Publicado: 17:51 24/07/2007 · Etiquetas: · Categorías:
Tras mas de un año sin escribir, aqui estoy de nuevo. Se que no soy buen escritor, y mucho menos original, pero cuando estoy triste me gusta hacerlo. No seais duros, porfa. Este es el primer capitulo.
_____________________________ Cerca de las siete de la tarde no hay nada interesante en la televisión capaz de atraer la atención de quien no sea una ama de casa con relativamente poco trabajo que hacer, así que si eres un adolescente con una curiosa percepción del mundo, tienes pocas opciones: o salir con tus amigos, o encerrarte en tu cuarto y conectarte a Internet. Jessica era del segundo grupo. Sus únicos amigos estaban desperdigados por todo el país, fruto de no haber conocido otro tipo de relación que no sea el messenger. Sus apariencias tampoco distaban mucho de la media en su situación: pelo largo y moreno, con el flequillo llegándole a los ojos. Un pirsing en la nariz, y otro en el labio. Un jersey lila con rayas horizontales negras, mangas largas de las que apenas asomaban los dedos, todo ello combinado con unos pantalones excesivamente anchos. Su cuarto estaba decorado con posters de sus grupos favoritos, así como revistas varias en la mesita, y un acuario vacío en el escritorio, al lado del ordenador. Navegaba hasta altas horas de la noche en paginas que conocía muy bien, a veces dándole al botón de actualizar esperando que alguien hubiera dicho algo. Eran en esos momentos cuando sentía que su vida había tocado fondo, pero sin embargo, era eso mismo lo que la mantenía con ilusión: el saber que en algún punto del mundo hay mas gente que piensa como ella, que se siente sola, y así, por un instante, ya no lo están... sus corazones respiran aliviados sabiendo que alguien mas piensa en ellos. Pero esa tarde seria diferente. No la pasaría sola, pues alguien acababa de llamar a la puerta. Reconoció al instante la estúpida forma de golpear de su madre, imitando una melodía por todos conocida. -Jessica, cielo, han venido a verte “¿Qué han venido a que?” Pensó. Hacia meses que no la visitaba nadie, pues en el instituto no era muy popular. Tal vez fuera otra de las tonterías de su madre, la ultima vez salió con un psicólogo, a ver con que la sorprendía ahora... Se levantó y retiro el pestillo de la puerta. Mientras se dirigía de nuevo a la silla, su madre entreabrió la puerta con miedo. -Dice que es un amigo tuyo... Se llama Laguna El mundo se paró entonces para Jessica. Deseaba desde hacia muchísimo conocerle, pero que se presentara el mismo en su casa, no se lo esperaba para nada, a pesar de que el ya se lo insinuó. -¿A que esperas? Haz que pase, joder. -Jess, cariño, es muy mayor. ¿Qué haces juntándote con... -¡Haz que pase y no me ralles mas, joder!- la interrumpió bruscamente. -Si, perdona cariño. Su madre bajo las escaleras, mientras Jessica escondió la ropa sucia y demás trastos debajo de la cama. Puso los cojines en la cabecera, disimulando así una cama sin hacer. Un gato entró entonces en el cuarto, saltando encima de los cojines y ronroneando feliz. Jessica lo acarició hasta que alguien llamó a la puerta. -A-Adelante-dijo con voz entrecortada. Un hombre entró a la habitación, cerrando la puerta tras de si. Medía cerca de un metro ochenta, y llevaba perilla y unas gafas rojas. Eso se lo imaginaba Jessica, pues sus avatares eran igual, pero su manera de vestir le chocó un poco: un pantalón blanco y ancho, así como una camisa hawaiana de color amarillo. -Hola, Jess16...-dijo entonces el hombre, -Por favor, llámame Jessica. Ya no estamos en el foro- dijo tímidamente. -De acuerdo- le contestó con una amplia sonrisa.