Prelude of Twilight

Publicado: 10:43 28/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki : Delirios y Cabreos Pikmin
Como gracias al nuevo firm ya puedo disponer de todos los juegos que había comprado en la Consola Virtual sin necesidad de andar copiando, descargando, borrando, etc... ahora me estoy dedicando a terminar el Paper Mario de la N64 (juegazo donde los haya, por cierto)

Pues bien, ayer terminé por fin campos floridos (aún no tenía a Lakilester), me dispuse a adentrarme en las alcantarillas para llegar hasta la última ciudad y, cual fue mi sorpresa después de tanto tiempo sin jugar ¡que me perdí! ¡Es un lugar mucho más laberítico y lleno de secretos que las alcantarillas de Villaviciosa!



Personalmente no lo recordaba así ¡y me gustó mucho más! Practicamente no hay dos salas iguales y en cada una de ellas hay algo que conseguir, amén de los Bloopers que saltan cuando menos te lo esperan y cuestan un cojón y medio de derrotar.

Es uno de los pocos detalles en los que me parece netamente superior a La Puerta Milenaria, de hecho mientras que los subterráneos de Villaviciosa me parecen aburridos y trato de pasar en ellos el menor tiempo posible, ayer gasté (según el diario de la consola) cerca de dos horas y media - sólo en las alcantarillas - que se pasaron volando.

Si llegaran a hacer otro Paper Mario me gustaría que se curraran un emplazamiento similar a este.

Publicado: 20:56 26/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Me dan asco los piratas.

Aquellos que cada vez que se actualiza el firmware de la consola tiemblan ante la posibilidad de no poder jugar con sus "backups"

Aquellos que esperan a que otros actualicen para ver si se van a borrar o no los Custom Channels.

Aquellos que se escandalizan cuando pierden sus "juegos de la Consola Virtual" al entrar al Canal Tienda tras la actualización.

Aquellos que se sorprenden cuando pierden los savegames de sus backups tras actualizar.

Aquellos que piensan que un juego instalado ilegalmente es idéntico a uno comprado.

Aquellos que recurren a abogados de boquilla para consultar si es legal o no que Nintendo intervenga en el software ilegal que tienen instalado en su consola (verídico)

Aquellos que esperan a que salga la instalación "alternativa" que les permite seguir jugando con sus "backups"

Aquellos que hablan de tomar medidas legales contra Nintendo en casi de producirse un brick en su consola cargada de Custom IOS.

En definitiva, aquellos que gastan un rostro cementero del 40 largo y encima se sienten orgullosos de ello.

Gracias, Vandal, por no darles cobijo.

Publicado: 16:55 26/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Pues eso, ahora con la nueva actualización puedo disponer y disfrutar de todos los juegos que he comprado al sistema de descargas de Wii, un total de 19, que son estos:

NES
- CastleVania
- CastleVania II
- CastleVania III
- Street Gangs

PC ENGINE/Turbograftx
- Bomberman '96
- Bonk's Adventure

SNES
- Super CastleVania IV
- Super Gouls & Ghosts
- Super Metroid
- Super Punch Out
- Harvest Moon

N64
- Mario Kart 64
- Wave Race
- Lylat Wars
- Sin & Punishment
- Yoshi's Story
- Paper Mario

Wii Ware
- Lost Winds
- Defend Your Castle

¿Cual debería ser el vigésimo? Recomendadme, manitos ^^

Publicado: 11:15 26/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki : CastleVania: Twilight Rhapsodia
Esto debería ser un mail personal a un muy buen amigo mío, sin embargo a fin de cuentas es una reflexión que me apetece compartir con todos, de modo que lo ampliaré y publicaré aquí.

Sí, me han sucedido muchas cosas en estos últimos días, he perdido la fé en todo o casi todo y casi continúo existiendo por existir.

Ese último suceso, ese que tú sabes que me hizo plantearme muchísimas cosas, sigue a día de hoy en mis pesadillas, aquellas palabras me torturan día y noche pero... ¿Debo, por ello, dejar de creer en el amor y la amistad?

Te lo dije, colega: Twilight Rhapsodia es una oda a estos dos sentimientos, los personajes comparten entre sí lazos compuestos por diferentes tipos de amor y les una una amistad fortísima, basada en la confianza absoluta.

Te dije que no puedo escribir sobre algo en lo que ya no creo, sin embargo irónicamente y dado el estado actual de mi vida, estos dos valores son precisamente los que hacen que merezca la pena vivir el día a día.

Me dijiste que me lo planteara y yo lo interpreté como algo más profundo, como que observara mi vida minuto a minuto y decidiera si son realmente sentimientos reales o simples patrañas como te dije. Lo he hecho, los he visto ahí, están en mi propio corazón.

Así que sí, continuaré con Twilight Rhapsodia, perseguiré mi sueño aunque no llegue a cumplirse por completo.

Espero algún día poder intentar volver a cultivar esa amistad tan preciada para mí hasta volver a verla florecer, aunque deba morderme la lengua hasta desangrarme para no decir lo que realmente siento.

Aunque deba volver al mismo principio.

Amor, amistad y esperanza, no son dos si no tres los sentimientos que me mantienen aún atado al mundo real y me dan fuerzas para continuar.

Realmente, amigo, aún me quedan razones para mirar al frente y sonreir, aunque nazcan lágrimas en mis ojos.

Publicado: 11:38 25/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki :
Con todo lo dispuesto que estaba ayer, hoy al momento de abrir el libro me encuentro titubeante y desorientado.

Hace ya más de una hora que dejé de hablar con UDA (cachocabrón, que no hace falta que me vendas el juego como lo más de lo más, si me interesa lo juego y punto, y los ZOE me interesan desde hace tiempo) para ponerme al lío y apenas he revisado unos pocos verbos ¿Gandulería? No, al contrario, llevo despierto desde mi hora de siempre y estoy a mil, el exámen no se me va de la cabeza.

Ni siquiera estoy pensando en la conferencia de Iwata, así que imaginad xd.

Nada, no sé qué es, sencillamente no encuentro la manera de concentrarme ¡Y ya son casi las 12!

Dios... ¿Por qué siempre me pasa lo mismo? T.T

Publicado: 17:57 24/03/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Mi vida empeora cada vez más, pero hoy por primera vez en semanas no tengo tiempo para pensar en ello.

Ahora mismo me estoy tomando un descanso en el que merendaré, me quitaré el dolor de cabeza y tontearé un poco por Vandal.

Y es que mañana tengo la segunda parte del exámen de nivel de cada fin de trimestre en Italiano, he faltado a bastantes clases por culpa de mi (últimamente) precario nivel de salud, de modo que ando fatal de ciertos temas (los verbos irregulares son mi punto débil), amén de la lógica falta de vocabulario.

Asi que aquí estoy, entre decenas de fotocopias, varios cuadernos con apuntes y un CD-ROM que en poco rato entrará en mi PC, ya que también necesito escuchar el vocabulario, no sólo leerlo.

El lunes tocó exámen de comprensión auditiva, lectora y composición escrita (en esto último estoy 100% seguro de que palmé miserablemente) y, de seguido, un exámen de Arabe del que salí escaldado.

Agh... estoy hecho polvo -.-

Publicado: 11:21 23/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Otras obras
Un pasado que no debe ser desvelado ¡La decisión de Simone!

Una vez abandonada la zona de los doce templos, el caballero de Acuario se tomó su tiempo para descender hasta Rodrío; sabía que no era del todo buena idea, la gente de la aldea ya estaba más que acostumbrada a las rondas de vigilancia de los caballeros de oro y era extraño ver a uno por allí fuera de ellas, ya que mientras tanto eran los guerreros de rango inmediatamente inferior, los de plata, los que se encargaban del bienestar de los lugareños.

Sin embargo esto a Simone no le importaba demasiado, personalmente le encantaba permanecer el mayor tiempo posible en aquel pueblecito bajo el Santuario, donde se sentía como en casa, de hecho una nostálgica sonrisa se fue dibujando poco a poco según avistaba el lugar y se escuchaba el bullicio de la gente en las calles; tuvo que volver a su rictus de frialdad cuando se cruzó con uno de los caballeros de retaguardia, los últimos antes de la entrada al santuario, portaba una armadura de color púrpura y corte clásico, perneras y musleras cerradas, falda de dos piezas con un protector frontal decorado por una gran cruz azul y peto de formas redondeadas, los brazaletes llevaban zócalos preparados para colocar algo en ellos y las hombreras se mostraban asimétricas, descansando una de ellas sobre el hombro derecho y la otra utilizando el peto como apoyo, decorada con unas intimidantes picas plateadas; el joven que la portaba aparentaba ser menor que el caballero de oro, con una revuelta melena castaña cuya longitud y frondosidad ocultaban toda su espalda, se apoyaba en una roca cercana con la plateada diadema en la mano y gesto aburrido.

- Un puesto de vigilancia aburrido ¿Eh, Perseo?

El joven caballero de plata dio un respingo y, tras colocarse la diadema a todo correr, se dio la vuelta y adoptó una pose marcial para recibirlo.

- ¡Todo en orden, Señor Simone de Acuario!

Simone colocó su mano derecha en su cintura y adoptó una pose distendida.

- Mírame, Alcander ¿Te parece que ésta sea una situación en la que debas actuar así? – cerró los ojos – descansa, por favor.

Ante estas palabras, Alcander de Perseo se relajó.

- Le ruego me disculpe, señor Simone – se excusó – creía que venía de ronda.

- Hoy no me toca ronda, Perseo – respondió el caballero de oro – y tampoco es la hora de ello.

