia mí. Viste chaqueta azul, camisa y corbata del mismo tono, pantalones color caqui y lleva su ordenador en una bolsa negra. Tiene el pelo cano, los hombros cuadrados y el porte derecho de alguien nacido en Normal, Illinois, que estudió en West Point, luchó en la guerra de Vietnam, y durante veinte años más desarrolló una carrera militar que terminó en 1992...

El actualmente profesor de Historia en la Universidad de Boston me conduce hasta un despacho espacioso y bien ventilado, cuya fachada acristalada da a la colorida calle. Del perchero que hay detrás de la puerta cuelga un birrete con borla (acaso no falte mucho para la próxima ceremonia de graduación). Se disculpa para atender a un estudiante con semblante preocupado que quiere hablar sobre la nota de su examen. Al poco rato se sienta detrás de una gran mesa con una taza de café en la mano y se prepara para discutir sobre sus temas preferidos, el militarismo estadounidense y la vocación imperial de los Estados Unidos.

Andrew Bacevich es el primero en admitir abiertamente que se encuentra en un proceso de cambio. Hombre culturalmente conservador -anteriormente había colaborado en publicaciones periódicas como el Weekly Standard y la National Review, además de haber sido Bush Fellow en la Academia Americana en Berlín-, en algún momento de la década de 1990 se dio cuenta de que sus potenciales aliados conservadores en política exterior se habían enamorado de la idea del poderío militar de Estados Unidos y de su impresionante capacidad para cambiar el mundo. De repente habían iniciado un camino que le dejó sumido en el desconcierto. Declarado partidario de la Guerra Fría, en esos años empezó a revisar el pasado de los Estados Unidos, y desde entonces no ha dejado de reexaminarlo y reconsiderarlo.

Lo que descubrió en sus pesquisas fue al imperio estadounidense, y así fue como tituló el libro publicado en 2002. En 2005 apareció su demoledor y penetrante texto sobre las fantasías de supremacía militar global de Estados Unidos, The New American Militarism. How Americans Are Seduced by War. El texto me habría interesado independientemente de quién lo hubiese escrito, pero a fe que el trasfondo biográfico de su autor le confería un indudable interés añadido.

Con una actitud convincente y comprometida que no deja indiferente al interlocutor, Bacevich se lanza a hablar del asunto que nos ocupa. Habla con énfasis y es propenso a soltar una risa franca. Pero quizás lo más llamativo sean las pausas que hace ante ciertas preguntas. Es la viva imagen de un académico que de repente está procesando tus preguntas y pensando qué puede haber de nuevo en las mismas.

Toma un sorbo de café y sugiere que empecemos.


Parte I - La hegemonía militar global y la negación de la realidad

Tom Engelhardt: He leído en Los Angeles Times que usted decía que la reciente sublevación de los generales retirados contra en Secretario de Defensa Donald Rumsfeld representaba el principio de la búsqueda de un chivo expiatorio de la guerra de Irak. Me preguntaba si usted también había considerado este episodio como un golpe preventivo contra la futura política de la Administración de George Bush con respecto a Irán.

Andrew Bacevich: La respuesta es afirmativa. Ambas cosas son ciertas. Ciertamente, todo apunta a que la guerra de Irak no va a terminar demasiado bien. Incluso en el caso de que lográramos salir de allí y que del actual caos emergiera un Irak estable, sería muy difícil sostener que la guerra había cumplido las expectativas fijadas por la Administración Bush. Mi opinión es que el cuerpo de oficiales -y puede que esto refleje hasta cierto punto mi propia experiencia- tiene una fijación con Vietnam y aún cree que los militares fueron enviados allí a morir. El cuerpo de oficiales salió de Vietnam con la resuelta determinación de no repetir jamás esa experiencia, y muchos militares se muestran hoy muy indignados al advertir que el ejército se ha vuelto a meter en una ciénaga. Parece que estamos en los primeros compases de una larga lucha por determinar quién es el culpable de la debacle iraquiana. Creo que, en cierto sentido, la sublevación de los generales refleja un intento por parte de los militares de más graduación de tomarle la medida la situación y preparar su línea de defensa. Y su línea de defensa va a ser: nosotros no somos culpables de esto. Los responsables son ellos, y más concretamente él (Donald Rumsfeld, que aquí representaría el papel de Robert McNamara [Secretario de Defensa en la etapa de la guerra de Vietnam]).

Dicho esto, sospecho que los oficiales, a la vista del interés que muestra la Administración Bush en expandir a Irán la llamada guerra global contra el terror, y conscientes de que los militares ya han salido muy mal parados, no tienen el menor interés en participar en una guerra como ésta. Lanzar un ataque público contra Rumsfeld es una forma de tratar de ralentizar el proceso que conduce a una guerra contra Irán.

Debo decir que no creo que vayamos a entrar en guerra con Irán a corto plazo -puede que en esto sea excesivamente optimista [se ríe]-, pero me imagino que incluso los halcones civiles comprenden que los Estados Unidos están hoy por encima de sus posibilidades, y que ampliar la contienda a un nuevo escenario, el escenario iraní, tendría, sin lugar a dudas, las más graves consecuencias, tanto globalmente como para Irak.

TE.- De hecho tenía pensado preguntarle qué piensa de la posibilidad de que haya una sorpresa iraní en el mes de octubre.

AB.- ¿Se refiere a atacar Irán antes de las elecciones parciales del mes de noviembre? No veo a Karl Rove despidiéndose con esto (hay que pensar que una sorpresa en octubre requeriría toda una estrategia política). Ese hombre es astuto, calculador y ladino, pero no estúpido. Con los índices de popularidad del Presidente por los suelos, precisamente a causa de la insatisfacción por el desarrollo de la guerra de Irak, sería realmente irracional pretender que una nueva guerra permitiría darle la vuelta a todo el asunto o garantizaría a los Republicanos seguir teniendo el control sobre las dos Cámaras legislativas.

TE.- Me parece que no sería aventurado pensar que en esas circunstancias el crudo alcanzaría los 120 dólares el barril…

AB.- ¡Por dios! Pues claro…

TE.- Permítame que mezcle esto con otras cosas, puesto que hay aspectos que creo que no suelen tratarse: si se analiza la lista de comandantes retirados que han atacado a Rumsfeld, todos pertenecen al Ejército o a los Marines. Decimos a menudo que los militares tienen una presencia pública excesiva, pero en realidad es sólo una pequeña parte de los mismos. Si nos fijamos, veremos que no hay almirantes, ni nadie vinculado a la Fuerza Aérea.

AB.- Está bien observado. Podría decirse que la revuelta de los generales de hecho tiene un tercer origen. Si el primer motivo está en tratar de orientar el asunto de quién cargará con el fracaso de Irak y el segundo tiene que ver con el propósito de boicotear la guerra contra Irán, el tercero está directamente relacionado con el proyecto de transformación militar de Rumsfeld. Para decirlo de un modo muy simplificado, la transformación tiene su origen en la convicción de que desde el final de la Guerra Fría los militares no han logrado adaptarse a las oportunidades y a los imperativos de la era de la información. Ya antes del 11-S el elemento central de la agenda de Rumsfeld era "transformar" -ésta era la palabra que se utilizaba- el complejo militar propio de la Guerra Fría para hacerlo más ligero, más ágil, otorgando mucha más importancia a la tecnología de la información y a las armas de precisión.

Entonces, si estás en la Fuerza Aérea, o eres un almirante de la Marina, y más si estás en el grupo relacionado con actividades aéreas, esta fórmula suena muy bien. Suena a muchos dólares, suena a desarrollo de programas con financiación real. Pero si estás en los cuerpos del Ejército o de los Marines sabes que convertirse en más ligero y más ágil suena a reducción de divisiones o a desmantelamiento de tanques y artillería; suena a un cuerpo de Marines más pequeño.

Tanto el escenario bélico inicial de la guerra de Afganistán como el de la guerra de Irak fueron diseñados por Rumsfeld para demostrar qué sería capaz de hacer un ejército transformado. De aquí su insistencia en empezar la guerra de Irak sin demasiada acumulación de fuerzas, su insistencia en realizar la invasión con un contingente de tropas relativamente pequeño, su insistencia en que hubiera una ataque combinado por vías terrestre y aérea en vez de empezar desplegando una larga campaña de ataques aéreos como en la primera guerra del Golfo. Toda la literatura a la que hoy tenemos acceso sobre la planificación de las guerras de Afganistán e Irak muestra muy claramente la tensión existente entre civiles y militares. Los generales dijeron: "Señor Secretario, éste es el plan; lo que queremos hacer en Irak es una segunda parte de la Tormenta del Desierto"; y Rumsfeld, tratando de demostrar cuál sería a partir de entonces la nueva estrategia bélica de Estados Unidos, replicó: "Quiero algo más reducido, vuelvan a pensarlo y tráiganme un nuevo plan".

Bien, ahora ya hemos visto el resultado, y en el mejor de los casos podemos calificarlo de ambiguo. Las primeras fases de las guerras de Afganistán e Irak fueron un éxito militar. Unas fuerzas más reducidas y ágiles fueron muy eficaces en la derrota de los talibanes y del régimen del Partido Baaz; pero en ninguno de los dos casos se trató de una victoria genuina. Esto es lo que da pie al tercer motivo de la protesta de los militares. Cuando hablan de la incompetencia de Rumsfeld y de su voluntad de gestionar todos los niveles, en realidad están atacando el corazón del proyecto de transformación, y lo hacen de parte de los cuerpos militares que están pagando el pato.

TE.- Sólo para añadir más ingredientes a la mezcla: en caso de que hubiera una campaña contra Irán, ¿participarían la Marina y la Fuerza Aérea?

AB.- Empezaría con la Marina y la Fuerza Aérea, pero terminaría por otros medios. Si los generales del Ejército pudieran estar completamente seguros de dónde se desarrolla realmente el programa nuclear iraní, de que disponemos de los datos precisos sobre los objetivos… Bueno, esto sería un comienzo, pero no tenemos la garantía de disponer de información fiable. Desde el punto de vista del Ejército y del cuerpo de Marines, un ataque a Irán podría empezar por medios aéreos, pero no podría detenerse allí. Como en los casos de Afganistán e Irak, a buen seguro que después de los ataques aéreos y navales surgirá un nuevo conflicto que deberá atajarse por otros medios.

TE.- ¿Qué opinión le merece el estado actual de la guerra de Irak?

AB.- Existen un par de implicaciones a las que deben hacerse frente. La guerra ha puesto al descubierto el grado de superficialidad del poderío militar estadounidense. Con esto quiero decir que, desde el final de la Guerra Fría, los norteamericanos lo hemos empeñado todo para lograr convertirnos en la mayor fuerza militar jamás vista. [Sube el tono de su voz]. ¡Haciendo sombra al poderío del Tercer Reich! ¡Y al del Imperio romano!

Pero, atienda un instante. Un país de 290 millones de habitantes tiene desplegada en Irak una fuerza de aproximadamente 130.000 hombres, luchando contra unos 10.000 o 20.000 insurgentes, y resulta que (a) estamos embarcados en una guerra que no podemos ganar, y (b) estamos en el cuarto año de una guerra que probablemente no podremos seguir soportando durante mucho tiempo más. Quienes creen en el proyecto imperial de Estados Unidos, y quienes creen que la supremacía militar es la piedra angular de ese imperio, deberían estar muy preocupados por la situación actual: qué puede hacerse para revitalizar el poder militar estadounidense que, a la vista de los resultados, no ha respondido del modo en que se suponía que sería capaz de hacerlo la tan cacareada supremacía militar. Si usted es tan escéptico como yo sobre este proyecto imperialista, resulta evidente que la excesiva presión impuesta sobre los militares y la evidencia de los de nuestro poderío deberían llevar a la conclusión de que es necesario repensar nuestro papel en el mundo y considerar periclitada esta insostenible concepción de la hegemonía global.

