Publicado: 11:46 30/01/2010 · Etiquetas: · Categorías: PC Gaming
Pues seguimos con el asunto, esta vez le toca a Trackmania Nations, el cual por ahora me va gustando bastante a falta de explorarlo en condiciones. Total... ¿Alguien de Vandal sigue jugando? He encontrado un post en el subforo de juego online pero data del 2008 y está bastante abandonadete pero vamos, por si algún manito le sigue dando al volante mi nick es osaka_no_kotatsu Continuando con mi escalada de jueguecicos peceros prestados para ir introduciéndome más en el tema del Pc Gaming, el último que me han pasado ha sido Sherlock Holmes contra Jack el Destripador, para recuperar así un poco el vicio que tuve en su momento con mis amadas aventuras gráficas.
Pues bien, no sé si soy el único al que le ocurrirá, pero... ¿Cuando escuchais a un personaje con la voz de otro, no le cuesta a vuestro cerebro asimilarlo? Lo digo porque Watson está doblado por Juan Perucho, el que le da voz a Peter Griffin y coño, no tengo cojones de tomármelo en serio :S Holy Orders (be Just or be DEAD)
- ¿A Erik, decís? – preguntó Simon, adoptando actitud defensiva - ¿Y no os resultaría más productivo salir a buscarlo que venir a interrogarme a mí? - ¡Oh! Es que tú estabas más cerca – contestó Fío con una divertida sonrisa - ¡Así que ganaremos más tiempo si te lo sonsacamos! El joven Belmont sonrió nerviosamente. - Je… ¿Y qué os hace pensar que sé dónde está? - Eres su hermano – intervino Marco – es imposible que no lo sepas. - Pues no lo sé – mintió – los dos buscamos lo mismo pero seguimos caminos separados. - Es el intento más patético de protección que he visto en toda mi vida – juzgó Tarma con una sonrisa de suficiencia – Es vox populi que Erik Alexer, Luis Rafael y tú viajáis juntos, de modo que deja de tomarnos por tontos y dinos de una vez donde está. - Lo siento – respondió el muchacho metiendo ambas manos en los bolsillos – pero no. - ¿Te opones a la Iglesia, chico? – el tono de Tarma era casi amenazante, lo que no amedrentó lo más mínimo al Belmont. - ¿Iglesia? ¡Yo aquí sólo veo tres fantoches trajeados! - Marco… - ¡Sí! El agente rubio desapareció para volver a mostrarse golpeando a Simon en el estómago, que cayó al suelo a causa de la velocidad y fuerza del impacto. - No tendremos ningún problema en sacártelo por la fuerza – avisó el agente rubio – así que yo que tú desembucharía. Sin mucha dificultad el joven se incorporó, limpiándose con la manga de la chaqueta un poco de saliva que había derramado con el golpe. - Como habéis dicho antes, Erik es mi hermano ¿¡De verdad creéis – se puso en guardia, preparado para recibir otro golpe más – que os revelaría nada sobre él!? - Lo sea o no – le replicó el pelirrojo – existe una razón por la que lo estamos buscando: tal vez no lo sepas, pero sospechamos que Erik Alexer da apoyo a una criminal. - Ya… “sospechamos” ¿Verdad? No es que sepa muy bien de qué van estos rollos, pero no se suele poner en busca y captura a alguien hasta que es algo más que un sospechoso… - Te lo advertimos por última vez: Si no nos dices nada lo pasarás muy mal. - ¡Hazle caso! – añadió la muchacha con una casi antinatural alegría - ¡Tarma da mucho miedo cuando se enfada! - ¡Ja! ¡Yo doy más miedo todavía! Iba a continuar, pero un certero golpe de Marco le cortó la respiración y casi lo derriba de nuevo, esperándose otro alzó la rodilla izquierda a la altura del estómago, logrando detener momentáneamente al agente y quitárselo de en medio con una previsible patada que éste esquivó, dejando aparecer detrás suyo a Fio, que le atizó un tremendo directo en el rostro, mandándolo a volar varios metros antes de caer al suelo, sangrando abundantemente por la nariz. ¿¡Qué pasaba con aquella chavala!? Tan poquita cosa que parecía… ¡y era más fuerte que Erik! Y no sólo eso: Marco se movía más rápidamente que Luis, y Tarma… no podía saberlo, no lo había visto en acción todavía, pero le daba una sensación… rara. Con una mano en la cara, conteniendo sin mucho éxito la hemorragia, se incorporó de nuevo mientras los miraba ¿Cómo podía afrontarlos? Sin su látigo se sentía desnudo. “descuidado, impulsivo, cegato, alardeas demasiado, observas poco y haces demasiados movimientos innecesarios” Aquel fue el juicio que Erik le había dado dos días atrás, y mal que le pesara reconocerlo llevaba razón, de hecho ya había cometido algunos de esos errores, pero… ¿Qué podía hacerle? - ¿Nos lo dirás? – le preguntó Tarma desde la lejanía - ¿O quieres recibir un poco más? Sonriendo, destapó su rostro, refregando con la manga del chándal la poca sangre que manaba de su nariz. - Ni de coña os voy a decir nada de mi hermano. Ésta decisión obtuvo como respuesta otro golpe de Marco, pero de alguna forma el Belmont supo exactamente cómo moverse no para esquivar el impacto, pero sí para minimizar el daño todo lo posible, lo que le permitió responder con otro puñetazo a la cara del agente y saltar sobre él para embestir a los otros dos, de los cuales fue Fío la que salió a su encuentro, Simon trató de evitarla pero ésta se pegó a él y le propinó un rodillazo que contuvo con ambas manos, sintiendo como si se le rompieran todos los huesos de éstas. - ¡Oh, venga! – dijo ella tras empujarlo hacia atrás para mirarlo a la cara mientras lo sujetaba por el hombro - ¿De verdad quieres que esto se alargue mucho más? ¡Todos salimos ganando si nos lo dices! El muchacho no respondió, sólo se inclinó hacia delante con todas sus fuerzas para contraatacar con un cabezazo que sonó como si dos cocos se hicieran añicos tras estrellarse, dejándolos a los dos frotándose la frente de puro dolor, pero él se repuso antes, la sorteó y corrió derechito hacia Tarma, sin embargo poco antes de alcanzarlo sintió la mano de Marco agarrar con fuerza la capucha del jersey y tirar de él con fuerza, para acto seguido arrearle un puñetazo idéntico al que él le había propinado con anterioridad. “Nada” pensó “No importa lo que me esfuerce. Son tres contra uno ¡No puedo ganar!” - Yo que tú dejaría de resistirme – espetó Tarma – es un consejo, en serio. Si quieres salir entero de ésta sólo dinos donde está tu hermano. Mientras tanto el buscado Erik, ajeno a lo que ocurría en la calle, estaba de nuevo enfrascado en su ya odiado tomo, página por página incapaz de descifrar una sola palabra – si es que aquello eran palabras – e irremediablemente frustrado por el continuo fracaso. - ¿Por qué no dejas eso? – le preguntó François, asomándose por un momento a la puerta de la habitación – No estás descansando, y vas a acabar hecho polvo. - No puedo – gruñó el pelirrojo de mala gana - ¿¡Y si encuentro la manera de descifrarlo!? - ¿Leyendo el libro? Dios ¡Tienes que estar de coña! Erik alzó la vista para mirarlo. - ¿Y donde si no voy a encontrar la respuesta? Por respeto más que nada, el francés contuvo una carcajada. - Pero vamos a ver ¿¡Has decodificado uno así alguna vez!? ¡No vas a encontrar el código en el propio libro! El Belmont continuó mirándolo en silencio durante un par de minutos, después articuló un escueto e imperativo “Continúa” - Mira, de esto no entiendo mucho – prosiguió – pero un libro con una codificación tan compleja debe tener un códice en alguna parte ¿no te parece? Decepcionado y mosqueado, el pelirrojo bufó. - Ya miramos en la biblioteca… ¡Y nada! - Pero vamos a… Elisabeth llegó a su espalda, con el niño en brazos, interrumpiendo. - ¡Pero vamos a ver, criatura! – se dirigió a él - ¿No eras un cerebrito? ¿Es que no sabes nada de Francia o qué? ¡Este país está lleno de Abadías! ¡Haz el puto favor de volver a la biblioteca y documentarte un poco! Suspirando e inclinándose para atrás, el joven les preguntó con tono cansado. - ¿Y qué tienen que