- Entonces… ¿Ha ocurrido algo? – preguntó con aire de preocupación – hace rato sentí su cosmos y también el del señor Altaïr chocar contra otro.

- Tranquilo – contestó a esto el caballero de Acuario – todo está en orden, sólo he bajado para relajarme un poco tras el combate.

Más aliviado, Alcander sonrió y dedicó una reverencia a Simone.

- En ese caso, continuaré en mi puesto, continúe, por favor.

Simone le devolvió la sonrisa y prosiguió su camino, no sin antes felicitar al caballero de Perseo por su vigilancia.

Prosiguiendo su camino decidió mantener oculto su cosmos y evitar los puestos de vigilancia de los demás caballeros de plata, así poco a poco descendió la colina hasta hallarse a la entrada de la ciudadela para el santuario, donde otro caballero, cargado de cajas con verduras y otros alimentos, corría apresuradamente hacia la entrada a los templos. Simone lo conocía muy bien, era uno de los pocos orientales pertenecientes a la guardia de Atenea, japonés con marcados rasgos asiáticos y cabello oscuro, su armadura era de un tono aún más púrpura y cubría menos superficie que la de Alcander de Perseo: de pernera completa con musleras y rodilleras cuadriculadas, la entrepierna era protegida por una coquilla adornada por un delicado emblema amarillo, los antebrazos tenían una forma dinámica rematada en dos puntas cada uno y el peto estaba compuesto por dos formas pentagonales, protegiendo cada una un pectoral, unidas por una pieza simple más hundida, las hombreras poseían formas redondeadas y se alzaban levemente, y su cabeza estaba protegida por una sencilla diadema sin más adorno que un plateado y prominente cuerno. Era más bien bajo y claramente joven, probablemente adolescente.

Al notar la presencia del caballero de Acuario, el muchacho se detuvo y, como pudo, saludó marcialmente.

- ¡Bu-buenos días señor Simone de Acuario!

- ¡Yamato! – exclamó sorprendido el caballero de oro - ¿Qué estás haciendo aquí?

- ¡Ah! – manteniendo la posición como podía, el joven sonrió – Mi maestro me pidió que, cuando acabara mi turno, bajara a por víveres al pueblo antes de regresar al templo.

- Ya veo – Simone sonrió, en parte divertido por la extraña planta del chico – por eso aún llevas la armadura del Unicornio puesta ¿Necesitas que te eche una mano?

Yamato negó con la cabeza.

- ¡En absoluto, señor Simone! – respondió con celeridad - ¡Un caballero de Atenea como yo no necesita ayuda para cargar con unas cuantas cajas!

- De acuerdo – aceptó el caballero de Acuario, prosiguiendo su camino – pero si tienes dificultades solicita ayuda a alguno de los caballeros de plata de los puestos de guardia.

- ¡Sin problema! – lo escuchó decir a su espalda antes de, a los pocos segundos, escuchar su atropellada carrera.

“La pasión de la adolescencia…” pensó mientras continuaba andando “En cierto modo envidio a los caballeros de bronce”

En su caminata, no fueron pocos los lugareños los que lo saludaban e incluso en alguna que otra tasca le invitaban a pasar para tomar un trago, él se limitaba a sonreír y negarse aduciendo que mientras llevara la armadura estaba de guardia y no podía distraerse, pero aún así se sentía a gusto, deliberadamente reducía el ritmo de sus pasos para recrearse con aquel ambiente, tan terriblemente similar al de la aldea en la que nació y se crió hasta que fue reclutado como futuro caballero de Atenea.

7 largos años…

Gracias a dios, existía Rodrío.

Con parsimonia, dobló un par de esquinas y llegó a un pequeño local en cuya fachada, forrada en madera, colgaba un cartel que tenía grabado el caduceo; su sonrisa creció y tocó a la puerta, que se abrió apenas un minuto después.

Tras ella apareció una joven muchacha, de cabello castaño recogido en una coleta y formas armónicas, con rasgos casi infantiles, vestía un sencillo vestido blanco sujeto en la cintura por una cuerda. Era más bien bajita, llegando al caballero de oro por el pecho.

Sin embargo, y pese a su evidente aspecto aniñado, aquella chica tenía ya casi 20 años.

- ¡Hola! – saludó Simone con simpatía - ¿Puedo pasar o tienes a algún paciente ahí dentro?

La joven tardó unos segundos en reaccionar.

- Ah… ¡Señor Simone de Acuario! – exclamó, a la vez sorprendida y un tanto sonrojada – N-no, claro que no… ¡Pase, por favor!

Dicho esto se aparto y dejó paso al caballero, que se relajó al entrar al lugar.

Aquel sitio no era otro que una curandería, el interior estaba pintado con cal blanca y el suelo estaba compuesto de mármol negro ya desgastado, en el fondo había una suerte de camilla con armazón de madera y un pequeño colchón de plumas con, al lado, una larga mesa con múltiples botellitas y tarros clasificados, también vasos, aplicadores de gotas, paños…

- Adrienne… - articuló cuando la muchacha cerró la puerta al fin - Sabes que a estas alturas no debes tratarme con tanto respeto ¡Y mucho menos hablarme de usted ni darme el grado de “señor”!

Ella se apartó lentamente de la puerta, cohibida.

- P-pero… eres un caballero de oro… llevas la armadura…

- ¿Si tu hermano aparece por aquí equipado con su armadura de oro también lo tratas de señor?

- N-no es lo mismo… es mi hermano.

- Está bien… voy a pasar de caballero de oro a simple civil ahora mismo.

- ¿Qué vas a hacer qué?

Ante sus ojos, Simone se despojó de casi toda la armadura de Acuario, quedando así a pecho descubierto y con apenas unos pantalones recubiertos por las grebas y las musleras.

- ¿¡Pero qué haces!? – exclamó la chica, roja como un tomate ante el espectáculo - ¡V-vuelve a ponerte la armadura!

- Bueno – Simone alzó los brazos, exponiéndose – así al menos ya no soy el “Señor Simone de Acuario”

Finalmente, Adrienne lo miró directamente y sonrió.

- Está bien, Simone – aceptó - ¿Qué te trae por aquí? Que yo sepa hoy no toca ronda.

- No, en efecto – confirmó él – he bajado desde el santuario porque necesito tus servicios – extendió los brazos hacia la curandera y le mostró las palmas – mira.

La joven no reprimió su expresión de sorpresa al ver el estado de las manos del caballero, completamente chamuscadas.

- ¡Cielo santo! – exclamó - ¿¡Qué ha ocurrido!?

- Un atacante – respondió sin más – tuve que detener in extremis una de sus técnicas.

- Pero… ¿Es que llegó al templo de la vasija?

- No, pero Altaïr no lograba expulsarlo.

- ¿Altaïr? – preguntó confusa - ¿Te refieres al Señor Altaïr de Aries?

Simone asintió.

- Estas quemaduras son tremendas… - comentó, entre asombrada y asustada - ¡No te enfrentarías a él con las manos desnudas!

- Siempre que estemos en la zona del santuario hemos de llevar la armadura puesta – respondió – lo sabes de sobra, no hacerlo es una ofensa a la orden.

Sin responder, Adrienne se volteó hacia la mesa y empapó unas vendas en un extraño líquido transparente y levemente viscoso antes de agarrar un bote lleno con una extraña crema blanca.

- Esto te dolerá un poco – advirtió mientras vertía un poco de esta crema en la palma de la mano derecha de Simone.

- Bueno, por ahora no… – Adrienne comenzó a extenderla con sus dedos – ¡AGH!

- ¡Vaya! – exclamó ella, jocosa – si la sola presión de mis dedos ya te hace tanto daño ¿Cómo has podido llevar esos ceñidos guanteletes metálicos?

- Cuestión de costumbre – respondió él – supongo.

La muchacha sonrió con ternura y, tras terminar con la mano derecha, vertió la crema en la izquierda y comenzó a aplicarla también, pero ésta vez con gran suavidad, acariciando la mano del caballero de oro con la suya propia.

- ¿Mejor así? – preguntó con un tono de voz más suave e “íntimo”

Sonrojado, Simone asintió con la cabeza.

Apenas habían pasado unos minutos cuando la puerta se abrió de golpe; por ella apareció otro caballero de oro, de enorme estatura y envergadura, rasgos duros y cabello y cejas color café, toda su armadura parecía marcar una potente musculatura; rodillas, codos y las redondeadas y abultadas hombreras estaban finiquitadas con unas gruesas prominencias en forma de pinchos y el casco era completo, rematado con dos grandes cuernos curvos y un relieve alargado negro en el centro rematado por más pequeños pinchos.

- ¡Ah, Simone! – exclamó la recién llegada mole dorada - ¡Al fin te encuentro!

La sorpresa de Simone y Adrienne fue grande pero ésta, disgustada, se levantó del lado del caballero de Acuario y, con las manos en la cintura y golpeteando el suelo con los pies, reprendió al caballero.

- ¡Señor Mateo de Tauro! – Exclamó, visiblemente enfadada - ¿¡Acaso no puede llamar antes de entrar!? ¡Estoy tratando de curar a un paciente!

- Lo siento, Adrienne – se disculpó éste – pero Simone tiene que acudir a la cámara de – repentinamente se fijó en las manos de su compañero - ¡Por todos los demonios, Simone! ¿¡Qué diantres te ha pasado en las manos!?

El aludido se encogió de hombros.

- Pues ya ves – respondió – sea lo que sea para lo que se me necesite tendrá que esperar a que termine la cura ¿Se puede saber qué es tan urgente como para que bajes tú personalmente y casi destroces la puerta?

