Prelude of Twilight

Publicado: 21:20 30/09/2009 · Etiquetas: · Categorías:
¡Osaka ha aceptado el reto de Entrenador Cliente!

¡Entrenador Cliente sacó a DECESOS HORTEHISPANA!

¡Ve, DECESOS HELVETIA!

¡DECESOS NORTEHISPANA usó Precio Rebajado!

¡Defensa de DECESOS HELVETIA bajó!

¡DECESOS HELVETIA usó Coberturas!

¡No es muy efectivo!

¡DECESOS NORTEHISPANA usó Capitales!

¡DECESOS HELVETIA usó Calculadora!

¡Es Super Efectivo! ¡Velocidad de DECESOS NORTEHISPANA bajó!

¡DECESOS HELVETIA usó Compar. Precios!

¡Es super efectivo!

¡DECESOS NORTHEISPANA usó Experiencia!

¡No es muy efectivo!

¡DECESOS HELVETIA usó Internacionalidad!

¡No es muy efectivo! ¡Defensa de DECESOS NORTEHISPANA bajó!

¡Entrenador Cliente usó el obj. Antigüedad! ¡Pero falló!

¡Entrenador Osaka usó el obj. Ex-agente descontento!

¡DECESOS NORTEHISPANA está confuso!

¡Entrenador Osaka usó el obj. Conocimiento pólizas!

¡DECESOS NORTEHISPANA retrocedió!

¡DECESOS HELVETIA usó Capital Mínimo Asegurado!

¡Entrenador Cliente ya no puede usar Objetos!

¡DECESOS NORTEHISPANA esta confuso! ¡Está tan confuso que se hirió a sí mismo!

¡DECESOS HELVETIA usó Triple póliza!

¡Es muy efectivo!
¡Es muy efectivo!
¡Es muy efectivo!

¡DECESOS NORTEHISPANA se debilitó!

Entrenador cliente: ¡No creí que tu póliza fuera tan fuerte!

¡Osaka obtuvo 3 comisiones por ganar!

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PD: Como dije en una entrada anterior: Sí, ahora trabajo para Seguros Helvetia.

Publicado: 20:01 25/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin :
Hoy es 25 de Septiembre, han pasado 16 días desde el 9 de Septiembre, mi cumpleaños, sin embargo se me informó que por estas fechas recibiría mi último regalo y coñe, paso de dividir la entrada en dos partes así que decidí esperar.

En cuestión de regalos ha sido un aniversario bastante prolífico en contra de mis pronósticos, tanto que el último regalo de la lista ni siquiera me lo esperaba y fue todo un boom al enterarme de la noticia. Mi familia y amigos nunca dejan de sorprenderme ^^U

En fin... vamos allá

Lucky Star Callendar 2009



De mi cuñado. El regalo chorra del año, chorra por ser uno de los más discretos y a la vez de los que más me gustan. Me encantan los calendarios vistosos, me encanta Lucky Star y me encanta Konata, need i say more?

New Super Mario Bros DS



De una muy buena amiga nuestra. Uno de los juegos que vendí en la hecatombre de Mayo y, junto a Pokémon Diamante, uno de los que siempre estoy jugando. Lo he empezado de cero así que le estoy metiendo una viciada de padre y muy señor mío =D

CastleVania: Order of Ecclesia



De mi hermana. Me tiré babeándolo meses en un Game de Almería, con esperanzas de poder comprarlo ya que era el último de entre todas las tiendas en las que había buscado; un buen día de Agosto desapareció y resultó que mi hermanita lo había comprado para mi cumple, además como por arte de magia a mi DS empezó a funcionarle el botón R al meter el juego en la consola ¿Resultado? Viciazo. Ahora estoy atascado en el combate contra la Muerte ^^U

Rogue Squadron II: Rogue Leader



De un muy viejo amigo, tan despistado que se dejó el ticket en el interior del estuche xd, gracias a eso pude ver que lo compró el mismo día que lo devolví de su alquiler ¿Cómo? Pues según me dijo, lo hizo mientras yo babeaba una Xbox 360, esperando que no me diera cuenta y en efecto, ni me cosqué. Valiente cabrón xD

Línea Agaruma: Dohko de Libra, Seiya de Pegaso (Armadura Divina) y Shaka de virgo Myth Cloth



De otro colega. Escogidas por él, mi hermana y mi cuñado a sabiendas de que son mi segundo caballero de oro favorito, mi signo y una de las mejores armaduras de toda la serie. Más grandes que los gashapas y mil veces más espectaculares, lucen de muerte en mi estantería *¬*

Pegasus Seiya Broken Version



El regalo con la historia más curiosa de todos: Es de mis padres, pero ellos simplemente querían regalarme una figura ya que a causa de que gran parte de mi dinero se va a ayudar al pago de facturas no me he pillado ninguna desde... ¿Marzo? ¿Mayo? No importa, fue cuando me pillé a Saori (De hecho lo más caro que he comprado en este tiempo ha sido Ramen, así que imaginad); el caso es que al parecer pidieron asesoriamiento a mi hermana, ésta escogió la Broken version porque era la única que estaba segura de que no tenía, se encargó de todo paripé por intenné y voilá! dos semanas intrigándome con cual sería el regalo que faltaba por llegarme. Por supuesto y como no podía ser de otra manera es una figura magnífica de la que dejo pendiente hablar en detalle, pero entre la armadura con dos grados de rotura, las ropas rasgadas y la fidelidad absoluta de la armadura al Anime tenemos un producto de la hostia, que casi todos los coleccionistas vilipendian por ser "otro Seiya"... ni saben lo que se están perdiendo.

¿Autorregalo? Este cumpleaños imposible, no me han llegado los ahorros después de finiquitar la factura de la luz, espero poder pillarme algo con lo que cobre este mes, porque con lo que me lo estoy currando empiezo a necesitar darme una recompensilla =/

Total... Esto, mas un menú en el japo y una partida en la bolera ha sido mi cumpleaños, uno de los mejores que recuerdo porque, en proporción a la situación familiar que vivimos, ha sido un esfuerzo titánico por parte de todos, y no creo que puedan imaginarse la ilusión que me hizo y lo mucho que se los agradezco.

Publicado: 10:51 20/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: Saga CastleVania
Hace poco me regalaron el Order of Ecclesia por mi cumpleaños, eso significa (¡yay!) que por fin puedo disfrutarlo en castellano, y para celebrarlo lo estoy rejugando a lo bestia.

Sinceramente, me parece el mejor CastleVania que jamás ha concebido IGA, pero le encuentro un fallo gordísimo que me saca de quicio: las sidequests



No todas, gracias a dios, pero las de personajes como la costurera o el curandero dan ganas de tirar el cartucho por la ventana ¿Hilo de Cachemira un objeto de 4 estrellas? ¡Vale! Por favor, consígueme cinco, equipate el Glifo Felices Fio y vete a matar Fomors a la mansión misteriosa, de paso aprovechas para subir unos... ¿cinco niveles, puede ser? No sé, cuando entré en la mansión lo hice a Nv. 32 y he salido casi a Nv. 40 ¡Ah, y no olvidemos la carne de tritón, la raíz de mandrágora o el pescado asesino crudo!

Hay algunas muy buenas, como la de grabar el grito de una Banshee o fotografiar al Yeti, pero por lo general todas las misiones de recolección son cansinas al extremo ¡Anoche pasé 3 horas matando mandrágoras!

Es justo lo que más odio de un juego, que tenga una durabilidad artificial tan descarada, y Order of Ecclesia lo tiene.

Al completarlas en Portrait of Ruin recibías la lanza de Eric Lecarde, espero que la recompensa aquí merezca la pena.

Publicado: 13:56 14/09/2009 · Etiquetas: · Categorías:
Hace ya un tiempecito comenté con la boca pequeña que abandonaba Nortehispana ya que se trataba de un trabajo que no me compensaba, de ahí me fui a ACN que se destapó como un timo en el que tenía que pagar 465 para ganar el "derecho" a trabajar y tras renunciar a él he estado en suspenso... hasta hoy.

El gran defecto que tiene haber trabajado una vez de comercial es que todas las ofertas que recibes son para ese mismo trabajo, he llegado a contestar, sin exagerar, a una media de 4 ofertas por semana todas con la misma premisa: No vendes, no cobras, lo cual personalmente me sienta como una patada en la boca.

Hoy he ido a una entrevista en una de las sucursales de Seguros Helvetia, donde creo que me quedaré, no sólo porque ya gané experiencia en la venta de seguros y trato con los clientes en NH si no que además, al haber optado por un contrato para telemarketing, bastará con asistir y hacer mi trabajo para, si no logro ninguna venta, percibir al menos 150 € fijos... siempre que trabaje, claro está, y si vendo aunque sólo sea una póliza cobraré los 650 estipulados, lo cual a mi juicio deja por los suelos el contrato que tenía con Nortehispana.

Al menos las condiciones son mucho mejores, no tengo que ir de traje y corbata todo el santo día y el horario es completamente flexible, lo cual para mí sólo puede definirse como cojonudérrimo.

En fin... menos da una piedra ¿no? Al menos he pillado un curro en el que cobraré un mínimo aunque no venda nada en todo el santo mes. Ya es para celebrarlo.

Publicado: 22:54 09/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Garden Forgotten by Time

- ¿Qué tal? ¿Lo has detectado?

Desde el umbral de las escaleras, Erik continuaba tratando de trazar una estrategia mientras, preocupado, esperaba alguna respuesta de su compañero.

- Definitivamente está aquí – contestó Luis – pero su aura parece estar muy débil, tenemos que darnos prisa ¿Cómo lo llevas tú?

- No muy bien – admitió el pelirrojo apretando los dientes – hay más de una clase de criatura que se esconden dentro de capullos de rosa, sin saber exactamente cual es no puedo pensar en nada.

- ¡Bien estamos! – exclamó, mirando a la estancia – al menos tenemos una buena noticia, y es que el que Simon esté tan débil me permite localizarlo con exactitud, está – hizo un movimiento de cabeza señalando al frente – justo en la otra punta.

- Bien, entonces sólo tenemos que cruzar.

El tono de Erik no era sarcástico, pero no era necesario que lo fuera para darse cuenta de que había una gran carga de sarcasmo en aquella frase. La puerta que había escogido  la única accesible de hecho – daba a uno de los lados cortos del rectángulo que componía el hall y la sala de nuevas exposiciones.

- No podemos quedarnos esperando a que se muevan para saber qué son – decidió el Belmont – no lo harán hasta que sientan que hay alguien cerca.

Horrorizado, el español vio cómo si amigo liberaba la Salamander de su vaina y se disponía a cruzar el umbral, momento en que lo agarró del brazo y lo devolvió a su sitio, temeroso.

- ¿¡Te has vuelto loco!? – exclamó - ¿¡Has visto cuántas hay!? ¡Si das un mal paso será suicidio asegurado!

- Cálmate ¿quieres? – respondió el pelirrojo, molesto por la intromisión – me acercaré a una e intentaré que me ataque para saber qué diablos es, nada más. Además ¡son plantas! Mi fuego bastará con ellas, confía en mí.

Dicho esto tomó de nuevo la iniciativa y, moviéndose entre las raíces, se dirigió a por la primera de las rosas.

“No, si yo en ti claro que confío” pensó Luis mientras lo miraba “pero en nuestro enemigo no”

Avanzando hacia la primera flor, Erik pudo observar que el terreno se allanaba debido a que las raíces se hundían paulatinamente en el suelo, tal vez para garantizar un mejor agarre, a su vez se dio cuenta de que éste estaba encharcado de un líquido amarronado que apestaba con fuerza a savia y a hierro.