ver las abadías con esto, pareja? Ahora fue Luis quien, exasperado, apareció detrás de ellos. - A ver, cabezabuque ¡Las abadías tienen bibliotecas! ¡Por muy grandes que digas que es la de París no contiene todos los libros de todo el puto país! ¡Y además es obvio que no vamos a encontrar el códice de un libro cifrado en el mismo lugar en el que se encuentra! Aquella mezcla de bronca y consejos cambió un poco la mirada de Erik, que ahora los miraba con una sonrisa contenida y las cejas alzadas. - ¿Os habéis puesto de acuerdo para esto o qué? - Llevamos como media hora hablándolo. - Descifrando no serás gran cosa – se burló el español – ¡pero concentrándote eres el puto amo! Ampliando su sonrisa, pero sin poder evitar torcer el gesto por su evidente estupidez, Erik cerró el libro y los miró fijamente. - ¿Pasa algo? – preguntó François, extrañado. - Sí, que desentaponéis la puerta, que tengo ganas de mear y además no entra luz. Entre risas y cachondeo dejaron al Belmont ir al servicio a hacer sus necesidades; dispersados de nuevo en el salón – Luis jugueteaba con el pequeño René – lo vieron reaparecer ajustándose los pantalones con las manos mal secadas. - ¿Me proponéis comenzar por alguna en concreto? - No se me ocurre ninguna en particular – respondió Fran – el país está lleno de ellas… - Naturalmente tendría que ser por las más cercanas – comentó el pelirrojo para sí mismo – Luis – lo miró directamente - ¿Me acompañarás? - No, me temo que no puedo – respondió el aludido sin dejar de hacerle cosquillas al crío, que se lo estaba pasando pipa – o más bien no debo, me toca seguir con el caso de los niños – relajó sus manos mientras su rostro adquiría tintes serios – con tanta batalla seguida y las convalecencias no nos hemos movido más allá de lo del libro, así que tendré que volver a la comisaría. - Entiendo… - ya había regresado a la habitación, y hablaba desde allí mientras se vestía – La verdad es que lo hemos dejado pasar demasiado tiempo… - ¿Vas a comenzar la búsqueda ahora? – lo interrogó el francés, que leía una revista. - ¡No! – Erik salía de nuevo vestido con sus sempiternos pantalones de pinza, su camisa negra y su corbata color rojo anaranjado – Voy a la biblioteca, a informarme sobre las Abadías más cercanas, a ver qué consigo averiguar. - Sí, será lo más inteligente – juzgó Elisabeth - ¿Pero por qué no tiras de internet como hasta ahora? - ¿Estás de coña? – respondió el Belmont, regresando a la habitación de invitados por un momento - ¡Necesito algo de aire! Además, jamás creí que diría esto, pero – volvió a salir, guardado en los bolsillos lo que parecían sus efectos personales – voy a acabar aborreciendo estar delante de la pantalla de un ordenador. Palpó cada uno de los bolsillos, repasando en voz baja todo lo que debía llevar – “Llaves, cartera, tarjetero y móvil ¡vale!” – y después se dirigió a la puerta principal, despidiéndose de todos los presentes antes de emprender la marcha con un animado “¡Nos vemos!” Entre tanto, de regreso al Boulevard Saint-Michel, Simon continuaba su batalla contra Tarma, Fio y Marco, habiendo dañado considerablemente la calle en el transcurso del combate y encontrándose el joven en un estado bastante desastroso a causa de los golpes, pero como de costumbre estaba lejos de rendirse; de hecho acababa de atrapar al trío de agentes en su Holy Seal. Jadeando y limpiando con la manga de su chándal el hilo de sangre que caía por la comisura de sus labios, miró fijamente a Tarma y Marco, sorprendidos al verse privados repentinamente de movimiento. - Esto qué… ¿¡Qué diablos has hecho, chico!? – preguntó el agente rubio mientras luchaba por separar los pies del suelo. - El Holy Seal… - observó el pelirrojo - ¿O es distinto? – bajo aquellas gafas de sol, el Belmont sintió los ojos inquisitorios del agente escudriñarlo con frialdad – Somos agentes de la iglesia, se supone que esto no debería afectarnos. Simon sonrió burlonamente y con orgullo al escuchar aquello. - ¡Venga ya! ¿Siendo de la iglesia no sabéis cómo funciona el Holy Seal? – se burló - ¡Pardillos! El Holy Seal y todas las técnicas de du tipo funcionan contra cualquiera que posea intenciones o sentimientos negativos ¿¡No teníais ni idea de…!? No pudo terminar, de repente una delicada mano de hercúlea fuerza lo volteó violentamente y, antes de poder ver de quien se trataba, recibió un puñetazo en el plexo solar que lo dobló, dejándolo sin respiración; un segundo después esa misma mano lo agarraba firmemente por el cuello y lo alzaba, suspendiéndolo en el aire. Sólo en ese momento pudo ver al atacante. - F… ¡Fío! No, sus ojos no le engañaban, era la agente femenina de perenne sonrisa y ánimos extrañamente exagerados quien ahora lo tenía a su merced, pero su expresión había desaparecido para dar lugar a otra muchísimo más particular: Vacía, sin emoción ninguna, como la de una muñeca de porcelana o un autómata. - N-no… no puede ser… ¿Cómo has escapado al… sello…? - Tú mismo has respondido a esa pregunta, Simon – respondió Tarma desde detrás – toda persona con sentimientos o emociones negativas, de agresividad por ejemplo, resulta afectada por las técnicas sagradas… Fío es la excepción. Mientras el agente seguía hablando, el joven no apartaba la vista del rostro antinaturalmente inexpresivo de la muchacha. - Fío – prosiguió – es el orgullo de nuestra división, ya que carece de todo tipo de emociones. - Eso es… ¡absurdo! - Me temo que no – contestó Marco – y tú mismo lo estás comprobando. - Ahora… nos dirás donde se encuentra tu hermano – le apremió el pelirrojo – Como ya te dije antes no tendremos ningún problema en sacártelo por la fuerza… y ya no te queda ninguna opción. Mientras hablaba, la expresión de la agente cambiaba, y ahora reflejaba una mezcla entre locura y ansias homicidas. - Será mejor que lo hagas… - repitió ella – Tarma es muy peligroso cuando se enfada… - apretó repentinamente la mano sobre el cuello del muchacho, dejándolo sin aire - ¡Y yo también! - L-lo único que voy a deciros… es que… os equivocáis… Marco alzó una ceja. - ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó con socarronería - ¿Es que se te ha ocurrido algo más? Simon rió con debilidad y el poco aire que podía coger. - S-sí… algo que sienta como… una patada en los huevos… Repentinamente se sujetó al brazo de Fío con ambas manos y unió las piernas, encogiéndolas para después liberar una potente patada en el pecho de la joven, que gritó de dolor y aflojó su presa, pero el Belmont no cayó, si no que aprovechó la patada para coger impulso y, en su elevación, tirar a la agente al suelo; al mismo tiempo Marco trataba de contraatacar para Simon respondió girando sobre sí mismo para propinarle una patada en el cuello y aterrizar justo delante de Tarma. Justo en el momento en que ambos estaban a punto de cruzar ataques otra presencia más se interpuso. - ¡¡¡YA BASTA!!! Los cuatro contendientes se quedaron paralizados y miraron al lugar de procedencia de la orden, donde ahora aparecía una figura caminando hacia ellos, cuya presencia era más que familiar para el Belmont. - ¡Genya Arikado! – exclamó entre dientes. - ¡Señor Arikado! – profirieron a su ver los tres agentes, en tono marcial. El agente, que se dirigía hacia el grupo a paso rápido, traía manos en los bolsillos y expresión severa. Por alguna razón parecía imponer respeto a Marco, Tarma y Fío. - ¿¡Qué demonios está pasando aquí!? – preguntó una vez se reunió con ellos, aunque permaneciendo a una distancia prudencial - ¡Se supone que estabais buscando a Erik Belmont! - ¡Oh, no se enfade Señor Arikado! – replicó Fío, recuperando su antinatural animosidad - ¡Eso estábamos haciendo! - Nos encontramos con Simon Belmont y