Prelude of Twilight

Publicado: 01:46 26/09/2010 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Rebels with a cause

Antes de llegar a darse cuenta, Erik se encontró sentado en la cama de la habitación que los monjes le habían preparado, con el códice en ya en su poder y las heridas, supuestamente infringidas por los muertos vivientes, desaparecidas como por arte de magia.

- ¿Qué me dice Sr. Belmont? ¿Es el códice que usted buscaba? – preguntó la voz del Abad frente a él.

El pelirrojo, que hasta el momento de oírlo había estado mirando al techo, arqueado hacia atrás y apoyado en la cama con ambas manos, se enderezó y hojeó el libro con atención, encontrando caracteres y detalles que le confirmaron que, en efecto, había cumplido con su tarea.

- Sí – respondió con una sonrisa, alzando la vista para cruzar sus ojos con los de Maréchal – es el códice.

Abelard sonrió con satisfacción, permaneciendo de pie frente al pelirrojo, del que no apartaba la mirada.

- Me alegra que finalmente hallara el camino al cielo, Sr. Belmont – comentó – pese a que Adela Fernández no pudiera ayudarle.

Este comentario sacó de su ensimismamiento a muchacho, que alzó la vista y trató de levantarse en una tentativa frustrada por el cansancio que aún azotaba su cuerpo.

- A… ¿¡Adela!? – preguntó, visiblemente sorprendido - ¿¡Cómo sabe que me puse en contacto con ella!?

El Abad se sentó junto a él en el camastro y le dio un par de palmadas amistosas en el hombro.

- Como ya le dije, Sr. Belmont – respondió sin problemas – recibimos muchísima información de usted junto a su denuncia, y de todo lo que me enviaron deduje que, de no lograrlo, trataría de ponerse en contacto con alguien para pedirle consejo, supuse que recurría a su madrastra y, sencillamente – se encogió de hombros – me adelanté.

- Jodeeeeeer – resopló el Belmont - ¡Eso no es justo!

- Oh, no Sr. Belmont, lo que no es justo es que salga usted del infierno gracias a los méritos de terceros – replicó rápidamente el Abad.

Erik guardó silencio, mal que le pesara el monje estaba en lo cierto, especialmente porque en más de una ocasión se había mencionado lo personal del asunto; era más que evidente que aquello era únicamente cosa suya.

- Y dígame… - prosiguió Maréchal - ¿Ha comprendido usted la prueba?

El joven le devolvió una mirada confusa.

- ¡Vamos! No me irá a decir que encontró el camino al cielo sin saberlo siquiera – insistió.

Erik llevó su mano libre a la barbilla y pensó durante unos segundos, después alzó la vista al techo y respondió en un tono sereno, divagante.

- No es que me haya parado a pensar en ello – reconoció – pero la prueba en sí… solamente se abrió la puerta cuando me sacrifiqué sin luchar, pero sin abandonar mi objetivo.

La sonrisa de Abelard, que seguía sin abandonar su rostro, pasó ahora de satisfecha a condescendiente.

- En cierto modo es correcto, pero está terriblemente incompleto – juzgó - ¿Recuerda la conversación que tuvimos anoche tras su fracaso?

- Sí, creo que sí – el muchacho hizo memoria, buscando algo que relacionar directamente con la prueba – dijo que mi violencia me había colocado a las puertas del infierno…

- …y que incluso llegó a dejarse poseer por aquel frenesí demoníaco – completó Abelard – Su forma de afrontar hoy la escalada al cielo no ha sido incorrecta pero ¿acaso no le pregunté por algo más?

- Sí – confirmó el Belmont enseguida – Me preguntó por qué necesitaba destruir.

Nuevo cambio en la sonrisa de Maréchal, ahora asintió con la cabeza y se levantó de la cama tras dar una palmada al muslo del joven.

- Malinterpretó usted mis palabras, Sr. Belmont – le espetó mientras se apoyaba en la pared frente a él – De alguna forma llegó a la conclusión de que sólo podría alcanzar el cielo mediante la resistencia pasiva, es un método noble – se apresuró a añadir – y sin duda le ha valido el triunfo… pero tampoco debió haber olvidado lo que es usted: Un cazador de vampiros.