Mientras hablaba, la curandera le vendaba ambas manos con las telas que había preparado antes.

- Es por el sumo sacerdote – respondió el caballero de Tauro.

- ¿Ha requerido mi presencia?

- No explícitamente, ha querido ver a cualquiera de los implicados en el incidente de la casa de Aries.

- ¿Y eso para qué?

Antes de que Mateo contestara, Adrienne se apartó del lado de Simone, sonriendo.

- ¡Listo! Prueba a mover las manos.

Obedeciendo, el caballero de Acuario hizo varios movimientos complicados con ellas.

- No me duelen… - observó con cierta sorpresa.

- La pomada que he aplicado sobre las quemaduras es para ellas – explicó – pero el ungüento que he usado en las vendas es una mezcla de hierbas que tiene efecto calmante – sonrió orgullosa – te he vendado cada dedo individualmente para que no pierdas capacidad de movimiento.

- Eres la mejor curandera de toda Grecia, Adrienne – la aduló Simone a modo de agradecimiento.

- ¡Exagerado!

Muy a su pesar, comenzó a equiparse la armadura de Acuario y se dispuso a marcharse, pero antes de cruzar la puerta acompañando a Mateo sintió una fina mano aferrándose a su brazo. Era Adrienne.

- Oye, Simone… - articuló ésta – no sé qué habrá ocurrido, pero quien ha atacado el templo del carnero blanco es lo suficiente poderoso como para haberte dejado esas quemaduras… ten cuidado ¿vale?

Sorprendido y sin saber cómo reaccionar, el caballero de Acuario sólo pudo responderle con una torpe sonrisa antes de salir a la carrera acompañando a su camarada.

- ¿Me vas a explicar para qué ha llamado el sumo sacerdote a los implicados en la batalla de hace un rato? – preguntó con premura.

- ¡No lo sé! – respondió Mateo – ¡Pero no creo que Altaïr vaya a mantener la boca cerrada respecto a tu relación con el intruso!

- Qu… ¿¡Pero cómo sabes tú que…!?

- ¡Por favor, Simone! ¡Soy el guardián del templo del Toro Dorado! ¡Recuerda que es el segundo templo! ¡Me he enterado de todo!

- ¡Diablos! – exclamó – Ni Altaïr ni nadie debe meterse en esto… ¡Me adelanto! – decidió, echando a correr - ¡Voy directo a la cámara del sumo sacerdote!

Mientras, en el mentado lugar, Altaïr permanecía de pie frente al sacerdote. La cámara era enorme, con una gran alfombra roja que iba desde la entrada al mismísimo trono, tras el que se alzaban unas cortinas purpúreas que daban acceso al templo de Atenea; en cuanto al sumo sacerdote, era un hombre ya anciano y enjuto, vestido con una túnica negra con ribetes dorados en los bordes y un casco de oro rematado un águila.

- Así pues, el intruso provenía de Asgard… - preguntó el aciano.

- Si, sumo sacerdote – respondió, respetuoso, el caballero de Aries – estaba empecinado en enfrentarse al caballero de Acuario, traté de expulsarlo pero antes de que lo lograra éste bajó desde el templo de la gran vasija.

- ¿Simone de Acuario abandonó su puesto para enfrentarse al intruso? – preguntó el sacerdote, sorprendido.

En respuesta, Altaïr asintió con la cabeza.

- ¿Y cual era el nombre del intruso, Aries?

- Eirikr, señor, Eirikr de Merak.

El anciano cruzó ambas manos, apoyando sus codos en los brazos del trono.

- Existe un pacto de colaboración y no agresión entre los siervos de Odín y los de Atenea – articuló – destinado a proteger la totalidad de la superficie de la tierra ¿Por qué un hijo de Asgard vendría directamente a atacar el Santuario?

- Según dijo – se dispuso a informar el joven – uno de sus guerreros divinos había sido atacado, y sospechaba que el culpable era el caballero de Acuario, pero… se sorprendió al ver que el portador de la armadura era Simone, de hecho ya se conocían.

Ante esto, el sacerdote alzó la vista y cruzó su mirada con la de Altaïr.

- Señor – preguntó – usted conoce las vidas de todos nosotros, seleccionó personalmente a los doce Caballeros de Oro ¿Cuál es la relación de Simone con el reino de Asgard?

Apesumbrado, el sumo sacerdote agachó la vista.

- Además, Simone mencionó a un tal Aeger, lo que encolerizó al intruso, insinuó que Aeger iba a recibir la armadura de Acuario.

El silencio del sumo sacerdote continuó.

- Señor ¡Puede que sea importante! ¡Desearía viajar a Asgard a esclarecer todo esto!

El anciano abrió la boca para contestar, pero en ese mismo momento la gigantesca puerta doble de la cámara se abrió, apareciendo por ella una silueta que ninguno de los dos presentes esperaba.

- No necesitas conocer esa información ni realizar ese viaje, Altaïr – intervino el recién llegado, Simone, con voz potente.

- Acuario… - articuló el sacerdote mientras éste se acercaba al nivel de Altaïr – creí que no te ibas a presentar.

- Lo lamento, señor – se disculpó éste mientras se arrodillaba en señal de respeto – bajé al pueblo para despejarme un poco tras el combate.

Los dos, Altaïr y el sacerdote, se dieron cuenta de las vendas en las manos de Acuario.

- ¿He entendido bien, Simone? – le preguntó Aies mientras se levantaba - ¿No quieres que vaya a Asgard?

- Así es – respondió – no sólo que vayas a Asgard, si no que escarbes en mi pasado, si lo hicieras no sólo no esclarecerías nada si no que además complicarías las relaciones entre el santuario y el sacerdocio de Odín.

- ¿Alguna idea o sugerencia, Simone de Acuario? – cuestionó el sumo sacerdote en respuesta a esto.

- Sí – se arrodilló de nuevo – Sumo sacerdote, os pido por favor que me permitáis internarme en el reino de Asgard e intentar averiguar lo ocurrido.

El anciano dudó.

- ¿En solitario?

- Así es

- Es una empresa arriesgada, y por más conocido que seas allí de haberse corrido la voz de que eres sospechoso de atacar a uno de sus Guerreros Divinos tendrás las cosas muy difíciles.

- Pero, como usted dice – contestó – allí soy conocido, y sé moverme por el reino, por eso le pido permiso para ir.

Antes de responder, el viejo miró directamente a Altaïr.

- Aries, por favor, tu tiempo aquí ha terminado – indicó cortésmente – puedes retirarte.

- ¿Cómo? – protestó indignado – Pero… ¡Sumo sacerdote!

- De aquí en adelante es una cuestión que sólo nos concierne a Simone y a mí – insistió – de modo que no desobedezcas y regresa a tu puesto.

Ceñudo, el caballero de Aries se arrodilló a modo de despedida y abandonó la gran sala.

- Muchas gracias, sacerdote – agradeció Simone una vez sintió que el cosmos de su compañero se perdía en las 12 casas.

- Ahora lo tendrás incluso más difícil que antes con la familia sacerdotal, Simone – sugirió éste, ignorando las palabras de Acuario – al menos asegúrate de llevarles noticias de Aeger.

- Lo haré, señor.

Tras unos segundos de silencio Simone dio la conversación por marchada y se levantó, dispuesto a marcharse, pero cuando ya había avanzado unos cuantos pasos la voz del sacerdote lo detuvo.

- Simone…

- ¿Sí, sacerdote? – respondió sin voltearse.

- Sigues pensando que no se hizo lo correcto ¿verdad?

- Usted sabe que desde el principio no estoy de acuerdo con los métodos de reclutamiento de la orden de Atenea… he visto muchos lazos rotos y muchas familias desunidas… llevo 7 años sin ver a mis padres, ni siquiera sé si continúan con vida.

El sumo sacerdote suspiró con tristeza.

- Entonces… ¿Por qué continuas del lado de Atenea, caballero?

- Porque al menos – respondió antes de reemprender su camino – éste ejército comprende el verdadero significado de la palabra “justicia”

Tras ésta conversación, Simone regresó a su templo y pasaron las horas hasta que a media noche, iluminado sólo por el trémulo fulgor de las antorchas, se disponía a abandonar el templo de la Gran Vasija siguiendo las normas de partida de cada misión: Ropa de civil y la caja de pandora, donde se guardaban las armaduras de los caballeros de Atenea, camuflada como una simple caja de madera. Se la cargó al hombro y se dispuso a salir por las escaleras delanteras cuando una voz le interrumpió.

- Como siempre, de noche, para evitar las despedidas ¿No, Simone?

El caballero se detuvo y articuló una leve sonrisa.

- Adrián de Escorpio… ¿Por qué no estás cumpliendo tu noche de vigilancia en el templo del Escorpión Celeste?

La figura del recién llegado surgió de las sombras en ese momento, se trataba de otro joven ataviado con armadura de oro, de un aspecto que, en efecto, asemejaba el de un escorpión, con una coraza de formas orgánicas, cinturón de formas agudas y agresivas y brazaletes que tenían grabados las pinzas del insecto, las hombreras eran medianas y abombadas, con un agresivo cuerno decorando la punta de cada una, y el casco-diadema protegía sus mandíbulas con dos extensiones al tiempo que una suerte de cuernos ascendía desde el centro de la cabeza y una larga cola caía desde detrás de la espalda. El portador de la armadura poseía rasgos afilados, ojos alargados, cabello largo, asalvajado y castaño y era alto y no demasiado musculado, su edad rondaba la de Simone.