pensamos que sería más rápido interrogarle a él – explicó Tarma. - ¡No digáis tonterías! – los silenció rápidamente Arikado - ¡Simon no tiene nada que ver con el asunto Erik! ¿¡Sois conscientes de lo que podría acarrear esto con la hermandad de la luz!? - ¡¡¡ARIKADO!!! El grito de Simon interrumpió la bronca de la misma forma que el japonés había interrumpido la batalla, dejándolos a todos en silencio. - ¿¡TÚ TAMBIÉN VAS DETRÁS DE MI HERMANO!? El aludido guardó silencio. - ¡Por tu avisó en la hermandad creí que nos ayudarías ¡¡¡PERO SI ESTÁS CONTRA NOSOTROS ENTONCES ACABAREMOS LO QUE EMPEZAMOS EN EL TEMPLO!!! Sin dar tiempo a una respuesta por parte del agente, Simon se lanzó sobre él, furioso; lo vio realizar aquel extraño movimiento con su brazo y, ésta vez sí, vio como si cuatro llamas blanquecinas emergieran tras su espalda y lo embistieran, logrando evitarlas todas y preparándose para atacar una vez estuvo lo suficientemente cerca. - ¡Líbrate de esto si puedes! ¡¡HOLY F-!! De nuevo el frío mortal, de nuevo la sensación de desmayo, de nuevo la misma derrota. Pero… ¿Cómo había podido pasar? Mientras sus fuerzas se desvanecían vio las mismas cuatro luminarias volar de nuevo en dirección a Arikado y perderse en la inmensidad del cielo. - Idiota… – le espetó éste mientras lo sujetaba con una sola mano por la barbilla, evitando su caída – las almas convocadas por el Tetra Spirit van y vienen hasta que derriban a su presa. Evitándolas una vez no anulas el ataque. Mantuvo su mirada fija durante unos instantes en el Belmont hasta que la desvió hacia el trío de agentes. - ¡Vosotros tres! – los llamó - ¡Venía a deciros que he obtenido informaciones de que Erik Belmont se encuentra en la parte Nor-noroeste de la ciudad! ¡Id para allá INMEDIATAMENTE! - Pero… - Yo me encargo de interrogar a Simon ¡vosotros largaos! Tras un instante de duda, desaparecieron con un sonoro “¡SI!” mientras Genya alzaba su otra mano por encima de la cabeza del Belmont, al parecer con la clara intención de atacarlo. - ¿A qué coño esperas? – le preguntó éste, débil – haz lo que quieras, no pienso abrir la boca. - Eso es, exactamente, lo que quiero que hagas – respondió el agente, mientras cerraba los ojos. No podía explicarlo, pero tras aquellas palabras el Belmont comenzó a recuperar sus fuerzas, primero las espirituales, y luego… “Reverse Dark Metamorphosis” - ¿Qué está pasando…? - Te he dicho que no te muevas… Desobedeciendo parcialmente sus indicaciones, alzó la vista todo lo que pudo y a duras penas vio que la mano de Arikado sangraba profusamente sobre su cabello pero ésta, en lugar de tocarle, se “evaporaba” sobre él, al tiempo que todo su dolor desaparecía. - Bueno… esto ya está. El agente lo soltó sin previo aviso, no pudiendo sujetarse el Belmont y dándose un morrazo de los buenos acompañado por el comentario de Genya, no se sabe si jocoso o no, de “eso ya no pienso curártelo” - Estabas haciendo footing ¿no? – preguntó a Simon mientras se levantaba. - Pues… sí ¿por? - Demos un paseo. Accediendo sin mucho entusiasmo, el joven se unió a Arikado en una larga caminata que los llevó a uno de los numerosos puentes que cruzaban el río Sena, donde se detuvieron a contemplar su flujo. - ¿Qué… hacemos aquí exactamente? – lo interrogó el chico en un intento de romper el silencio imperante. - Relajarnos – contestó escuetamente el agente. - ¿Y ya está? Arikado sonrió levemente. - ¿Se te ocurre otra razón mejor para observar el fluir del agua de un río? El Belmont se calló, no ocurriéndosele ninguna respuesta a aquello. - Simon… ¿Sabes quienes eran esos agentes? – preguntó repentinamente el japonés. - Pues… agentes de la iglesia ¿no? - Exacto, agentes de la iglesia… enviados para capturar a tu hermano, y yo estoy al mando de los tres. - Sí, ya me di cuenta de eso – replicó el muchacho, torciendo el gesto – Son bastante fuertes… - Son MUY fuertes, de los mejores del cuerpo – concretó el agente – algo que me temo que ya has podido comprobar. Otro minuto de silencio. - ¿Y por qué van detrás de mi hermano? ¡Si no ha hecho nada! - Si han decidido hacerlo, debe ser porque Erik ya tomó su decisión… - De… ¿Decisión? - Ha elegido proteger a Claire Simons ¿verdad? - Pues… sí, sí que lo ha hecho. - Ya veo… - Pero – Simon, que estaba completamente echado sobre la baranda, se alzó sobre sus brazos - ¡Si aún no ha pasado nada fuera de nuestro círculo! ¿¡Cómo han podido enterarse!? - Créeme, eso me gustaría saber a mí también, Simon… El joven Belmont apretó ambos puños, se estaba poniendo nervioso. - Si vuestro deber es atrapar a mi hermano ¿Por qué los has mandado en dirección contraria? ¿Y por qué me has ayudado? - El deber de tu hermano era capturar a Claire, y ha elegido protegerla – alzó la vista para mirar al cielo – no hay que ser muy listo para saber que todo humano puede tomar sus propias decisiones… mírame en el espejo de tu hermano y lo comprenderás. Tras estas palabras Arikado terminó de erguirse y metió sus manos en los bolsillos, recuperando su habitual compostura. - Deberías tratar de advertir a los vuestros de que van a por vosotros. Esto no sólo incumbe a Erik, si no que meterán en el saco a todo el que esté relacionado con él, y cuanto más cercano mejor. Si has luchado contra Fio, Tarma y Marco y has observado sus habilidades te habrás dado cuenta de que no son agentes escogidos al azar. - Ya, pero… No sabía muy bien qué decir, pero antes incluso de encontrar las palabras Genya Arikado ya se alejaba a paso relajado, no sin antes darse la vuelta y, con una sonrisa confidente, decirle algo que le subió un poco la moral. - Te has hecho fuerte, Simon. Sobre media hora más tarde, Erik arribaba a la biblioteca tras un relajado y placentero paseo, divertido – y un poquito culpable – observó que las obras por reparar los desperfectos ocasionados en la batalla contra Barthory aún perduraban, pero eso era algo que a él ya le traía sin cuidado. Su objetivo allí era muy diferente, y ésta vez no necesitaría robar. - Ah, estás aquí. Aquella voz a su espalda, demasiado familiar para no reaccionar ante ella, le hizo darse la vuelta. - ¡Arikado! El agente de la iglesia, Genya Arikado, estaba un par de metros por detrás y, dentro de su habitual frialdad, lucía una media sonrisa que daba a entender que se alegraba de verlo, sensación correspondida por el pelirrojo, que desanduvo el camino efusivamente para darle la mano. - ¡No esperaba volver a verte por estos lares! – reconoció tras darle el apretón - ¿Cómo estás? ¡Gracias por la indicación del otro día! Sin responder, Genya dejó que su sonrisa creciera por un momento antes de transformarla en un gesto de grave seriedad. - Al final escogiste protegerla ¿verdad? - Si – admitió el Belmont por orgullo. - La iglesia ya se ha enterado de ello. - Lo suponía, y me da igual. - Han enviado agentes en tu búsqueda. - Eso también me da igual. Tras aquellas dos rápidas respuestas, el agente agachó la cabeza por un momento y bufó, parecía no encontrar las palabras adecuadas para lo que estaba a punto de decir. Finalmente se decidió. - Y han atacado a tu hermano. ----------------------------- Este Episodio iba a narrar completamente la batalla entre Simon y Tarma-Fio-Marco pero, seamos honestos ¿No estais un poquito cansados de combate tras combate? Yo al menos sí, y va siendo hora de darles un poquito de cancha a los pobres. Total, que con el fin de distraer un poco la mente me he devanado los sesos y he acabado convirtiendo este capítulo de rellevania (que es lo que parecía, francamente) en la apertura de un nuevo arco precedente al final de la saga. Disfrutadlo y ya me contais Creo que el título lo dice todo: Me han echado, c'est fini, it's over, se acabó.