Luego está la cuestión de la competencia. Discrepo con los generales sobre el hecho de que nuestros problemas en Irak estén causados por la incompetencia y afán de control de todos los asuntos del señor Rumsfeld (también yo creo que es un burócrata, y que es un fracaso, y que le deberían haber echado hace mucho tiempo), puesto que esto distrae demasiado la atención sobre los militares de mayor graduación que han realizado un trabajo pésimo con la insurgencia iraquí. Recuerdo las críticas del general Swannack a Rumsfeld por todo el asunto de Abu Ghraib. Atribuyo a Rumsfeld un diez por ciento de la responsabilidad sobre lo ocurrido en Abu Ghraib, mientras que el noventa por ciento restante atañe por completo a los militares estadounidenses de mayor graduación destinados en Bagdad…

TE.- El general Ricardo Sánchez fue despedido por ese asunto…

AB.- Sánchez era el primero. De modo que, de nuevo, si uno es un entusiasta de la supremacía militar estadounidense, debería plantearse muy a fondo el problema de la calidad del liderazgo de los generales con mayor autoridad. ¿Se está eligiendo a los mejores para ser comandantes de dos, tres o cuatro estrellas? ¿Les estamos formando y educando acorde con las responsabilidades a las que deberán hacer frente? La guerra de Irak ha puesto al descubierto carencias muy graves sobre este particular.

TE.- ¿Cree usted que los neoconservadores y sus mentores, Rumsfeld y el Vicepresidente, creyeron de veras en el exagerado superpoder estadounidense? Los grupos dominantes, además de tratar de manipular a todos los demás, a veces parece que quedan hipnotizados por sus propias añagazas.

AB.- Es por esto que mi posición ha sido la de no tragarme que Bush y otros mintieran descaradamente sobre esta guerra. Estoy convencido de que se creían buen parte de lo que decían. Probablemente puede que acabes creyéndote lo que dicen algunas de las frases que pronuncias porque si lo haces es como si fueras su verdadero autor. Ellos creyeron en la omnipotencia de Estados Unidos, y también creyeron que el dominio del know-how y una resuelta determinación lograrían imponer la democracia en Irak. Realmente creyeron que al triunfo en Irak le seguiría una cascada de efectos beneficiosos que culminaría en la completa transformación del paisaje político de Oriente Medio. Todas esas esperanzas no eran más que fantasías estrambóticas, y hoy estamos pagando las consecuencias de todo eso.

Fíjese que los neoconservadores que han jugado un papel importante no han sido los que estaban en el gobierno, como Douglass Feith o el personal del Consejo de Seguridad Nacional, sino que han sido los escritores e intelectuales que, estando fuera de la administración pública, en el periodo que va desde la década de los años setenta a la de los noventa, difundían denodadamente este relato triunfalista, y supuestamente ofrecían una visión nueva y perspicaz sobre el poder y el sentido de la historia. Los intelectuales pueden dejar su huella en el discurso público. Tienen la capacidad para crear un ambiente, una atmósfera. Cuando ocurrieron los hechos del 11-S, dejando a muchos estadounidenses sumidos en el pánico y en el desconcierto, de repente los neoconservadores acudieron prestos a ofrecer una explicación global del asunto que, además, tenía un cierto atractivo para el público. De modo que esos escritores e intelectuales influyeron sobre la actividad política, al menos durante un cierto tiempo.

TE.- Esto es algo que me deja perplejo. Cuando analizo las acciones del gobierno no puedo ver otra cosa que la catástrofe del Oriente Medio, en medio de la cual Irán parece ser un eslabón más. Luego está el caso de China, que en su momento fue la bestia negra de los neoconservadores y de Rumsfeld, y resulta que este verano desarrolla las mayores maniobras militares desde Vietnam, con cuatro grandes divisiones operativas, fuera de las costas chinas. I además está -como Cheney dijo en un discurso reciente- el problema cada día más vívido de la herencia de la antigua URSS. A lo que hay que añadir que el Pentágono no se retira de las bases de América Latina. De modo que hay demasiados frentes, demasiada extensión por cubrir, y veo poca intención de ceder en algo. ¿Cómo ve todo esto?

AB.- Mi interpretación es que esta administración hace ya mucho tiempo que ha agotado todos sus recursos intelectuales; que lo que más les ocupa es tratar de tomar el control de la situación sobre Irak. Más allá de esto, no soy capaz de ver que tengan una estrategia coherente para Oriente Medio o para cualquier otro lugar. En este sentido, Irak es como Vietnam. Absorbe todo el oxígeno. Dicho esto, antes de que fuera eclipsada por lo ocurrido 11-S y todas sus secuelas, China era el enemigo a batir por los halcones, y no debemos olvidar que aún sigue activo un grupo de los mismos en Washington. Pero estoy convencido de que la elite gobernante carece de una idea clara de cómo debe enfocarse en asunto de China y del tipo de relación que Estados Unidos debería tener con ese país asiático.

La razón por la que estamos ampliando las bases militares en América Latina rebasa mi comprensión. Rumsfeld sólo anunció que había designado a un almirante para dirigir el Comando Sur de las fuerzas de Estados Unidos. Ese puesto siempre había sido ocupado por miembros del Ejército o de los Marines, nunca por alguien procedente de la Armada. Hoy mismo he recibido un correo electrónico de alguien que piensa que esto es un ejemplo más de la "audacia" de Rumsfeld. Mi repuesta ha sido: bien, si realmente fuera audaz, lo que debería hacer es desmantelar el Comando Sur. ¿No sería ésta una forma maravillosa de expresar que las relaciones de Estados Unidos con América Latina han madurado hasta el punto de no tener que girar alrededor de las cuestiones relativas a la seguridad? ¿No sería interesante para Washington dar a entender que existe una región del mundo que no requiere la supervisión militar de Estados Unidos, una forma de mostrar que realmente no necesitamos tener a un general de cuatro estrellas yendo de un país a otro haciendo las veces de procónsul que supervisa cada uno de los destacamentos del Imperio americano?

Tengo amigos que creen que Chávez supone una amenaza para los Estados Unidos. Esta idea me parece prepóstera, y no hace más que reflejar esa inclinación a ver en cualquier relación algún tipo de discordancia o desacuerdo suficiente como para requerir respuestas -por ejemplo militares- para salvaguardar nuestra seguridad. Me parece una locura, además de algo completamente contrario a nuestros intereses.

TE.- Una tendencia que ha ido imponiéndose en los últimos años ha sido la del papel principal que juega el Pentágono en muchos aspectos políticos, trocando la diplomacia en un asunto de relaciones entre militares.

AB.- Si analizamos las tendencias a largo plazo y retrocedemos hasta la Guerra Fría, enseguida advertimos que el Departamento de Defensa ha ido acumulando influencia y autoridad en detrimento del Departamento de Estado. Y si bajamos más al detalle veremos que dentro del propio Departamento de Defensa ha habido una cruda competencia entre los militares y los civiles de mayor rango para tomar el control. Cuando Rumsfeld y [Paul] Wolfowitz entraron en el Departamento estaban resueltos a modificar el equilibrio de autoridad entre civiles y militares en el interior del Pentágono. Trataron de cortarles las alas a los generales. Esto puede verse en muchas situaciones, algunas de las cuales son puramente simbólicas. Las comandos regionales tradicionalmente se designaban con el acrónimo CINC [chief-in-commander, comandante en jefe]. Rumsfeld dijo: un momento, sólo existe un comandante en jefe, y éste es mi jefe; de modo que ustedes, generales que están a mis órdenes, no pueden ser comandantes en jefe. Así es como el tipo que dirige el Comando Sur de Estados Unidos hoy es sólo "comandante de combate".

Otro ejemplo indicativo de este trasvase de poder a los civiles es el del papel jugado por la Junta de Jefes de Estado Mayor, inoperativa en la práctica. Los informes sobre la planificación y el desarrollo de las guerras Afganistán e Irak dejan bien claro que apenas tienen influencia alguna. Son muy raramente consultados. Desde que Colin Powell dirigió la Junta de Jefes y se convirtió en un agente quasi-independiente, los presidentes eligen a directores más débiles. Los presidentes prefieren que los oficiales de más rango tengan un talante acomodaticio en vez de que tengan personalidades fuertes que les permitan mantener posturas independientes. No dudo de que el general Myers de la Fuerza Aérea sea un hombre estupendo y un patriota, pero después del 11-S sirvió cuatro años como director de la Junta, y lo hizo sin dejar ninguna huella reconocible de su paso por ese cargo. Esto no es accidental. Refleja el esfuerzo de Rumsfeld por trasladar toda la autoridad a la oficina del Secretario de Defensa.

TE.- ¿No cree usted que esto refleja un patrón de mucho mayor alcance consistente en detraer autoridad de todas las partes para transferirla a esta presidencia de comandante-en-jefe?

AB.- Es exactamente así. Acabo de terminar una reseña del nuevo libro de Michael Gordon y Bernard Traidor, Cobra II. El tema principal del libro trata de cómo gente como Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz vieron el 11-S como una gran oportunidad. Si, fue un desastre. Si, fue algo terrible. Pero, por dios, de este desastre podemos sacar mucho provecho. Esta situación nos permite eliminar restricciones para el ejercicio del poder militar estadounidense, permitiendo que la Administración Bush pueda consolidar, expandir y perpetuar la hegemonía global de los Estados Unidos. Con la vista puesta en este objetivo, los funcionarios de mayor rango inventaron la "guerra global contra el terror", un relato ficticio que en realidad encubría el intento de pacificar y transformar Oriente Medio, un proyecto gigantesco condenado al fracaso. Implicar a los Estados Unidos en este proyecto implicaba una transformación radical del poder dentro de Washington. Los halcones debían contar las alas a todas las instituciones o personas que se sintieran incómodas con que el poder estadounidense se ejerciera sin restricciones. ¿Y quiénes eran estos? Bueno, eran la CIA. Eran el Departamento de Estado, particularmente el Secretario de Estado, Colin Powell. Eran el Congreso -adviértase lo peculiar de concebir el Congreso como un cuerpo extraño que limita las prerrogativas presidenciales-, y los halcones también debían preocuparse de los militares uniformados, gentes consideradas con "aversión al riesgo" e incapaces de comprender los fundamentos modernos de la guerra en la era de la información.

TE.- Y también hay que hablar de los tribunales. Al fin y al cabo, los dos hombres designados para el Tribunal Supremo son, antes que nada, creyentes a pies juntillas de la teoría ejecutiva unitaria de la presidencia.