- Debería estar de vigilancia, sí – reconoció – pero por una vez me gustaría que te despidieras de alguien, para variar…

- Ja… eso no va conmigo y lo sabes – respondió Simone – me voy de misión, y volveré, así que no hay necesidad de despedidas.

- ¿Estás seguro de que volverás? – le preguntó Adrián – Sé perfectamente que partes a Asgard, un terreno que ahora nos está vetado a todos y más a ti, el supuesto “atacante”

Acuario dibujó en su rostro una sonrisa sarcástica.

- Las noticias vuelan ¿eh? Incluso el corazón del santuario es todo un nido de cotillas.

Ante este comentario, Escorpio rompió en una sonora carcajada.

- De todos modos – continuó Simone – sí que tenía pensado despedirme de alguien hoy… pero ya que estás tú aquí pues me lo ahorrarás

Adrián lo interrogó con la mirada mientras el caballero de Acuario abría la tapa superior de su caja de pandora.

- Toma – sacó un lirio azul, fresco, y se lo tendió a Adrián – entrégaselo a Adrienne… esta flor no crece mucho por aquí.

- Un… lirio – articuló sorprendido el caballero de Escorpio – es la flor favorita de mi hermana…

- Lo sé – respondió con fingida indiferencia mientras cerraba la caja y la volvía a cargar a hombros – quise conseguir un ramo, pero no encontré tantas.

Adrián sonrió con ternura mientras miraba el esqueje.

- Antes de irme, un último favor – dijo a su compañero sin dejar de darle la espalda – Cuida de tu hermana.

- No digas tonterías, Simone, es mi hermana, sabes que – miró a donde se encontraba su amigo, encontrando solamente oscuridad – la… cuidaré…

Con la flor en la mano y mirando al manto estrellado de la noche, dedicó una sonriente mirada al santuario, que desde aquel templo se podía observar casi por completo.

- Buena suerte, Simone de Acuario… y no te olvides de regresar con vida.

Publicado: 13:58 20/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Señoras y señores, se acerca el final.

Siempre he sido optimista en lo que respecta a mi vida, siempre he visto la luz al final del tunel, pero en esta ocasión parece que éste se alarga cuanto más camino.

Dinero, ese es el gran problema, si no conseguimos una cantidad determinada - y alta - en poco tiempo nos vamos a la calle, y las vías se nos agotan.

Lo peor es no poder hacer nada, la impotencia que siento, hace unos meses tuve la oportunidad de conseguir un trabajo excelente pero lo perdí ¿Razón? No se puede competir con un nativo inglés, aunque éste sea un obrero casi sin estudios mientras tú arrastras 24 años de conocimiento. Si tuviera ese trabajo, con el que habría gozado de un sueldo magnífico, habría pedido un crédito de los gordos para no sólo salir de ésta, si no además dejar a mi familia un colchon económico en el que apoyarse.

Por contra, sólo puedo echar la vista atrás y bajar la cabeza, ya que no sólo no lo conseguí, si no que no me cogen en ningún lado y ya estoy hasta los cojones de dejar curriculums.

Felicidades, vida, me estás ganando: Amor, salud y dinero se van a la mierda, por ese órden exactamente.

Publicado: 14:04 16/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Una de las primeras cosas que hice al conseguir la TV HD fue recuperar mi Paper Mario de GC y rejugar esa gloriosa combinación de 2D y 3D.

Afortunadamente el juego no sólo no ha perdido una pizca de su encanto, si no que además lo gana con la subida de nitidez, pero he de reconocer que, en los 3 últimos actos, me está resultando algo cansino ¿por qué? Idas y venidas, manitos, idas y venidas.

En ciudad coliseo, la tremenda trama que envuelve todo el acto (en serio, argumentalmente me encanta) se ve empañada por una secuencia que es "mira el monitor-combate-cumple la imposición-regresa-y vuelta a empezar" y que sólo se corta cuando recibes algún mensaje de XXX y toca salir del coliseo para algo.

En pueblo sombrío, todo el jaleo con el cabrón de Rumpel te obliga a dar vueltas como un tonto entre el poblado y su guarida atravesando el maldito bosque.

Y ahora, en isla trópico, antes de poder entrar en la guarida de los piratas he tenido que encontrar a Bombard, ir a por la botella de vino, regresar a por un coco, volver a que el idiota de Marco me de la botella, ir a darle el vino a Bombard, regresar a por Marco y ya, por fin, poder entrar en la cueva.

Recordaba estos trámites menos pesados, la verdad (aunque al menos en Isla trópico entre idas y venidas he subido tres niveles), a mí que no me hablen de lo repetitivo que era el capítulo de cielo e infierno de Super Paper Mario (capítulo con un final brutal y muy inesperado, por cierto) porque cada vez me queda más claro que la memoria selectiva es muyyyyy mala.

No por esto el juego es malo, ojo, me sigue pareciendo una maravilla (como toda la saga), pero es precisamente de este tipo de cosas de las que hablé en su día en el foro refiriendome a la durabilidad artificial.

PD: En Wind Waker ahora estoy liado con la búsqueda de los mapas de la trifuerza. Cielo santo ¡Qué paliza!

Publicado: 10:49 14/03/2009 · Etiquetas: · Categorías:


Yo al menos no me lo esperaba xd

Publicado: 16:28 12/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Bueno... hacía tiempo que no tocaba el WW (lo dejé por la parte anterior al templo del Dios del Viento) y a raiz de leer a Okashira se me ha ocurrido pegarle un muerdo a ver si es que estoy equivocado y la memoria me traiciona tras haber jugado a Twilight Princess.

Sí, siempre he dicho que nunca llegué a terminarme este juego.

Y bueno... no, no me traiciona mi memoria.

Hace aproximadamente una hora y cuarto me puse el juego, estaba en la isla del Viento y me tocaba ir a por Makore, pues bien, he pasado de la razón de 25 minutos por viaje (ida y vuelta, un total de 50 minutazos) en el lomo de mascarón rojo para ir a por el renacuajo y el resto del tiempo lo he invertido en el templo, donde he redescubierto además que la cámara es particularmente decepcionante y que en 25 minutos he usado más la batuta para controlar a Makore que en todo el templo del Agua de Ocarina of Time.

¿Como? ¿Melosplique?

¿Era necesario que las dos islas estuvieran cada una en una punta del Oceáno, agotando así un total de 50 minutos en los que me ha dado tiempo a postear en Vandal y todo?

¿Era necesario que me viera obligado cada dos por tres a ajustar la cámara con el Stick C?

¿Era necesario que cada vez que quería controlar a Makore tuviera que interpretar la melodía de la voluntad?

Y una curiosidad:

¿Se ha dado cuenta alguien de que la voz de Makore es clavadita a la voz occidental de Jigglypuff?

Voy a terminarlo, ya que es el último Zelda que me falta, pero esto me ha hecho recordar POR QUÉ lo dejé criando polvo =(

Publicado: 22:57 08/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Entre ayer que me lo descargué y hoy ya le llevo unas cuantas horas (más de las que esperaba) y el juego me gusta cada vez más.

¿Que por qué? Bueno, la verdad es que está lejos de ser un beat'em up al uso, muy muy lejos, sorprende la forma en la que, como dije ayer, es un juego que está por delante no sólo de su tiempo, si no incluso de los juegos actuales del género.

Dejando de lando el componente RPG y la importancia del dinero, lo más sorprendente son los enemigos, no sólo aparecen aleatoriamente (con lo que el factor memoria no sirve de nada) si no que además su comportamiento es sorprendente:

- Si hay armas tiradas en el suelo de la zona y ya les has metido unas cuantas leches, se escabullirán (cogiendo una ruta en la que no puedas interceptarlos fácilmente) y correrán a armarse para después volver.

- Si se sienten en inferioridad de condiciones, retrocederán y huirán pidiendo ayuda, y de ahí pueden ocurrir dos cosas: a) Que salgan por el límite del escenario y nos vuelvas a ver o b) Que salgan de la pantalla - que no del escenario - y regresen con algún otro compañero.

- Cuando están acompañados, buscarán coordinarse de la mejor forma posible, así por ejemplo si uno de ellos va armado te lanzará lo que lleve mientras el otro corre hacia tí para seguir fostiándote si recibes el proyectil; aparte, si consiguen rodearte te darán la del pulpo sin posibilidad de escapar.

- Si tienes el suficiente tino a la hora de esquivar un proyectil, puede que golpee a quien tienes detrás ¡Y el cabrón ha sobrevivido, ha agarrado el arma y le ha devuelto la hostia al otro!

Joder, y pensar que ahora nos sorprendemos cuando en los chúters las unidades se esconden o piden refuerzos, cuando en un p*to juego de hostias de 1989 ya se veía todo eso...

Ya iré contando más cositas, ya, que los objetos tienen miga también.



Puto juegazo, hostias.

Publicado: 11:02 08/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin




Pues sí, me lo he pillado, y ya puede decir markomaro misa (ahí marko, desinformando en el foro, con dos cojones) que el control de MPT se jiña en el de Wii Sports Tennis.

Ya de por sí por conocer el original de Cube no me arrepiento de mi compra, pero es que además tras mi primera partida estoy completamente seguro de que ha sido un buen gasto.

En cuanto al Street Gangs, tras escuchar tantas alabanzas al juego decidí no arriesgar y comprarlo canjeando puntos estrella (algo que conseguí ayer registrando los del MPT) y he de decir que me ha sorprendido gratamente: Divertido, cachondo, gran jugabilidad, elementos RPG y cosas que no he visto en ningún beat'em up en AÑOS como:

- Los enemigos pueden coger las armas del escenario y usarlas igual que tú.