Antes que nada mi reconocimiento a lagunamov por recordarme la ley de murphy, en la cual no suelo creer y que ésta vez me han metido hasta el maldito fondo del culo. Osakowned clarísimo, no hase falta desir más. Por un lado estoy tranquilo, me lo esperaba tras mi charla con el interventor el Miércoles, SABÍA que no pasaría de éste mes, pero por otro... me jode, me jode porque me he entregado en cuerpo y alma a un trabajo que detesto por 150 míseros euros, me jode porque aparte de ir y hacer mis tres horicas diarias de teléfono he salido a hacer calle y pasar frío como un hijoputa, y me jode porque mi sueldo, lejos de gastármelo en mí (incursiones al Cash aparte) ha ido a colaborar en la economía en la casa, y un sueldo menos es una dificultad más. Esta tarde iré a cobrar los últimos recibos del mes, las últimas comisiones que, si bien no solucionan nada, en algo ayudarán y si no pues supongo que mis padres me dirán que las gaste por ahí que bien que me las he ganado, como ya han hecho en más de una ocasión. En fin... ahora ando como mezcla de tranquilo y depre y no tengo ganas de mucho, luego a lo mejor imprimo una miriada de curriculums mientras traduzco Death on Two Legs, canción que dedico gustoso a toda esa panda de hijos de puta que nos controlan desde la central y que no se han dignado a permanecer en la oficina veinte minutos seguidos. Nos vemos manitos, voy a viciar un poco a bien que ahora tengo tiempo libre. Si hay algo típico en mi vida es que mientras un golpe de suerte suele ir solito, las desgracias van bien acompañaditas, y es que hoy he tenido otro día de trabajo movidito, ya que al terremoto que sufrí el Viernes se le ha unido la réplica, siempre más fuerte aún.
Bien, señores, resulta que el Viernes no se nos dio la información completa porque no estábamos los tres parroquianos del departamento, con lo cual hoy apenas ha llegado nuestro supervisor estando mi hermana, una compañera y yo ha llegado la avalancha, y menuda avalancha. Para empezar, y ojo al dato porque ésto es fuerte, yo esperaba cobrar para éste mes el premio de una póliza que logré formalizar, el dinero no llegaba y me he pasado todo el puñetero mes reclamándole ¿Por qué no he recibido dicho premio? Bien... resulta que dos de los contratos más comunes en ésta compañia son Telemarketing y Plan Carrera, hasta hoy los presentes en el departamento estábamos creídos en que el Plan Carrera tenía una dificultad extra, y es que toda póliza de una prima neta inferior a 100 € era considerada por la compañía como media póliza. Sí, sí, leeis bien: MEDIA PÓLIZA, lo que significa que si por un casual en un mes haces cinco pólizas de, digamos, unos 70/80 € anuales cada una en realidad y a ojos de la empresa "sólo" habrás hecho 2 y 1/2 pólizas. Parece el título de una peli de Leslie Nielsen, y es más absurdo aún. Bueno pues... no, no es para el Plan Carrera solamente, da la casualidad de que los de Telemarketing también contamos con dicha dificultad, cosa de la que me han informado ahora, y da la casualidad también de que si "sólo" formalizas media póliza pues... no tienes derecho a premio por formalización. Desternillante ¿verdad? De segundas, y ésto no estoy seguro de que me salpique, las comisiones de pólizas domiciliadas no se cobran si en conjunto no llegan a los 30 €. Eso en una compañia que paga comisión sobre recibo y no sobre prima anual es una PUTADA, yo por ejemplo tengo asegurada a una familia entera de 16 miembros que paga 52 € al mes ¿La comisión que saco de ahí? unos 23 € máomeno. gracias a diox cobro todos los recibos posibles en físico, aunque acabe resultando una matada cuando quieres ahorrar en autobuses. Y ahora lo más fuerte: Mi empleo pende de un hilo, y es que si en dos meses no logras alcanzar el objetivo - aunque produzcas - ¡Te vas a la calle! De ésto no nos avisó nadie, si no más bien todo lo contrario, ya que entre mi hermana y yo los cosimos a preguntas (especialmente ella) para asegurarnos de no pillarnos los dedos con NADA, pero resulta que tiene uno de los plazos de despido más cortos que hemos visto. Aquí es donde, por cierto, tocaría decir "pues bueno, a arrimar el hombro y a sacar producción hasta de debajo de las piedras" ¡Pues no! Tanto para mi hermana como para mí este es el segundo mes sin alcanzar objetivo, y nos han avisado de ésto hoy día 18 cuando hay que concretar si vamos a lograrlo el 25. 7 días para salvar nuestro empleo ¿no os parece cojonudo? Conclusión: Mi hermanita a la puta calle, y yo me voy a salvar gracias a un plan trazado a última hora así como gracias a ella, que me cederá las pólizas que le quedan por gravar, entre las que se encuentra una de defunción. El sábado decía que estaba harto y que seguía con ésto por supervivencia y la gente que ya tenía asegurada. Hoy rectifico y digo que voy a seguir además para darles por culo, por lo que voy a lanzar al aire un desafío: CUMPLIRÉ CON MIS OBJETIVOS AUNQUE ME DEJE LA PIEL ¡DE MODO QUE DESPEDIDME SI PODEIS, HIJOS DE PUTA! Tengo que decirlo manitos, estoy HARTO. Hasta ayer estaba feliz con la compañia de seguros para la que trabajo, era bastante diferente a la anterior y a todas las demás que conocía gracias a mi hermana, que curra conmigo y tiene bastante más experiencia en el mundillo, pero el día 15 aquello se fue al carajo definitivamente.