Finalmente llegó al punto donde las raíces quedaban completamente enterradas en el destrozado piso, quedando transitable un terreno de unos dos metros de diámetro en cuyo interior se hallaba la flor en sí misma; con cuidado y alerta ante la llegada de un ataque por cualquier flanco, desenvainó completamente su arma y, paso a paso, se acercó a ella hasta tener la oportunidad de tocar uno de los pétalos del capullo, eran carnosos y de un indiscutible tacto sedoso, e incluso cerrados desprendían un suave olor a rosa que contrastaba con el herrumbroso pestazo del suelo.

- No reacciona… - se dijo en voz alta – pasemos al tratamiento de choque…

Rápidamente, empuñó la espada con ambas manos y la alzó a fin de asestar un llameante tajo vertical, pero justo se disponía a atacar cuando un súbito abombamiento de las baldosas bajo sus pies le hizo retroceder de un salto para ver cómo del suelo surgían una serie de tallos cuyos extremos visibles estaban tan afilados como una flecha y, además, estaban armados en toda su longitud con todo un ejército de espinas; al tiempo, ante sus ojos se abría el enorme capullo, emergiendo de él como una Venus una bella muchacha de frondoso cabello rubio cuyo flequillo ocultaba su rostro, desnudo torso verdoso y cadera hundida en la flor.

- ¿Pero qué diablos…?

Con un grácil movimiento de mano, la criatura le azuzó algunos de los tallos que había invocado al despertarse, Erik los rechazó hábilmente con su Salamander y se abalanzó sobre ella para contraatacar, apenas había pisado de nuevo el suelo llano cuando varios de estos mismos apéndices lo rodearon y sujetaron sus muñecas mientras la extraña mujer preparaba una hermosa blanca en su mano. No sabía para qué podía servir pero desde luego no para nada bueno, sospecha que se le confirmó al ver cómo ésta se la lanzaba, como si se tratara de una daga, a pleno corazón.

Aunque el ataque no llegó a impactar, la rosa cayó a sus pies dividida en dos mitades perfectas a la vez que era liberado de su presa. Luis, Yosutsuna en mano, acababa de salvarlo.

- Idiota… ¡Te dije que esperases! – le espetó el Fernández - ¡Casi la palmas!

Clavó sus ojos en el extraño monstruo humanoide, que los escrutaba con atención.

- Bueno – repuso Erik – al menos ya sabemos lo que es.

- ¿Y qué es?

- Pues… - el Belmont rió avergonzado - ¡La verdad es que no lo sé!

- ¿¡Cómo!?

- Lo he visto en ilustraciones, pero no sé como se llama – concretó – el caso es que ahora que sabemos cómo ataca podemos trazar una estrategia.

Al igual que ella a ellos, los dos cazadores también la observaban atentamente, se habían situado fuera del perímetro despejado que la rodeaba y trataban de estudiarla.

- Atacar de cerca es un suicidio – comentó el pelirrojo – y al parecer sus ataques sólo tienen influencia dentro de cierto perímetro.

- O sea – concluyó su compañero – debemos mantener una distancia prudencial.

Erik asintió.

- Bien…

Sin pensárselo, alzó su mano enguantada y apuntó al monstruo con la Agnea, dispuesto para atacar, pero Erik lo sujetó y contuvo, obligándolo a bajarla.

- Espera – indicó – ha pasado muy poco tiempo desde que atacaste a las Bitterflies, debes ahorrar toda la energía posible.

- ¿Qué sugieres entonces?

- Bueno… son plantas, así que con cortarlas bastará ¿no?

- ¿Sabes? Si normalmente te pido consejo es porque se te ocurren mejores ideas que a mí – de repente empujó al Belmont a un lado y él se echó al otro - ¡Cuidado!

Había esquivado, de milagro, dos de aquellas rosas blancas.

- Puede atacar a distancia – continuó el Belmont – la distancia prudencial sólo nos garantiza la seguridad de no ser atrapados por sus raíces. Dará igual que nos acerquemos o no ¡Eso es lo que quería decir!

- Vale – contestó Luis, con una sonrisa de satisfacción, mientras preparaba su espada – ¡Eso ya se parece más a lo que suelo esperar de ti!

En perfecta sincronización, los dos jóvenes atacaron a la criatura desde dos ángulos distintos, para protegerse ésta hizo surgir varias raíces que la rodearon en una formación vertical, pero a ninguno de los dos les costó abrirse camino y atacarla al tiempo. Lograron herir a la criatura con sendos espadazos, pero ésta no tardó en agarrarlos por el cuello y, con una fuerza inusitada, lanzarlos al área en la que podía hacer surgir sus raíces para atraparlos con ellas.

Los dos cazadores se dieron cuenta inmediatamente de la trampa y colocaron sus armas paralelas y pegadas al torso, con lo que las raíces se partieron al momento de rodearlos y se liberaron con suma facilidad, rodaron para esquivar otras dos rosas y se lanzaron a la carga, atacando justo cuando el monstruo se ocultaba en el capullo para protegerse y encontrándose con que aquellos pétalos aparentemente carnosos y frágiles eran capaces de resistir la afilada hoja de la Yasutsuna y el estallido ígneo de la Salamander.

Rápidamente se retiraron a expensas de un contraataque repentino. Debían vigilar sus movimientos; estaba claro que aquellas cosas, fueran lo que fueran, no eran tan débiles como las comehombres.

En principio, Luis iba a volver inmediatamente al combate, pero con un gesto Erik le indicó que esperara, quería observar cómo actuaría aquella cosa al emerger de nuevo del capullo y si lo había hecho sólo para protegerse o se debía a alguna razón más.

Por prudencia, habían retrocedido hasta el exterior del perímetro, donde las gigantescas raíces aún emergían del suelo, cada uno estaba sobre una y el pelirrojo pudo observar que la que al él le servía de apoyo, palpitaba. Con una mezcla de extrañeza y curiosidad siguió el camino que ésta recorría gracias al abultamiento que provocaba en el suelo y se dio cuenta de que el leñoso apéndice comunicaba directamente con su enemigo. Entonces comprendió.

Aquella raíz, así como la que servía de plataforma a su amigo, no era otra cosa que el sustento principal de la criatura.

De repente supo inmediatamente lo que tenía que hacer para, si no matarla, sí debilitarla todo lo posible; rápidamente y con decisión alzó su espada y la hendió en la raíz, al hacerlo la herida expelió un chorro de sangre a presión que lo empapó, pero no se dejó impresionar por ello y, una vez clavada la hoja hasta el fondo, comenzó a moverla de un lado a otro, tratando de seccionarla. En un vistazo pudo comprobar que Luis hacía lo mismo.

La reacción de la criatura no se hizo esperar, según lograban agrandar más y más el corte las palpitaciones se reducían, y cuando por fin lograron seccionar los apéndices ésta emergió de su protección, emitiendo un gutural y agudo grito de dolor e ira y contraatacando con los espinosos tentáculos que ésta vez se alargaron hasta llegar a ellos dos. Luis pudo rechazar unos pocos con su arma y escapar rodando a un lado pero Erik por su parte no tuvo tanta suerte y, mientras trataba de defenderse, se vio atrapado de cintura para abajo, sintiendo cómo las espinas de las raíces se hundían en sus desprotegidas piernas.

Al grito de “¡¡¡VOY!!!” su compañero se abalanzó a socorrerlo, pero resultó más fácil de decir que de hacer, ya que inmediatamente se vio atrapado por una improvisada barrera raizal; desesperado, blandió su katana para abrirse camino, pero apenas lo hubo logrado sintió algo clavarse en su hombro izquierdo; en un instante pudo ver lo que era, dándose cuenta de que era una de las rosas blancas con las que les había atacado antes.

Un momento ¿blancas?

Desconcertado observó cómo la tonalidad de la flor iba cambiando, en pocos segundos había pasado de un blanco inmaculado a un leve rosado sanguinolento, sintió un muy ligero mareo y no reaccionó hasta que una voz femenina, con tono alarmado, le advirtió que se la arrancara.

- ¡Quítate eso! ¿¡Quieres morir desangrado o qué!?

Instantes después, mientras la retiraba con rapidez – dejando escapar la herida un pequeño chorrito de sangre – todos los tallos espinosos que los atrapaban se convirtieron en puro cristal de hielo y reventaron, haciéndose añicos. Aquello le hizo darse cuenta inmediatamente de quién había acudido en su ayuda.

Claire Simons.

Desaparecida la prisión vegetal pudo ir al fin con su amigo, junto al que se encontraba la susodicha, aparentemente revisando sus pantalones rasgados y las heridas de sus pantorrillas y muslos. Al sentir que se acercaba la muchacha se levantó y se giró hacia él.

- Te llamabas Luis ¿no? – le preguntó - ¿Cómo estás? ¿Llegó a teñirse mucho la rosa?

- No… – respondió el español, mirándola con desconfianza – veo que al final derrotaste al súcubo.

- ¡Sí! Aunque al final me costó un poco – reconoció entre sonriente y apresurada – déjame ver esa herida, tengo que asegurarme de que no ha tocado en un punto vital.

Cuando acercaba la mano a su hombro, Luis la apartó de un manotazo.

- ¡Quita! – espetó, ceñudo - ¡Tú eres Claire Simons!

La muchacha se retiró; Erik, que en ese momento los observaba, pudo ver en su mirada un leve matiz de tristeza. ¿Cuántos la habrían hecho sentir el mismo rechazo?

- ¡Todos en la hermandad sabemos quién eres! – continuó - ¡No pienso aceptar el socorro de una asesina!

- Pues ya lo has hecho – intervino el Belmont, tratando de aparentar normalidad – con esta nos ha salvado hoy dos veces, yo al menos le estoy agradecido.

El español quiso contestar, pero se calló al instante. Erik continuaba observando la criatura, que parecía cohibida por la presencia de la joven.

- Supongo – continuó ella, volviendo a la normalidad – que tampoco os las habéis visto nunca con una de estas ¿verdad? Quiero decir… - sonrió burlona - ¡Un poco más y la palmáis!

- Cierto – reconoció el pelirrojo – sólo las he visto en ilustraciones de libros, ni siquiera sé cómo se llaman.

Mientras ellos dos conversaban, el Fernández se dio cuenta de que, en efecto, la criatura no quitaba el ojo de encima a Claire. De hecho parecía incluso temerla.

- Se llaman Alraune – respondió la muchacha – y después de ver los pisos superiores ya me temía que hubieran en algún punto del museo.

- ¿Alraune dices? – preguntó el pelirrojo, aparentemente sorprendido – o mucho me equivoco o esas cosas tienen algo que ver con…

- Exacto, con las Une – lo interrumpió ella – de hecho son…

No le dio tiempo a continuar, distraída en su conversación con el Belmont no apercibió que la criatura había abandonado repentinamente su cerval miedo y lanzado contra ellos decenas de espinosas raíces; al grito de “¡CUIDADO!” Luis se interpuso y las rechazó con una barrera electromagnética, disponiéndose a contraatacar cuando Claire desapareció de su espalda e, inmediatamente después, la Alraune quedaba cristalizada junto a sus raíces y tallos, acto seguido se hacía añicos, víctima de un solo tajo propinado por la muchacha.