- Salen corriendo si eres demasiado fuerte para ellos.

Solo le he echado unas horillas, pero ya me parece un juego que realmente se adelantó a su tiempo.

En resumen: dos excelentes compras, si alguien tiene la Wii y le gustan los juegos de tenis y de hostias no puede dejarlos pasar.

Que son dos juegazos por 35 €, coñe.

Publicado: 17:21 05/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Alguna vez he dicho en los comentarios de mi blog que soy un gran aficionado a leer fanfics, y sin embargo llevo años sin poner mis ojos sobre los trabajos de otra gente ¿por qué?

Bueno, antes que nada mis disculpas a Sinnay_Sanolym, que hace semanas ya que me pidió que leyera y juzgara su trabajo, Revenge of the Past (veo que te quedaste en el 3º ¡Continualo, hombre!).

Bien, el por qué no me acerco a menos de 500 m. de cualquier otro trabajo es por la simple razón de que no deseo que haya nada que pueda influenciarme, sé que suena estúpido pero digamos es una forma de mantener mi estilo "puro", precisamente porque hablamos de fans es escandalosamente fácil encontrar algo que te gusta y empezar a pensar "oye, pues esto estaría bien", "¿Como no se me había ocurrido?" o peor aún: "Este tío escribe de puta madre, voy a intentar aplicarme algunas cosillas"

Hace años comencé a escribir con la única influencia de Jordi Serra i Fabra y quiero que a partir de ahí mi estilo siga evolucionando sin tener nada más en lo que basarme.

Una vez cuando era un enano estaba en clase de Kenpo y aparecío un tío diciendo que había creado un estilo de lucha propio, después de vérselas con nuestro sensei (y acabar ridiculizado) éste le dijo - y nos demostró - que su estilo no era original, si no una mezcla mal calculada de tres o cuatro artes marciales diferentes que hacía aguas por todas partes.

Cuando comencé a escribir recordé aquello y me dí cuenta de que debía evolucionar por mí mismo, con todo lo que ello suponía.

¿Chorrada? puede, pero me encanta que haya lectores míos que puedan distinguir textos de mi autoría entre los de otra gente.

Dicho de otro modo, me encanta que mis manos tengan personalidad.

Publicado: 19:40 04/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
The talented ones

Erik abrió los ojos para encontrarse en un lugar completamente diferente, se hallaba en una sala grande, blanca, iluminada por luces halógenas y completamente vacía, a excepción de él mismo y una pizarra que se alzaba ante sus narices.

Tardó unos segundos en darse cuenta de lo que había escrito en ella: Sus pensamientos, toda la información que había recopilado en su batalla contra Barthory así como la que Elisabeth le había confíado.

Estaba todo organizado en el encerado blanco, escrito con rotulador, relacionado con flechas y guindado con anotaciones.

- No tiene sentido – se dijo en voz alta.

Y aunque no sabía por qué lo había dicho, al mirar el mural se dio cuenta de que, en efecto, no tenía sentido.

Lo miró y remiró durante un tiempo que se le antojó horas, y por más que intentaba encontrar algún tipo de nexo entre todos los elementos no lograba nada.

¿Barthory? ¿Niños? ¿Orlox? ¿Brauner?

Y en otro lado:

¿Claire? ¿Drake? ¿Iglesia? ¿Cazarrecompensas? ¿Rosablanca? ¿Hermandad?

Dios santo… ¿Cómo podía encajar todo eso?

- Algo falla… - murmuró.

- Por supuesto – dijo una voz femenina a su espalda – te faltan piezas.

Tras dudar un poco se dio la vuelta, siguiendo esa suave voz imbuida con un deje inteligente, y encontró a su espalda, andando tranquilamente hacia él, a una mujer de gran altura – le sacaba casi una cabeza – delgada, de piel blanca y formas, si bien no voluptuosas, si bien definidas, investida con sólo un vestido de color blanco y material casi etéreo, la expresión de su rostro era a la vez serena y cargada de bulliciosa inteligencia, un cabello rubio, largo y lacio de corte recto enmarcaba un rostro alargado perlado por unos ojos turquesas idénticos en forma y color a los del pelirrojo.

Erik tuvo la sensación de que la memoria le fallaba ya que, pese a que le sonaba, no lograba reconocer a aquella fémina, que pese a su aparente madurez irradiaba una belleza radiante.

- ¿Piezas? – preguntó, tratando de seguir la conversación.

- Así es – respondió ella, que ahora estaba a su lado, contemplando la pizarra – piezas, tienes ante ti un puzzle que debes resolver, y tal vez vayas por el buen camino, pero aún hay piezas que debes encontrar.

- Espere un segundo – Sin tener por qué el Belmont adoptó un tono exageradamente cordial con la recién llegada - ¿Dice UN puzzle? – miró a la pizarra – no es por contradecir, pero esto son dos incógnitas diferentes.

- ¿Dos? – replicó ella con una sonrisa incrédula.

- ¡Claro! – con un rotulador que, de repente, vio en su mano, Erik repasó todos los elementos – Por un lado el caso de los niños – rodeó la palabra “niños” con una circunferencia – y por otro, Claire – hizo lo propio con la palabra “Claire”.

- Así que crees que son dos incógnitas sin relación – dijo la mujer sin apartar la vista del encerado – es un punto de vista comprensible ¡pero se nota que eres joven y aún desconoces muchas cosas de nuestro mundo!

- ¿Nuestro mundo? ¿Quiere decir…?

- El entorno de los cazadores, Erik – ella, con otro rotulador, rojo en su caso, intervino en los esquemas – todo está relacionado con todo.

Al finalizar la recién llegada su intervención, el esquema era aún más confuso: “Claire” estaba relacionada con “Orlox”, “Barthory” y “Drake”, “niños” estaba unido con “Drake” y “cazarrecompensas”, “Drake” estaba unido con “Hermandad”, “Iglesia” y “cazarrecompensas”, y cosas así.

- ¡Esto no tiene ningún sentido! – exclamó el pelirrojo con fastidio al ver todo el batiburrillo de flechas rojas y negras.

- Ahora no lo tiene – respondió ella - ¿Recuerdas cuando eras pequeño, Erik? ¡Adorabas los puzzles! – la inteligente sonrisa de la mujer se tornó nostálgica – una vez te regalaron uno con un defecto de fabricación, de mil piezas, mucho para tu edad, y en la fábrica se habían mezclado ambos – lo miró directamente – te empeñaste en resolverlos por separado pero a los dos les faltaban demasiadas piezas y no podías saber qué imagen representaban… un día viste en una tienda otro puzzle y quisiste que te lo compraran – rió entre dientes - ¡Resultó que formaban parte los tres de una serie de rompecabezas y el que compraste te ayudó a conocer la solución de los otros dos!.

- ¿Insinúa que necesito conocer algo para resolver estos dos enigmas?

Sin hablar, la mujer llevó de nuevo su rotulador al encerado y volvió a trazar líneas y más líneas, cuando bajó el brazo absolutamente todas las palabras estaban relacionadas a una sola.

“Pasado”

- ¿Pasado?

- Muchas cosas se resolverán si resuelves el puzzle de nuestro pasado… vuestro pasado… el pasado de todo aquello con lo que ahora estás relacionado.

- Sé todo lo que necesito saber acerca de nuestro pasado – respondió él con aires de suficiencia.

- ¿Seguro? – preguntó ella inmediatamente.

- No… la comprendo…

El gesto de su interlocutora era gravemente serio ahora.

- Nada ha salido como nosotros esperábamos – comentó – Se han confabulado y os han ocultado muchas cosas, sois Belmonts… los pilares centrales de la hermandad y el brazo armado de la iglesia… tenéis el derecho y el deber de saber…

- ¿Saber? ¿Saber qué? ¿Qué pasa con el pasado?

Nuevamente, sin hablar, la mujer garabateó algo más.

Ahora “Pasado” estaba relacionado con un nuevo elemento situado en lo alto de la superficie, como tú tuviera que ver o incluso fuera el origen de todo lo demás.

“Demon Castle War: 1999”

Acto seguido lo miró sonriendo de nuevo, esta vez con una expresión cargada de cariño.

- A menos que ocurra un milagro, este será el último puzzle que te regalaré; busca las piezas, encájalas correctamente y los otros dos, así como todos los que vayas encontrando a lo largo de vuestro periplo, se resolverán solos – pasó unos minutos en silencio, contemplándolo ante la estupefacta mirada de Erik – Simon y tú habéis crecido bien – añadió – estoy muy orgullosa de vosotros – su sonrisa creció – tengo mucho que agradecer a Juanjo y a Adela.

Dicho esto, se dio la vuelta y comenzó a alejarse, fundiéndose con la blancura de aquel espacio, mientras todo alrededor del Belmont se oscurecía.

Entonces tuvo un flash, por un momento recordó aquellos ojos turquesas, aquel cabello rubio pulcramente peinado y recortado, aquella expresión inteligente y aquel hablar tan increíblemente parecido al suyo.

- ¡¡¡MAMÁ!!!

CLONC

- AAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY

Un fortísimo dolor de cabeza siguió al golpe y al abrupto despertar, dolorido y ahogando un grito entre dientes se echó contra el respaldo del sillón, frotándose la frente con frente con fuerza.

Es verdad, estaba durmiendo.

Sólo había sido un sueño…

- ¿¡Pero se puede saber qué cojones haces!? – le preguntó una voz familiar que lo terminó de espabilar.