- ¡Pero se supone que no debía dest…! – intervino mientras empezaba a levantarse del camastro.

Abelard alzó la mano en señal de alto, deteniendo su protesta en seco.

- Ahora, Sr. Belmont, acaba de dar un pasito de vuelta al infierno.

- Co… ¿Cómo? – preguntó Erik sin terminar de comprender.

- La prueba, Sr. Belmont, era en su caso una simple cuestión de actitud – explicó – Ayer, cuando llegó a la sala, se sintió desafiado por mi desconfianza, cegado por las prisas para obtener el códice y supongo que ofuscado por la sorpresa de verse obligado a librar batalla en los sótanos de un templo consagrado a Dios, todo eso se concentró y lo convirtió en la antítesis de lo que debe ser como hombre, persona y guerrero, su mente terminó bloqueándose y dio paso a la bestia, al mal que habita en su corazón y lo convirtió en un demonio asesino sin apenas consciencia de sí mismo.

- ¿Y hoy? – preguntó el joven, curioso.

- Hoy bajó a la sala con un objetivo en mente: el códice – contestó - Nada más le preocupó desde que puso los pies fuera de esta habitación (en efecto, le seguí) hasta el punto de que se negó a combatir concentrándose únicamente en el portón de piedra que ayer había olvidado a la media hora, su humanidad estaba por encima de todo Sr. Belmont. Ese es su camino al cielo: La paciencia.

Con la boca medio abierta, el muchacho volvió a su lugar en la cama, asintió y después sonrió ampliamente.

- ¿Y esa sonrisa, Sr. Belmont? – preguntó el Abad con sana curiosidad.

- Honestamente, no lo sé – reconoció Erik – sencillamente me siento… bien.

Maréchal sonrió también, aunque de un modo mucho más sosegado, centrando su mirada en el rostro del Belmont en el que, pese a que no le dijo nada, sentía cierto resquicio de paz.

- Maréchal… - articuló el pelirrojo tras unos minutos de silencio.

- ¿Sí?

- ¿Podría hacerle una pregunta? – solicitó despreocupadamente.

- Justo yo iba a pedirle lo mismo, joven – respondió el monje.

El chico alzó una ceja con extrañeza, perdiendo su sonrisa por un momento.

- Dispare – concedió – dudo mucho que el orden de los factores altere el resultado en esta cuestión.

El Abad asintió con satisfacción, pero en lugar de hablar lo primero que hizo fue ir a por la silla del escritorio y sentarse en ella parsimoniosamente, quedando casi frente a frente con el pelirrojo.

- Dígame, Sr. Belmont – formuló finalmente - ¿Por qué su rebelión contra la iglesia?

De nuevo alzamiento de ceja, acompañado esta vez por una sonrisa de resignación al tiempo que se acomodaba en su camastro, pegando la espalda a la pared.

- Usted recibió mi vida y milagros ¿me equivoco? Seguro que ya tiene una idea de cuáles son mis motivos.

Abelard sonrió. Esperaba esa respuesta.

- Puedo tener una idea, como la tienen mis hermanos aquí en la abadía, los Obispos y el mismísimo Vaticano – reconoció – pero puedo estar equivocado.

- ¿Y cuál es la idea que tiene usted, Maréchal?

- Hmmmm – el Abad pareció dudar – por un tiempo pensé que era la venganza – admitió – pero no le he visto atacar a mis hermanos, ni dañar el lugar ni sentir deseos de golpearme, no al menos – se apresuró a añadir – conscientemente.

- ¿Y qué piensa ahora? – lo apremió el joven.

- Pienso que, si bien sí hay algún deseo de venganza en usted, no es ni de lejos un hombre tan simplón como para cerrar sus miras sólo a eso. Hay algo más ¿cierto? – inquirió.

El cariz de la sonrisa del pelirrojo cambió, parecía satisfecho con la respuesta de Maréchal y, cuando habló, lo hizo de muy buen grado.