- Como decía… - dijo ésta entre jadeos, tras quedar arrodillada en el suelo con su espada diestra desenvainada, donde antes se hallaba el monstruo – estas cosas se llaman… Alraune… también conocidas como Plantas de Venus o Venus Weed, y… son Unes que han crecido y sólo pueden vivir en… campos de batalla o… escenarios de masacres… - alzó la vista, sólo para contemplar el resto de capullos cerrados, tan numerosos que no dejaban distinguir un camino claro a través de la sala – no quiero ni imaginar la de gente que habrá… muerto aquí…

Impresionados, los dos cazadores se dirigieron hacia ella.

- ¡Impresionante! – exclamó Erik, sonriendo de oreja a oreja.

El español no dijo nada, sólo regresó gradualmente a su anterior gesto de desconfianza.

- Gracias… - respondió la inglesa con una leve sonrisa mientras se alzaba – por cierto Erik, te tenía por alguien sensato – Luis soltó una sonora carcajada sarcástica - ¿qué hacéis aquí los dos solos?

- No es de tu incumbencia – se adelantó a contestar Luis – pero ya que lo preguntas, dejando de lado que somos cazadores y es nuestro deber solucionar estos asuntos hemos acudido en socorro de alguien.

Claire los interrogó con la mirada, algo que el pelirrojo comprendió al instante.

- Se trata de mi hermano – completó éste – vino a ver la exposición y le pilló todo el barullo en medio.

- ¿Tu hermano? ¿Simon Belmont? – se interesó la joven, tratando de no aparentar preocupación - ¿Y sabéis en qué parte del edificio se encuentra?

- Según el súcubo, en este mismo piso – replicó inmediatamente Luis – y puedo sentir su aura, así que lo corroboro.

Claire pareció dudar durante unos instantes, con la cabeza gacha, acto seguido miró a ambos cazadores y sonrió con decisión.

- Bien, se trata de algo importante… lucharé junto a vosotros.

El rostro de Erik se iluminó, mientras que el español parecía desconcertado.

- ¡Eso es genial! – celebró el pelirrojo – con técnicas como la que has usado para vencer a esa Alraune no tendremos que preocuparnos ¡acabaremos rápido!

- Bueno, respecto a eso… - la Simons pareció avergonzarse – como dije antes, me costó un poco acabar con el súcubo… así que ando algo baja de energías, esto sólo lo he hecho para darnos tiempo a conversar un poco – su gesto recuperó de nuevo los ánimos anteriores - ¡pero aún puedo repartir unos cuantos espadazos!

- Por mí perfecto – aceptó el pelirrojo, tendiéndole la mano como con la intención de sellar una alianza – con o sin magia sigues siendo una poderosa aliada.

Al ver aquel gesto la chica sonrió con calidez, miró la mano del muchacho por unos segundos y se dispuso a responder con un apretón, cuando de repente Luis los sujetó fuertemente por las muñecas.

Erik bufó con desagrado.

- Vamos a ver, macho ¿¡Se puede saber qué mosca te ha picado ahora!?

- Me ha picado – respondió el aludido con frialdad – la mosca de la sensatez (sí, esa que parece haber dejado de darte hoy por saco) – cruzó sus ojos con los de Claire, que sostuvo la mirada, desafiante – coincido con Erik en que eres, o al menos pareces, bastante poderosa – le dijo – sin embargo me queman un par de dudas.

- Dispara – lo apremió ella con una seriedad inusual, hecho ante el cual Luis sonrió de un modo particularmente extraño.

- La primera – prosiguió, recuperando su expresión desconfiada – es que vas y apareces aquí tarde, de la nada y te metes en medio, eso me parece bien – se apresuró a puntualizar – pero no se me escapa el hecho de que has limpiado medio piso antes de localizarnos y unirte a la batalla… nosotros barrimos todo el tercer piso porque buscábamos a mi cuñado ¿Qué te ha llevado a cometer la locura de introducirte en este lugar, completamente sola? ¿Qué es lo que buscas?

La mirada inquisidora del Fernández la perforaba, pero ella se empecinó en mantenerla, llegando a sonreír incluso.

- No busco nada, simplemente vi la catástrofe en una de las muchas teles de exposición de los escaparates y acudí de inmediato… yo también soy cazadora y como tal tengo el… “deber” de acudir a intentar resolver la papeleta. Exactamente igual que vosotros.

Los dos jóvenes fruncieron el seño. Ambos habían detectado ahí una mentira, aunque fuera en parte.

- Y la segunda – retomó el español tras unos segundos de duda – ¿Cómo diablos sabes con tanta exactitud qué son las Alraune? No hablo del nombre, claro, si no de cómo se forman e incluso sus puntos fuertes y débiles… has sido capaz de derrotarla en un instante, y eso me escama.

Ante esta pregunta la chica sonrió con orgullo y, de un grácil movimiento de muñeca, se liberó de la presa que el Fernández ejercía sobre ella.

- La respuesta a eso es tan sencilla como conocer la historia de mi clan – respondió – las Simons no somos cazadoras de vampiros si no de monstruos, por lo que nuestros conocimientos son mucho mayores de los que pueda tener cualquiera de vosotros… incluso los más experimentados – volteó la cabeza para mirar el resto de Alraunes durmientes – tenemos el bestiario más documentado de toda la hermandad y estudiarlo es una tarea obligatoria cuando somos pequeñas.

- Eso es cierto – intervino Erik, corroborando las palabras de Claire – de hecho en las bibliotecas del templo cualquier monstropedia que consultes está firmada por una Simons.

Su compañero torció el gesto. Erik era el apasionado de los libros, así que no había forma de que pudiera discutirle.

- De acuerdo – aceptó tras unos segundos de deliberación – te creo, pero… - en un movimiento que sorprendió tanto a la chica como a su amigo, desenvaino su Yasutsuna y colocó su filo peligrosamente cerca del cuello de Claire – si se te ocurre hacer algo raro, o traicionarnos de alguna forma ¡te cortaré la cabeza sin contemplaciones!

Pasada la sorpresa inicial, la muchacha sonrió.

- Me parece bien – aceptó con gesto confiado, empujando hacia abajo el arma del español con una sola mano – de todos modos os necesito en esta batalla tanto como vosotros a mí, además – volteó la cabeza para mirar al pelirrojo – ¡así puedo devolverle el favor a Erik!

- ¿Favor? – preguntó el español con suspicacia mientras su compañero se hacía el sueco.

- Si – Claire sonrió con amplitud - ¡La otra noche me lo pasé muy bien con él!

- ¿Qué te lo pasaste muy bien con…? ¡¡¡ERIK!!!

- Ah, venga ya Luis ¡no pasó nada!

- ¿¡Que no!? ¿¡Qué cojones es eso de que lo pasó muy bien contigo!?

El aludido bufó con exasperación.

- Cenamos ¿Vale? ¡Tampoco es para tanto!

- ¿¡Que cenaste con una enemiga!? ¿¡ESTÁS LOCO!?

- Aunque – juguetonamente, Claire gesticulaba semejando recordar - ¡lo mejor de todo sucedió en el hotel!

- ¿¡EN EL HOTEL!?

- ¡Por el amor de Dios, Luis, que sólo dormimos juntos!

- ¿¡QUE HICISTEÍS QUÉ!?

- ¡¡¡NO TE LO TOMES POR AHÍ, COÑO!!!

La discusión comenzaba a complicarse para el pelirrojo cuando sintieron un golpe a su costado, al voltearse los dos encontraron a Claire Simons, con su espada desenvainada, recién rechazando una gigantesca raíz que se había alzado para atacarlos.

- ¿¡Pero qué coño…!? – exclamó el Belmont.

- Luego hablaremos de todo esto – gruñó el español poniéndose en guardia junto a su compañero - ¡tenemos que seguir avanzando!

- ¡Ya era hora! – les espetó la joven - ¡Creí que os habíais olvidado de Simon!

“Eso díselo a éste” pensó el Belmont mientras miraba de reojo a Luis.

- Vale, no tenemos tiempo que perder ¡Al tajo!

Con estas palabras, el Fernández se abalanzó contra el leñoso apéndice para golpearlo uniendo sus fuerzas a las de Claire, lograron rechazarlo pero inmediatamente volvió a la carga obligándolos a esquivarlo de un salto para no ser barridos. En la siguiente acometida, donde iba a golpear directamente a la muchacha, se topó con el obstáculo de los brazos de Erik, que lo contuvo con firmeza mientras, ella por un lado y Luis por otro, lo golpeaban y cercenaban con sus espadas, dejando escapar otro abundante chorreón de sangre.

Tras asimilar en unos pocos segundos la sorpresa, Luis hizo la pregunta que su colega estaba a punto de formular también.

- Entonces… ¿Esta es la sangre de toda la gente que ha muerto aquí?

- Exacto – contestó ella, recuperando su anterior seriedad y concentración – todos los cuerpos que se hallen en el lugar de crecimiento de una Alraune son completamente desecados, y esto era un acontecimiento multitudinario… - se aproximó al pedazo de raíz que habían cortado y lo palpó, presionando – litros y litros… mas la que tratarán de obtener de nosotros.

- ¡Bah, no lo tendrán tan fácil! – intervino Erik - ¡La obtendrán si nos matan!

Ella negó con la cabeza.

- No les es necesario – miró al español - ¿Sabes por qué ha cambiado de color la rosa blanca que se te ha clavado en el hombro, Fernández? – esperó unos segundos pero, ante la falta de respuesta, decidió continuar - ¡Esas rosas absorben la sangre de su víctima hasta quedar de un brillante color rojo carmesí cuando la han matado!

Luis miró instintivamente la diminuta herida de su hombro. Mal que le pesara había salvado la vida gracias a la advertencia de la joven.

- Son criaturas poderosas… - murmuró.

- Lo son dependiendo de la cantidad de sangre que absorban y de quien – puntualizó ella - ¡y estas se han pegado un buen festín!

Sin mediar una sola palabra más se adentró en el escarpado camino raizal que se alzaba ante ellos, seguida de los dos cazadores. Apenas unos metros más allá los esperaban otras dos Alraunes, franqueándoles el paso, sin embargo permanecían aún escondidas en su capullo, aparentemente dormidas, ajenas a sus presencias.

¿O no?

Apenas se habían acercado a ellas cuando el suelo comenzó a temblar bajo sus pies y las raíces a sus espaldas cobraron vida. Claire, ya alerta por el anterior ataque que interrumpió la discusión de Erik y Luis, desenvainó su espada diestra y cortó de un solo tajo la que se abalanzó sobre ella, el Belmont fue golpeado por otra y Luis, bastante más hábil, se agarró a otra más con sus manos y le propinó una potente descarga eléctrica que sin embargo, según le advirtió la joven, no serviría para mucho más que para aturdirla momentáneamente, lo justo para permitirle desenvainar su Yasutsuna pero insuficiente para golpear, y por poco no se vio derribado y aplastado, pudiendo escapar en el momento preciso para, de un certero espadazo, propinar un corte limpio a la raíz para anularla. Mientras tanto, Erik se liberaba con su siempre útil aura ígnea.

Se habían librado, pero el tiempo para celebrarlo fue escaso ya que los dos capullos se abrieron, revelando a las dos ninfas de su interior que los atacaron son sendas rosas blancas, Erik y Claire las anularon con sus propios poderes mientras que el español las esquivó y se adelantó para atacar, siendo frenado en seco por los ya familiares tallos espinosos, que se abalanzaron sobre él con la intención de retenerlo. Afortunadamente, si de algo podía presumir el Fernández era de no ser nunca una presa fácil, y saltó hacia atrás justo antes de que las ataduras se cerraran sobre sus piernas, escapando. Aunque naturalmente las dos Alraunes no iban a dejar ir a su víctima, de modo que lanzaron contra él los mismos apéndices de los que se había zafado, iba a responder cuando Erik y Claire, al mismo tiempo, los rechazaban con sus armas, dando al español la oportunidad de volver a la carga Yasutusuna en mano.