Vereis, yo entré a trabajar en el departamento de telemárketing con una premisa muy simple: Si voy a trabajar a la oficina todos los días, sin importar cuan baja sea mi producción, cobraré una remuneración base de 150 € mensuales + comisiones + premios por formalización. Por 3 horas al día de oficina + hacerte cargo de la consecución y cobro de tus pólizas podríamos decir que no está nada mal ¿verdad? Y además el horario era completamente libre (dentro de las horas marcadas por ley para el telemarketing, claro). Bueno, pues que le jodan a todo eso. Para empezar, y de ésto hace ya unas semanitas, de horario libre nada. Si quieres salir (ejemplifiquemos) a las 13:40 en lugar de a las 14:00 pues tienes que llegar 20 minutos antes y si llegas a las 11:00 tienes que largarte a las 14:30, aunque a esa hora ya ni dios coja el teléfono, debes permanecer allí. Bien... hasta ahí puedo tolerar, aunque sea una de las cosas con las que me convencieron para firmar el contrato, pero con lo que ya no trago NI DE COÑA es con que me hayan jodido el sueldo. Sí, sí, tal y como suena, al contrario de lo que he dicho más arriba ahora es necesario producir para cobrar, y me lo han aplicado con carácter retroactivo de modo que el mes de Diciembre ni lo he cobrado ni lo voy a cobrar, ya que no llegué a las 5 pólizas de deceso (hice 3), y de aquí en adelante y muy al contrario de lo que mi supervisor me dijo el día que entré me va a tocar hacer 5 a la fuerza ¿Os parece una cifra pequeña? Cuando de 150 llamadas al día os cuelgan el teléfono en 145 y las restantes no llegan a cuajar os aseguro que se convierte en un número titánico. ¿Os dais cuenta de en qué queda todo esto? Las condiciones son las mismas que en NH, y encima el sueldo se queda en la mitad (con ellos era de 300) De modo que ya estoy otra vez como con mi ellos: Si no voy a cobrar por mi trabajo y esfuerzo ¿De qué coño me sirve? ¿Es más meritorio meterme en un lugar concurrido (como un bar, tienda etc...) y hacer 5 seguros a gente al azar que pasar día tras día pegado al puto teléfono (que me está dejando la oreja con la forma del pinganillo de los cojones) soltando la misma puta alocución una media de dos veces por minuto y soportando insulto tras insulto hasta que por fin tienes un poco de suerte? Si no hubiera asegurado ya a gente cuyas pólizas no quiero dejar en manos de la empresa ni necesitara el trabajo para pagar cosas os juro que lo hubiera dejado ayer mismo. En NH entré con unas condiciones claras, pero ésto se ha revelado como todo lo contrario a lo que me dijeron, por lo que me siento estafado y tengo un cabreo de mil pares de cojones. Ah, por cierto ¿Recordais la entrada anterior a la del 18 de Noviembre? Sí, aquella que borré y en la que me metia moderadamente con la empresa ¿Sabeis por qué la borré? Porque casi me cuesta el despido. Sí señor, por expresar mi opinión sobre la forma de pagos de la empresa y la chapuza que había hecho el organismo regulador de seguros con mi baja me ví de patitas en la calle y salvé el empleo de milagro, y todo porque había mencionado su nombre (avisos Google creo que se llama la función esa que tienen activada). Ni libertad de expresión siquiera ¿A que mola? y a NH la puse a parir varias veces y tuve cero problemas. Señor, señor... ¿En qué agujero me he metido? Publicado: 17:33 10/01/2010 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Newborn
Cuando Luis arribó al fin al piso ya había pasado la media noche, y es que tras alcanzar el Sena se había dedicado a caminar sin rumbo, perdido en sus pensamientos, incapaz de centrarse en nada más, llegando al punto de perder incluso el control sobre la hora, de modo que se extrañó mucho cuando tardaron en responder al portero automático y aún más cuando la persona que le abrió fue un François en bata, visiblemente molesto. - Nos has pillado en mitad de la faena, tío – renegó el francés - ¿Dónde diablos te has metido? - Paseando – respondió Luis sin más - ¿Dónde está todo el mundo? - Simon y Erik durmiendo, René también, con nosotros, y Eli y yo… bueno, ya te lo puedes imaginar. - Sí, ya me lo imagino… ¿Qué hora…? - Más de la una. Anda, en los fogones tienes una sartén pequeña con unas pocas salchichas; no hace falta que la friegues, y ante todo no hagas ruido. - No has sudado mucho aún ¿no? – observó el español, jocoso – ¡eso quiere decir que todavía andáis en los preliminares! Venga, vete a la habitación antes de que te destrempes. François contestó con un gruñido y se encaminó a la habitación del matrimonio. - ¡A pasarlo bien! – se despidió el español. - Que sí, hala, venga. Buen provecho y buenas noches, tío. Tras desaparecer el Lecarde, enfiló hacia la cocina reparando en que el menor de los hermanos Belmont dormía plácidamente en el sofá - “claro” pensó “según los turnos hoy le tocaba a él” – y se dirigió derechito hacia la sartén que descansaba en la hornilla. Se tomó su tiempo para devorar la cena, mirando fijamente al muchacho mientras su cabeza volvía a llenarse de preguntas ¿Le guardaría rencor? ¿Lo odiaría? No sería extraño en absoluto, sin ir más lejos había dejado a su hermano mayor al borde de la muerte. Se sentía estúpido, especialmente tras todo lo que Rose le había revelado, y lo peor de todo es que él no podía ir con ello a nadie más ¿en qué clase de berenjenal se había metido – o mejor dicho: lo habían metido? ¿Por qué no podía simplemente buscar a su hermana y ya? Aquellos pensamientos lo enervaron y lo llevaron a comer más deprisa, llegando incluso a atragantarse en un momento dado. ¿Y Claire? ¿Qué demonios pasaba con aquella chiquilla? Era, al parecer, el único elemento en el que ellos estaban involucrados del que la líder se había negado a proporcionarle información, y estaba seguro de que la que le iba a llegar estaría sesgada o incompleta. - Maldita sea… - gruñó en voz baja – Todo lo que tenemos entre manos ¡y no tenemos ni puta idea de ello! Miró a Simon una vez más ¡Dichoso él, que desconocía aquello en lo que lo habían sumergido! ¡Afortunado aquel que no ve las cuerdas que lo unen a los titiriteros! Estaba enfadado, enfadado con la hermandad, con la iglesia… consigo mismo, que era incapaz de liberar a sus hermanastros de la misma forma que él se sentía liberado ahora pero ¡Ah, maldita ironía! Por ser libre se veía más atrapado que nunca. Sin dejar de darle vueltas a la cabeza terminó de comer y se encaminó a la habitación de invitados, donde dormiría aquella noche e, igualmente, Erik ya reposaba plácidamente; una vez allí se plantó a los pies de la cama y, manos en los bolsillos, clavó su mirada en él, preguntándose una y otra vez si era así como se sentía él también. Tenía muchas preguntas, pero había una petición que era particularmente urgente, y lamentándolo mucho tenía la intención de resolverla en aquel mismo instante, por lo que se inclinó sobre la cama y agarró con fuerza la pierna del Belmont. El resultado fue, naturalmente, satisfactorio, ya que por puro instinto Erik despertó asestando un puñetazo que el Fernández esquivó por muy poco. - Buenas noches, tío – saludó el español como si nada. - ¿Qué…? Ah, que eres tú – articuló el pelirrojo, aún dormido. - Qué ¿Cómo estás? - Pues… - se rascó la nuca, bostezando – durmiendo, hasta que llegaste tú. Luis sonrió. - Y… ¿Tus heridas? Antes de responder, el muchacho hizo algunos movimientos, doblándose de varias maneras y girando el torso. - ¡Ya no duelen! – observó con alegría - ¿Y las tuyas? - Bien, aunque estoy algo cansado. - ¡Natural! Llevas casi dos días sin dormir. Tras aquellas palabras se produjo un incómodo silencio para Luis, que no tenía ni idea de qué decir mientras su amigo esperaba pacientemente a saber por qué lo había despertado. - Erik… - articuló finalmente – lo siento. El aludido alzó una ceja. - ¡Venga ya! ¿Por eso me despiertas? – bostezó de nuevo – mira… te disculpaste más de veinte veces mientras nos curaban y mi respuesta siempre ha sido la misma: No pasó nada ¿Vale? Hagamos como si no hubiera ocurrido. - Sí, pero… ocurrió. Erik sonrió. - Bueno, y… ¿aparte de eso? Porque no creo que quieras despertarme por algo así. - Cierto… - su gesto se tornó serio – Erik ¿Recuerdas que me dijiste que tenías datos que para ti probaban la inocencia de Claire? El rostro del Belmont cambió también. - Sí, te lo dije ¿Por qué lo preguntas? - Quisiera saber cuáles son. El pelirrojo suspiró. - Mira… soy el primero que desea mostrártelos, es