Abrió los ojos con dificultad, el dolor había hecho que se le saltaran las lágrimas - ¿O no había sido el dolor? – y ahora lo veía todo borroso, pero pudo distinguir frente a él, sentado en el suelo, a alguien corpulento que, como él, se frotaba con fuerza la frente.

- ¿Pero qué demonios…? – farfulló mientras se secaba las lágrimas - ¡Luis!

En efecto, era Luis, ya levantado.

- ¡Joder, macho! – exclamó éste – Tú no tienes cabeza ¡Tienes el puto peñón de Gibraltar! ¡Qué daño, hostias!

Erik se apoyó sobre sus rodillas y agachó la cabeza por un momento, entonces cayó en la cuenta.

- ¡Loretta dijo que no podíais moveros de la habitación! ¡Que necesitabais reposo! – le espetó, con el cerebro palpitándole por el dolor - ¿¡Qué coño haces más levantado!? Y más aún ¿¡Qué estabas haciendo para que nos hayamos dado semejante cabezazo al despertarme!?

El español se incorporó, él también continuaba dolorido.

- Tenías una expresión rara – argumentó – nunca te la había visto mientras dormías, te observaba.

- Pues la próxima vez – le contestó molesto el Belmont – hazlo desde más lejos.

Luis resopló y se sentó en el espacio libre del sofá, al lado de su compañero.

- ¿Simon y François siguen roques? – preguntó éste.

- Sí… duermen muy profundamente, no he querido despertarlos.

- Ni debes – lo miró de soslayo – si he entendido bien a las Lecarde los tres deberíais permanecer tumbados hasta recuperar todas vuestras fuerzas.

- ¡Bah! – exclamó el Fernández en respuesta – no creo que haya sido para tanto.

- No fanfarronees – respondió Erik a esto, ligeramente molesto – hasta yo puedo sentir que agotaste casi toda tu energía, prácticamente no se siente tu presencia ¿sabes?

- Fue una batalla dura, sí – admitió el aludido.

Los dos guardaron silencio por un rato, un silencio que los ronquidos de la aún durmiente Elisabeth no lograban romper.

El Belmont se había echado a pensar, ignorando la interrogante mirada de su amigo, que se clavaba profundamente en sus esquivos ojos.

- Dijiste “mamá” ¿Verdad? – preguntó finalmente el chico del pelo pajizo - ¿Fue otra vez ese sueño? ¿Los viste partir de nuevo?

- No – contestó el pelirrojo tras unos segundos de duda – esta vez fue diferente, esta vez… hablé directamente con ella.

Luis lo miró de reojo.

- ¿Estás pensando lo mismo que yo? – le preguntó.

- No – negó Erik inmediatamente mientras sacudía la cabeza – no, es imposible ¡Han pasado 10 años!

- Erik – insistió el español – los más poderosos hechiceros pueden influir en la mente de cualquier persona e introducirse en sus sueños ¡Tu madre fue alumna de Loretta Lecarde, maldita sea! ¡Y ya has visto lo que esa vieja es capaz de hacer!

- ¡No! –exclamó el pelirrojo en respuesta, casi gritando, ahogando las palabras de su amigo – Es… imposible ¡Sencillamente imposible! Tras tanto tiempo sólo pueden estar…

Luis suspiró, comprendía muy bien a Erik; Selene y Schneider habían marchado a aquello hace 10 años y jamás regresaron, incluso lo habían dispuesto todo entre las dos familias para que los Fernández se hicieran cargo de los dos hermanos en su ausencia.

10 años era demasiado tiempo, y tras tanto sólo podían existir dos explicaciones a su ausencia.

O bien estaban muertos, o bien…

Él lo sabía muy bien, dentro del duro caparazón de aquel inteligente muchacho seguro de sí mismo se escondía un niño asustado que temía no haber sido buen hijo, haber sido rechazado por sus padres, o que tal vez éstos no fueran precisamente buenos.

Luis sabía que, para preservar intacta su memoria, Erik prefería darlos por muertos.

- Está bien, está bien – concluyó finalmente, dando por cerrado el tema – perdona, era sólo una idea…

Su colega sonrió levemente.

- No importa… a decir verdad yo también lo había pensado – reconoció.

Se dieron unos segundos de silencio.

- Tengo miedo – reconoció finalmente – de que mis dudas sean resueltas algún día…

El Fernández se movió incómodo en el sofá.

- Cambiemos de tema ¿quieres? – manifestó abiertamente – nos metemos en un lodazal y lo último que necesitamos es que la cabeza pensante del grupo se nos coja una depresión de caballo.

- Cierto – aceptó el Belmont finalmente, recordando los esquemas – hay puzzles que resolver.

Luis sonrió ¿Puzzles?

Cuando quería, su colega se ponía horrorosamente críptico.

- De todas formas no podemos hacer nada hasta que Simon despierte o a Loretta le dé por contarnos qué ha pasado – resolvió.

El español lo interrogó con la mirada.

- Elisabeth ya me ha contado lo que les ha sucedido – añadió inmediatamente Erik.

- ¿Y lo de Loretta por qué lo dices?

Erik sonrió divertido.

- ¿De veras crees que ese pellejo no iba a aprovechar la oportunidad para meterse en vuestras cabezas y escarbar un poco?

El Fernández rió entre dientes un poco antes de recuperar la seriedad.

- Bueno… ¿Y qué sabemos? – preguntó.

- Una invocadora, un clon de la lanza Alcarde, Viktor Brauner y un cuadro que representa la destrucción de París – enumeró de carrerilla.

Luis se llevó la mano a la barbilla.

- Veamos… de lo de la invocadora necesitamos más detalles… hay muchos tipos de invocadores diferentes… también lo de la lanza… pero lo del pintor y el cuadro sí que es interesante ¿Estamos hablando de ESE Viktor Brauner?

- Si, pero… ¿Por qué necesitas más detalles sobre la lanza? Puede ser una simple imitación de acero ¿no?

- No… ¿Tú no has oído hablar de las armas Doppelganger?

Erik negó con la cabeza.

- Conozco a los Doppelganger, pero no las armas Doppelganger ¿De qué va eso?

- Bueno… el propio nombre lo dice ¡No te me pongas espeso ahora, hombre!

- Si fuera lo que dices, hablaríamos de un arma que reproduce casi a la perfección la original...

- No exactamente – lo corrigió – las armas Doppelganger son entes que reproducen a la perfección cualquier arma.

- E… ¿Entes? ¿Te refieres a seres con conciencia e inteligencia propias?

El español asintió con la cabeza, ante lo que Erik agachó su testa, con aire pensativo.

- Así que se llaman así… en vuestra biblioteca hay un tratado sobre un arma similar que existió hace años – comentó – pero fue destruida.

- A ver si lo adivino ¿La que corrompía a aquellos que la manejaban?

- Si… la Soul Blade… el mismo que la destruyó fue el que sucumbió a su poder y después se purificó a sí mismo, Siegfried.

Los dos compañeros se miraron el uno al otro con gravedad.

- Intuyo que los dos estamos pensando lo mismo – articuló Luis.

- Eso me temo – respondió el pelirrojo – pero es sólo una suposición, dejémoslo de lado por el momento.

- Bien… vamos con Brauner entonces – aceptó el Español con un suspiro.

- No creo que haya mucho que ver con él – le contestó Erik – el cuadro es suyo, sólo estaba bosquejando y François y Elisabeth lo interrumpieron.

- Ajá.

- Sin embargo – continuó – hay algo que no me cuadra y en lo que estoy seguro que coincidirás conmigo.

- Dime.

- Brauner nunca estuvo aliado con Drácula – argumentó – de hecho intentó aprovechar su poder para dominar CastleVania…

- Sé por donde vas – lo interrumpió su colega – No tiene nada que ver con Drácula, pero aparece al mismo tiempo que Barthory y Orlox.

- Exacto.

- No tiene ningún sentido…

- No – le corrigió el pelirrojo – si lo piensas, sí que lo tiene, ese tipo pretende destruir París, justo donde Erzabeth, Orlox y el vampiro ese – añadió en referencia a su nuevo enemigo – están operando, destruir la ciudad sería un buen modo de detenerlos.

- Pero el cuadro era sólo un boceto – le contestó Luis, claramente en desacuerdo – y anoche iban a raptar al séptimo niño… tal vez la destrucción fuera la consecución de la obra.

- Espera un momento – Erik hizo un gesto con la mano, como si le diera el alto - ¿Por qué dices eso? ¿Qué te hace pensar que fueran siete los críos a los que querían rescatar?

- He estado pensando – replicó Luis – en que el número siete que usaban como señal podía tener algún significado, además Erzabeth dijo al comisario que su hijo sería el último.

- Pero ¿Por qué siete?

- Eso iba a añadir yo ahora.

Erik bufó, se llevó la mano derecha a la frente y se dejó caer sobre el respaldo del sillón.

- Esto no tiene ni pies ni cabeza – articuló.

- No ¿verdad?

- Faltan piezas… - comentó el pelirrojo en referencia a las palabras de su madre en el sueño – necesito más piezas para completar este puzzle…

- Eso y una sordina – articuló una voz saliente del cuarto de invitados – ¡con vosotros dos parloteando no hay quien pegue ojo!

Los dos muchachos dirigieron la vista a la puerta de la habitación, para ver a François apareciendo por ella.

- ¡Fran! – exclamó Luis, contento de verlo.

- Vale, genial – articuló Erik – vosotros seguid levantándoos, que Loretta va a hacer una escabechina con mis cojones ¿Qué parte de “reposo absoluto” no entendéis?