- Jessica, mi nombre es Laguna. -¿Entonces no es un nick? El avatar que es prácticamente una foto tuya, el mismo nombre... No se, me esperaba otra cosa... Pero me alegra que hayas venido- le dijo devolviéndole la sonrisa. Ambos estaban de pie en la habitación, así que Jessica le hizo ademán de sentarse en la silla del escritorio. Ella se sentó en la cama, con el gato en su regazo. -Bonito gato...-dijo entonces Laguna, mirándolo fijamente. -Se llama Gara. ¿Cómo es que has venido? Si vives a mas de 500 Km. Cuando me pediste mi dirección pensé que seria una broma o algo. -Pues ya ves. No podía esperarme mas, así que tome la decisión de venir. De todas formas no me quedaré mucho, cogeré el tren que sale esta noche de vuelta a mi casa. -Y otra vez solos...¿eh? -No por mucho tiempo, Jess. ¿De verdad te sientes sola? Jessica se sonrojó entonces. Había hablado tantas veces con el a través del servicio de mensajería instantáneo, le había contado tantas intimidades, sus miedos, su falta de esperanza,... y ahora le tenia ahí, delante. La única persona que parecía comprenderle sinceramente en este mundo estaba a escasos metros de ella. -Cuando habo conti... con vosotros, a través de la red, no, no me siento tan sola. -Ya te he dicho muchas veces que no deberías sentirte sola.- cogió un bolígrafo de la mesa y empezó a jugar con el entre sus dedos.- Tu madre es una mujer genial. Muy amable-el bolígrafo se le cayó al suelo. -Una falsa, eso es lo que es... Hace.. Hacia eso con todos mis amigos, no por mi, sino por vanidad, para que los demás pudieran decir “que madre mas guay tiene Jessica” -Nunca te he preguntado por tu padre... -Murió hace unos meses...Oye, ¿que te parece si enciendo el ordenador y te enseño algunas cosas? Hay unas fotos que siempre te quise ense- -No, gracias, no tengo tiempo-la cortó. Se había imaginado tantas veces ese instante, de muchas maneras... y ninguna coincidía lo mas mínimo. No esperaba que Laguna fuera así, desde luego. Hacia ya dos meses que colgó su foto en su blog, y entonces apareció el. Desde entonces habían hablado tantas veces de lo duro que era el mundo, de lo solos que se sentían ambos... -Eres mas arisco de lo que pensaba- -Jajaja. Me lo dicen mucho, si. Pero tranquila, que lo que buscaba ya lo tengo. Tan solo quiero que comprendas porque tengo que hacerlo, sino, no serviría de nada. -¿De que estas hablando? -Tu no estas sola, Jess... Nunca lo estas, en ningún sentido. Si de verdad fuera así, al menos seria la típica tontería de adolescente, pero que va.- Curioseaba por todo el escritorio, y si bien al principio ese gesto no molesto a la chica, si lo hizo en cuanto se puso a curiosear por los cajones. -Oye, eso es priva- -Tu madre te quiere, Jess. Y entonces lo comprendió todo, Tan solo era otra mentira. Se levantó de la cama con cara furiosa. -¿Qué es esto? ¿otra treta de mi madre? Yo confiaba en ti... -Jess, tranquila, a tu madre la he conocido hoy. He venido porque yo he querido. -No necesito ninguna ayuda, joder. Dejadme en paz todos. Estoy muy bien sola... El gato se levantó también de la cama, siguiendo a Jess y frotándose contra sus piernas. Laguna no le quitaba ojo de encima en ningún momento. -¿Y por eso tienes fotos de tus antiguos amigos del colegio en el cajón del escritorio? -Eres un falso, un fraude... Me has engañado, pensé que éramos iguales, que habíamos conectado. -Y somos iguales, Jess. Los dos tenemos lo mismo. Pero tu aun estas a tiempo. Aun puedes darte cuenta de que el mundo no es tan agrio como te has estado repitiendo día tras día en los últimos meses. -El mundo es una mierda, y nadie me quiere... ¿Para que vivir pues? -Hay cientos de cosas en este mundo que merecen la pena ver, aunque solo sea una vez. Es un camino duro, pero las recompensas están ahí, al final del camino. ¿Qué mas da que aquel tío te engañase? ¿Sabes cuanta gente hay ahí fuera, esperando la oportunidad de amar y ser amados? - NO hables de eso- sus ojos estaban empezando a ponerse húmedos. Las cosas que le decía Laguna entraban muy dentro de ella, y le hacían daño... -Jess, mírate. Eres una chica hermosa, y joven. ¿De verdad crees que no tienes a nadie? -¡No necesito a nadie!