AB.- Sí, también encaja con lo dicho. Quisiera dejar claro que todo esto no ocurre porque Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz sean criaturas diabólicas tratando de hacer el mal. Ellos creen genuinamente que todo esto es en provecho de Estados Unidos y del mundo; creen que un poder estadounidense ilimitado modeará el orden internacional. Considero que esto rebasa en exceso nuestras capacidades. A pesar de su supuesta cultura mundana y de su sofisticación, no creo que comprendan cómo funciona el mundo. Estoy convencido de que sus proyectos sólo nos llevarán a mayores males, al tiempo que socavan nuestra democracia. No pongo en duda que, en algún lugar de su fuero interno, creen de veras que están actuando de parte de usted y mía. Pero eso aún les hace más peligrosos.


Parte II - La arrogancia del poder de Estados Unidos: el camino que lleva a la perdición

TE.- Querría regresar al asunto de las guerras por el petróleo, de las guerras por la energía. Parecería éste el único tema unificador de toda la amalgama de acciones y sucesos: todas las cabezas pensantes viendo el mundo como flujos de energía. Recientemente tuve oportunidad de releer el discurso que en el año 1979 pronunció [el presidente Jimmy] Carter sobre energía. ¿No resulta irónico que se rieran de él por proponer que se buscaran urgentemente alternativas a la energía procedente del petróleo, mientras hoy vemos como dependemos de la Fuerza de Despliegue Rápido sobre el Golfo Pérsico? Como usted sostiene en su libro, The New American Militarism, esto básicamente marca el inicio de la "Cuarta Guerra mundial".

AB.- Recuerdo claramente el discurso de Carter. Por aquel entonces yo era relativamente joven. En general, siempre he votado por los Republicanos, aunque no a estos Republicanos del 2004. Pero voté por Carter porque había acabado muy desencantado con [el presidente Richard] Nixon y [su consejero de seguridad nacional Henry] Kissinger. [El presidente Gerald] Ford me parecía débil e incompetente. Recuerdo que el discurso de Carter me causó una gran consternación porque me pareció completamente contrario al espíritu estadounidense. No era una declaración optimista; no prometía que mañana tendríamos más de lo que teníamos hoy, que el futuro sería aún mejor que el presente. Carter fundamentalmente dijo: si nos tomamos en serio la libertad, debemos pensar a fondo qué significa la libertad; y es evidente que libertad significa algo más que mera adquisición y consumo exhibicionista de bienes. De modo que si deseamos preservar nuestra libertad, entonces debemos empezar a vivir con nuestros propios medios.

En ese momento no acabé de entenderlo. Solamente cuando estaba escribiendo mi libro sobre militarismo fui capaz de tomar otra perspectiva sobre el libro, y debo reconocer que fue entonces cuando me causó una grave impresión. Me dije: este tipo sabía lo que se decía. No sé muy bien cómo llegó a esa conclusión, pero acertó en dos aspectos. En primer lugar, comprendió perfectamente la esencia de los apuros en que se encontraba nuestra nación. Y, en segundo lugar, entendió cabalmente que un petróleo caro era una droga que nos conduciría inexorablemente a este camino de perdición. Ambos aspectos estaban directa e íntimamente relacionados: nuestra creciente dependencia de un petróleo extranjero aparentemente barato, y nuestra incapacidad para reconocer lo que podríamos calificar de crisis cultural rampante de nuestro tiempo.

Si mal no recuerdo, creo que Carter pronuncia el entonces calificado como discurso del malestar en julio de 1979. Los rusos invaden Afganistán en diciembre de ese mismo año. Luego, Carter pronuncia el discurso sobre el Estado de la Unión en enero de 1980, en el cual en cierto modo se retracta de lo dicho en julio y retoma el argumento de que el Golfo Pérsico es de vital interés para los Estados Unidos, y en el dice que debemos utilizar todos los medios a nuestro alcance para impedir que terceros puedan controlar esa región. Para contrarrestar esta amenaza crea la Fuerza Conjunta de Despliegue Rápido, que pone en marcha el tipo de militarización de la política de Estados Unidos que se ha venido sucediendo desde entonces. De modo que entre julio de 1979 y enero de 1980 se suceden acontecimientos que en parte explican dónde nos encontramos hoy. Naturalmente, entonces no nos dimos cuenta de esto; al menos, yo no fui capaz de captarlo así. En julio de 1979 Carter lanzó una advertencia premonitoria. No quisimos escucharle. De modo que desperdiciamos una ocasión de oro.

Si saltamos a 2006 y escuchamos lo que el presidente Bush dice ahora, resulta que nos está sermoneando sobre el hecho de que somos adictos al petróleo. El pasado fin de semana escuché a [la líder del grupo de la minoría parlamentaria en el Congreso] Nancy Pelosi decir que los Demócratas disponían de un plan que convertiría al país en energéticamente independiente en el año 2020. Estaba mintiendo como una bellaca. No hay modo humano de hacer que en 2020 seamos energéticamente independientes. Tendríamos que haber empezado a trabajar en esa dirección en 1979, si no antes. Tratar de independizarse de la energía procedente del Golfo Pérsico no sólo supondría empezar un proceso enormemente costoso jalonado de innumerables sufrimientos, sino que además es algo que ningún político de cualquiera de los dos grandes partidos está dispuesto a asumir. La gasolina cuesta hoy unos 3 dólares el galón. El otro día escuché a un tipo en un debate decir: "¿Qué debemos hacer? Pues creo que deberíamos aparcar todos nuestros coches en la Interestatal y detener el tráfico hasta que el gobierno haga algo". Me pregunté qué era lo que quería que hiciera el gobierno. ¿Acaso quería que conquistara otro país?

Los estadounidenses estamos negando la realidad, no queremos aceptar que por nuestro bien deberemos cambiar nuestra forma de vivir. El imperio no nos ofrece las garantías necesarias para proteger nuestra libertad. Debemos aprender a vivir por nuestros propios medios. Jimmy Carter fue el único que, en una fecha ya tan lejana como 1979, tuvo la osadía de decirlo. Desafortunadamente, no tuvo la osadía de mantenerlo durante demasiado tiempo.

TE.- A menudo me pregunto qué hubiera ocurrido si hubiésemos invertido un montón de dinero en I+D para desarrollar energía alternativas.

AB.- Los fondos destinados a la guerra de Irak ascienden ya a varios centenares de miles de millones de dólares. El economista Joseph Stiglitz hace una proyección que permite afirmar que los costes finales podrían alcanzar los 2 billones de dólares [véase: "Los costes económicos de la guerra de Irak", publicado en SP el 26 de febrero de 2006]. ¿Qué habríamos podido conseguir invirtiendo un billón de dólares en investigación sobre energías alternativas? Yo no lo sé, pero en algo se habría avanzado, ¿verdad? ¡En algo! ¿Qué hemos sacado de gastarnos allí un billón de dólares? Nada. ¡Es un auténtico despropósito!

TE.- Me resultó gracioso descubrir que usted había nacido en Normal, Illinois.

AB.- Fue porque allí se encontraba la Escuela Normal del Estado de Illinois.

TE.- Estaba pensando en los estereotipos que elaboramos sobre los militares. Ya sabe, rigidez mental y esas cosas. Lo que me causó una gran impresión al leerle fue descubrir que usted estaba mucho más abierto a revisar su visión del mundo que la mayoría de los académicos. De modo que empecé a sentir curiosidad por cómo había evolucionado su pensamiento.

AB.- Para mí hubo dos momentos clave: el final de la Guerra Fría y la guerra de Irak. Contada de una forma rápida, mi historia es que en los primeros poco más de veinte años de mi vida adulta, que coincidieron con la última fase de la Guerra Fría, yo era un oficial en el servicio activo. Yo era un guerrero frío de uniforme. Consiguientemente, acepté la explicación ortodoxa que justificaba la Guerra Fría y la posguerra mundial en general. Ciertamente, no me era ajeno a que habíamos cometido errores políticos y que habíamos hechos algunos cosas terribles, pero, puesto que iba vestido de uniforme, estaba dispuesto a aceptar que se trataba de asuntos periféricos a la explicación general de la situación. Me había imbuido de la creencia de que la Guerra Fría constituyó una emergencia seria y prolongada que justificaba que nosotros como nación nos viéramos obligados a ir más allá de lo debido. Las cosas tenían que ser de otro modo, muy particularmente en lo que se refería a un sistema militar desplegado en todo el mundo.

TE.- Retrocedamos por un momento hasta Vietnam. ¿Combatió usted allí?

AB.- Sí, en 1970-71.

TE.- …¿y que ocurrió cuando salió de Vietnam?

AB.- Por un conjunto de razones personales, mi mujer y yo decidimos que continuaría en el Ejército una vez finalizada mi etapa de servicio obligatorio. [Se muestra pensativo]. Puede que para alguien ajeno al servicio en la milicia sea algo difícil hacerse una idea del grado de implicación que se desarrolla en el Ejército. Se convierte en una vocación. Es parecido a ser un monje. Los soldados trabajos muy duro. Y gran parte de este trabajo es particularmente gratificante. Durante casi toda mi etapa de servicio las mujeres eran muy minoritarias y desempeñaban funciones secundarias. De modo que se conformaba un ambiente muy masculino. Esto puede parecer muy retro, pero resulta muy especial estar en un medio en el que los hombres viven entre hombres, y hacen cosas muy de hombres [se ríe]. En cualquier caso, me tragué la explicación institucional de la guerra de Vietnam de que nosotros habíamos sido deshonrados. Los políticos nos deshonraron, los medios de comunicación nos deshonraron, los estadounidenses nos deshonraron. Nos habían abandonado, de modo que, después de Vietnam, mi compromiso con la institución se basó en un esfuerzo global por reconstruir y restaurar la institución militar y el papel que debía jugar en la sociedad estadounidense.

En este contexto, las preguntas que yo estaba dispuesto a hacerme sobre Vietnam o sobre la política exterior de los Estados Unidos generalmente estaban basadas en una visión muy estrecha de los problemas. Desde que salí del Ejército, y desde que empecé a buscar por mí mismo el significado de la Guerra Fría y de la política exterior de Estados Unidos desde una perspectiva muy distinta, también empecé a mirar de un modo muy distinto la guerra de Vietnam. Hasta cierto punto puedo aceptar el argumento de que el significado de Vietnam puede encontrarse en que se envió a los militares a morir, pero esto no es suficiente. Empecé a ver la guerra como algo completamente innecesario, equivocado y erróneo. Un error de cálculo monumental que nunca tenía que haber ocurrido, pero que ocurrió en gran parte por algunos defectos muy arraigados sobre la forma en que nos vemos a nosotros mismos y vemos al mundo.

En cualquier caso, la Guerra Fría terminó en 1989 con la caída del Muro [de Berlín]; y en 1991 se hunde la Unión Soviética. Salí del Ejército en 1992, y a partir de entonce me dediqué a observar con mucha atención el impacto que podía causar el final de la Guerra Fría en la política de Estados Unidos, y muy particularmente en la política militar. En lo básico, no hubo ningún cambio. Por si fuera poco, aún nos agarramos con más fuerza a la idea de la bondad de la hegemonía militar global de Estados Unidos. No porque hubiera un enemigo -en 1992, 1993 y 1994 no había ningún enemigo-, sino porque empezamos a ver la supremacía militar y la hegemonía global como buenas en sí mismas.