- No estoy de acuerdo con la forma de hacer las cosas de la Iglesia – respondió finalmente – Para justificar esto podría remontarme a las cruzadas, la conquista de América y mil cosas más pero… es del presente de lo que hablamos – su sonrisa desapareció, frunciendo el ceño ligeramente y adoptando una expresión entre seria y severa – Y en el presente son asquerosamente invasivos, se empeñan en controlar la hermandad de la luz pese a que hace siglos que no es otro de sus brazos armados, creen estar por encima de todo y que su justicia es LA justicia, incluso se creen en el derecho de atormentar a inocentes – su rostro adoptó una notable expresión de asco - ¡me ponen enfermo!

- ¿Tiene algo que ver el caso Claire Simons son su rebelión? – añadió el Abad.

- Claire… - expulsó aire bruscamente por la nariz – lo que le están haciendo a ella ha sido la gota que ha colmado el vaso.

- Ya veo…

Olvidando su momentáneo enojo, Erik cayó en que Abelard no había dejado de sonreír ni un solo instante, y de que tanto en su mirada como en el tono de su voz habían cierta, por decirla de alguna manera, complicidad.

- Mi duda está resuelta, Sr. Belmont, si quiere puede usted plantearme la suya – concedió.

Erik pegó un respingo, casi había olvidado que quería formularle una pregunta, pero no quería marcharse sin satisfacer su curiosidad.

- Seré breve – articuló finalmente - ¿Es usted un cazador?

Maréchal pareció quedar descolocado por la pregunta, perdió su sonrisa y miró al Belmont sorprendido, tras unos segundos de confusión sacudió levemente la cabeza y le respondió, tratando de recuperar la sonrisa.

- Me parece que se equivoca usted, soy monje como ya ha podido comprobar.

- No me refiero a si se dedica a la caza de vampiros – contestó el muchacho – me refiero a si es de los míos, ya sabe: capacidades por encima de la media, control de aura… Cazadores.

- Oh, así que – articuló el monje, más para sí mismo que para su interlocutor – se les llama así… Dígame ¿Por qué cree que puedo serlo? – volvió a dirigirse a Erik, retomando con ello el hilo de la conversación.

- Usted mismo me hizo pensarlo

- ¿Cuándo?

- Anoche.

Ante la mirada interrogativa del Abad, Erik se vio obligado a aclarar.

- Cuando me enfrenté a la prueba ayer y perdí… bueno, lo tengo muy difuso en la mente, pero creo recordar que, cuando apareció, me dijo algo y se ofreció para que le golpeara – explicó – Recuerdo haber puesto todo mi ser en ese puñetazo y lo único que recuerdo tras lanzarlo es un fogonazo blanco y a usted, tan fresco, como si ni siquiera lo hubiera rozado – dejó de hablar, cruzó las piernas sobre la cama y apoyó las manos sobre las rodillas flexionadas – Sólo unos pocos podrían salir ilesos de un golpe así, y ninguno de ellos es humano.

- Ya veo… - suspiró el monje.

- Es evidente que ha sido entrenado – sentenció Erik – de lo contrario no hubiera sido capaz de algo así – guardó silencio por unos momentos, escrutando el rostro de Abelard, buscando alguna variación en su gesto – Usted no siempre fue monje ¿me equivoco?

Con las manos apoyadas en los muslos, el Abad se mostró sorprendido para, después, dibujar en su rostro una amplia sonrisa divertida que después adquirió un tinte de sinceridad.

- ¡Dedujiste todo eso sólo con un difuso recuerdo! – exclamó – he de admitirlo: Me ha impresionado.

- ¿Lo fue o no, Maréchal? – insistió el joven.

Abelard volvió lentamente a una expresión de seriedad, parecía dudar, hasta que de repente se levantó, comprobó que no había nadie en el pasillo y las habitaciones colindantes y regresó a su lugar, cerrando la puerta.

- Lo que le voy a mostrar, Sr. Belmont, es algo que nadie en esta Abadía conoce – articuló, recuperando la serenidad.