- y finalmente perdió el control. Creía que estaba enamorada de ese tal Laguna, pero resulto ser un farsante, como todos en esta vida. Decía que la comprendía, ¿pero como? Se limitaba a repetir las mismas tonterías que todos,... y sin embargo, un extraño sentimiento afloraba en ella cada vez que sus miradas se cruzaban... Como si se estuviera mirando a si misma en un espejo...- Vete. -Aun no puedo, Jess. Tienes que comprenderlo. No estas sola. Esta noche puede que lo estés, pero tampoco lo creo, viendo a tu madre. -¡No necesito a nadie! Tengo a Gara aquí conmigo, y es toda la compañía que necesito... -Gara no es real, Jess... Algo cambió en el ambiente. De repente hacia mas frio, o, al menos, Jess lo notaba así. Laguna, que no se había levantado de la silla en todo el rato, de repente parecía muy distinto. Sentía que era un desconocido, que debía temerle, que era peligroso.... -No le hagas caso...- fue lo único que el chico dijo -¿A quien?-respondió ella con miedo palpable en la voz -A ese sentimiento que te dice que soy peligroso. No voy ha hacerte daño. Tan solo voy a llevarme a eso-dijo señalando al gato, que seguía ronroneando en sus pies. -Gara es mi gato y no pienso... -Un gato que murió hace seis meses, Jess..justo cuando te dejo tu novio, y, si no me equivoco, al poco tiempo de morir tu padre ¿verdad? El gato dejó de ronronear. Miraba fijamente a Laguna, y este no lo perdía de vista con el rabillo del ojo. -No, eso no es cierto...-dijo con un susurro Jess. -Sabes que si... Aun hay dentro de ti algo de cordura que te recuerda esos instantes, por mucho que un día saltara en tu regazo de nuevo, y tu pensaras que lo has soñado. Eso no es un gato. Es una Sombra -No... -Esa sombra se ha alimentado de ti todo este tiempo. La muy retorcida ha tomado forma física, y encima de tu gato, que retorcidas se están poniendo las cabronas.. Se levantó de la silla y se dirigió hacia ella. El gato empezó a bufarle erizándosele todo el pelo del lomo. -Gara lleva con nosotros mas de diez años... -Y eso es mucha vida para un gato. No hay duda que lo tratasteis muy bien, pero le llego el momento de partir, al igual que a tu padre. ¿Le querías mucho, verdad? -No... el no... -Si, lo querías. Y me imagino como te sentiste: pierdes a tu novio, tu primer gran amor, tu gato que ha estado toda tu vida contigo, y la única persona en la que encontrabas apoyo, que era tu padre, muere... Triste, Muy triste, de verdad. Y esa maldita bestia se acercó un día a ti, como si no hubiera pasado nada.. Seguro que estabas llorando en ese momento, ¿a que si? -¿Cómo sabes eso?- La cabeza de Jess le daba vueltas. No entendía nada, y se estaba mareando muchísimo. Y encima estaba esa voz n la cabeza que le repetía una y otra vez que se deshiciera de Laguna, que lo atacara... -Soy un chico muy listo, Jess- le dijo con una sonrisa.- Pero tranquila, todo terminó. Cuando yo abandone este cuarto, volverás a ser tu misma. Eres libre de escoger si prefieres seguir martirizándote o hacer borrón y cuenta nueva. Pero vive. Sigue viviendo. La vida es tan maravillosa, Jess... Esa maldita bestia te lo ha estado ocultando todo este tiempo, pero yo terminare con ella. -¡No! ¡Déjalo en paz! -¡Jess cariño! ¿Qué ocurre? ¿Estas bien?