El final de la Guerra Fría nos lleva a utilizar el poder militar con más frecuencia, mientras nuestras ambiciones, nuestro sentido de lo que supuestamente queremos hacer en el mundo, se tornan más ostentosas. Todo gira alrededor de un diálogo deformado acerca del "fin de la historia", "el lado bueno de la historia", y la "nación indispensable", con toda clase de políticos y expertos pontificando sobre destino de la humanidad. De modo que empecé a preguntarme qué fue lo que motivó el desempeño de Estados Unidos durante la Guerra Fría. La explicación ortodoxa decía que los Estados Unidos se habían comportado de aquel modo por culpa de los otros, por las amenazas exteriores. Llegué a la conclusión de que la explicación no era completamente falsa, pero sí demasiado limitada. Nos acercamos más a la verdad cuando reconocemos que aquello que nos hace actuar del modo en que lo hacemos depende de lo que ocurre en el interior del país. Pasé a aceptar las tesis de historiadores como Charles Beard y William Appleton Williams cuando decían que la política exterior es fruto de la política doméstica, concretamente de la estructura de la política económica de Estados Unidos.

De modo que en la década de 1990 acabé convirtiéndome en un crítico bastante franco de la política exterior de los Estados Unidos.

TE.- Entonces usted escribió un libro que llevaba la palabra "imperio" en el título…

AB.- Si, porque me fui convenciendo de que lo que veíamos en los años noventa, tanto en las líneas Demócratas como en las Republicanas, era un esfuerzo por expandir un imperio estadounidense informal. Si saltamos al 11-S y sus nefandas consecuencias, y a la doctrina de Bush sobre la guerra preventiva desarrollada en Irak, y sobre todas las dimensiones de nuestras ambiciones imperiales, la voluntad imperial aparece por doquier como algo evidente.

Debo decir que en su momento apoyé la guerra en Afganistán. Creía firmemente que no teníamos otra opción que derribar el régimen de los talibanes para dejar bien claro que no íbamos a tolerar que ninguna nación amparara, auspiciara o apoyara a terroristas que nos atacasen. Pero la guerra de Irak siempre me pareció tan innecesaria, injustificable y temeraria que… No soy capaz de explicar muy bien cómo me impactó, pero sí puedo decir que esa guerra me colocó inexorablemente en el campo de quienes empezaron a ver el poder estadounidense como un problema, no como la solución. Y también debo decir que sentí cierta sensación de desesperanza cuando vi que la respuesta de la oposición interna y de la ciudadanía norteamericana en general era tan tibia y tan ineficaz. De todo esto saqué la conclusión de que tenemos un problema más serio y profundo de lo que a primera vista podría parecernos.

Una manifestación importante de este problema es la infatuación miope del poder militar, que incluso va más allá de lo que escribí en mi libro más reciente. Una vez más, tiene que ver con el problema de la energía y del petróleo. En mi vida he conocido a gente que cuando tenía problemas miraba para otro lado; pues bien, parece que en la sociedad americana hay un rechazo a afrontar los dilemas que tenemos delante. Sé que somos una democracia. Tenemos elecciones. Pero se ha convertido en una democracia puramente procedimental. Nuestra política no tiene un contenido real. En una política con contenido efectivo, usted y yo podríamos discutir sobre nuestras diferencias de fondo, y fuera de esta discusión no habría solución ni reconciliación, pero al menos habría consciencia de las consecuencias de seguir su camino, distintas a las de seguir el mío. No, nosotros no hemos tenido esta discusión. Esto es lo que resulta realmente descorazonador de la situación actual.

TE.- Usted ha utilizado la palabra "cruzada" y ha hablado de esta Administración como de "intoxicada por la misión de la salvación". Me preguntaba en qué clase de "ismo" cree usted que hemos vivido durante los últimos años.

AB.- Ésta es una gran pregunta, y no basta con responder que se trata de un capitalismo democrático. Ciertamente, nuestro "ismo" incorpora una dimensión religiosa (en el sentido de creer que Dios creó esta nación con el propósito de que cimentara su desarrollo en valores universales).

No es fácil entender cómo la gente se conforma con el tipo de relación que tenemos con el poder militar y con las guerras en las que hemos participado y con el modo en qué nos hemos implicado en las mismas. James Carroll acaba de publicar un libro, House of War, en el que se muestra muy preocupado por las formas de bombardeo estratégico desarrolladas desde la Segunda Guerra mundial, particularmente por el uso que hemos hechos de, y la actitud que hemos tenía hacia, las armas nucleares. Su preocupación es perfectamente comprensible, puesto que ésas son las cosas que no logramos digerir y de las que no podemos desprendernos. Porque resulta que nosotros, la nación creada con una misión, el país de los cruzados, conscientes de nuestra rectitud, al final de cada día nos acostamos sabiendo que seguimos siendo los únicos que hemos utilizado armas nucleares; en realidad somos los únicos que las hemos utilizado como arma para sembrar el terror.

TE.- Aunque los medios de comunicación en Irak no han mostrado demasiado este aspecto, la fuerza aérea ha sido el medio bélico preferido por Estados Unidos desde la Segunda Guerra mundial, ¿no es así?

AB.- Ciertamente, el "ismo" que nos define tiene un importante componente tecnológico. Nosotros somos los que creamos la tecnología. Vemos el futuro en términos tecnológicos y no somos capaces de imaginar un problema que carezca de soluciones tecnológicas…

TE.- …excepto cuando aparece el petróleo.

AB.- Así es. En muchos aspectos, el artefacto tecnológico que mejor define el último siglo es el avión. Con el avión aparece un nuevo tipo de guerra. Los italianos lanzaron la primera bomba en el norte de África; los japoneses asesinaron su cuota de civiles desde el aire, al igual que lo hicieran los alemanes; pero nosotros y nuestros primos los británicos les superamos a todos. Después de darle muchas vueltas a este asunto, me he convencido de que nuestro desempeño con las bombas estratégicas no es simplemente un asunto de interés histórico.

Nosotros no somos quienes creíamos ser y, en cierto modo, la concepción que tienen de nosotros los demás se acerca más a la verdad que la nuestra. El presidente ha relatado una versión de la historia -como, por ciento, hizo Clinton- que empieza en la Segunda Guerra mundial, en la que los Estados Unidos juegan el papel de salvadores, de modo que los estadounidenses son quienes llevan la libertad al mundo. Hay algo de cierto en esto, pero no es toda la verdad sobre el asunto; y, para ser, francos, no es una verdad que importe, digamos, para abordar los problemas del mundo islámico actual. A los musulmanes de hoy les importa un comino si fuimos nosotros quienes derrotamos a Hitler o al Tercer Reich. Sin embargo, son perfectamente conscientes de otros tipos de comportamientos que hemos desarrollado, particularmente en su mundo, que no tenían nada que ver con extender la democracia y la libertad, y que sin embargo sí tenían que ver con el poder, con tratar de establecer relaciones que maximizaran los beneficios obtenidos por Estados Unidos y la sociedad estadounidense en general. No deberíamos sentirnos demasiado orgullosos de esto. Es así como funciona la política, de acuerdo, pero no deberíamos llamarnos a engaño sobre sus consecuencias. Cuando el presidente George W. Bush dice que "los Estados Unidos representan la libertad y la condición de ciudadanos libres, y por eso ahora vamos a liberarles a ustedes", es absurdo pretender que la gente de esa parte del mundo nos tome en serio. Esto no es lo que ellos han visto, han conocido y han experimentado en sus propias carnes cuando han tratado con los Estados Unidos.

TE.- Y, naturalmente, en los conciliábulos de esta Administración había un rechazo absoluto hacia cualquiera que tuviera consciencia de la política estadounidense en el mundo islámico.

AB.- Porque esos expertos habrían puesto en serios aprietos la versión ideológicamente rebozada de la historia que esta Administración ha tratado de transferir al siglo XXI. Solamente empezando a vernos a nosotros mismos con una mayor claridad conseguiremos comprender cómo nos ven los demás. Debemos revisar el relato que hacen aquellos que auspician la idea del Siglo Americano y reconocer que en este siglo ha habido muchas otras cosas importantes y mucho más problemáticas que la liberación de otros países. No es posible comprender cabalmente la naturaleza del auténtico siglo americano sin reconocer la realidad de Hiroshima, Nagasaki, Dresden, Hanoi y Haiphong.

TE.- Con todo, ¿considera usted que esa idea de una "comunidad basada en la realidad" constituye un aggionamento de la Admisnitración Bush?

AB.- Si, es una puesta al día, ¿pero tiene eso consecuencias políticas? Si sólo nos quitamos de encima a Bush y ponemos a otro… ¿A quién? ¿A la senadora Clinton, a John McCain? ¿Cambiarían las cosas? No lo creo. Naturalmente, siempre hay algo que decir de las aptitudes que cada uno tiene, incluso para aplicar una mala política. Hoy estamos gobernados por gente incompetente aplicando una mala política, pero la esencia del problema radica en la política; y no me refiero sólo a la guerra de Irak, sino a este paradigma de una guerra global contra el terror, esta concepción de eliminar toda restricción al poder estadounidense. Esto es lo que debemos revisar.

TE.- Quisiera conocer su opinión acerca de tres cuestiones militares: sobre la creciente religiosidad que impregna lo militar; sobre la constitución en 2002 por parte de la Administración Bush de un Comando Norte con el cometido de realizar tareas de protección del territorio patrio, algo que se me antoja muy inquietante; y, finalmente, quisiera saber qué opinión le merece la práctica, hoy común, de presentar los costes de la guerra como un capítulo complementario ajeno al presupuesto del Departamento de Defensa.

AB.- Pienso que lo último de su lista es estrafalario e irresponsable. Es como si lleváramos dos libros de contabilidad. Pero, de nuevo, el poder ejecutivo, con el amparo del Congreso, juega a esto sin que parezca importarle demasiado a nadie. Esto no cambia el hecho de que seguimos gastando en defensa más que la suma de todo lo que gasta el resto del mundo. Esto no tiene precedentes. ¿Hace esto que seamos un país más seguro y más próspero? Si no estamos seguros de que así sea, ¿significa esto que debemos gastar el doble de lo que gastamos ahora? Tengo amigos que sí lo creen, o que al menos piensan que el presupuesto de defensa es insuficiente. Yo creo que el hecho de que se asigne cada vez más dinero al Departamento de Defensa debería impulsar a los estadounidenses a reconsiderar la idea de que vamos a encontrar la solución a nuestros problemas en el reino del poder militar.

Creo que el asunto de la evangelización refleja al menos tres cosas. La primera tiene que ver la desconexión de la elite social con lo militar desde la guerra de Vietnam. Dejaron de alistarse los episcopalianos y los presbiterianos. La segunda se refiere al creciente peso político de los cristianos evangélicos, quienes, desde 1960, se embarcaron en una cruzada para salvar a los Estados Unidos de sí mismos. Los evangélicos siempre han visto en los militares estadounidenses unos aliados para esta causa. Los Estados Unidos irán directos al infierno por su promiscuidad, su pornografía, sus tasas de divorcio, su aborto, los derechos de sus mujeres, todas esas cosas que los evangélicos lamentan, viendo en cambio a los militares como un bastión de los valores tradicionales. Tienen una visión distorsionada de lo que deben ser los soldados, pero creo que ésa es una razón por la que el servicio militar tiene un atractivo especial para los cristianos evangélicos.

La tercera tiene que ver con la politización de los militares. Cuando me convertí en oficial, aún estaba muy arraigada la tradición de ser apolítico. Después de Vietnam esto desapareció. Los cuerpos de oficiales empezaron a ver sus intereses como algo conectado con la derecha política. Los cristianos evangélicos sólo constituyen una parte de esta combinación más amplia.