- Mis labios están sellados – respondió Erik.

Lenta y casi ceremoniosamente, el Abad se arremangó la manga derecha de su hábito marrón, mostrando un brazal negruzco que cubría su peludo antebrazo; un vistazo algo más detallado permitió al muchacho comprobar que no era si no plata ennegrecida por el paso de los años y la falta de bruñido.

Mientras el Belmont estudiaba lo que veía con suma atención, Maréchal seguía moviéndose, había dado la vuelta a su antebrazo mostrando tres correas fuertemente apretadas que mantenían cerrada la protección, las aflojó y retiró la pieza de plata con cuidado, volteando su brazo de nuevo y mostrando a Erik algo que le hizo abrir los ojos y la boca de par en par: Un tatuaje.

Se trataba de una rosa blanca, colorida y lustrosa, que ocupaba todo el largo del antebrazo del Abad; de ella emergían, en la base de su tallo, una serie de raíces que desembocaban en al menos una decena de tallos espinosos, tan realistas que parecían a punto de clavarse en su carne y de colores tan vívidos que daban la sensación de alimentarse de él, dichos tallos se arremolinaban y rodeaban la extremidad formando un entramado parecido a una red.

Erik conocía ese símbolo, lo había visto en el brazo de otras personas aunque no con aquella configuración. Esa versión en concreto sólo podía encontrarse tatuada en el brazo de un único hombre en todo el mundo: El máximo brazo ejecutor de la iglesia, el más poderoso entre todos sus cuerpos militares, de los que hasta hace no mucho la Hermandad formó parte.

- Usted es… - alcanzó a articular Erik en su sorpresa - …el… ¿¡Líder de los Rosablanca!?

Abelard asintió lentamente.

- No has tardado mucho en reaccionar – comentó sin dejar de sonreír – y me alegra no tener que explicarte esto… - recogió el brazal y comenzó a ponérselo de nuevo mientras seguía hablando – en efecto, soy, o al menos fui, el líder de los Rosablanca.

- Pero… - Erik se mostraba aturdido, sentía como si le hubieran pegado una patada en pleno plexo solar - ¿usted? Un hombre como usted… ¿Líder de los Rosablanca?

El monje dejó por un segundo de ajustar las correas para mirar directamente a los ojos a su interlocutor.

- Un… ¿hombre como yo? – preguntó.

- ¡Claro! ¿¡Se ha visto!? – replicó el joven, casi como si tratara de convencerle de que la mera idea era una locura - ¡Es un hombre pacífico! ¡bueno! Sólo con mirarlo a los ojos se ve ¡No tiene nada que ver con los Rosablanca!

Abelard se sorprendió, no imaginaba que el Belmont lo tuviera en tan alta estima.

- Y sin embargo – prosiguió el Abad, volviendo a lo suyo – Tengo mucho que ver, o al menos lo tuve – terminó y devolvió su mirada a Erik, una mirada en la que había ahora cierto matiz de tristeza – Fui su líder al menos durante dos décadas, todo por… “ser un siervo de Dios” – terminó con cierto desdén, sentimiento que era la primera vez que mostraba frente al joven.

- ¿Por ser un… siervo de Dios? – preguntó el Belmont, ahora más confuso si cabe.

El Abad asintió, y ante la curiosidad del muchacho aceptó, aparentemente con gusto, a contarle su historia.

Le explicó que había nacido allí, en aquel mismo pueblo, en el seno de una familia cualquiera, y que entrada su niñez y camino de la pubertad se apercibió de que había algo en él que no era normal, tenía ciertas… “capacidades” que ninguna otra persona de su entorno, niño o adulto, poseía, por lo que tras un tiempo decidió acudir a uno de los monjes de la Abadía, acabó auditándose con el Abad y de la noche a la mañana  se encontraba en el Vaticano, asistiendo a unas extrañas clases y siendo adiestrado en el arte del combate, todo ello “en nombre del Señor”

- Espere, espere – lo interrumpió Erik, atónito - ¿Me está diciendo que prácticamente a la fuerza se lo llevaron y comenzaron a entrenarlo?