- se escucho a través de la puerta. Su madre intento sin suerte abrir la puerta, pero el pestillo estaba echado. -Lo siento, Jess. Tal vez después de esto me odies, pero no me importa. Esto es lo mejor para ti, créeme. Y se agachó finalmente hacia el gato, aunque este le salto con las zarpas por delante. A duras penas lo esquivo echándose a un lado, aunque el gato volvió enseguida al ataque. Jess gritaba pidiendo ayuda, mientras su madre golpeaba con fuerza la puerta., Esquivándolo, Laguna cayo en la cama, viendo como el gato se preparaba para saltar sobre el desde la mesa del ordenador. -O, no, ni se te ocurra- agarró un cojín y golpeó con fuerza a la bestia, que aporreó con fuerza la pared. Se levantó de la cama y lo cogió por la cabeza. Se dirigió hacia la puerta, en la que estaba Jessica llorando con la mano tapándole la boca. -Lo siento, Jess, pero tienes que ser feliz... No puedo dejar que nadie termine como yo. Le dio un beso en la frente, pero ella ni se inmutó. Seguía mirando al vacío, llorando.... Laguna abrió la puerta, y la madre aprovecho entonces para entrar a abrazar a su hija. Laguna bajó entonces por las escaleras, con el gato en una mano. -Jess, cariño, ¿qué ha pasado? Háblame, por favor. -Mamá, se lo lleva, páralo, que se lo lleva -¿El que, cielo? -A Gara... -Cielo...- le beso con fuerza entonces en la frente- Gara murió, ¿recuerdas? Ya hace seis meses de eso -No.. el estaba... yo- -Mi pequeña, tranquila, ¿vale? Estoy aquí. Y entonces Jessica respiró. Respiró como no lo había echo en meses. Y lloro con mas fuerza aun, devolviéndole el abrazo a su madre. Todo el dolor que había sentido durante todo ese tiempo desapareció de su cuerpo, y el amor de su madre estaba llenando el vacío que había dejado. -Mama, lo siento- balbuceó entre lagrimas- Lo siento mucho. He sido tan mala contigo... -Tsss. Ya paso, cariño, ya paso... Laguna llego al jardín. Tiró entonces el gato con fuerza al suelo, y este maulló de dolor. -Menos tonterías. Enséñame tu verdadera forma. El gato se incorporó lentamente, y se sentó sobre sus patas traseras. Le costaba respirar. -¿Cómo podéis ser tan cerdos? Adoptar la forma de un pobre gato... es monstruoso. El gato se puso de pie sobre sus patas traseras. Cada vez le costaba mas respirar, y de su boca colgaba un hilo de baba. Sus patas delanteras crecieron hasta tocar el suelo de nuevo, pareciéndose a un gorila, y abrió la boca de una forma poco natural. -¿Qué es lo que pretendéis, maldita sea?¿No tenéis bastante con hacer el parásito? -...mira quien habla...- gruño la bestia- ¿Tu me llamas parasiTo a Mi...? ¡Tu nO DeBerIAs ExisTIr! -¡Sois vosotros los que no deberíais existir, monstruos! La baba que le caía de la boca había adquirido un color y densidad parecido al alquitrán. El morro se le ensanchó, y se le cayó l pelo, dejando ver una piel negra... Pero como otras veces ya había visto Laguna, no negro de color, sino oscuridad. Uno podía coger un rotulador negro y pintar en un papel, que solo seria eso, una mancha de color negro. Pero el negro de la piel y los ojos de estas criaturas era diferente. Era autentica ausencia de color. -Muérete ya...- dijo entonces Laguna. La bestia, tras dirigirle una ultima mirada de odio hacia el chico, se desplomó en el césped. Su cuerpo emanó un vapor negro unos segundos mientras su cuerpo se deshacía. Cuando terminó, solo quedo una zona del césped quemada, sin hierba. No quedaba nada de la Sombra... |
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