TE.- Entonces, nos encontramos ante un mundo militar más politizado, que se ha desplazado hacia el sur, y que cada vez tiene menos vínculos sociales en su interior, a diferencia de lo que ocurría cuando el servicio militar era obligatorio, o durante la Guerra Mundial. ¿Qué ocurre cuando los militares se van pareciendo cada vez menos a la sociedad estadounidense?

AB.- Pienso que es una mala noticia. Lo único bueno -se trata de una pura especulación y carezco de evidencias sobre el particular- es que, a partir de la guerra de Irak, un buen puñado de conservadores, evangélicos, gentes del Partido Republicano, y quizás miembros del cuerpo de oficiales, empezarán a revisar cuáles deberían ser sus lealtades y empezarán a darse cuenta de que casarse con la bandera del Partido Republicano no es algo necesariamente bueno para sus intereses institucionales. Los militares sentían devoción por [Ronald] Reagan. Él salvó a los militares. Y ahora resulta que, para algunas personas, el presidente más reaganiano desde Reagan está haciendo todo lo posible para destruir a los militares. Esto a buen seguro deberá tener algún impacto.

TE.- Hace aproximadamente un año dijo usted: "La única vía por la que soy capaz de aventurar que puede haber un cambio político significativo en la línea que a mi me gustaría ver sería como reacción a un terrible desastre". ¿Nos lo podría aclarar?

AB.- Un desastre así puede tener diferentes consecuencias. Es odioso especular sobre esto, pero de ocurrir otro 11-S es probable que los estadounidenses reaccionaran con ira justificada diciendo que habría que matarlos a todos. Pero también puede esperarse que un desastre así ofrezca la oportunidad de que se escuche a la gente que está ofreciendo alternativas.

Una de las cosas más extrañas de la guerra de Irak y de otras políticas posteriores al 11-S es que, aparte del hecho de que la gasolina se vende a 3 dólares el galón, ¿a quién le importa realmente todo lo demás? Parte de la astucia genial de la Administración Bush ha consistido en su capacidad para aislar a los estadounidenses de los efectos de las políticas aplicadas. Ocurre el 11-S y ellos aprovechan para declarar la guerra global sobre el terror. El presidente dice desde el principio que ésta será una guerra larga, que puede durar décadas, que no es comparable a las anteriores guerras mundiales. Por otro lado, su opción es no movilizar a la nación. Nada cambia en las prioridades domésticas; no se produce un despliegue significativo de las fuerzas armadas.

¿Por qué ocurrió de este modo? En su ilimitada confianza sobre lo grande que era nuestro poderío militar, creyeron que bastaba con ser lo que habíamos sido en el pasado. Este fue un tremendo error de cálculo. Creo que en su cálculo también incluyeron que decir a los estadounidenses -como todo el mundo recuerda que el presidente dijo- que nos fuéramos a Disney World y disfrutáramos de éste nuestro gran país, les reportaría protección política. Aunque actualmente las encuestas reflejan que el apoyo público al presidente ha caído en picado, los hechos les han dado la razón en lo básico. No se les ha pedido que rindieran cuentas por los errores descomunales que han cometido porque los ciudadanos medios como usted y como yo no sentimos directamente los efectos del problema.

Ahora, si el presidente hubiese dicho: vamos a recortar nuestros programas domésticos; vamos a subir los impuestos porque esta guerra es importante y, por dios, debemos afrontar los gastos de la misma; y necesitamos un Ejército más grande, de modo que vamos a reintroducir las levas obligatorias. En ese caso estoy seguro de que los estadounidenses habrían estado mucho más atentos a lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años. Pero, sea por lo que fuere, esto no ha ocurrido. A cambio nos han conducido a un camino de perdición.

Traducción de Jordi Mundó.
Andrew Bacevich es un analista y crítico del militarismo estadounidense, autor del celebrado The New American Militarism, How Americans Are Seduced by War. Le entrevistó Tom Engelhadrt.

Publicado: 20:09 14/06/2006 · Etiquetas: · Categorías:
Primera parte: >>


Autores:
Microactos X-XI y XV-XVI, AnarcoAnónimo, defendiendo el anarco-socialismo
Microactos XII-XIV, willi@m, defendiendo el anarco-capitalismo



MICROACTO X
En el dormitorio del obrero capitalista, en una chabola.

OBRERO EX-CAPITALISTA (levantándose de la cama y bostezando)
Que sueño más absurdo he tenido. Resulta que vivíamos en un mundo en el que las profecías anarcocapitalistas se habían cumplido, y las contradicciones de intereses beneficiaban a todos. Todo encajaba y era perfecto, y tú no estabas en silla de ruedas.

ESPOSA DEL OBRERO CAPITALISTA
Sí, todo sonaba muy bonito cuando el gobierno decidió privatizarlo todo, incluidas las calles y la policía. Claro que las agencias de protección de los monopolios energéticos tenían armas muuuuucho más efectivas que las de nuestra agencia de protección "empresarial-familiar a su medida" que nos podíamos permitir. Cuando no aceptaste la multiplicación por diez del precio del cosmopetróleo que habían pactado las macroempresas y te negaste a pagar, no tuvieron tiempo ni de responder al embargo de todos nuestros bienes.

ESPIRITU DE LA MADRE TERESA
Dios es misericordioso, hermanos. Id a los comedores de caridad de las grandes empresas y obtendréis lo que necesitáis. El resto de necesidades sólo son avaricia superflua y pereza, que curaréis rezando.

ESPIRITU DE BAKUNIN
¡No escuchéis esas chorradas! Uníos a otras personas y derribad el poder de las corporaciones anarcocapitalistas o arrancadles derechos.

ESPIRITU DE BERNSTEIN
Uníos a otras personas y reclamad que os aumenten la ración del comedor de caridad o que os contraten con un mejor sueldo.


MICROACTO XI
En las puertas de la sede central de la Cosmopetroleum Galaxy Company (CGC)

COMITE DE OBREROS ARRUINADOS ASESORADOS POR NOZICK
¡Queremos que se divida la CGC en muchas pequeñas empresas y que haya competencia perfecta!

COMITE DE OBREROS ARRUINADOS ASESORADOS POR LA MADRE TERESA
¡Queremos más comida y asesores espirituales, por favor!

COMITE DE OBREROS ARRUINADOS ASESORADOS POR BERNSTEIN
¡Queremos más comida y sanidad pública!

CONSEJO DE ADMINISTRACION DE LA CGC
JAJAJAJAJAJAJA

COMITE DE OBREROS ARRUINADOS ASESORADOS POR BAKUNIN
¡Queremos la propiedad o copropiedad de la CGC!

CONSEJO DE ADMINISTRACION DE LA CGC
JAJAJAJAJAJAJA. Pero vayamos llamando a la agencia de protección, estos parecen más peligrosos.


MICROACTO XII
En el Chat de Accionistas de la Cosmopetroleum Galaxy Company

ACCIONISTA 1
Camaradas, llevamos dos horas discutiendo las posibles soluciones a la crisis que enfrenta hoy la CGC. Escuchamos con atención las demandas de los diversos comités de obreros arruinados, los invitamos a dialogar con nosotros, los pasamos al Salón de Invitados, nos manifestaron sus puntos de vista y exigencias, y en este momento esos obreros están ahí, físicamente, en el Salón esperando nuestra respuesta. Y el Departamento de Seguridad me informa que los obreros están ya bastante impacientes y molestos, llevan dos horas esperándonos, y creo que no es conveniente ponerlos más furiosos de lo que ya están. Llegó la hora de que los Accionistas votemos las diversas opciones propuestas por algunos de nosotros.

ACCIONISTA 2
Apoyo la moción del compañero. Tenemos quórum suficiente, esta charla tiene carácter de Asamblea. Estamos conectados al chat 109,918 de los 111,015 accionistas de CGC.

DIRECTOR GENERAL DE CGC
Momento, por favor. Aunque no soy accionista, los estatutos de CGC me dan derecho a hablar. Sólo quiero decirles esto, camaradas accionistas, para que lo consideren antes de emitir su voto: Hoy domina en el mundo el Anarco-Capitalismo, un sistema social y económico fundado en la libertad absoluta de cada individuo. Y este sistema ha traído prosperidad, abundancia, libertad, paz y felicidad a la humanidad. Han terminado los horrores de las guerras cíclicas que traía consigo el antiguo sistema estatista. Han terminado los abusos de los sistemas judiciales y represivos del pasado, fundados en el monopolio de la fuerza. Han terminado la pobreza y la miseria en que vivían antes el 80 o/o de los seres humanos... Muchas cosas buenas nos ha traído el Anarco-Capitalismo. Sin embargo, no hay sistema perfecto, y el Anarco-Capitalismo no es la excepción. Un 12 o/o de la humanidad vive aún en la pobreza. ¿Quiénes son esas personas? Todos lo sabemos: son aquéllos que por incapacidad física o psicológica, o por tener ciertos prejuicios ideológicos y morales, no quieren o no pueden ser agentes activos en el mercado, se resisten o se niegan, o sencillamente nos están capacitados para aceptar e interiorizar las actitudes y valores propios del mundo anarco-capitalista. Y una muestra de esas personas son esos obreros arruinados que se han plantado frente a la CGC para gritar, protestar y quebrar cristales. Observen con atención sus demandas:

(1) Hay un grupo (que curiosamente se llama a sí mismo "anarco-capitalista") que nos exige que dividamos la CGC en multitud de pequeñas empresas, para luego ellos adquirir acciones de esas pequeñas empresas y tener un mayor poder de decisión.
(2) Hay otro grupo (los "cristianos") que exige que la CGC pague la comida diaria de los obreros (supongo que eso incluye breakfast, lunch y dinner).
(3) Otro grupo (los "socialistas"o "socialdemócratas") exige que la CGC pague la higiene y salud de toda la humanidad.
(4) Finalmente, el grupo más agresivo (los "anarco-socialistas") exige que la CGC sea propiedad no de los Accionistas, sino de ese grupo...

Pues bien, camaradas Accionistas, a todos estos obreros arruinados habría que decirles: ¿Y POR QUÉ TIENE QUE HACERLO LA CGC? ¿POR QUÉ NO LO HACEN USTEDES, CON EL DINERO DE SU PROPIO BOLSILLO? Hoy en día, bajo el maravilloso Anarco-Capitalismo, hay libertad para crear o comprar sus propias empresas pequeñas, y para asociarse entre ellas y competir contra empresas más grandes o incluso macroempresas como la CGC. ¿Les parece mal que la CGC se haya adueñado de todo el cosmopetróleo? Pues bien: ¿Y POR QUÉ NOS DEJARON HACERLO? ¿Por qué ellos no fabricaron su propio cosmopetróleo? El Anarco-Capitalismo ha abolido los derechos de patente; cualquiera puede fabricar y explotar cosmopetróleo. ¿Por qué no lo hicieron? Y los que lo hicieron ¿por qué terminaron vendiéndonos baratas sus empresas? Más aún: ¿por qué no han invertido en otras fuentes de energía? ¿POR QUÉ HAN PERMITIDO que CGC se adueñe del mercado de energéticos? Hay libertad para desarrollar y explotar otros energéticos, ¿por qué no lo hacen esos grupos que protestan y se quejan? La respuesta es muy sencilla: SON INCAPACES. Pero como nosotros, los 111,015 accionistas de CGC y sus empleados, sí lo hacemos y somos ricos, pues ahora LA ENVIDIA CORROE LAS ENTRAÑAS DE LOS ARRUINADOS, y vienen a gritar, protestar y quebrar cristales... Hay más todavía: se quejan de que la Agencia de Protección de CGC tiene armamento muy superior al de las agencias de ellos. Otra vez, hay que preguntarles lo mismo: ¿Y POR QUÉ LO PERMITIERON? ¿Por qué no crearon sus propias agencias y las dotaron de armas poderosas? Hay libertad para hacerlo; bajo el Anarco-Capitalismo pueden crear, desarrollar o comprar todo tipo de armas. ¿Por qué no lo hicieron? Nuevamente, la respuesta es la misma: SON INCAPACES, Y SIENTEN UNA ENVIDIA FEROZ CONTRA NUESTRA AGENCIA DE PROTECCIÓN...