Esta vez no se dejaría detener, poniendo sus cinco sentidos en la carrera fue capaz de adelantarse a nuevos ataques emergentes de las criaturas y acercarse a una de ellas, saltó para golpearla y casi lo consigue de no ser porque ésta contraatacó realizando un rápido movimiento con su mano, rechazándolo y rajando transversalmente el chaleco antibalas a la altura del diafragma; mientras caía el español se percató de que el arma utilizada por la Alraune no era otra cosa que una rosa roja. Esperó a dar con su espalda en el suelo para volver a la carga, pero antes de llegar a él las espinosas raíces lo recogieron y atraparon con fuerza, rodeando una de ellas directamente su cuello con el fin de o bien asfixiarlo o bien destrozárselo con sus espinas.

Alarmados por este hecho Erik y Claire se lanzaron a socorrerlo inmediatamente, pero la joven inglesa se vio frenada en seco por dos rosas rojas lanzadas por la otra ninfa, que parecía esperarlos pacientemente. En las pocas milésimas que tardó Erik en darse cuenta de ello la muchacha era igualmente atrapada, atada de pies y manos y con su frágil cuello rodeado por uno de los apéndices asesinos.

- ¡Claire! ¡Luis!

Rápidamente se volteó y los contempló aterrado, se estaba preguntando qué debía hacer cuando sintió una rosa, lanzada por la Alraune que mantenía cautivo a su amigo, clavarse en su costado. La arrancó sin delicadeza, miró al español, después a Claire y a las Alraunes, y su aura se inflamó furiosamente; esto último pareció alertar a las criaturas, que hicieron emerger una gigantesca raíz leñosa con la que lo atacaron, a lo que el Belmont respondió desenvainando su Salamander, cuya hoja era ahora una pura lengua de fuego, y sesgándola de un solo tajo para justo después echar a correr hacia una de ellas.

Mientras embestía sentía retumbar en sus oídos los forcejeos de su compañero y de la joven, que hicieron crepitar aún más furiosamente su aura. Cuando se hallaba a medio camino envainó su espada al tiempo que en su puño se concentraba todo un infierno ígneo.

- ¡Soltadles!

Su exigencia, lógicamente, no obtuvo respuesta alguna, por el contrario escoró la cabeza un momento para mirar a Claire y pudo observar que su cuello comenzaba a sangrar. Su carrera se aceleró, miró con desaforado odio a la ninfa a la que embestía, aquella que aprisionaba a Luis.

- ¡He dicho… - Dio un gran salto mientras se preparaba para atacar, el resplandor escarlata de su puño resultaba cegador - …QUE LOS SOLTEIS!!!

Con este grito golpeó directamente en el rostro a su objetivo. Para sorpresa no tanto del Fernández como de Claire su potencia fue tal que destrozó la piel, los músculos y huesos de la ninfa y el brazo se hundió en ella mientras, desde la raíz, se deshacía en llamas y su cuerpo se crispaba en un último estertor silencioso. Viéndose liberado al fin Luis volvió a empuñar su Yasutsuna y nada más poner los pies en el suelo se lanzó a por las raíces que atrapaban a la chica y las cortó de un solo tajo para después abalanzarse sobre la Alraune, que se había desentendido de su presa y ahora lanzaba sus apéndices sobre él, sin embargo el ataque se detuvo repentinamente al clavarse en su frente tres cuchillos que le atravesaron la testa de parte a parte. Al ver esto Luis se dio la vuelta buscando el origen del ataque y vio a la Simons, con la mano aún posicionada después de lanzar y, a causa de dicha postura tan poco favorable para el equilibrio en el aire, cayendo de bruces en el suelo.

Sorprendido, Luis no tuvo más remedio que reconocer su destreza. No todo el mundo en una situación como esa sería capaz de realizar un lanzamiento tan certero con esas dagas.

- ¿¡Estáis bien!? – lo sacó Erik de su ensimismamiento, corriendo hacia ellos.

- Sí… - respondió ella mientras se palpaba el cuello - ¡gracias a los dos!

- Te has alterado demasiado – le reprochó por su parte Luis – podría habernos costado caro a los tres ¿sabes? ¡Ya nos las hubiéramos apañado!

Con el gesto torcido, el pelirrojo se dirigió a su colega.

- Sí ¿eh? – señaló a su cuello, donde unas gotas de sangre incipientes emergían de las pequeñas heridas provocadas por los tallos – Si hubiera tardado más eso de ahí serían algo más que simples rasguños… Por el cuello pasa la carótida ¿sabes?

- Ha sido precipitado – admitió Claire, que permanecía en el suelo – pero Erik tiene razón: uno o dos segundos más y puede que estuviéramos los dos muertos.

Los dos cazadores se giraron para mirarla; la muchacha inglesa tenía una rodilla hincada en el suelo, dispuesta para terminar de incorporarse, y mantenía su mano derecha sobre dicha zona del cuello; observaron rápidamente que ésta brillaba revelando que aplicaba sobre sí misma magia curativa y que de entre sus dedos parecía haber escapado una cantidad medianamente abundante de sangre, ahora seca.

- Tenemos que andarnos con mucho cuidado – prosiguió una vez detenida la hemorragia y cerrada la herida – esto está plagado de Alraunes y son lo bastante poderosas como para suponer un peligro… ¡Mirad cómo estamos!

- Y sólo hemos derrotado a tres… - completó Luis con un suspiro.

- Está claro que no somos suficientes – concluyó Erik – pongamos como ejemplo lo último que ha pasado: sólo he podido ayudar a uno, y – clavó sus ojos en el ensangrentado cuello de la joven – de no haber reaccionado a tiempo, el otro miembro del equipo estaría muerto ya.

Ella le sonrió, tomándose su preocupación como un cumplido antes de volver a su gesto serio y concentrado.

- Decidme… ¿Simon es buen luchador?

Erik quedó atónito por la pregunta, mientras que Luis alzó una ceja en señal de sorpresa.

- ¿Cómo?

- Pregunto si Simon sabe luchar – insistió ella – acabo de tener una idea que puede que no aprobéis, pero que es la solución al problema de número que Erik ha mencionado antes.

- P-pues… - articuló el aludido sin saber exactamente qué contestar.

- Sabe luchar – reconoció escuetamente Luis – pero ahora mismo su Aura se siente muy débil… según el súcubo lo están utilizando para alimentar – alzó levemente ambos brazos, señalando la estancia – todo esto, no creo que nos sirva de ayuda.

Tanto la joven como el español miraron a Erik, ahora meditabundo, sopesando los pros y los contras de la idea de Claire.

- Podría servir – aceptó finalmente – después de lo de la otra noche ya podemos hacernos una idea de hasta donde puede llegar, pero – exhaló aire con fuerza – no podremos decidir nada hasta que lo hayamos liberado.

- Entonces decidido – concluyó Claire - ¡Vamos primero a por él!

Luis se encogió de hombros y reanudó la marcha junto a la muchacha, mientras que el Belmont se dio un segundo para contemplar el suelo, más despejado ahora que tres de las Alraunes habían desaparecido, pero a su vez cada vez más encharcado de sangre, aparentemente liberada por las criaturas tras su destrucción.

Guiándose por el hecho de que avanzaban en línea recta, eliminar a aquellas tres criaturas les había garantizado acercarse al ecuador del hall, punto en el que el Fernández se había colocado a la cabeza a fin de rechazar cualquier ataque que les vinieran de frente. A Claire esto no le importaba demasiado – había aceptado al español como “líder” del grupo – aunque sí se mostraba extrañada, Erik por su parte reconoció en la decisión de su compañero un intento de lavar su orgullo, herido tras haber caído en la sencilla treta de las ninfas así como por haber sido salvado dos veces por aquella a quien él tomaba como enemiga.

Avanzando por el monstruoso jardín tuvieron tiempo de observar que algunos de los capullos estaban marchitos, aparentemente por falta de sangre, mientras que otros, hundidos en profundas charcas carmesíes, se habían “ahogado” en su propio alimento; en casos como estos el proceso era tan simple como arrancarlos, momento en el que estallaban directamente en llamas. Por supuesto se vieron obligados a enfrentarse a otras tantas Alraunes, pero la experiencia adquirida en los tres anteriores encuentros y la relativa debilidad de éstas en comparación con las primeras hizo que los combates fueran pan comido para el trío, que comenzaba a compenetrarse correctamente.

A la curiosidad de Erik no escapó precisamente el hecho de las diferencias de fuerzas y las ninfas ya muertas, y avanzaba teorizando sobre ello cuando se toparon con una raíz particularmente gigantesca, tanto que casi doblaba su propia estatura, justo a su lado yacía una gran cantidad de capullos marchitos.

- ¿Y esto? – preguntó el español, desconcertado.

- ¿Lo dices por la raíz o por las Alraunes muertas? – le respondió la joven mientras que, con su No Name, desgajaba las criaturas muertas del suelo.

- Por ambas.

El Belmont, que se había detenido a observar, formuló una conclusión.

- La raíz grande roba el alimento de las demás.

Claire y Luis lo interrogaron con la mirada.

- Casualmente siempre que nos topamos con Alraunes muertas éstas están cerca de una raíz o un abultamiento enorme – explicó – o bien en algún lugar donde no hay absolutamente nada y la sangre es demasiado abundante para poder bebérsela ellas solas… - se aproximó al leñoso apéndice y lo palpó con la mano – por aquí debe alimentarse alguna criatura mayor, estoy seguro.

Decidido, retrocedió unos pasos para tomar carrerilla y trató de encaramarse sobre la raíz, quedando corto de impulso y viéndose obligado a escalar como pudo con sus propias manos.

- ¡Eh! ¡Te recuerdo que no tenemos tiempo para hacer el mono! – le increpó su compañero.

Erik no respondió, decidido a satisfacer su curiosidad. Claire por su parte no decía nada, sólo miraba hacia arriba tratando de seguir los movimientos de su amigo.

En lo alto del leño el pelirrojo se sintió ciertamente liberado, por encima del asfixiante aroma y el aire viciado del pequeño bosque de Alraunes la brisa nocturna penetraba por los agujeros que la demoníaca flora había abierto en la estructura, así mismo podían oírse las sirenas de ambulancias, gritos de dolor y angustia de la gente, la voz del comisario dando ininteligibles órdenes a través de un megáfono y, en general, todo el caos reinante en el exterior.

- ¡Qué! ¿¡Ves algo!?

La voz del Fernández lo devolvió a su propósito inicial, de modo que inmediatamente comenzó a caminar por la plataforma natural, examinándola a cada paso. Lo primero que le sorprendió fue el hecho de que, en contra de lo que esperaba, ésta se hundía en el pavimento en ambos extremos al igual que otras tantas que pudo ver desde su posición, de hecho y si su vista no le engañaba, todas las raíces emergentes tomaban una formación estrellada, convergiendo en un único punto.

- ¡Erik! ¿¡Estás bien!?