muy injusto lo que se está haciendo con esa muchacha, pero lo cierto es que tú tienes razón: Es poco lo que tengo ahora… no llevamos mucho camino recorrido y una parte de lo que te puedo decir son sólo conjeturas. - Llevas razón, pero también la llevabas anoche cuando dijiste que desde luego era mucho más que lo que yo tengo, que es NADA. - Sí, pero… ¿Para qué los quieres? No me digas que te ha despertado el gusanillo… - Algo así – mintió el español – en todo caso me gustaría saber lo que tú sabes y, como tú, poder emitir un juicio. - Oye, si esto es para compensarme… - Tú sólo desembucha – lo interrumpió. Con el gesto torcido, Erik agachó la cabeza y bufó, después se dobló como pudo y recogió su portátil de debajo de la cama, tendiéndoselo a Luis. - Toma. Aquí está todo – dijo mientras se lo ofrecía. - … ¿”Todo”? - Es mucho más efectivo escribir la información que dejarla en tu mente y que se deforme con el paso del tiempo – le explicó – Tengo una serie de archivos de texto en los que he escrito mis averiguaciones y opiniones sobre cada una de ellas hasta ahora. No es mucho, pero… - Gracias – el español tomó el ordenador con cuidado - ¿En qué carpeta están? Es para no tener que trastearte. - “Hentai” – se limitó a responder el Belmont. - Em… ¿Cómo? - Eso, “Hentai” - Es… pera un segundo ¿¡Te descargas hentai al portátil!? - No seas memo, tío – se echó de nuevo en la cama, acomodándose - ¿Cómo lo iba a guardar en una carpeta TAN evidente? Guardo esos archivos en ella porque sé que nadie miraría ahí buscando nada. - Sí, bueno, supongo… - se dirigió a su cama, se descalzó y se sentó en ella con las piernas cruzadas, abriendo el laptop – descansa ¿eh? - Eso por descontado – respondió el Belmont antes de bostezar de nuevo – Nasnoches… Luis se despidió y encendió la máquina, centrando su vista en la pantalla para pasar a moverse por el escritorio en busca del susodicho directorio que, de hecho, estaba tan escondido como lo estaría un verdadero alijo de pornografía, algo que no dejó de arrancarle una divertida sonrisa. El material que Erik había recopilado era, efectivamente, poco, pero sorpresivamente extenso para el escaso tiempo que llevaban de viaje; al parecer de alguna forma el muchacho se había hecho con algunas imágenes digitales de los cuerpos ya autopsiados y las había analizado, indicando en los archivos de texto cada una de sus observaciones, también encontró un documento donde había copiado su correspondencia con gente que, al parecer, había estado en contacto con Claire o seguía su caso y en otro más había ido narrando una suerte de diario con sus pesquisas personales. - Parece que le has estado dando duro ¿eh? – articuló en voz baja mientras miraba de reojo a su compañero – se nota que te lo estás tomando en serio. Sonriendo, abrió una de las fotos y su archivo de texto asignado, la imagen abarcaba el torso de un cadáver lleno de heridas de arma blanca y algunos cardenales que habían permanecido; en sí no parecía muy reveladora, pero abierta con el software de retoque fotográfico y ampliada decía muchísimo más. Él, naturalmente, podría no haber sacado nada de ahí, pero afortunadamente el análisis de Erik ganaba credibilidad desde el momento en que él ya le había hecho frente, y sabía qué clase de laceraciones era capaz de provocar la cazadora. Atentamente puso en primer plano la ventana con el texto, y se sumergió en su lectura. “La foto correspondiente al primer sujeto cubre únicamente su torso, siendo imposible la verificación de su identidad, pero de momento asumiremos que se trata, en efecto, de la primera víctima. Es imposible establecer relación con el sujeto por el tono de su piel ya que, como buen muerto que es, está pálido. Tonterías aparte será mejor ir al grano. Para empezar estamos frente a un cadáver al que se le ha practicado la autopsia, sabiendo esto ignoraremos la cicatriz cosida del tórax, destinada a permitir el acceso a la caja torácica. Bien… en primer lugar éste sujeto se supone que murió a causa de los golpes; esto, que viendo los cardenales presentes debería ser más que obvio, resulta dudoso cuando vemos que apenas dos o tres cardenales “adornan” el torso, y ni están situados sobre puntos vitales ni son lo suficientemente grandes como para indicar la rotura de algún órgano y/o una hemorragia interna de gravedad suficiente como para costarle la vida. Se podría mirar si acaso fue por algún golpe en la cabeza, pero no se disponen de fotos de ésta, así que… Aunque de todas formas hubiera sido imposible de ser verdad que la acusada fuera la agresora, ya que en su estilo de combate no ataca con contundencia a ningún punto crítico de ésta, sólo al torso y cintura. También podemos observar numerosos cortes de diversa consideración, evidentemente están realizados con un arma blanca pero resulta difícil, sin poder observarlos desde otro ángulo, determinar que hayan sido provocados por una espada. También se aprecian signos de congelación en ellos, pero esto sólo es posible empleando un arma congelante o hechizada con magia gélida, hecho improbable ya que el arma empleada por Claire Simons es una espada sin nombre ya encantada, siendo imposible aplicarle otro tipo de magia que no tenga como objetivo aumentar el poder del hechizo ya aplicado a ella” Con la mano en la barbilla, el Fernández se recostó pensativo sobre el cabecero de la cama y colocó el portátil sobre sus piernas cruzadas, ampliando la imagen para poder contrastar sus percepciones con las de Erik. Era una suerte, pensó, que durante su entrenamiento hubieran sido tan bien adiestrados en aquellas lides, tan importante era saber luchar como poder determinar la causa de la muerte de las desdichadas víctimas que se encontraran en su camino para así poder saber a qué tipo de adversarios harían frente. No era algo generalizado, pero Adela y Juanjo tenían ese tipo de manías, y al no tener en la hermandad conocimiento de ello – Rose era bastante reacia a inmiscuirse en los métodos de entrenamiento de los cazadores – el Belmont había encontrado la forma perfecta de evitar así a terceros que pudieran fallarle o ralentizarle. Mientras pensaba en esto seguía revisando la foto, encontrando que, al menos con ella, Erik parecía llevar toda la razón, y es que, habiendo comprobado por sí mismo las capacidades de combate de Claire, aquella imagen no parecía representar a ninguna víctima suya. Pero, ahora que lo pensaba, la joven inglesa llevaba consigo dos espadas, no desenvainando nunca una de ellas, de vaina azulada ¿Por qué? “Da igual” se dijo tras un par de minutos de meditación “Si pudiera utilizarla lo habría hecho, nadie porta semejante carga en su cintura porque sí” Determinado a sacar alguna opinión clara aquella misma noche, continuó revisando uno por uno todos los archivos, leyéndolos exhaustivamente e incluso tratando de buscar posibles segundas interpretaciones pero no, las palabras de su amigo eran sorprendentemente claras y directas, por lo que no había error posible, y desde luego carecía de todo atisbo de duda. Cansado, pero no lo suficientemente somnoliento como para dejarse atrapar por el cálido abrazo del sueño, prosiguió su lectura durante horas, revisando los textos una y otra vez hasta llegar así a los más recientes, las últimas páginas de su “Diario de encuentros” donde, entre otras cosas, había relatado su cena con Claire – que no pudo evitar interpretar como una cita en toda regla – así como la última batalla librada junto a ella. Del penúltimo suceso hubo algo que le llamó especialmente la atención. “(…) hasta este punto la cena estaba resultando agradable y satisfactoria, no me gusta decirlo así pero Claire me había abierto completamente sus pensamientos, y ya era sincera al 100% conmigo, por lo que aproveché para interrogarla sobre el día de su partida. Su reacción hizo que me doliera mencionar el tema, pero lo cierto es que conseguí información interesante que seguro que, llegado el momento, pondrá en aprietos a más de uno. Si me ciño a las descripciones que ella me dio, el contingente enviado estaba compuesto por el cuerpo de los Rosablanca, el cuerpo de agentes y una división de cazarrecompensas, siendo además y a juzgar por sus palabras varios de cada uno (…)” Luis quedó estupefacto. Agentes y Rosablancas ¿juntos? ¿Y qué pintaban los cazarrecompensas en todo ello? Y no sólo eso ¿Varios de cada división? Todo aquello no tenía ni pies ni cabeza, y