- Exacto – confirmó él – no hace falta que te explique cómo son, por supuesto. El caso es que antes de alcanzar la mayoría de edad ya me encontraba en el cuerpo de los Rosablanca, mi deber allí era luchar y yo… - suspiró – odiaba, y odio, la violencia.

El Belmont sujetó sus pies uno contra otro y se apoyó contra la pared, mientras sus ojos y sus oídos se centraban en su interlocutor.

- Me vendieron el cuerpo Rosablanca como “la mejor forma de servir a nuestro Señor” – prosiguió – pero al final lo único que hacíamos era enfrentarnos a todo aquel que molestara a las altas esferas – frunció los labios – recuerdo el primer intento de rebelión de la Hermandad de la Luz, yo lo aplasté enfrentándome a tu abuelo, un Marcus Belmont no mucho mayor que tú.

- ¿Usted se… enfrentó a mi abuelo?

Abelard asintió.

- Aquella batalla fue la gota que colmó el vaso – sonrió nostálgicamente – digamos que el espíritu libre de aquel muchacho cansado de hacer el trabajo sucio de la Iglesia fue lo que me inspiró… tras aquel combate empezó mi rebelión.

Erik lo interrogó con la mirada, con creciente interés ¿Qué tipo de rebelión habría llevado a cabo el Abad?

Éste, que pareció casi leer la pregunta en los curiosos ojos del muchacho, prosiguió.

- Decidí ser pasivo y silencioso – explicó - sencillamente dejé de luchar y desarrollé un estilo de combate orientado completamente a la defensa – esta vez, su sonrisa se tornó orgullosa – fue eso lo que detuvo tu puñetazo anoche. El resto de la historia… - alzó la vista al techo por un instante y después la devolvió a su interlocutor – es fácil de contar, cuando se dieron cuenta de mi estrategia trataron de que la abandonara, introduciendo incluso agentes que se hicieron pasar por Rosablancas para organizar y perpetrar pequeñas rebeliones que me obligaran a combatir… todo en vano, por supuesto, por lo que al final decidí exiliarme y acabé aquí, de vuelta a mi lugar de origen y enclaustrado en una abadía.

Aunque Maréchal había terminado su historia como si fuera algo insignificante, se encontró con que al Belmont se le había iluminado el rostro, no alcanzaba a comprender por qué, pero por el lado de Erik, estaba maravillado ante el hecho de haber encontrado a alguien que parecía ser… su igual.

Alguien descontento con la iglesia, cuyas órdenes había acatado durante años y de las que se había hartado, siendo obligado a llevar a cabo actos que le asqueaban – en su caso, las injusticias y persecuciones a gente cuyos cargos no estaban nada claros – y que había terminado rebelándose.  

Un compañero.

Y no, no es que se sintiera sólo, pero sabía que Simon lo apoyaba desde el principio por pura fraternidad y Luis parecía estar en un extraño limbo del que ignoraba cuándo y cómo saldría.

Aquello se había sumado a su ya gran satisfacción por haber conseguido el códice, y ahora la curiosidad le podía, quedándole sólo una cosa por hacer.

- Maréchal ¿Puedo pedirle una última cosa antes de marcharme? – preguntó mientras se levantaba del camastro.

- Claro, Sr. Belmont – concedió éste recuperando su tono cortés - ¿Qué desea?

Erik miró su puño cerrado, los ojos prácticamente le centelleaban.

- Repitamos lo de anoche – solicitó sin pensar ni una sola palabra.

- ¿Cómo?

- Quisiera probar esa defensa con la que detuvo mi golpe anoche – explicó – pero esta vez siendo plenamente consciente de mis acciones.

- ¿Y qué necesidad hay de eso, Sr. Belmont? – cuestionó el Abad - ¿Qué beneficio obtendrá con ello.

La sonrisa de Erik creció, sus intenciones estaban más que claras. Súbitamente se puso en posición de ataque, mientras su aura comenzaba a concentrarse en su puño derecho.

- Probablemente pueda aprender algo – respondió – siempre se puede aprender algo.