Continuó ignorando la voz de su compañero; la curiosidad le picaba, tanto que no pudo evitar correr hacia el extremo derecho de la raíz, que se hundía bruscamente en el suelo, encontrando al final del trayecto algo para lo que, ciertamente, no podría haber estado preparado.

Arraigado aparentemente en el sótano y rodeado de sanguinolentos cadáveres, un capullo parecía emerger tímidamente al piso donde ellos se encontraban a través de un agujero por el que sin duda debía haber caído, mostrándose sólo su extremo superior; su talla era tremebunda, grotesca, tanto que ni siquiera quería imaginarse cómo sería la ninfa que emergería de allí.

Aún atónito, se arrodilló para poder observarlo más de cerca, en ese momento y con la mano apoyada pudo sentir el exagerado pálpito del apéndice bombeando la abundante corriente de sangre que fluía por su interior.

“Dios” – pensó – “¿Cuántos habrán muerto para que se esté alimentado de esta forma? ¿Cuántos cuerpos hay ahí abajo?”

Aún no se había repuesto de la sorpresa cuando, para tantear el terreno que tenían delante, giró levemente la cabeza, momento en el que pudo ver que del socavón emergían otras dos raíces, pero en este caso extremadamente finas, aproximadamente del tamaño de los apéndices que las Alraunes les habían azuzado; con su curiosidad sobreponiéndose al horror las siguió con la mirada, y si bien se perdían entre el bosque de capullos logró adivinar más o menos el final de su recorrido, en el que topó con otro elemento más, una cabeza de negra melena corta y lo que parecía ser un malogrado traje de chaqueta sobre sus hombros. Al verlo palideció ¡Era Simon!

Le costó reaccionar, pero finalmente corrió al punto de partida y se asomó, dispuesto a avisar a Luis y a Claire.

- ¡Subid! – los llamó, arrodillándose para asomarse - ¡Subid inmediatamente! ¡He localizado a Simon! ¡Llegaremos antes si cruzamos la raíz!

Ipso facto, los dos jóvenes se lanzaron a la escalada, ascendiendo con premura y alcanzando a Erik en pocos segundos. Una vez arriba y localizado el lugar donde el menor de los Belmont se hallaba – confirmado tanto por Luis como por Claire, localizando cada uno por separado el aura del muchacho – se dispusieron a descender, pero el pelirrojo los detuvo y les mostró su descubrimiento.

La reacción de Luis fue previsiblemente similar a la de su amigo, ambos comentaron brevemente que no les convenía en absoluto despertar a aquella gigantesca Alraune pero Claire, que no separaba sus ojos de la durmiente criatura, los interrumpió.

- No tenemos que preocuparnos por despertarla – intervino – eso de ahí todavía no es una Alraune.

- ¿Cómo? – la interrogó el Fernández - ¿Qué quieres decir con “todavía”?

- Observad bien – los instó, señalando el bulto – ni siquiera es un capullo joven aún… apenas pasa de ser un bulbo.

Los dos cazadores se miraron con los ojos como platos, mientras un sudor frío recorría la espalda del Belmont.

- Bueno, no tenéis por qué poner esa cara – prosiguió ella de repente, con una sonrisa excesivamente forzada – Si nos damos prisa y lo destruimos antes de que brote no tendremos nada que temer ¿no os parece? – concluyó con una risa nerviosa.

- Ni tú te crees eso ¿verdad? – contestó Erik, suspicaz.

- Em…

- Bueno… - intervino el español – tengamos que enfrentarnos a ella o no habrá que destruirla tarde o temprano ¿no es así? Podemos esperar un poco más, no tiene pinta de que vaya a florecer pronto.

- Cierto – respondió su compañero con un suspiro de tranquilidad – lo más urgente es liberar a Simon antes de que lo dejen seco.

Con estas palabras descendieron de un salto por el otro lado, no sin volver a echar un preocupado vistazo a aquella monstruosidad con la que, temían, habría que lidiar más tarde.

Con Simon al fin localizado, el avance del trío fue rápido, más preocupados de correr que de batallar despachaban rápidamente a cualquier Alraune que despertara aún siendo heridos en el proceso. Cuando por fin llegaron hasta el linde de la espesura, donde se abría un hueco en el que reposaba el joven, se sintieron aliviados.

Aunque claro estaba que aquella no iba a ser una sensación duradera, nada más ver al menor de los Belmont a los tres cazadores se les heló la sangre; estaba echado ahí, de cualquier manera, con la espalda apoyada en la pared, camisa y chaqueta abiertas y las dos raíces que Erik pudo ver surgiendo del titánico bulbo hundidas, literalmente, en su pecho desnudo.

- Pero qué demonios… - articuló el español, confuso ante la escena tendida a sus ojos.

- Esas raíces… ¿se hunden en su pecho? – se preguntó Claire en voz alta.

El hermano mayor por su parte no dijo nada, sólo corrió a socorrer a su hermano. Al llegar a su lado lo sacudió varias veces, e incluso le dio varias bofetadas mientras lo llamaba por su nombre, pero no respondía, entonces reparó él también en los apéndices que se hundían en su pectoral izquierdo y los palpó, comprobando que estaban calientes, pero no era el calor propio de un flujo sanguíneo.

Era energía.

- Mierda… - murmuró - ¡Así que es esto! ¡Se alimentan de su aura! – con todas sus fuerzas, agarró las lianas y se dispuso a tirar de ellas, pero en ese momento la delicada mano de Claire lo sujetó firmemente por la muñeca.

- Ni se te ocurra – le ordenó la muchacha.

- ¿¡Cómo!? – contestó el Belmont casi en un grito - ¡Tengo que sacarle esto YA!

- Lo sé – coincidió ella – pero ¿has visto donde se han hundido esas raíces?

- En el pectoral izquierdo – contestó Luis desde atrás.

- ¡Exacto! Y si lo que están succionando es su aura, eso quiere decir que sólo hay un lugar donde puedan haber arraigado.

Erik palideció.

- El… corazón.

Ella se lo confirmó asintiendo con la cabeza.

- Si las arrancas dejará de perder energía, pero a cambio lo matarás.

Silenciosamente, el pelirrojo liberó su presa y acto seguido dio un potente golpe al suelo. Estaba enfadado consigo mismo, por su ofuscación casi mata a su hermano.

- ¿Alguna idea? – le preguntó finalmente.

- No es más que otra parte del cuerpo de una criatura – explicó ella – bastará con… – para sorpresa de los dos compañeros, bostezó hondamente – bastará con cortarlas y se desintegrarán por sí solas en unos pocos segundos.

Al mirarla, Erik observó que la joven se frotaba ahora el ojo derecho con una notable expresión somnolienta.

- Em… ¿Estás bien? – le preguntó con preocupación.

Ella asintió.

- Sí… sólo tengo sueño, aunque no sé… - bostezó de nuevo – por qué…

- Lo de cortar las raíces es una buena idea – articuló el español desde más atrás, ignorando el estado de la chica - ¿Hago los honores?

- ¿Por qué no? – concedió despreocupadamente Erik – Yo voy a observar si Simon recupera la consciencia, supongo que estará así mientras toda la energía que produzca le sea absorbida.

Lentamente y tras echar un último vistazo a Claire, que supervisaba la operación de Luis, se dirigió a su hermano y se acuclilló frente a él. No tardó en escuchar el suave deslizar del filo de la Katana de su amigo sobre los restos del amarmolado suelo y, poco después, ver cómo los apéndices se marchitaban y desecaban hasta consumirse.

“A cada latido el corazón produce una buena cantidad de energía” – pensó el pelirrojo – “Unos segundos y abrirá los ojos”

Pero pasaron unos segundos y Simon no se movía, dejó pasar un minuto, y nada, otro minuto más y ya miraban los tres entre preocupados y expectantes, finalmente y ya desesperado se lanzó sobre su pecho para comprobar si aún latía, y en efecto así era, pero de propina escuchó otro sonido más.

Un ronquido.

- Es… espera un… - separó la oreja del pecho de Simon y lo miró de frente - ¡ESTE HIJO DE PUTA ESTÁ DORMIDO!

Exactamente, Simon dormitaba felizmente respirando con un hilillo de baba cayendo por la boca entreabierta y roncando por lo bajo. Cabreado, lo agarró del cuello de la camisa y se dispuso a pegarle el berrido de su vida, cuando sintió un fardo caer a sus espaldas, volteó rápidamente la cabeza y contempló que Claire había caído sobre sus rodillas y parecía luchar contra el impulso de tumbarse a dormir, mientras que Luis presentaba un lamentablemente somnoliento aspecto.

- Pero qué… ¿¡Y a vosotros se puede saber qué cojones os pasa!?

Ninguno respondió, la muchacha finalmente cedió y cayó hacia un lado al tiempo que, apenas un metro mas atrás, el firme comenzaba a abultarse, señalando que algo estaba a punto de surgir de ahí.

“¿Qué ocurre aquí?” – pensó el pelirrojo mientras se incorporaba.

A modo de prevención y en vista de que su compañero se movía muy torpemente – Claire directamente no accionaba ni un músculo – incendió su aura mientras contemplaba cómo del suelo emergían violentamente dos flores gigantescas, al primer vistazo pensó que eran comehombres pero no, éstas presentaban grandes diferencias que, dicho sea de paso, les daban un aspecto bastante repugnante: para empezar, las levemente visibles raíces tenían una textura carnosa y un aspecto sanguinolento, el tallo no era otra cosa que una enorme columna vertebral (espina dorsal incluida) de la que emergían un capullo que se abrió mostrando sus pétalos como membranas formadas de tejido muscular unidas entre sí por cartílagos de los que sobresalían grandes formaciones óseas picudas, similares a colmillos, y para más inri donde debía estar el estigma un gran ojo de enfermizo color amarillento se abría y cerraba.

Reprimiendo una mueca de asco, Erik desenvainó su Salamander y se lanzó a por la primera, que se disponía a atacar a Luis, a duras penas capaz de mantener los ojos abiertos; en ese momento pudo observar que del suelo surgía un extraño polen que flotaba y se mezclaba con el aire.

¡Somnífero!

Aquello le hizo comprender por qué todos, incluido el español, caían en los brazos de morfeo, Erik por su parte gozaba de la ventaja de poseer su aura flamígera, que calcinaba e inutilizaba el polvo sin que él mismo se diera cuenta.

Mientras aún pensaba en esto apartó al Fernández de un codazo y rechazó el ataque con su espada, Luis reaccionó a esto moviéndose repentinamente y recuperando, al menos en parte, la consciencia.

- Pero qué… - meneó la cabeza de un lado a otro, con fuerza – Erik ¿¡Qué ha pasado!?

- ¡Te has quedado sopa! – respondió el pelirrojo mientras retrocedía tras su contraataque - ¡Estas comehombres dispersan esporas somníferas y vosotros las habéis respirado!

- ¿Qué...? ¡Mierda!

Rápidamente Luis desenvainó su Yasutsuna y se lanzó al ataque, pero cayó al suelo de imediato, viéndose obligado a apoyarse en su arma y evidenciando su estado.

- Mi cuerpo… ¡No responde!

- Supongo que aún deben pasar los efectos – dedujo Erik entre dientes - ¡Espabila a Claire mientras yo me encargo de estas cosas!

Sin más se lanzó contras las criaturas, asestando un espadazo a la que tenía justo enfrente y esquivando el ataque de la otra; para su desgracia pudo observar que los huesos y musculatura habían aumentado su fuerza, velocidad y resistencia, y no tardó mucho en verse en apuros, lo que le obligó a retroceder.