si era cierto significaba que la Iglesia estaba desesperada por quitarla de en medio, recurriendo además a métodos sucios con la contratación de aquellos cazadores renegados. Pero la sorpresa no acabó ahí. “(…) …logré identificar el aura que invadió el lugar, siendo uno de los cazarrecompensas que la perseguían en nuestro último encuentro. Mantuve una pequeña escaramuza con él y se marchó, tras lo que regresé a la habitación a dormir. Al día siguiente Claire había desaparecido. No hay nada más destacable que comentar de éste encuentro, salvo que ella lo identificó como “Drake”, utilizaba un arma prohibida (una espada látigo) y, según me comentó Loretta Lecarde al día siguiente, se trataba de un criminal lo suficientemente grande como para haber sido desterrado de la hermandad, y lo suficientemente poderoso como para haber regresado de él.” ¿¡Drake!? ¿¡Drake era uno de los mercenarios contratados!? Erik no parecía ser consciente de la gravedad de la situación, pero él sí que lo era. Drake, cuyo nombre completo era desconocido para todo el mundo, estaba considerado el más poderoso de todos los cazarrecompensas, y también el más desalmado ¿Realmente la Iglesia lo había contratado para hacer frente a Claire? Ese hombre era un paria, un desterrado ¡Una lacra! Incluso pesaba una recompensa por él, pero ningún cazador había tenido agallas para salir a buscarlo y los pocos que lo habían hecho, bien por temeridad, inconsciencia o desconocimiento no había regresado jamás, o bien lo habían hecho… en pedacitos. ¿Por qué se incluía a semejante elemento entre los seleccionados para la captura de Claire Simons? ¿Cuál era la intención de la Iglesia? ¿Qué pretendían con semejante movimiento? ¡Era un desafío a toda lógica! Drake exterminaría a todo aquel que se le pusiera por delante, y no había quien no lo supiera. Bueno… tal vez Erik, pero él había pasado más tiempo encerrado en bibliotecas y gimnasios, y entrenando en los montes junto a la familia, que metido en el sórdido mundo real de los cazadores. Alzó la cabeza y miró al techo ¿Sabría rose que Drake andaba detrás de Claire? Y si es así ¿Por qué había metido a Erik en aquello a sabiendas de que no tenía la más mínima posibilidad? Aunque tal vez la Iglesia se habría reservado esa información y simplemente había ordenado a la hermandad unirse a aquello. Rose debía saberlo, y tenía que concienciar a su amigo del tipo de adversario al que iba a hacer frente. Ya arriesgaba demasiado poniéndose en contra de la Iglesia. Lo miró y dejó caer la testa, suspirando, momento en el que vio de refilón la luz del día colándose tímidamente por las rendijas de la persiana ¿Qué hora era ya? ¿Cuánto tiempo había pasado revisando los archivos de Erik? - ¿Todavía despierto? Levantó la mirada para ver a Simon apoyado en el quicio de la puerta y ataviado con un chándal gris que, al parecer, había vestido para dormir. - ¿Y tú? – respondió - ¿No es un pelín temprano para que andes dando tumbos por la casa? El Belmont se encogió de hombros. - No tengo sueño, y además a estas horas no hay mucha gente por la calle. - ¿Vas a salir a pasear? - Más bien a correr, la última vez que lo hice fue el día que salimos de Almería. - Cierto… - coincidió el español - ¿Cuánto tiempo vas a estar? El joven desvió la vista a la ventana, calibrando la cantidad de luz. - Si está despejado – decidió – seguramente como media hora o así, si no pues lo mismo hago más de una hora. - De acuerdo. Tras aquella pequeña conversación insustancial, Simon permaneció en su lugar sin moverse, mirando al español como esperando algo, o más bien como teniendo algo que decir. - ¿Pasa algo? – lo interrogó Luis, mosqueado, tras unos cinco minutos. - No, nada… sólo me preguntaba si habías encontrado algo útil. - Pues bastante, pero… - resopló – sigo teniendo más preguntas que respuestas. Sin responder, el Belmont se volvió a encoger de hombros y se volteó para marcharse, pero Luis lo detuvo por un momento. - Simon… - ¿Sí? - Si por cumplir una misión o ayudar a alguien en apuros te vieras obligado a luchar contra alguien demencialmente poderoso… ¿Qué harías? El muchacho sonrió. - Está claro ¿no? Lo quitaría de en medio. Después de todo eso es lo que estamos dispuestos a hacer para rescatar a Alicia ¿no? Dichas estas palabras, ésta vez sí, se dio la vuelta y dirigió hacia la puerta principal, escuchándose el ruido de la llave girando para, acto seguido, el abrirse y cerrarse de la hoja. “Supongo” pensó mientras volvía a mirar al pelirrojo “que tu caso no es muy diferente a fin de cuentas ¿eh?” Perezosamente se levantó, con dos noches sin dormir a sus espaldas y un agotamiento creciente apenas le quedaban energías para moverse en condiciones y avanzó trasbillando hacia la cocina donde, sin ganas de esperar a que Elisabeth o François despertaran y prepararan el desayuno, calentó un poco de leche en un cazo y la aderezó con una mezcla de café frío sobrante de cafetera y chocolate negro soluble que se le antojó deliciosa desde primer sorbo, después se marchó al salón y se sentó, encendiendo la televisión en el canal que parecía ser el más visto de aquella casa por aquellos días: el de noticias. No entendía nada de francés y tampoco le apetecía esforzarse en hacerlo, así que se limitó a ver pasar las imágenes de lo que parecía un informativo especial doble sobre el caso de los niños y el incidente del Louvre sin prestarles la más mínima atención; mantuvo los ojos fijos en su taza de color chocolate acafetado cuando de refiló se vio a sí mismo en la tele junto a Simon, portando a un maltrecho Erik, de entre todo lo dicho le pareció distinguir la frase “Et ici le moment de la sortie des héros…” “La salida de los héroes” Aquella frase le dibujó en el rostro una sonrisa sarcástica ¿Héroes? ¡Ja! Él al menos se sentía muy lejos de ser un héroe. Cierto que habían evitado la pérdida posterior de muchas vidas pero ¿Qué pasa con los que ya habían perecido? Los cadáveres desmembrados, cuerpos desgarrados, mares de sangre y aquel pobre diablo asesinado y controlado por las Une… Ellos no eran héroes, sólo habían cumplido con su deber, y encima lo habían hecho MAL. Con este desagradable pensamiento apuró su vaso de leche y regresó a la habitación de invitados, allí un Erik recién despierto se frotaba los ojos y bostezaba poderosa pero silenciosamente. Sólo por la expresión de su cara ya se le notaba completamente recuperado, lo que arrancó una sonrisa al Fernández. - Qué ¿Cómo te encuentras? – se interesó mientras se sentaba en la cama y apagaba el portátil, cuya batería ya estaba a punto de agotarse. - Pues… bien – respondió somnoliento el pelirrojo tras estirarse y refunfuñar un poco - ¿De donde vienes? - De desayunar – respondió sin darle mucha importancia - ¿sabes? En la tele nos llaman “héroes” El Belmont profirió una risa sarcástica. - Héroes… ay… si esa gente supiera la cantidad de cazadores que pululan por el mundo... - Ya, ya lo sé… - le alargó el ordenador – Toma, ya terminé con él. Erik le agradeció mientras lo cogía y revolvía en busca del cargador. - Y… ¿Qué tal? Luis, que supo inmediatamente a qué se refería, no demoró su respuesta. - Esperaba encontrarme muchas más opiniones personales y dobles lecturas que datos empíricos. Me has sorprendido. El pelirrojo lo miraba expectante. Sabía que había más. - En cuanto al caso en sí… - continuó – hay demasiadas irregularidades y cosas que parecen hechas a posta para involucrarla a ella, las heridas de los cadáveres son la hostia, pero está lo de la partida enviada a capturarla inicialmente y bueno… los cazarrecompensas. - ¡Ahí! – lo interrumpió su amigo sentándose en el borde de la cama y señalándolo - ¡Ahí está lo más raro de todo! Es como si la iglesia… - …estuviera desesperada por quitársela de en medio, lo suficiente como para cometer semejante irregularidad. Dicho esto quedaron en silencio durante diez minutos; el Fernández estaba con la cabeza gacha, jugueteando con los pulgares y ceñudo. Finalmente volvió a hablar. - Estamos en paz, Erik. - ¿Eh? - Tú llevabas razón, ya sólo en la poca información que tienes hay demasiadas irregularidades. Algo huele a mierda en todo este asunto, y no pienso apoyarlo, pero… - ¿”Pero”? - Pero… - ladeó la cabeza y cruzó su mirada con la del pelirrojo - …antes de decidir si te ayudo o no a protegerla, quiero volver a combatir junto a ella. - Qu… ¡espera un segundo! – hizo amago de levantarse - ¿¡Es que no