Sin hacerle caso, el Lecarde avanzó pesadamente por el salón, dirigiendo una mirada sonriente a su esposa y su hijo, que dormitaban plácidamente.

- Los hechizos somníferos de mi abuela no son infalibles – explicó al Belmont mientras se desperezaba – Siempre tiene miedo de excederse así que usa poder de menos; a mayor capacidad de producción de poder mágico del hechizado mayor resistencia al hechizo, es así de simple – bostezó y, acto seguido, gruñó – después de despertar intenté dormir por mi cuenta ya que sabía que estaba hecho polvo, pero vosotros dos gastáis un piquito de oro que lo flipas.

- Bueno, hablábamos de cosas importantes – se excusó el Español - ¿Cómo te encuentras?

- Bien – respondió el Francés ya desde la cocina – no me duele nada, pero me siento débil… supongo que aún debo recuperar muchas fuerzas.

- Bueno, mientras lo haces y cuando se despierten René y Elisabeth… ¿Puedes respondernos a un par de preguntas? – solicitó Luis.

- No veo la necesidad – intervino el Belmont en voz baja – Elise ya me dijo todo lo que necesitábamos saber.

- No – le corrigió el español – dijo todo lo que TÚ necesitabas saber, yo aún debo averiguar más cosas sobre esa invocadora.

- ¿De verdad crees que ayudará en algo? – lo cuestionó Erik, escéptico.

A esto, Luis se limitó a responder asintiendo con la cabeza.

Tras este último intercambio de palabras, se hizo el silencio; los dos amigos, como siempre hacían tras un intercambio de impresiones, se dedicaron a pensar cada uno por su cuenta en lo que habían hablado y razonado, mientras François desayunaba despreocupadamente.

A la hora de despertar, René fue el primero, lloriqueando de hambre, ante lo que Luis, que se hallaba en la cocina en ese momento, se dispuso a preparar una papilla; la siguiente fue Elisabeth, bostezando y con sus fuerzas casi repuestas por completo.

Mientras la susodicha se espabilaba, el Fernández se dedicó a dar de desayunar al niño – “Acojonante, ni ha rechistado” comentó François no sin cierta admiración – y Erik se introdujo en la habitación a ver qué tal estaba su hermano, en parte inquieto por su estado y en parte deseando que se levantara para saber qué le había sucedido.

- ¿Qué tal? – le preguntó el español mientras aparecía por el umbral de la puerta.

- Nada – contestó con cierta decepción – como un tronco.

Luis torció el gesto y se sentó en el sillón que se hallaba frente al de su colega, mientras François ocupaba su sitio, al lado de Elisabeth.

- Bueno… al menos podremos tomar algo más de información.

- ¿Algo más? – preguntó Elise, escéptica – ya le conté a Erik cómo nos fue, François no podría aportar gran cosa.

- Cierto – admitió el aludido – los dos vimos e hicimos lo mismo, si ya habéis hablado con ella no tiene sentido volver a repasar lo sucedido.

- Conocemos los hechos – puntualizó el Fernández – no los pequeños detalles.

Todas las miradas se centraron en él.

- ¿Los pequeños detalles? – preguntó el Lecarde.

- Erik me ha dicho que os enfrentasteis a una invocadora – continuó tras asentir – que además utilizaba una lanza idéntica a la Alcarde, quiero centrarme en eso – les lanzó una mirada interrogatoria – decidme ¿Qué encontrasteis en ella que fuera peculiar?

El matrimonio se miró y quedó en silencio durante casi un minuto.

- Una invocadora que haga uso de un arma pesada como es una lanza y combata cuerpo a cuerpo es extraña per se – incidió el pelirrojo, rompiendo el silencio – así que ese detalle podéis ahorrároslo.

- ¿Qué tipo de peculiaridades? – cuestionó François.

- Peculiaridades – insistió Luis – cualquiera que se os ocurra.

- ¿El pentagrama puede ser una peculiaridad? – preguntó la mujer.

- No – la corrigió instantáneamente su esposo – era el típico pentagrama y las típicas runas de invocación.

- Y… ¿El cristal rosa?

Ante estas palabras, los dos colegas arquearon una ceja.

- ¿Cristal rosa? – preguntaron casi al unísono.

Elise asintió.

- Sí, invocó dos criaturas – explicó – un dragón pequeño que tenía uno de esos cristales en la cola y un Golem de metal al que le salían del hombro y el muslo.

Las miradas de Erik y Luis se cruzaron, evidentemente ambos habían pensado lo mismo.

- Innocent Devils – Articuló el pelirrojo con un hilo de voz.

- Esa mujer… era una Devil Forgemaster – completó el español.

- ¿Innocent Devils? ¿Devil Forgemaster? – los interrumpió François, confuso - ¡Explicad un poco para los profanos, coño!

- Te cedo los honores, Erik – dijo Luis a su colega mirándolo con gravedad – esto es más asunto tuyo que mío.

Tras asentir, el Belmont se apoyó sobre el respaldo del sillón y adoptó un tono de voz casi digno de un profesor, hablando de forma general para toda la habitación.

- Los “Innocent Devils” o “Demonios inocentes” no son invocaciones al uso – explicó – al contrario que las comunes éstos tienen alma y conciencia, no pueden ser completamente destruidos ni enviados a su lugar de origen porque realmente NO TIENEN, son creados a partir del Aura de la persona a la que rinden pleitesía y obediencia: el “Devil Forgemaster” o “Forjador de Demonios”

Todos lo escuchaban con interés, incluso Luis que ya aparentaba conocer estos datos.

- En lo referente a los “Devil Forgemaster” – prosiguió – Se caracterizan por dominar su aura hasta el punto de ser capaces de crear los Innocent Devils y aún así poder librar combates encarnizados… en teoría los poderes de un Forgemaster bien formado superan a los de la mismísima parca.

Una vez finalizada la explicación de Erik todos quedaron en silencio, atónitos.

- ¿Y por qué se supone que es asunto tuyo? – preguntó Elisabeth finalmente.

El pelirrojo la miró por un instante.

- No mío, si no de todos los Belmont – concretó – los Devil Forgemasters fueron una de las principales fuerzas a favor de Drácula en la guerra que éste inició en 1476, de hecho él mismo creó esa magia, y dos de ellos bastaron para aniquilar a varios ejércitos – cerró los ojos y suspiró – según las memorias de mi antepasado Trevor Belmont, uno de ellos abandonó el camino del mal y años mas tarde se aliaría con él para destruir al otro, que acabó muerto y siendo el receptáculo del alma de Drácula… el superviviente decidió no perpetuar el método de la forja demoníaca – se llevó la mano a la barbilla; sus siguientes palabras, dichas en voz baja, parecían ir dirigidas a sí mismo – entonces… ¿Por qué?

La misma pregunta pareció asaltar a los demás presentes; Luis, en un intento por arrojar un poco de luz sobre el tema, expuso su opinión.

- Existe un tratado para cada estilo de lucha y hechizo diferente, supongo que uno de ellos escribiría uno respecto a la forja de demonios.

- Trevor lo destruyó – replicó Erik al instante – no existe dicho tratado.

- Están surgiendo demasiadas cosas alrededor de la figura de Drácula – comentó Elisabeth – llamadme agorera pero esto no me gusta un pelo.

- Sip, eres una agorera – le espetó Luis – Drácula está muerto, enterrado y sellado en el interior de un eclipse solar, y aunque no fuera así no estaría de mas dejar de ser tan gafe.

“Y sin embargo ser agorero tiene sus ventajas” dijo en las cabezas de todos una voz que todos conocían bien “Lo más inteligente es estar siempre alerta, aunque ello implique ser pesimista”

- ¡Abuela! – exclamó François, irritado - ¿¡No puedes limitarte a tocar al timbre como todo el mundo!?

Se levantó y corrió a abrir la puerta principal, por la que asomaron sonrientes Stella y Loretta Lecarde.

- Creía que iban a pasar el día descansando – comentó el pelirrojo, extrañado.

- Y así era – respondió la menor de las hermanas Lecarde – pero como tú bien dijiste el tiempo es oro y no creo que podamos esperar a que Simon despierte.

Erik dibujó una media sonrisa en su rostro.

- Me alegra que nos entendamos, doña Loretta.

Esta le devolvió la sonrisa y, seguida de su hermana, se dirigió a la habitación a observar al menor de los Belmont.

- Parece increíble ¿eh? – preguntó en voz baja Loretta a su hermana.

- Si… - respondió ésta en el mismo tono de voz – me pregunto si se dará cuenta de lo que le está sucediendo a su aura…

El pelirrojo carraspeó disimuladamente, pero las Lecarde comprendieron a la perfección el mensaje.

- Bueno… - articuló la menor – parece ser que tenéis bastantes preguntas ¿no es así?

- En realidad – respondió Luis – todas pueden resumirse en una sola.

- ¿Qué le pasó a Simon? – añadió Erik.

El tono de los dos jóvenes era a todas luces apremiante, casi descortés, pero las hermanas lo comprendieron y se dirigieron al salón, François y Elisabeth les ofrecieron asiento pero ellas se negaron, mirando fijamente el grupo mientras comenzaban a hablar.

- Simon – comenzó Stella – ha sido el que se ha enfrentado a más problemas esta noche.

- Tomó – continuó Loretta – la ruta “correcta” a lo largo del Sena, se topó con pequeñas guaridas que limpió una por una, nada especialmente importante pero – sonrió – seguramente nos haya ahorrado mucho trabajo.

- Intuyo – la interrumpió el Belmont – que ese no fue el origen de sus heridas.