Más atrás, Luis se esforzaba por despertar a una Claire que estaba ya casi completamente dormido, pasaron un par de minutos antes de que ésta al fin abriera los ojos y balbuceara alguna que otra somnolienta palabra.

- Mnnnn ¿qué pasa? – preguntó con voz pastosa mientras el español la alzaba - ¿qué…?

- Somnífero – respondió él de mala gana – había dos comehombres custodiando a Simon – apretó los dientes – de no ser por Erik ya nos habrían devorado.

- ¿Comehombres? Pero…

Alzó la vista y, dentro de lo que en su estado de ensoñamiento podía distinguir, vio a Erik bregando contra los dos monstruos cuyo aspecto, por cierto, la devolvió un poco más al mundo real.

- ¡Cielo santo! – exclamó - ¿¡Ya tienen esa forma!?

- ¿Que qué?

- ¿¡Cómo que “esa forma”!? – la interrogó el Belmont volteándose por un momento antes de esquivar otro ataque.

- Las comehombres… - la joven inglesa sacudió la testa, se estaba volviendo a dormir – Las comehombres son como las Une – explicó – dependiendo de cómo se alimenten su forma difiere ¡Estas dos han debido comer muchos cuerpos humanos! Sólo así podrían tener ese aspecto.

- ¿Quieres decir que…?

- …Ahora tienen las propiedades óseas y musculares de un ser vivo, sí.

- Ah, vale, genial… - pronunció Erik con hastío tras tratar, sin éxito, de cercenar el tallo de una de las dos - ¿¡Alguna idea!?

- No pensar en ellas como plantas sería una buena opción – sugirió Luis.

- ¡No creo que eso me vaya a ayudar! – respondió casi en un grito tras golpear en el sépalo a la que le acababa de atacar - ¡Estas cosas son…!

Se detuvo, la flor se había alzado con el ojo desencajado y se estremecía en un silencioso grito de dolor, en ese momento pudo ver que la zona donde había impactado, fusionada con la membrana musculosa que conformaban los pétalos, se había partido, y las astillas se clavaban en la carne.

En efecto, el sépalo ahora estaba hecho de hueso, un hueso como el de cualquier ser vivo.

Sonrió, Luis tenía razón: debía tratarlas como a adversarios humanos, y eso es exactamente lo que haría, de modo que viendo que la planta aún esta erguida y por tanto indefensa, evitó un nuevo ataque de la otra y se abalanzó sobre las raíces, guardó su espada y lazó un potente puñetazo sobre la primera vértebra, que se hizo añicos al primer impacto.

Era exactamente lo que pretendía, y tal y como supuso ésta, a verse sin apoyo, cayo en toda su longitud al suelo, luchando inútilmente por volver a levantarse mientras que el cazador, a toda velocidad, se lanzaba de nuevo sobre el sépalo y, entrecruzando ambas manos, descargó un poderoso golpe descendente que lo destrozó, aplastando el ojo en el proceso y así destruyéndola. No había recuperado la posición de defensa cuando la otra comehombres lo atacó por la espalda, hábilmente el Belmont saltó sobre su capullo, cerrado para el envite, y cayó aplastando dos vértebras con sus pies para después, de un certero puñetazo, reventar el sépalo, teniendo esto el mismo efecto que en la otra flor.

Finiquitado el problema, Erik corrió hacia su hermano mientras Luis y una confusa Claire no le quitaban la vista de encima.

- ¿Cómo lo ha hecho? – preguntó la joven, cada vez más despabilada gracias a la ausencia de polen somnífero - ¿Por qué no le ha afectado a él?

- Por su poder – respondió el Fernández – con su aura puede consumir casi cualquier elemento extraño que entre en su cuerpo, y esas esporas no eran más que partículas vegetales, así que…

Mientras hablaban sobre él, el aludido daba pequeñas bofetadas a Simon mientrs lo llamaba por su nombre, pasados unos minutos y con la paciencia menguada finalmente lo agarró del cuello de la camisa y tomó una gran bocanada de aire.

- Tápate los oídos… - avisó Luis a Claire mientras taponaba sus propias orejas con ambos índices.

- ¿Eh…?

- ¡¡¡ESPABILA, JODER!!!

No existe tamaño de letra lo suficientemente grande en ningún procesador de texto como para representar el volumen del berrido de Erik, tal fue la potencia que hasta al Fernández, ya acostumbrado a los arrebatos y el chorro de voz de su colega, le pitaban horrorosamente los oídos.

- Qué… ¿Qué diantres ha sido eso? – preguntó la joven inglesa mientras se frotaba insistentemente el oído derecho con el dedo - ¿Tiene una mandrágora en la garganta o qué?

- ¡Que va! – le replicó Luis – cualquier mandrágora se volvería loca si escuchara uno de sus gritos.

Y lo mejor de todo es que Simon tardó todavía sus buenos cinco minutos en abrir los ojos, sonreír tontamente y recibir a su hermano con “Anda, pero si es Erik”

Claire se quedó atónita, sin saber si echarse a reír o ir hacia el menor de los Belmont y coserlo a hostias, mientras que Luis se llevaba una mano al rostro y murmuró un “no tiene remedio…”

- ¡Ni Erik ni hostias! – le espetó el mayor, que solía irritarse bastante con los lentos despertares de su hermano - ¡Venimos aquí a salvarte el culo y te encontramos sobando!

Sin contestar a eso, Simon se irguió un poco y se estiró, agarrando por detrás de la cabeza su brazo derecho, entonces abrió por completo los ojos y se dio cuenta de la situación.

- Es… espera un momento ¿¡Y el súcubo!? – preguntó mirando de un lado a otro - ¿¡Donde está todo el mundo!? – fijó su mirada en el fondo, contemplando el bosque de Alraunes - ¿¡Y qué cojones ha pasado aquí!?

- Buenos días, Simon… - articuló el español en un suspiro.

Tras los cinco minutos de confusión subsiguientes, el joven Belmont al fin se incorporó, viéndose obligado sin embargo a apoyarse en la pared dada su momentánea debilidad (él mismo admitió sentirse sin energías); mientras desde su lugar contemplaba horrorizado lo que quedaba de la pinacoteca, Erik le explicó punto por punto lo que allí había sucedido, cuando Simon volvió a preguntar por cómo habían derrotado al Súcubo su hermano se dio la vuelta y le señaló a Claire, que hasta ese momento se había mantenido callada y al márgen.

- ¿Y tú eres…? – preguntó el menor, desconfiado aunque no sin cierta curiosidad.

- ¿Yo? Em… - respiró resignada, obligatoriamente tendría que decirle su nombre, era imposible falsearlo estando allí los otros dos cazadores – Soy Claire, Claire Simons.

- ¿Claire Simons? ¿La supuesta asesina?

Luis carraspeó sonoramente, dando una velada muestra de su desaprobación ante ese “supuesta”

La joven asintió y quedó cabizbaja, esperando ser rechazada como el Fernández hizo anteriormente; tal vez por ello se sorprendió al ver al chico tenderle amistosamente la mano.

Atónita, alzó la cabeza, y encontró ante sí a un Simon de gesto débil, pero sonriente e incluso agradecido.

Aquello la hizo sonreír también, y dio un fuerte apretón de manos al muchacho.

Se notaba el lazo que los unía, ambos hermanos eran de corazón generoso y confiado o bien, sencillamente, estaban como dos putas cabras.

- ¿Entonces tú les has ayudado? – preguntó a la joven tras deshacer el apretón - ¡Vaya, es de agradecer!

- Oh no, no he hecho nada – respondió ella, azorada – sólo aparecí…

- ¡Que no ha hecho nada, dice! – intervino el pelirrojo, dándole una palmada en el hombro - ¡Aquí donde la ves nos ha salvado la vida un par de veces! Aunque haya alguno que otro – miró de reojo a Luis, que tenía el ceño fruncido – al que le fastidie.

- Lamento detener la reunión – los interrumpió éste – pero tenemos que hacer algo con el bulbo gigantesco ese antes de que crezca y se líe la de Dios es Cristo por aquí.

- Cierto – coincidió Erik, recuperando la seriedad – será mejor que vayamos.

Con el Fernández delante, Erik echó a andar, seguido por Claire; Simon quiso unírseles, pero apenas había dado diez pasos cuando sus piernas fallaron y cayó al suelo como un peso muerto.

- Mi… mierda – articuló con fastidio mientras su hermano lo ayudaba a levantarse.

- Tal y como yo imaginaba, no podemos contar con él para la batalla – resolvió el español – la idea de Claire era buena, pero…

- ¡Estoy bien! – contestó Simon a esto – Sólo… algo flojo, es todo. Creo que necesito un par de minutos más.

Se esforzó en estabilizarse después de que su hermano le retirara el apoyo de sus hombros, había perdido tanta energía que incluso le costaba mantenerse en pie.

- De todas formas – articuló éste mientras lo miraba, cuidando que no volviera a caerse – has venido desarmado ¿no?

- Co… ¿cómo?

- Tu látigo – insistió – no lo llevas encima.

- ¡Pues claro que no lo llevo encima! – respondió el joven, que ya empezaba a sentirse molesto - ¿¡Quien en su sano juicio se llevaría un jodido látigo a una muestra pictórica!?

- Cuando tienes un mal presentimiento sobre un lugar, lo más normal es ir armado, Simon.

- ¿Qué? ¿¡P-pero cómo…!?

- Llevo casi 17 años viéndote el careto – sonrió – a estas alturas se nota perfectamente cuando algo te da mala espina, y tú desconfiabas de ésta exposición.

El joven se quedó callado, Erik lo había calado de pleno y lo que es más, llevaba más razón que un santo.

- En todo caso, sin tu látigo no tienes ninguna posibilidad – dijo el Fernández desde su posición – será mejor que te quedes al margen hasta que todo haya terminado; corres demasiado peligro.

Aún tambaleante, Simon agachó la cabeza y apretó los puños con todas sus fuerzas.

- No pienso hacer eso… - murmuró.

- ¿Qué dices?

- ¡¡He dicho que no pienso hacer eso!!

- Simon… relájate, anda – sugirió el pelirrojo.

- ¡No me da la gana! ¡Mirad como está todo esto! ¿¡Os podéis hacer una idea de la cantidad de gente que había aquí!? ¡Y no queda ni un alma! ¡Soy el único superviviente! ¿¡Cómo podría encima tumbarme a la bartola mientras vosotros me salváis el pellejo!?

- Simon…

- ¡¡YO PODRÍA HABER HECHO ALGO, MIERDA!!

Los dos compañeros y la joven se quedaron en silencio, el menor de los Belmont temblaba de rabia e impotencia, ocasionalmente se mordía el labio inferior tratando de evitar que éste le temblara.

- Si hubiera sido… si hubiera podido resistir el hechizo del Súcubo… alguien se habría salvado.

- No – lo cortó Claire tajantemente – no habrías podido, ningún hombre puede.

Silencio de nuevo, poco a poco Simon recuperó la estabilidad para beneplácito de todos y finalmente aceptaron que se uniera a ellos en la batalla.

- Sólo debes tener en cuenta una cosa – puntualizó la Simons – sin armas no tienes posibilidad de vencer a una Alraune en cuerpo a cuerpo ¿Tienes algún medio para atacarlas a distancia?

- Claro

- Bien, pues entonces vamos a…

Sin darle tiempo a terminar la alocución, el edificio entero comenzó a temblar inexplicablemente, se miraron todos confusos tratando de no perder el equilibrio cuando se dieron cuenta de que algo extraordinario ocurría a sus espaldas.