No se dejen engañar, camaradas Accionistas. Los motivos ocultos, los verdaderos motivos de todos esos comités de obreros arruinados, se reducen a dos: INCAPACIDAD y ENVIDIA. Si no fuesen incapaces y envidiosos, ellos mismos estarían hoy creando y desarrollando empresas y estarían creando y desarrollando otros energéticos; y en lugar de estar ahí afuera protestando, estarían compitiendo contra CGC, estarían quitándole parte de su mercado, estarían asociándose entre ellos y mermando el poder de CGC, e incluso hasta intentarían comprar CGC. Pero no lo hacen. Sencillamente porque no pueden. Y eso les corroe el alma... Tan les corroe el alma, que no vienen a suplicar. Vienen a EXIGIR comida, medicinas, derechos de propiedad, blablabla. Exigen, no piden. Exigen igual que exige la cartera el ladrón que apunta con el arma a su víctima. Igual que exige el Inspector Fiscal que hace auditoría a las empresas en nombre el Estado... Y en todos los casos LA VÍCTIMA TIENE DERECHO A DEFENDERSE...

Camaradas: EL ANARCO-CAPITALISMO ES EL ÚNICO Y VERDADERO ANARQUISMO, el único y verdadero baluarte de la libertad. Todo lo demás es estatismo. Satisfacer las demandas de esos comités de obreros arruinados implicaría regresar al estatismo. Si hoy aceptamos que las empresas tienen obligación de alimentar a la humanidad, o de cuidar la higiene, o de repartir sus ganancias entre todos, mañana tendremos que crear una Policía o una Milicia Ciudadana encargada de vigilar que las empresas cumplan su deber. Pasado mañana tendremos que abolir las agencias de protección y entregar el monopolio de la fuerza a esa Policía o Milicia. Y al día siguiente viviremos, una vez más, bajo el Estado. Y ya sabemos muy bien lo que eso significa... Bien, camaradas, llegó el momento de votar. Y no lo olviden: ¡Viva la anarquía!

ACCIONISTA 1
Camaradas, para facilitar la votación, las 18 soluciones posibles se han enlistado como: "A", "B", "C"....y así sucesivamente hasta la letra número 18, la "R". Para votar, sólo hagan click en la letra que corresponda a la opción elegida por ustedes. De esa manera, en menos de un minuto sabremos cuál es la decisión de CGC. Salud, camaradas. Pueden votar ya. Gracias.


MICROACTO XIII
En el Salón de Invitados Especiales de la CGC. Silencio absoluto. Han pasado 4 horas. Los obreros están en sus asientos, aburridos, algunos bostezan, otros duermen.

UNA NIÑA
Mami, ya estoy aburrida, quiero irme a casa a jugar... Mami, Mami, ¿qué pasa? ¿Por qué no viene nadie?... Mami, Mami, ¿a qué hora nos vamos?... Mami, Mami, mi hermanito está aburrido y ya no quiere jugar conmigo.....Mami, Mami, ¿por qué cerraron la puerta?.....Mami, Mami, ¿por qué nadie quiere hablar?....Mami, Mami, ¡también cerraron las ventanas!...Mami, Mami, vámonos ya, ¿sí? Todos están dormidos... Mami, Mami, ¿por qué huele tan mal? Mami, Mami, ¿por qué no me contestas?


MICROACTO XIV
En la cama, el Director General de CGC y su señora esposa.

LA ESPOSA
Oh, querido, estuvo muy interesante esa discusión en el chat. Pero no pude seguir, pues llegó la manicurista. No me enteré. ¿Cuál solución obtuvo la mayor votación?

DIRECTOR GENERAL DE CGC (distraído, leyendo el periódico)
¿Qué? Ah, sí... La solución F.


MICROACTO XV
En el salón de actos de la Facultad de Anarco-capitalismo de la CGC, 10 años después.

DIRECTOR GENERAL DE LA CGC
La victoria es definitivamente nuestra. En otras épocas, nuestros predecesores se esforzaron por inculcar ideas correctas al pueblo: vosotros estáis abajo y obedecéis porque no conocéis la religión verdadera, porque sois de una raza inferior, porque no sois capaces de interpretar correctamente el sentido de la historia, porque no sois de buena familia, etc. Pero siempre había quien no lo aceptaba, e incluso había quien quería cambiar el sistema, ya que no lo motivaba la envidia (estos se hacían delincuentes comunes o intentaban prosperar) sino la rabia y el sentimiento de injusticia. Pero ahora por fin, como nos confirman las últimas encuestas, lo hemos logrado: TODO el mundo sabe que su destino y lugar en el mundo es el único posible, el que el mercado y la libertad les ha asignado. Claro que algunos somos más libres que otros (risas entre el público). Hemos logrado lo impensable para las élites de otros tiempos: tenemos todos los beneficios del Estado, pero ninguno de sus inconvenientes. No tenemos que respetar ninguna ley que no nos convenga, nuestro Ejercito de Protección Cosmopetrolero apenas tiene más rival que el de nuestros aliados del Ejército de Protección Cosmosiderúrgico. Nuestros medios de comunicación son los únicos permitidos para nuestros millones de empleados, que nunca podrán saber nada que no nos beneficie. Por fin los imbéciles tienen conciencia de serlo y se resignan a su destino subalterno. Gracias a la manipulación genética, nuestros hijos serán todavía más listos y libres que los de nuestros esclavos... libres (más risas entre el público), que no pueden acceder a ella.

Señores y señoras, la historia ha llegado a su fin, pero esta vez de verdad. El mundo es feliz, todos sus habitantes lo son y TODOS aceptan su lugar en él.

Aplausos entusiastas. De repente, las luces se apagan y por las puertas del auditorio empieza a entrar un caudaloso río de mierda. Las enjoyadas señoras y los elegantes caballeros empiezan a gritar mientras no pueden evitar revolcarse en la mierda.


MICROACTO XVI
Un accionista de la CGC lee el periódico en voz alta.

ACCIONISTA
"Un acto terrorista sabotea la conferencia del ilustre empresario Latrocinio Rockefeller Gates. Unos vándalos, de orientación anarcosocialista, vaciaron un camión cisterna lleno de aguas fecales en el interior de la Facultad donde se desarrollaba el acto. Al mismo tiempo, unos hackers de esta misma orientación pirateaban la página web de la CGC, introduciendo en grandes caracteres el siguiente mensaje: NI DIOS NI AMO NI JEFE DE SECCION NI AGENCIA PRIVADA DE PROTECCION. ESTAMOS VIVOS"

TELÓN

Publicado: 15:42 10/06/2006 · Etiquetas: · Categorías:
Mini-Obra en 9 micro-actos

Autores:
Microactos I-IV y VII-IX, willi@m, anarco-capitalista
Microactos V-VI, AnarcoAnónimo, anarcosocialista



MICROACTO I
A la izquierda, de pie, los miembros del Comité Obrero; adelante de ellos, Jesucristo. A la derecha, sentado, con los pies sobre el escritorio, el Malvado Capitalista; y un poco detrás de él, de pie, Satanás.

JESUCRISTO
¡Ja! Yo no vine a cerrar heridas, sino a abrirlas. ¡Que corran el llanto, la sangre y el fuego... como el agua! (Se pone un poco atrás del Comité obrero y les habla al oído) Hijitos Míos, ustedes TIENEN DERECHOS. ¡Exíjanlos a ese perverso! LA RAZÓN ESTÁ DE PARTE DE USTEDES. ¡Duro, Mis hijitos, duro, duro!

COMITÉ OBRERO
Pues mire usted, patrón, luego de nuestra asamblea, y asesorados por el señor Doctor en Marxismo, hemos llegado a la conclusión de que nosotros, los obreros de esta empresa, tenemos derecho a la propiedad o por lo menos a la co-propiedad de su empresa.

EL MALVADO CAPITALISTA
JAJAJAJAJAJAJAJAJA

SATANÁS
Jejejejeje

JESUCRISTO (al oído del Comité Obrero)
¡Guau! ¡Bravo, Mis hijitos, así se habla!... Oigan ¿y quién les enseñó eso? No fui Yo, no fue San Agustín, no fue Santo Tomás... hum ¿no me digan que fue Casaldáliga? ¿O Leonardo Boff?

COMITÉ OBRERO
Pues sí, patrón, usted está violando nuestros derechos. Nos está expropiando políticamente por negarse a socializar el mando; y nos está expropiando económicamente al apropiarse del valor añadido fruto del trabajo.

EL MALVADO CAPITALISTA
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

SATANÁS (se tumba y se revuelca cogiéndose el estómago)
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

JESUCRISTO
¡Guau! ¡Eso sí que no me lo sabía! (y eso que soy omnisciente) ¡Expropiación política y económica! ¡Genial! ¡Bravo, Mis hijitos! Siempre lo había sospechado... pero ahora que he leído El Capital estoy seguro: ¡la razón está de nuestra parte! ¡Ánimo, compañeros.... er, quiero decir, ánimo, Mis hijitos!

COMITÉ OBRERO
Entonces, patrón, como legítimos propietarios o por lo menos co-propietarios que somos de esta empresa, vamos a tomar posesión de la misma.

SATANÁS (al oído del Malvado Capitalista)
Ya se están creciendo mucho. Ahora sí, córrelos a chingar a su madre a estos pendejos.

EL MALVADO CAPITALISTA
Miren, bola de burros, esta empresa es mía y sanseacabó. Aquí mando yo y yo pongo las reglas. Punto. ¿No les gusta? Váyanse. Me valen madre sus putos derechos....¿Quieren ser propietarios o co-propietarios? Pues está muy fácil: junten sus ahorritos y creen su propia empresa. O cómprense una. O pídanle una al gobierno. O búsquense un filántropo pendejo que se las regale. O bien... quítenmela, si es que tienen güevos y pueden. Que les quede muy clarito esto: los derechos no "se tienen" (aunque así lo diga su Doctor en Marxismo): LOS DERECHOS SE TOMAN. Aquí no es cosa de quién tiene razón y quién no la tiene. Aquí es cosa de qué voluntad puede más... Y ahora sí, píntenle de aquí o mando que los echen a patadas.

SATANÁS (al oído del Malvado Capitalista)
Hey, no te olvides del famoso contra-argumento de los pastelillos de lodo.