te bastó con la batalla que libramos juntos en el Louvre!? Luis suspiró. - Seguramente me habría bastado de haber estado atento a sus acciones, pero me concentré más en la propia batalla – se inclinó hacia la ventana y abrió la persiana – Dicen que la verdadera personalidad de alguien sólo puede observarse en combate, y es lo que quiero comprobar. - Yo no creo en eso. - Pues yo sí, y justo por eso he decidido esperar a poder emitir un juicio de valor sobre ella. - Dios, macho – Erik se echó pesadamente sobre la cama - ¿¡Y qué te hace pensar que volveremos a encontrárnosla!? Aquella pregunta arrancó una sonrisa al español. - No pude observarla cuando luchábamos contra las Alraunes, pero sí cuando te derroté… Dudo horrores que vaya a alejarse mucho de ti. - Q… ¿Qué? Me parece que no lo pillo. El Fernández rió. - ¡Casi mejor que no lo hagas, créeme! Y mientras Erik se esforzaba en comprender las palabras de su compañero, Simon continuaba con su sesión de footing a lo largo de las calles de París, con la sudadera ya empapada bajo las axilas y el cuello. Su carrera le había llevado ya al bulevar Saint-Michel, cerca de la catedral y al lado de la universidad René Descartes, se trataba de un lugar largo y ancho, que a él se le hacía como alguna de las más modernas calles de Almería pero un poco más a lo bestia. La zona estaba vacía, por supuesto; aún no habían dado las siete de la mañana y ni uno sólo de los comercios había alzado aún sus verjas y persianas metálicas y no se encontraba más de un viandante de vez en cuando. Con el fin de descansar un minuto se detuvo, apoyándose en la fachada de la universidad para recuperar un poco el aliento, en ese momento sintió un potente golpe en la espalda que lo desequilibró, no encontrando a nadie al darse la vuelta para encontrar al graciosillo, momento en el que sintió otro impacto. Aquello le resultaba muy extraño, habiendo pasado ya el amanecer era imposible que cualquier criatura de la noche tuviera el valor de salir al sol para atacar siquiera a un solitario viandante, y no se le ocurría nadie que quisiera atacarle, ni humano ni cazador. ¿Qué ocurría entonces? Habiendo pasado ya el periodo de descanso y viendo que haría otro ejercicio muy diferente a correr, se apoyó de nuevo en la pared y, sin cerrar los ojos, se concentró, llegando a su mano desde atrás las vibraciones de unos pasos en carrera, en base a lo cual se volteó y atacó golpeando con el dorso del puño. Su ataque no alcanzó objetivo alguno, pero a unos pasos de él apareció, como si acabara de terminar de retroceder de un salto, un hombre. Era tan alto como Erik, pero algo más mayor y bastante robusto, vestía un traje de chaqueta oscuro con camisa blanca que complementaba con una corbata negra. Su cabello, repeinado hacia atrás con gomina, era de un curioso rubio cobrizo que no terminaba de combinar con los ojos verdes, su expresión estaba imbuida de una escalofriante dureza marcada por las incipientes arrugas. - ¿¡Pero qué demonios…!? Una risa femenina le hizo darse la vuelta y mirar a una intersección cercana, de donde apareció una muchacha trajeada de igual manera al primero, bajita, de cabello color castaño y lacio recogido en una coleta, luciendo unas enormes gafas redondas sobre sus alargados ojos negros. - Parece que te han cogido ¿Eh, Marco? – se burló del primer hombre con una voz casi infantil. - Tal vez no lo hubiera hecho si no te hubieras quedado al margen, Fio – Respondió éste con frialdad mientras la miraba de reojo. - Vamos, vamos… - articuló una voz masculina a espaldas del Belmont – Tenemos una misión que cumplir, ya lo discutiréis luego. - Tu no hables, Tarma – replicó de nuevo el primer aparecido – ¡que te has apartado igual! Mientras hablaban, se iban acercando cada vez más y rodeando a Simon que, confuso, se dio la vuelta para observar al último, pelirrojo, con un corte de pelo parecido al suyo, gafas de sol, mentón cuadrado y de altura similar a la de Luis. Naturalmente vestía como los otros dos. - Vosotros… ¿Quiénes sois? – preguntó sin dirigirse a ninguno en concreto. - Eso no te importa mucho, Simon Belmont. - ¡Desde el momento en que me habéis atacado y sabéis cómo me llamo sí que me importa! El último de ellos lo atacó con un directo que el joven evitó sin dificultad, agarrando su robusto brazo y preparándose para responder con una llave, pero en ese momento sintió una fuerza sobrehumana agarrarlo de la capucha del chándal y volearlo en dirección contraria. Durante su vuelo pudo ver que había sido la muchacha a la que habían llamado Fío. Afortunadamente había recuperado el aliento y tuvo el atino suficiente como para aterrizar de pie sin ningún problema, momento en que, al verlos, le vino a la mente la imagen de Genya Arikado, e inevitablemente comparó las vestimentas. - ¡Esas ropas! Vosotros… ¿¡Sois de la iglesia!? - Exactamente – respondió Tarma, que parecía ser el jefe de los otros dos – Somos agentes de la iglesia - ¿¡Y se puede saber qué queréis!? – los interrogó, poniéndose en guardia. - Queremos – Cada uno de ellos adelantó un pie, en clara intención de ofensiva – a Erik Alexer Belmont. ----------------------------------- ¡Y vamos allá con otro! Tengo el turbo puesto así que lo aprovecharemos mientras dure =D Por desgracia este capítulo está casi al 100% improvisado, y digo por desgracia porque este es uno de esos en los que sólo tengo en mente la idea general de lo que va a ocurrir y no los sucesos concretos, por lo que está hecho sobre la marcha y, a mi juicio, el resultado es algo inferior a lo habitual. Aún así espero que os guste; el título, Newborn, hace referencia al nacimiento de un "nuevo" Luis, que a partir de aquí ya va despertando poco a poco. Espero haberme salido con la mía y haberlo representado bien. En fin... disfrutad. Si no hoy pues mañana comenzaré el 85, estoy impaciente por dar fin a esta saga ^_^ Publicado: 12:45 10/01/2010 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin :
Puede parecer raro que hable de ésto, pero siendo como es la Wii totalmente retrocompatible en cuestiones de Software siempre he manifestado mi alegría al permitirme esto guardar mi amado cubito y ahorrar espacio en el siempre ocupado escritorio que adorna mi habitación y actúa como centro de trabajo.
Pues bien, un año después de haber comprado la Wii y con la eufora del recién regalado por mis padres Guilty gear Accent Core (¿Cómo coño lo sabrían...? O_o) se me ocurrió poner el CAPCOM vs SNK 2 de GC con el Arcade Stick Logic 3 que poseo, sólo para descubrir que... ¡Tachaaaaaan! no funcionaba. Pero de ningún modo oiga, ni Stick C, ni Stick principal ni D PAD ¡Nada! Hasta aquel momento e incluso hoy mismo la consola no me ha dado ningún problema de compatibilidad con ningún periférico pero en fin, dí por hecho que se había estropeado por el exceso de uso que le dí en su momento (Ya había fundido dos, así que imaginad) y fui tirando de DragonCube Converter (conversor de mando PS2 a Xbox/GC) y Dual Shock 2 (de los cuales también me pulí tres o cuatro), descubriendo que tras un año sin jugar había perdido TODA la práctica que tenía. Pues bien, esta mañana me ha dado el barrunto y he decidido bajar al sótano a por mi fiel cubo, lo he conectado, he puesto el Arcade Stick y ¡Ha funcionado! Bueno va, el uso intensivo le ha pasado factura y a veces se le bloquean las direcciones, pero al menos es fácil de solucionar sobre la marcha y la palanca no da calambres como ocurrió con el último... todavía. Total, que para celebrarlo le he pegado un vicio de infarto al CvS2 y ¡Resulta que no he perdido nada de habilidad! Siempre he dado por hecho que eso de que la calidad de juego cambiaba con según qué controles era una tontería siempre que te sintieras cómo con el mando pero no, recuperado el Arcade Stick vuelvo a ser la mala bestia que siempre fui con Yuri, Ken y, en menor medida, Kyo (el equipo que he cogido hoy). Ya decía yo que era demasiado raro que no me saliera el Haoh Shotoken ni a tiros =/ Lo único malo, eso sí, es que el RGB que tengo para cube es uno de esos con triple conector para las tres de sus generación y no se ve del todo bien que digamos pero bueno, voy tirando y además me ahorra usar uno de esos odiosos ladrones de euroconector. Por cierto, si alguien sabe cómo eliminar el amarilleo del frontal que me lo diga, que parece que le ha dado un algo a la pobre D= |
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