- ¡Las Alraunes! – señaló Luis al ver el fenómeno.

Y es que para sorpresa de todos la totalidad de los capullos que quedaban frescos y latentes comenzaron a desecarse y morir a un ritmo y velocidad endiablados. Erik y su compañero sonrieron aliviados y Simon se mostraba confuso. Claire, por su parte, se puso blanca como el papel.

- Demasiado tarde… - articuló con un hilo de voz - ¡Ha despertado!

- ¿¡Despertado!? – la sonrisa del pelirrojo desapareció en un suspiro - ¿¡Te refieres al bulbo!?

- ¿Bulbo? – Claire profirió una carcajada sarcástica - ¡ANTES era un bulbo! ¡Ahora es algo mucho peor!

Al tiempo que los capullos quedaban en simples matojos resecos una gigantesca columna de luz purpúrea surgía del lugar donde se hallaba el mencionado bulbo, dentro del brillo cegador pudieron observar la silueta de un titánico capullo que emergía hasta el nivel en el que ellos se encontraban.

- Algo… ¿¡Algo mucho peor!?

- Si… ¡pero jamás pensé que llegaría a verla en vivo!

- ¿¡De qué diablos se trata!? – la interrogó el Fernández mientras trataba de no cegarse por el brillo.

Repentinamente la luz se esfumó, quedando al descubierto un capullo de rosa de proporciones gigantescas que comenzó a abrirse poco a poco.

- De la Reina Alraune…

Los dos cazadores se quedaron atónitos.

- La…

- ¿La reina?

De repente el capullo se abrió por completo, surgiendo de él una titánica ninfa de similares características a las Alraunes comunes, inmediatamente y de forma sincronizada a su completo emergimiento se encorvó hacia atrás y abrió ampliamente la boca, provocando la reacción inmediata de Claire.

- ¡¡¡TAPAOS LOS OÍDOS!!! – Ordenó.

Sin más dilación la obedecieron cubriendo sus orejas con toda la fuerza posible, en ese momento la Reina se inclinó hacia delante y emitió un colosal grito de timbre sobrenatural y tal potencia que hizo temblar la estructura y resquebrajarse el edificio, reventó los pocos cristales que quedaban sanos e incluso hizo crujir los huesos de los cuatro guerreros, que a su vez fueron movidos de su sitio por la única fuerza de las ondas sonoras, dejándolos exhaustos al terminar.

- Qué… ¿¡Qué cojones era eso!? – preguntó Simon, que terminaba de creerse lo que acababa de suceder.

- Las Reinas puede emitir gritos muchísimo más potentes que los de las mandrágoras ¡Y con las mismas propiedades! – explicó con urgencia - ¡Tenemos que acabar con ella cuanto antes!

Apenas había terminado cuando sintió dos estelas pasar a su lado y, al momento, a Simon rodando por el suelo, cuando todos se quisieron dar cuenta dos apéndices, exactamente iguales a los que antes habían arraigado en el corazón del muchacho lo perseguían ahora de nuevo, afortunadamente y pese a su falta de fuerzas sus reflejos aún estaban intactos, y los sujetó con ambas manos mientras se revolvía tratando de no ser atrapado de nuevo, el alivio vino cuando la flamígera Salamander dio buena cuenta de ellos de un tajazo.

Erik se disponía a preguntarle a su hermano si estaba bien cuando de repente se vio atrapado por un entramado de gruesas raíces que lo atraparon con fuerza, en ese momento se dieron cuenta de que el monstruo había alargado una de sus manos y su dedo índice se había dividido en aquello, Claire y Luis se lanzaron a ayudarlo a la vez cuando se vieron rodeados por un ejército de pequeñas Unes que su enemiga había invocado.

- ¡Eh, Luis! ¿¡Tenemos que seguir ahorrando fuerzas o podemos soltarnos ya!? – solicitó el pelirrojo mientras aún forcejeaba contra la cárcel vegetal.

- ¡Tú no te cortes! – concedió el español mientras se libraba del cerco con una botella de agua bendita – ¡Era para esto para lo que nos estábamos reservando!

Con vía libre al fin, el Belmont liberó su aura llameante en todo su brillante esplendor mientras Simon aprovechaba el puente dejado por las raíces para tratar de correr hasta el brazo y así tratar de atacar de alguna manera, pero inmediatamente la gigantesca Alraune giró la cabeza y, tras mirarlo, lo atacó con su pelambrera que resultó estar compuesta no por otra cosa si no por tallos cuyos extremos estaban afilados como picas de lanza, el chico logró esquivarlos por los pelos, pero a la vez logró que la criatura se hiriera en su propio brazo.

Más abajo su hermano mayor bregaba con el otro brazo mientras Claire y Luis cooperaban para tratar de alcanzar las raíces, siendo rechazados una y otra vez por tremendos bosques de zarzas que emergían del suelo no físicamente, si no como invocaciones, lo cual los hacía más difíciles de prever y, por tanto, de evitar; finalmente retrocedieron, concluyendo que aquella zona era, al menos por ahora, inexpugnable. Simon también abandonó momentáneamente su empeño tras perder el equilibrio y marcarse un panzazo contra el suelo en caída libre; Erik por su parte logró anular otro dedo cercenándolo con su arma, pero bastó un manotazo de aquella colosal mano para enviarlo a volar y, de remate, hacerlo caer en un zarzal que la Reina invocó justo para ese propósito.

Trataron de volver a sus empeños cuando el sucesivo surgimiento de tallos espinosos los reunió y encarceló a los cuatro en un solo punto; completamente encerrados y sin visibilidad alguna quedaron extrañados cuando sintieron algo parecido al zumbar de miles de insectos a su alrededor; movido por la curiosidad y el ansia de volver al combate el Fernández separó dos de los apéndices hiriendo sus manos en el proceso, sólo para encontrarse todo un enjambre de avispas asesinas, las mismas que los atacaron de camino a su encuentro con el súcubo, saliendo de la boca abierta de la Reina Alraune.

- ¡¡¡COÑO!!!

- ¡Dejádmelas a mí! – exclamó el pelirrojo, colocándose frente a todos - ¡yo me encargo!

- ¿¡Estás loco!? – trató de detenerlo Claire - ¡Te comerán vivo!

Pero no le hizo el más mínimo caso, simplemente se posicionó y esperó a que ocurriera lo que sabía que iba a ocurrir, que no era otra cosa que la retirada de los tallos justo a tiempo para que el enjambre les atacara sin darles tiempo a reaccionar.

Pero reaccionaron, vaya que sí.

Instintivamente, Simon convocó una Cross Barrier al tiempo que Erik, con la boca de Dragón la formada, lanzaba un poderoso Dragon Breath que convirtió en carbonilla a todos los insectos, aquello dejó al monstruo con los ojos y la boca abiertos de par en par, y el menor de los Belmont encontró hueco para probar una cosita.

Como una centella pasó por entre los otros tres y generó dos cruces en ambas manos que, al lanzarlas, parecían girar más rápido de lo normal y brillaban con una intensísima luz blanca; apenas unos segundos después impactaban en los ojos de la criatura, emitiendo en ese momento un fogonazo que hizo que se llevara las manos a ellos para tapárselos, mientras gritaba de dolor e ira.

Pero ahí no iba a quedar la cosa, Simon les había dado una oportunidad de oro y no pensaban desaprovecharla, de modo que instantáneamente Erik y Luis se lanzaron a realizar un ataque conjunto, con Claire justo detrás uniéndose como soporte, y si bien no lograron alcanzar las raíces debido a las zarzas que, una vez más, surgieron de la nada, sí que lograron, gracias al apoyo de la espalda del Fernández, llegar de un salto hasta los pétalos y hundir sus espadas, la No Name y la Salamander, en el vientre de la Reina.

La respuesta de ésta fue inmediata, tratando de atacarles y expulsándolos aún ciega. Viendo que la enloquecida criatura era demasiado peligrosa en aquel momento retrocedieron hasta la posición de Simon, momento en que el español aprovechó para preguntarle acerca de su ataque.

- ¿Cómo demonios has hecho eso?

- ¡Oh! – contestó él como si nada – La idea me la diste tú, simplemente improvisé.

- ¡No hablo de eso! – replicó – quiero decir… has tenido una buena idea, pero… ¿¡Dos!? ¿¡Eres capaz de lanzar dos cruces a la vez!?

- Pues claro – confesó el muchacho como si se tratara de una obviedad - ¿Es que tú no puedes también?

- Oh, sí, yo lo logré… después de cinco años trabajando mi energía espiritual ¿¡Cómo carajo eres tú capaz de…!?

- ¡Tíos, parad ya y al tajo! – los interrumpió el otro Belmont - ¡Que ahí viene otra vez!

Se dispersaron para esquivar un violento ataque tratando de aplastarlos con una mano, en ese momento los cinco dedos cambiaron de forma y se transformaron en raíces que se extendieron tratando de atrapar a los cuatro cazadores, pero astutamente Luis había previsto esta posibilidad y se colocó en la parte anterior del antebrazo, clavando su Yasutsuna donde se suponía que debían estar los tendones y tirando del arma hacia fuera provocándole así un serio corte que dejó la extremidad colgando de un mísero trozo de carne – o lo que quiera que fuera -, a lo que la Alraune contraatacó tratando de alcanzarlo con el otro, que Claire congeló con un poderoso chorro de aire helado, haciéndose añicos al golpear contra el suelo.

La batalla iba bien, entre los cuatro eran capaces de manejarla pero, sin embargo, estaban agotados, ahora con la Reina sin brazos y chillando de dolor tenían al menos la oportunidad de tomarse un leve respiro, y Erik cayó sobre sus rodillas, jadeando. En ese momento se dio cuenta de algo: El suelo estaba cubierto de sangre.

- Bueno… al menos ahora es un poco inofensiva – celebraba Luis con un suspiro.

- Sí, bueno, si no contamos las avispas, las zarzas, los tallos o los gritos de mandrágora sí, podemos decir que es inofensiva – respondió la Simons.

- He dicho UN POCO.

- No creo que la cosa cambie mucho – intervino el pelirrojo.

Los otros tres lo miraron.

- Fijaos en el suelo – indicó – Sangre.

En efecto, no era mucha pero estaba lo suficientemente inundado como para cubrirles más o menos a la altura de la mitad de los pies.

- Joder, esto es malo – opinó Simon entre dientes.

- Lo es – corroboró la joven – Parece ser que se reabastece… si las crónicas de mis antepasadas son ciertas, con esto podría regenerar cualquier miembro perdido.

- ¿Qué…? – Luis palideció - ¡MIERDA! – repentinamente sujetó su katana con fuerza y se dispuso a echar a correr hacia la criatura - ¡Entonces tenemos que acabar con ella ahora!

- ¡Espera!

La llamada de Erik lo retuvo.

- ¿¡Qué pasa!? – preguntó apresurado.

- No hay necesidad de lanzarse a un combate a la desesperada. Tengo un plan, pero necesitaré la ayuda de los tres – rápidamente dirigió su vista a Claire – Dime… ¿Hasta donde dominas el hielo? ¿Puedes congelar selectivamente?

- Con un poco de concentración, sí – respondió ella con seguridad.

- Bien… Simon, el lanzamiento de tus cruces ha sido muy bueno antes ¿Crees que podrás volver a hacer algo así, pero con la potencia suficiente para detener un ataque de ese bicho?

- ¡Claro!

El pelirrojo sonrió.