EL MALVADO CAPITALISTA
Ah, y no olviden decirle al Doctor en Marxismo que su teoría del valor es ridícula. Si yo les mando a ustedes ponerse a fabricar millones de pastelillos de lodo, y ustedes trabajan en eso cien mil horas, ¿saben cuál va a ser el "valor" de cada pastelito? ¿saben cuál va a ser el "valor añadido" por el trabajo? Respuesta: CERO VALOR, porque no voy a encontrar ningún pendejo que quiera comprarme los pasteles. Jajajaja, díganle al Doctor que sea más científico, que estudie a los empiristas lógicos, y se olvide de las patrañas metafísicas del materialismo dialéctico. El valor de las cosas no lo da el trabajo, por cansado y pesado que sea; el valor no existe, sólo está en la cabeza del comprador. Asi que no vengan con esas pendejadas de que "los estoy expropiando".

JESUCRISTO
¡Pronto, vámonos, Mis hijitos! Una vez más... la razón ha sido incomprendida.

 
MICROACTO II
A la izquierda, el Comité Obrero; detrás de ellos, Jesucristo. Aún más a la izquierda, el Doctor en Marxismo. Luego de un momento, entrará por la derecha un cuarto personaje

COMITÉ OBRERO
...y también nos dijo algo que no entendimos sobre pastelillos de lodo.

EL DOCTOR EN MARXISMO
Jejeje, claro, algo tenía que inventar, y nada mejor que el empirismo lógico, una filosofía a-histórica, que sirve mucho a los intereses de la burguesía...

SantaCl@us entra por la derecha, y camina hacia la izquierda

SANTACL@US
JO-JO-JO ¡Feliz Navidad a todos! Aquí les traigo sus regalos: unos Títulos de Propiedad para cada uno de ustedes, Diez Vacas para cada uno, y unas Acciones de Wall Street. ¡Felicidades, ya son propietarios y capitalistas! JO-JO-JO.

EL DOCTOR EN MARXISMO
DE NINGUNA MANERA aceptaremos tus regalos. No queremos ser propietarios y capitalistas. Hacerlo sería REACCIONARIO. Además, HAY PRIORIDADES SOCIALES...

JESUCRISTO
¡Es cierto, muy cierto! Hay prioridades sociales. Yo no quiero un mundo tipo David Thoreau. Yo quiero otro mundo... un mundo tipo madre Teresa, donde todos queramos cuidar y proteger a los pobres, a los enfermos, a los desvalidos...

EL COMITÉ OBRERO
¡Es cierto, muy cierto! No debemos ser propietarios y capitalistas. ¡No debemos ser lo que tanto anhelamos ser!

SANTACL@US
Bueno, en ese caso me voy. ¿Así que no quieren mis regalos? ¿Así que hay que ser buenos a fuerza? Hum, ¿y quién les enseñó eso?

JESUCRISTO (dando de brincos y alzando la mano)
¡Fui Yo! ¡Fui Yo!....Aaaay, qué emoción, ya no creen en Mi existencia, pero me siguen tomando muuuuy en serio.

 
MICROACTO III
A la izquierda, Jesucristo, cargando su cruz; Satanás entra por la derecha

SATANÁS
¿Todavía haciendo lo mismo, imbécil?

JESUCRISTO
No puedo cambiar. La verdad es eterna. Es preferible sufrir el mal a causarlo.

SATANÁS
Wrong! Lo que es eterno es el miedo, EL PAVOR A LA LIBERTAD. Si hubieras dejado tu cruz y hubieras aceptado ser propietario y capitalista, hoy mismo serías rico y habrías fundado miles de hospitales gratuitos e instituciones caritativas...

JESUCRISTO
Absurdo. Los vaivenes del mercado pueden provocar que el sector hospitalario deje de ser rentable, y en ese caso tendríamos un cierre masivo y los enfermos más pobres quedarían sin protección.

SATANÁS
Hummm, ¿y no crees que una sociedad libertaria, con economía libre, sería muy próspera, y habría muchísimos tipos de seguros médicos, al alcance de cualquier bolsillo? ¿No crees que convendría avanzar gradualmente hacia esa sociedad libertaria? Y para ello ¿no crees que el primer paso sería que los trabajadores empiecen a crear sus propias empresas (mediante el ahorro conjunto) y se olviden ya de ser sirvientes de los capitalistas?

JESUCRISTO
JAMÁS aceptaré eso. La propiedad es egoísmo. Y el egoísmo es pecado.

SATANÁS
Adiós entonces. Quédate con tu cruz, así lo has querido. Y que el Estado aligere tu carga.

 
MICROACTO IV
Diez mil años después...

COMITÉ OBRERO (de pie)
Pues mire usted, patrón, luego de nuestra asamblea, y asesorados por el señor Doctor en Marxismo, hemos llegado a la conclusión de que nosotros, los obreros de esta empresa, tenemos derecho a la propiedad o por lo menos a la co-propiedad de su empresa.

EL MALVADO CAPITALISTA (con los pies sobre el escritorio)
JAJAJAJAJAJAJAJAJA


MICROACTO V
15.000 años después. Agonizando en una cruz, Jesucristo; detrás de él, el Comité Obrero-Capitalista brinda con champán con Satanás.

COMITE OBRERO-CAPITALISTA
Tenías razón, Satanás. Desde que nos hemos librado de ese pesado y hemos fundado nuestra empresa con el dinero que conseguimos del atraco al banco nos va mucho mejor. Lo que ahora no sabemos es qué trato dar a los nuevos trabajadores que necesitamos incorporar, ya que nuestro negocio está en expansión.

SATANÁS
¿Pos qué trato va a ser que les den? Cuanto menos tengan ellos, más tendréis vosotros.


MICROACTO VI
15.001 años después

COMITE OBRERO-OBRERO
Pues miren ustedes, patrones, luego de nuestra asamblea, y asesorados por los espíritus de Marx y Bakunin, hemos llegado a la conclusión de que tenemos derecho a la co-propiedad de esta empresa.

COMITE OBRERO-CAPITALISTA (con los pies sobre el escritorio)
JAJAJAJAJAJAJA


MICROACTO VII
15,005 años más tarde. Los miembros del Comité Obrero-Capitalista discuten en el Salón de Juntas de su Empresa.

OBRERO-CAPITALISTA 1
Es el colmo, ¡no podemos seguir así, nuestra producción y ventas van a la baja, estamos a un paso de la quiebra! Se ha vuelto casi imposible conseguir peones asalariados que quieran trabajar para nosotros. Desde que fue abolido el Estado hace 3 años, y con ello terminaron las regulaciones a la economía, los impuestos y los subsidios a la pobreza, la gente pobre se puso a trabajar, individualmente o en sociedad, y aprovechando el gran auge en la oferta de capitales, no les fue difícil obtener créditos o microcréditos y fundar sus propias empresas. Hoy ya quedan muy pocos pobres, y los poquísimos que hay, es porque voluntariamente se han adherido a conventos franciscanos o al movimiento ecologista, o porque les parece que vivir en la calle y sin trabajar es poéticamente muy "nais".

OBRERO-CAPITALISTA 2
Es cierto, esto es la locura. Hay muchísima oferta de empleo, pero los salarios están altísimos. Cualquier obrero cambia fácilmente de trabajo y encuentra un lugar donde le paguen más. Y no dura ahí más de 3 meses, pues rápidamente ahorra o se asocia con otros obreros, y crea su propia empresa y compite contra sus antiguos patrones. Bah, ya no quedan héroes ni mártires, ni siquiera bandoleros que asaltaban bancos para crear empresas obreras. Hoy, con sólo un poco de ahorro y asociación, cualquiera se vuelve capitalista. El maldito anarco-capitalismo está acabando con el romanticismo.

OBRERO-CAPITALISTA 3
Y no sólo acaba con el romanticismo, también está acabando con el trabajo pesado. ¡La creatividad y la educación están en auge! Los maestros y los inventores han creado miles de escuelas y centros de investigación, y cualquiera, pagando sólo una matrícula muy baja, tiene acceso a la educación y la ciencia. Y ya tenemos el resultado a la vista: miles de máquinas que hacen el trabajo que hacían los mártires obreros de la pre-historia. Y estos nuevos obreros, con tanto tiempo libre que tienen hoy, han empezado a cultivar el espíritu. ¡Figúrense, ya hoy tenemos obreros poetas y obreros filósofos, cuándo se había visto eso! Para colmo de males, esos obreros poetas y filósofos han creado miles de empresas dedicadas a la comunicación: tienen canales de televisión, estaciones de radio, periódicos, dominan la Red y la tecnologías informáticas. ¿Y saben qué le están diciendo a la gente? ¡Están haciendo campaña contra la costumbre de trabajar 3 horas! Dicen que 3 horas de trabajo son excesivas y alienantes, y que con hora y quince minutos sería más que suficiente. Y eso no es todo: también hacen campaña contra el consumismo y están convenciendo a la gente de que hay que vivir más austeramente y cuidar este planeta. ¿Por qué creen que han bajado tanto nuestras ventas de perfumes, refrescos de lata y papitas embolsadas? Y el colmo de la locura: ¡ya hay montones de empresas que compiten como capitalistas en el mercado, pero en su interior funcionan como comunidades anarco-eco-vegano-comunistas!

OBRERO-CAPITALISTA 1
¡Esto es nuestra ruina! Por Satanás, sugieran algo, ¿qué hacemos?

Aparece Satanás

SATANÁS
Bueno, ya que me han invocado, me permito sugerirles algo: Hace 5 años les dije que mientras menos den a sus obreros, más ganarían ustedes. Eso era lo indicado entonces. Pero desde que se abolió el Estado y se liberó la economía hace 3 años, las cosas cambiaron. La riqueza ya no es un pastel del cual unos se sirven tajadas grandes, otros tajadas chicas, y el pastel se acaba. No, ya no. Hoy en día, con el libre mercado, el pastel nunca se acaba, constantemente se regenera a sí mismo... y puede haber tajada grande para todos. Sólo hay que servirse uno mismo, NO HAY QUE PERDIR PERMISO A NADIE. Mi nuevo consejo es: mientras MÁS den a sus obreros, MÁS ganarán ustedes.


MICROACTO VIII
Entre las Nubes del Empíreo

EL ESPÍRITU DE MARX (mirando con telescopio hacia abajo)
¡Ay, qué cosas más horribles estoy viendo allá abajo, en la Tierra! ¡Obreros convertidos en propietarios, capitalistas y empresarios! Yo no quería eso, ¡así no! Yo soñaba con un mundo racional, ordenado y debidamente planificado, un mundo dirigido por los de Mi Especie: los Sabios Materialistas Dialécticos. Nosotros éramos los que sabíamos qué es lo que conviene al Hombre, y éste no tenía nada que pensar, sólo debía obedecer y trabajar. Pero eso... eso que estoy mirando... no es sabio ni racional: es caos y locura.

EL ESPÍRITU DE BAKUNIN (le arrebata el telescopio y se pone a mirar hacia abajo)
¡Ja, ja! ¡Ya lo decía yo! ¡LIBERTAD, eso! La libertad es el bien más preciado del Hombre. (Se dirige al Espíritu de Marx ¿Lo ves, imbécil? Yo tenía razón... y siempre la tuve. ¡15,000 años ha tardado el Hombre en descubrirlo! Y tú, maldito, tú tuviste la culpa de que el Hombre no me escuchara. Lograste que me echaran de la Internacional, lograste imponer tu arrogancia, tu autoritarismo, tus ansias de poder y tus dogmas, y lo único que conseguiste fue que el Hombre no escuchara mi mensaje... Pero ahora... ¡jaja!... el Hombre maldice tus dogmas, maldice tu nombre... mejor dicho, ya ni siquiera se acuerda de ti...JAJAJAJA.