La mayor de las hermanas sonrió también.

- ¡Ni de lejos! – replicó – de hecho ni siquiera en su primer encontronazo sufrió apenas daño.

- Orlox – añadió la menor al ver que todos abrían la boca para preguntar – hubo un pequeño escarceo y reveló algún que otro dato interesante.

- ¿Interesante? – intervino ahora la Kischine – por favor, Doña Loretta…

- Básicamente – contestó – al parecer tienen algo grande programado, una gran catástrofe o acontecimiento…

- El cuadro de Brauner – dedujo François.

- Puede ser – coincidió Stella – de ser así habría que localizarlo y destruirlo… habrá que simultaneizarlo con el caso de los niños.

- También hablaron – agregó Loretta – sobre Alicia Fernández.

Estas últimas palabras hicieron que Luis se levantara como una exhalación y las mirara expectante, casi con ojos desorbitados, las dos hermanas sonrieron casi con ternura ante esto.

- ¿Q-qué dijo? ¿Qué hablaron? – les preguntó con nerviosismo.

- Que está bien – respondió la menor.

- ¿Cómo…?

- Simon – explicó más detalladamente la mayor – exigió a Orlox algún dato sobre el estado de Alicia, este lo desafió a poder superar una técnica suya, lo logró y a cambio obtuvo simplemente la respuesta “está bien”

Ante esto Loretta la miró desconcertada, ambas sabían que esa información estaba sesgada, que el suceso había sido diferente.

¿Por qué mentía a Luis y a Erik?

- Así que… está bien – intervino el pelirrojo con cierto tono de alivio – de momento es la única fuente que tenemos y, por tanto, lo único en lo que podemos confiar – las miró directamente – continúen, por favor.

- Después de eso vio el 7 – “sí, me llamó en ese momento” comentó Luis – y no vio a la sombra hasta que ya había abducido al hijo del comisario, persecución de varios minutos y enfrentamiento con ella.

Los dos compañeros rememoraron el anterior enfrentamiento, donde tuvieron que ayudarlo in extremis, pero Loretta vio esto enseguida y los corrigió.

- No – intervino – aquella era diferente, un simple elemento de distracción, ésta era real y utilizaba unos patrones de ataque diferente, de hecho Simon se enfrentó a las 7 sombras.

- ¿Siete…? – articuló el pelirrojo estupefacto.

- Así es – asintió Stella – de hecho eran siete partes de una misma criatura, hemos estado revisando nuestro material y es un tipo de invocación poderosa y poco común, algo despertó en el interior de Simon y, gracias a ese poder, pudo derrotarla.

- ¡Un momento! – intervino de nuevo Erik - ¿algo despertó? ¿”ese poder”? Explíquense por favor.

- De hecho, Erik – replicó Loretta – me temo que quienes necesitan explicación ahora somos nosotras.

- ¿Ha realizado Simon algún tipo de actividad que pudiera alterar su aura? – se dirigió la mayor de los Lecarde a todos los presentes.

- Bueno… - Luis se llevó la mano a la nuca con el gesto torcido – tanto como alterar, pues no, pero se le notaba algo agitado, así que le enseñé meditación para calmarse.

- ¿Meditación? – inquirió Stella - ¿Qué tipo de meditación?

- Zen – respondió inmediatamente el español – del tipo que emplean artistas marciales.

- Ya veo… - la anciana cerró los ojos, pensativa – tal vez eso podría explicarlo…

- ¿Explicar el qué?

- No es el momento de hablar de eso – interrumpió la menor la conversación con voz casi severa – aún hay más y me temo que es lo más gordo.

Las atenciones se centraron de nuevo en ella.

- Después de vencer a la criatura Simon iba a llevarse al niño, pero alguien le detuvo – continuó – quien lo hizo fue ni más ni menos quien interfirió en el combate contra Elisabeth Barthory el otro día.

Aquello sí que llamó la atención de todos, que abrieron los ojos como platos; de pasada, Erik echó una corta mirada al libro sustraído de la biblioteca, que descansaba sobre el sofá.

- Supongo que fue él quien dejó así a Simon – comentó Elise.

- Sí – confirmó Loretta – pero a cambio obtuvimos información muy interesante, de hecho – sonrió, mirando a Erik – tu hermano averiguó incluso la manera de superar sus sistemas de ataque y defensa, pero antes de hablar de eso – su sonrisa desapareció – reveló que al parecer hay un gran plan que no solo implica a Barthory, Orlox, el vampiro que raptó a Alicia y a él mismo, si no que hay más como él metidos en el ajo, e insinuó que los niños y Alicia Fernández tenían un papel importante en él. También – añadió – él ha formado parte de las abducciones a niños.

De nuevo gestos de sorpresa, miradas y preocupación, Luis profirió un bajo pero audible “¡Hijos de puta”! y Erik se llevó la mano a la barbilla con gesto pensativo y mirada grave.

- Parece que esto va más allá de lo que imaginábamos – articuló François.

Stella asintió, mientras su hermana continuaba.

- También apareció alguien más – prosiguió – mientras Simon intentaba sacarle información, La Muerte lo detuvo y ordenó al vampiro que se marchara.

Si antes el Fernández reaccionó de forma desmedida, ahora era Erik quien se levantaba a toda velocidad; el porqué era evidente para todos.

- Los últimos compases del combate fueron contra ella – concluyó Stella en lugar de su hermana – al parecer nos estuvo observando a todos, quería confirmar que – miró al pelirrojo – tu hermano y tú sois Belmont.

- ¿Confirmar? – preguntó François extrañado - ¡Eso no tiene sentido! ¡Claro que son Belmonts!

- Sí – respondió Loretta – pero hasta donde sabemos en el ámbito de los seres de la oscuridad siempre se ha creído que Schneider fue el último del clan – cerró los ojos, con una extraña sonrisa– vuestra aparición repentina ha sido una verdadera sorpresa para ellos… ha sido toda una ventaja para nosotros.

Tras estas últimas palabras se hizo el silencio, todos se miraban unos a otros y las inquietudes de cada cual eran palpables.

- ¡Bueno! – articuló Stella en un bostezo – me parece que nosotras ya hemos cumplido aquí.

- Cierto – coincidió Loretta con una amable sonrisa – ahora sí que podemos ir a descansar.

- ¿No lo habíais hecho ya? – les preguntó su nieto, alarmado.

- Sólo con contemplar vuestras reacciones puedo imaginar que comprendéis la gravedad de lo que vi en los recuerdos de Simon – se excusó – de modo que, en lugar de echarnos a dormir cuando llegamos, nos metimos en nuestra biblioteca y consultamos todo lo consultable, cuando terminamos dimos por hecho que debíais tener conocimiento de ello cuanto antes.

Erik, aún dentro de su preocupación y su desconcierto, les dedicó una sonrisa.

- Se agradece de verdad – les dijo – ahora ya sabemos por qué terreno movernos, tomaremos las medidas oportunas.

Las dos ancianas asintieron y, tras despedirse de todos, se dirigieron a la salida acompañadas por François; sin embargo, antes de cruzar definitivamente el umbral, Stella Lecarde dedicó unas palabras a Erik y a Luis.

- Si aceptáis un consejo, entrenad bien al chico, no os podéis hacer a la idea de lo que es capaz.

Y, tras esto, desapareció junto a su hermana.

Los minutos siguientes estuvieron coronados por un silencio sepulcral y una tensión tan densa que podía cortarse con un cuchillo; François y Elisabeth se cogieron instintivamente la mano con fuerza, Erik quedó contemplando el plateado grabado de la tapa del volumen y Luis fue a la habitación de invitados a observar a Simon.

- Ya tenemos otra pieza para el puzzle – articuló Erik en voz alta – La Muerte – cerró los ojos, poniendo el libro sobre sus rodillas y apoyando la frente sobre ambas manos cruzadas – Bien, mamá… se nota que sabes cuánto me gusta que se compliquen los rompecabezas…

Por otro lado, en la calle, las hermanas paseaban juntas, también pensativas, en dirección a su casa.

- Hermana… - articuló Loretta de repente - ¿Por qué has mentido sobre lo que Orlox dijo respecto a esa muchacha?

Stella sonrió.

- Ya has visto cómo ha reaccionado Luis al escuchar su nombre – respondió – como hermana mayor lo comprendo muy bien… sé que si le hubiera dicho toda la verdad habría desconfiado de la que es su única fuente al respecto.

Satisfecha su duda, la menor guardó silencio y continuaron su camino durante más de una hora, hasta que Stella Lecarde volvió a hablar.

- Las cosas han cambiado – comentó.

- ¿A qué te refieres?

- Hasta ahora pensaba que, de los dos, Erik Belmont era el único que tenía poder suficiente como para afrontar lo que se avecina, pero de repente Simon ha dado un salto cualitativo tremendo… a posta o no Luis ha hecho bien en enseñarle a meditar.

- Rose tenía razón – dijo Loretta – estos tres chicos están fuera de lo normal, son los más adecuados para esta misión… y ni siquiera son conscientes de ello.

- Tal vez eso sea lo mejor – contestó a ello Stella – al menos… hasta que estén preparados.

Publicado: 20:36 03/03/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki :
La primera vez que supe algo de la serie de parodias fue gracias justo a esta animación, publicado por N-Mario en Newgrounds. Desde entonces me interesé muchísimo y me dediqué a ver el resto de Wrongs, pero la verdad es que este es, de lejos, el que más me gusta con diferencia.



WRYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY

EDIT: OMG la primera vez que pongo flash en el blog y me ha salido a la primera :o

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