- Y Luis… la parte más importante te la dejo a ti: Necesito barreras.

- ¿Barreras? – preguntó éste, confuso.

- Sí… necesito una que me proteja de cualquier ataque y también que os proteja a vosotros tres… no quiero que nadie salga herido por mi culpa.

- Por… ¿tu culpa? – la joven británica se mostró sorprendida ante esto - ¿Qué te propones?

El Belmont miró su mano derecha, en la cual comenzaba a acumular energía calorífica, por su parte la mirada de Luis se teñía de preocupación ¿Iba a hacer su compañero lo que él pensaba?

- ¿Que qué me propongo? – cerró el puño con fuerza – Voy a desencadenar el infierno.

El español abrió la boca, por su expresión aparentemente para protestar, pero calló en seguida, sabía que la respuesta sería “¿Tienes algún plan mejor?”

Esperó uno segundos antes de levantarse y mirar a la Reina Alraune, que aún gritaba de dolor.

- Bien… todo debe llevarse a cabo en menos de tres minutos ¿Estáis todos listos? – volvió a mirar a la joven – Claire, es VITAL que, como poco, congeles la sangre, de lo contrario todo será en vano.

- Lo sé – se limitó a responder ella.

Luis terminó inmediatamente de invocar una barrera electromagnética con forma de esfera que rodeó al pelirrojo.

- Todo listo, empecemos ya.

Los cuatro asintieron, y el Belmont echó a correr en dirección al monstruo. Nadie más habló, nadie más se movió.

- ¡¡¡COCYTOS!!!

Al grito del conjuro de Claire, los hermanos Belmont y Luis dieron un salto para evitar quedar atrapados en la sangre, que se congeló junto con el resto del Hall, en ese momento la Reina dejó de quejarse y clavó sus ojos en el pelirrojo, al cual atacó con sus cabellos, recibiendo como réplica no dos, si no cuatro cruces imbuidas con la energía de una Cross Barrier, que contra todo pronóstico las hizo afiladas como cuchillas y cercenó los tallos de los que se componían sus mechones. Por su parte el Fernández observaba a Erik, adivinando que estaba formulando un Aria, la única que conocía, y a la vez concentrando toda la energía posible en las piernas.

- ¡Maldito idiota! – masculló – para un hechizo que logras aprender en toda tu puta vida y ni en tus mejores momentos tienes poder mágico suficiente para ejecutarlo bien.

Claire lo miró con curiosidad, mientras Erik lograba marcarse, con todas sus energías, un salto que le permitió llegar a la altura de la cabeza de la Reina.

- ¡¡¡AHORA!!!

Luis alzó tres barreras, una para cada uno de ellos, pero no electromagnéticas si no mágicas, y de la mayor resistencia que era capaz de invocar.

Arriba, el Belmont unía sus manos al tiempo que un enorme círculo de invocación se abría a sus espaldas. El conjuro había sido completado.

- ¡¡¡SÉPTIMO CÍRCULO DEL HADES!! ¡¡¡CASTIGO A LOS VIOLENTOS CONTRA LA NATURALEZA!!! ¡¡¡ INFIERNO ARDIENTE!!!

Aunque la velocidad de ejecución fue tremenda, ellos tres parecieron verlo a cámara lenta: Primero una intensa lluvia de gotas de fuego inundó el lugar, después una llamarada y por último una inmensa explosión, que volatilizó todo lo que allí había y carbonizó a la mismísima Reina Alraune con un fortísimo olor a azufre.

Una vez disipado el fuego pudieron ver lo que quedaba del lugar, que no era otra cosa que paredes calcinadas, carbonilla por todas partes y Erik, arrodillado y jadeando, completamente vacío de fuerzas.

Su hermano y su colega corrieron hacia él, seguidos de Claire, que tardó unos segundos en reaccionar.

¿Erik también era capaz de desencadenar los poderes del infierno?

Olvidó rápidamente esta cuestión cuando al fin estaban todos juntos y celebraban la victoria, se alejaron del socavón para evitar caer por sus deteriorados bordes y encaminaron hacia la salida. Luis quedó detrás por un momento, y segundos después los hermanos Belmont se dieron la vuelta, asustados por el violento choque de dos espadas. Al encontrar el origen del sonido no podían creerlo.

- ¡¡¡LUIS!!!

Para sorpresa de todos, Luis había desenvainado su Yasutsuna y atacado a Claire, que a duras penas logró detener el golpe con su No Name.

- ¡Me cago en la puta, Luis! – exclamó el pelirrojo, separándose de su hermano - ¿¡Se puede saber qué mierda estás haciendo!?

- Es obvio ¿no? – respondió él – Tienes una misión que cumplir ¿recuerdas? Y estás demasiado agotado para hacerlo, así que yo me encargo.

- Te… ¿¡Te has vuelto loco!? ¡Nos ha ayudado en esta batalla! ¡¡NOS HA SALVADO LA VIDA!!

Claire extendió su mano abierta hacia él, pidiéndole así que parase.

- Tranquilo, Erik – le dijo, con una triste sonrisa – Ya me esperaba esto, además, es tu misión ¿no es así? Tarde o temprano esto debía suceder.

El pelirrojo apretó puño y dientes, no podía creer lo que estaba pasando.

- ¡Bien dicho! – aprobó el español no sin cierto cinismo – y ahora tienes dos opciones ¡Venir con nosotros por propia voluntad, o por la fuerza!

Inmediatamente tras estas palabras se lanzó de nuevo al ataque, la joven se preparó para recibirlo, pero no fue con su espada con la que se encontró el envite del Fernández.

Erik se había interpuesto y rechazado el ataque con su Salamander.

- E… ¿Erik? – articuló Claire con un hilo de voz, sorprendida ante la intervención del Belmont.

- Joder, Erik ¡Aparta! ¡No es momento para jueguecitos!

Pero no se apartó, en lugar de ello lo rechazó con un empujón tan fuerte como sus escasas energías restantes le permitían.

- P-Pero… ¿¡Qué diablos se puede saber que haces!?

- Lo siento, Luis – respondió él mientras afianzaba su pose de defensa – pero no pienso dejar que la captures ¡Aunque tenga que enfrentarme a ti!

-------------------------------------------------

¡Por fin! ¡Me duele todo el cuerpo y parte del extranjero pero al fin lo he terminado! Estoy muy contento con todo el capítulo, aunque tal vez en lo que queda de semana enriquezca un poco el final, que me parece algo parco no en hechos, pero sí en narrativa (el cansancio acaba notándose ^^U)

Me ha costado terminarlo ¡pero aquí está! Disfrutadlo, por favor ^^

Publicado: 08:32 09/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki :
Hoy es Miercoles 9 de Septiembre, un día más para el común de los mortales, y para mí también lo sería de no ser porque... es mi cumpleaños.

En efecto, hoy cumplo la friolera de 25 de años, lo que significa que llevo ya un cuarto de siglo dando por saco en este mundo, la cuarta parte de la esperanza de vida humana estándard.

Cuando llega este día desde hace unos años siempre tengo el mismo ritual que consiste en despertar abusivamente temprano y, cual gobierno al que se le acaba la legislatura, hacer recordatorio y balance de lo que ha sucedido a lo largo de todo el año desde mi último cumpleaños ¿Mi conclusión esta vez? Ha sido un año PESIMO.

Nunca he sufrido tal cantidad de altibajos emocionales, la sucesión de peleas con la mujer a la que amo, culminantes en el odio hacia mí por su parte, me han dejado exhausto; a eso sumadle el vaivén económico de toda mi familia y el haber fracasado en mi trabajo como agente seguros - por no mencionar mi siguiente trabajo que al final se destapó, literalmente, como una estafa que casi me cuesta 500 € - y teneis a un Osaka al que apenas le quedan ganas de nada.

Aunque bueno, no todo iba a ser malo, Vandal me ha enseñado que la gente también puede ser generosa y desinteresada, y también he aprendido lecciones muy duras que, todo sea dicho, desearía no haber conocido jamás, pero que me ayudarán de aquí en adelante.

En fin... supongo que así es como se presenta la vida, ahora la cosa es tomárselo con filosofía y demostrar que he aprendido de mis errores y experiencias. No ha sido un año agradable pero ¡ey! he vivido para ver otro día, y eso es a fin de cuentas lo que importa, aún tengo sueños por cumplir ^_^

En fin, que buenos días a todos y feliz cumpleaños a los que, como yo, nacieron el 9 de Septiembre del año que sea.

Ahora os dejo con una cancioncilla que suena en mi Media Player y que va como anillo al dedo a mi sentir actual.



Pudes sentir la vida moviendose a través de tu mente?
Oh! parece que viene a por más
Puedes sentir el tiempo deslizándose por tu espalda?
Oh! Intentas ignorarlo una y otra vez

Te cuesta tragarte tus miedos y tu dolor
Cuando no puedes hacer otra cosa que continuar
¡Te devuelve al punto de partida!

¡Vive y Aprende!
Agarrándose al filo del mañana
¡Vive y Aprende!
Por las acciones del ayer
¡Vive y Aprende!
Si suplicas o pides
¡Vive y Aprende!
Puede que nunca encuentres tu camino

Publicado: 21:55 08/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Llevo más o menos 4 horas escribiendo como un poseso (bueno va, 3 horas y media) tratando de acabar por fin el Episodio 81 que se me está resistiendo de un modo atroz. Me queda poco para conseguirlo, pero se me agotan el tiempo y las energías (aunque de inspiración voy sobrado xd)

Supongo que la cosa ya no pasa de mañana, pasado lo más tardar, pero por ahora me retiro que tengo tal dolor de cabeza que creo que puedo sentir la sangre palpitar en mis sienes y todo ^^U

Ah, y para que esta entrada no quede estúpidamente vacía, estoy ahora con el Metroid Zero Mission de mi hermana y el muy puto me engancha como no logró engancharme el Metroid de NES, antes de ponerme a escribir me fulminé a Kraid a misilazos =D

Sep, tengo mono de Metroid (especialmente desde que salió el Trilogy), eso y que Samus es y siempre será la hostia en bicicleta.


Publicado: 17:58 04/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Paja mental nº1: Nintendo prometió 1:1 con el mando de la Wii

Dura realidad nº1: Nintendo lanza Wii Motion +, accesorio gracias al cual los juegos gozan por fin de VERDADERO 1:1

Reacción estandard nº1: Nintendo timadora, mala y mentirosa.

---------------------

Paja mental nº 2: Xbox360 y PS3 ofrecen juegos con una resolución de 720p/1080p

Dura realidad nº2: Los juegos a 1080p sufren siempre por algún lado a esta resolución (en la mayoría de casos desciende su framerate), los juegos subHD proliferan a cambio de ofrecer experiencias gráficas y técnicas a la altura. Microsoft reduce la resolución mínima exigida a las Thirs reconociendo así veladamente este problema.

Reacción estandard: La resolución (de repente) no es importante, no se nota si los juegos están a menos de 720p, es sólo una generación de transición.

Publicado: 22:15 01/09/2009 · Etiquetas: · Categorías:


¿Por qué el 90% de AMVs decentes que encuentro se joden porque el autor no utiliza RAWs?

Cagontó =/

Publicado: 13:26 01/09/2009 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
Acojonante la que le están liando a pablo perez doncel por haber metido la Saturn y la Dreamcast en su artículo sobre consolas fallidas, ignorante es lo más bonito que le han llamado.

Por cierto pablo, articulazo

Prelude of Twilight

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