EL ESPÍRITU DE MARX
Observa bien, idiota. Tampoco a ti te han escuchado. ¡Los obreros se han vuelto capitalistas!

EL ESPÍRITU DE BAKUNIN (mira con más atención)
¡Válgame Dios... er, quiero decir, válgame la Nada Creadora, ¡es cierto! No, esto no puede ser, yo no les dije que lo hicieran así... Yo quería libertad para el Hombre... ¡PERO NO TANTA!

Aparece un ser misterioso. Va totalmente vestido de negro, totalmente enfundado, con sombrero, pasamontañas, lentes, chaqueta, guantes y botas; no deja ver ni una parte de su cuerpo.

EL MISTERIOSO SER DE NEGRO
Caballeros, para fines prácticos, vuestras doctrinas eran idénticas. Ambos sacrificabais al Individuo y poníais encima de él a la Sociedad. En ese mundo con el que soñabais, ningún hombre era suficientemente libre. Ningún hombre podía hacer lo que quería, a menos que antes contase con el permiso de otros. Con el permiso de la Burocracia, en el caso tuyo, Marx; con el permiso de las Milicias Anarquistas, en el caso tuyo, Bakunin. Eso no es libertad, es ESTATISMO. Podéis llamarlo como queráis, socialismo científico o socialismo libertario, pero no es más que la misma cosa: estatismo, un estatismo muy autoritario en el caso tuyo, Marx, y un estatismo un poco más descentralizado en el caso tuyo, Bakunin. Como bien lo dijo alguien (cuyo nombre no recuerdo ahora): "el Estado es un ESTADO MENTAL". Habrá Estado mientras los hombres CREAN que necesitan el permiso de otros, sea la Burocracia, sean las Milicias... Por fortuna, en la Tierra de hoy, los hombres se han liberado de ese estado mental. Y, pese a todas las doctrinas empeñadas en convertirlos a la fuerza en santos o en fraternarios y solidarios, los hombres han decidido ser lo que siempre han anhelado ser: PROPIETARIOS, dueños no sólo de su cuerpo y su mente, sino también dueños de los productos de su trabajo y de los MEDIOS de su trabajo. Y ya no le piden permiso a nadie, sólo obedecen a su egoísmo y a sus propios impulsos. Y ya podéis ver los resultados: obedeciendo a sus impulsos y no tomando parecer a nadie, han creado un mundo mejor.

EL ESPÍRITU DE BAKUNIN
¡No, no, no! Del mal sólo puede salir más mal. ¡El exceso de libertad y egoísmo volverá ruines y salvajes a los hombres!

EL MISTERIOSO SER DE NEGRO
Jejeje, no te preocupes. Tú confía en la libertad. Del resto me encargo yo (Se quita el guante derecho y permite que Bakunin mire)

EL ESPÍRITU DE BAKUNIN
¡Oye, no tienes mano! ¿Te la han cortado los estatistas?

EL ESPÍRITU DE MARX
Jajajaja, hey Bakunin, lo bruto nunca se te quitará. Ahí está la mano, pero nadie puede verla. ¿No adivinas? Es... la Mano Invisible.

 
MICROACTO IX
Jesucristo ha llegado a la Tierra. Se quita el paracaídas y se sacude el polvo. Se escuchan aplausos y vivas de unas 20 personas, que forman el Comité de Recepción. Traen una manta que dice "Bienvenido al Cielo en la Tierra". La Banda Municipal empieza a tocar.

JESUCRISTO
¡Ta-tán! ¡He vuelto, la profecía se ha cumplido!

Se escuchan más aplausos y vivas

UN HOMBRE
Te damos la más cordial bienvenida, Jesucristo. Y esperamos que sean placenteros estos días que pasarás en la Tierra.

JESUCRISTO
¿"Estos días"? ¿Cómo que "estos días"? Si no vengo por unos días. Vengo a gobernarlos por mil años.

Silencio espectante, los aplausos y el barullo se interrumpen abruptamente. La Banda Municipal deja de tocar.

JESUCRISTO
Y también me propongo atar a Satanás durante ese tiempo...

Empiezan a escucharse murmullos desaprobatorios. Algunas personas se retiran. Los de la Banda empiezan a guardar sus instrumentos

JESUCRISTO (con voz estentórea)
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie llega a mi Padre si no es por Mí.

Se va toda la gente. Sólo quedan Jesucristo y Satanás

JESUCRISTO (muy triste)
Bueno, al menos dejadme seguir cargando mi cruz...

SATANÁS (complaciente, dándole palmadas en el hombro)
Claro, amigo. E imaginando lo que pasaría, yo mismo he traído esta cruz para Ti (Le entrega un cruz grande y plateada). Toma, es de aluminio, fabricada por Mitsubishi, pesa kilo y medio. Cortesía del anarco-capitalismo.

TELÓN


Segunda parte: >>

Publicado: 08:34 03/06/2006 · Etiquetas: Doom · Categorías:
En Voet Cranf he encontrado algo divertido con lo que empezar el día. Su afirmación: La adicción al Doom se apoya en la frustración sexual.

Copypasteo:

Sin caer en el freudanismo, se puede asegurar que la mayor parte de los juegos y deportes tienen cierto grado de analogía sexual: las carreras de motos, por ejemplo, no dejan de ser una alegoría del viaje de los espermatozoides en camino al óvulo, donde el segundo es el primero de los perdedores. Incluso la simbología de los premios otorgados es claramente femenina: una medalla, siempre redonda, que simboliza un óvulo (¿hay medallas cuadradas?) o una copa, concavidad con claros tintes eróticos: bebo del cáliz de tu amor, que dice la canción.

Pero en el caso de los juegos tipo Doom las referencias sexuales están mucho más veladas. De hecho, los argumentos que voy a exponer a continuación no son productos de una prolongada reflexión, sino de una súbita revelación tras contemplar a un viejo conocido mío jugar al susodicho programa.

Analicemos por apartados los aspectos más destacados que apoyan esta teoría. ¿Cuales son los objetivos de este juego?

         
1) Obtener penes más potentes


                                                                Elija pene, por favor. Gracias.

     
La súbita revelación de la que he hablado hace un momento ocurrió de la siguiente manera:

Entré en una habitación y me encontré a ese conocido que mencioné antes de espaldas a mí, todo espatarrado en una silla de oficina, con una mano a cada lado del teclado y el monitor enfrente. Por un efecto óptico debido a la perspectiva, pude ver como el arma mostrada en el centro de la pantalla es una prolongación del pene del jugador.

Aunque en principio el arma más elemental es la propia mano del jugador —más adelante hablo de la masturbación—, comenzamos con una pistola, clara referencia al falo. Las armas evolucionan de la siguiente manera, sin tener en cuenta la motosierra, que sustituye a la mano: pistola, escopeta, ametralladora, lanzacohetes, cañón de plasma y una cosa rara, ENORME y cuadrada, llamada BFG9000 (Big Fuckin' Gun; ¡Atención al fuckin'!) que dispara "bolas de plasma"...ejem, no quiero ser más descriptivo.

     
2) Desalojar a los machos competidores


                                  Estos señores me quieren quitar la novia. Pues no me da la gana.

     
¿Y para qué queremos penes más potentes? Pues para lo que dice el título de este apartado. Constantemente estamos cargándonos otros individuos masculinos.

No hace falta insistir en que en el mundo natural —y nosotros formamos parte de él— es el criterio de selección genética más extendido. Alrededor de un individuo hembra se reunen machos que compiten entre sí, sea a testarazos, como muchos mamíferos, o en chulería, como ocurre entre los pavos reales. Pero siempre con una finalidad:

       
3) Conseguir a la hembra... ¿Eh? ¡Un momento!


                           Lo más parecido a una chica guapa que podrás encontrar en el juego.

         
¿Qué es lo que nos encontramos a final de cada fase? Todo lo anterior tiene sentido si al final de cada fase obtuvieramos la gratificación correspondiente, evidente tras lo explicado. Pero lo único que se consigue es pasar de fase, cuando no sustitutos materiales. Sí, aparte de los puntos, en muchos juegos de este tipo se consiguen riquezas en forma de tesoros. Lo material se asocia en todas las culturas a lo femenino, así como lo espiritual a lo masculino

Por tanto...

Al llegar al final de cada fase el jugador siente frustración, al no conseguir aquello por lo que inconscientemente ha luchado. Esta frustración hace que siga jugando.

Como no se consigue aquello que veladamente se nos ha prometido, la tendencia es a repetir el proceso, con la vana esperanza de alcanzar la satisfacción final. Ha quedado Vd. enganchado al Doom.

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Reflexiones adicionales

Lo anterior basta como justificación de la teoría, pero hay una serie de observaciones extra que no está de más comentar.

   
1) ¿Quién juega al Doom?

Pues todo tipo de gente. El adicto a este tipo de juegos no es necesariamente (aunque abunda) el típico friqui tímido y con granos. Sobra decir que frustrado. Pero puedo asegurar que no conozco ninguna mujer adicta al Doom. En realidad, las reflexiones anteriores son aplicables prácticamente de manera universal a todos los hombres, con la excepción, quizás, de los adictos a los juegos de estrategia.

Estos individuos no son, por lo general, gente que descargue su agresividad. La tendencia es justo la complementaria a la expuesta: acumular recursos (de nuevo lo material--femenino) para volcarlos de manera masiva, controlada y dirigida cuando es necesario. Esto sería asociable según el modelo freudiano al temperamento sádico-anal. De hecho, me atrevería a afirmar que todo jugador de estrategia que se precie ha retenido sus heces durante un período superior a cinco días en al menos algún momento de su infancia.

 
2) Doom y masturbación

Volviendo a nuestro adicto. El componente masturbatorio ocupa un lugar importante en la filosofía del Doom:

* El arma favorita de la mayoría de los encuestados es la escopeta. Señalo la similitud del gesto de disparar un arma de estas con el otro gesto. Sí, ese.

* Los enemigos de final de fase requieren una manera algo extraña de ser eliminados. Independientemente del arma utilizada y de la apariencia física de aquellos, siempre es necesario disparar de manera continua durante un lapso de tiempo bastante largo. Es completamente ilógico que para cargarse a un bicho de carne y hueso con bolas de plasma (material que sólo existe por encima de 10.000º de temperatura) se requieran unos veinte o treinta disparos. Pero adquiere su lógica cuando comparamos este hecho con el paroxismo inmediatamente anterior al orgasmo en la masturbación.


                                              El gesto al que me refiero. Sobran los comentarios.


3) ¿Esto ha sido premeditado?

Una de las preguntas más frecuentes cada vez que expongo esta teoría es la siguiente: ¿sabían los programadores de id lo que estaban haciendo? Mucha gente cree que, a la luz de los hechos, sí.

Sin embargo creo que —y no deja de ser una opinión—, al contrario, los programadores no tuvieron la necesidad de ser conscientes del mecanismo psicológico subyacente a su juego. Simplemente se plantearon la mecánica del juego y llegaron a la conclusión de que podía tener éxito, pero sin llegar a plantearse las razones profundas. Del mismo modo que el jugador se engancha inconscientemente, los programadores de id lo crearon de la misma manera. Y les salió muy bien.

La próxima vez que jueguen un Doom mediten lo que han leído aquí.

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