- Una mente inquieta ¿eh? – comentó Maréchal mientras se alzaba, dispuesto a satisfacer el deseo de su huésped.

La energía se arremolinó en su brazo hasta estallar para finalmente tomar la forma de una crepitante llama, la musculatura en toda la extremidad del Belmont parecía haber aumentado su volumen.

- ¡¡¡Por supuesto!!! – exclamó el joven mientras lanzaba su puño contra el cuerpo aparentemente indefenso de Abelard.

Una hora después, tan sólo unos curiosos y otros tantos valientes merodeaban aún por la aldea después que una extraña explosión sacudiera todas y cada una de las casas; los que no estaban escondidos cuchicheaban los unos con los otros, y tan sólo una persona, un muchacho pelirrojo vestido con camisa y pantalón negro con corbata anaranjada, un trozo de tela que parecía envolver algo parecido a un libro sujeto en la mano izquierda y el brazo derecho vendado hasta el codo, bajaba solitario por la calle hacia el río, sonriendo ampliamente, con satisfacción.

Cuando finalmente salió del pueblo y sujetó el fardo con su mano vendada y sacó del pantalón un teléfono móvil con la otra, marcó un número, lo puso en su oreja y esperó: Un tono, dos tonos, tres tonos… cinco… ocho…

“Hola, ha llamado al teléfono privado de Luis Fernández, si estás oyendo esto es que no puedo coger el teléfono así que por favor, deja tu mensaje después de la señal”

Sonó un pitido, y el joven, con su gran sonrisa, pronunció las palabras que estaba deseando decir.

- Luis, misión cumplida, ya podéis ir preparando el Champagne ¡Tengo el códice!

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Me ha tomado mi tiempo, más de dos meses, pero aquí está finalmente (jódete Nosfe xd)

No es que sea un capítulo particularmente importante, pero no podía dejar esto sin escribir, ahora sí vamos a por el final de la saga.

Y sí, llega antes que el creepypasta de Majora, pero esto lleva más tiempo escribiéndose ^^U

Publicado: 10:44 20/09/2010 · Etiquetas: · Categorías: Reflexiones de un friki
Acabo de ponerlo en el foro de Saint Seiya Gallery en respuesta a un usuario, pero como a fin de cuentas es mi opinión general pues me gustaría compartirla.

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Te equivocas en una cosa kaiju, Next Dimension si me gusta. Yo no soy como algunos de los coleccionistas que hay en este foro que van llorando porque una figura tiene la boca un milímetro por debajo de lo que les gustaría y luego se compran 3 unidades. Yo no como mierda, kaiju (si lo hiciera leería el Ep. G, y a ese no me acerco ni en scanlation)

Pero no voy a negar que a cada capítulo ND me decepciona más y más, me parece innegable que la saga tiene carencias enormes que van desde el acelerado ritmo narrativo a las situaciones ridículas (Tenma llevando consigo las armaduras de Pegaso y Crateris y no tenía ni puñetera idea, un caballo derrotando a un espectro, la armadura de pegaso directamente en nivel 3, dos caballeros de bronce ascendidos a caballeros de oro by the face, la estúpida confrontación entre Shion y Dohko solo para meter un cliffhanger estúpido... ¿sigo?) y ya por último a las fotocopias practicamente literales de las situaciones dadas en la serie original y para rematar (gracias por mencionar esto) la reutilización de personajes de Ring ni kakero en esta (gracias por mencionarlo antes, ahora tengo otra cosa que no me gusta) ¿Star system? Una excusa pobre que ni me cuadra ni me gusta. Kurumada diseña armaduras en un estornudo ¿tanto le cuesta diseñar una cara y un cabello? Ya me consta que sí.

Y luego ya nos ponemos en los clásicos errores de Kurumada que el hombre no se ha molestado en corregir: Mal dibujo (que encima ha empeorado con los años. Me da vergüenza ajena abrir mis tomos de glenat y compararlos con Next Dimension), mala narrativa, caracterización nula de personajes (y para esto ya no hacen falta ni flashbacks, en Lost Canvas Yato, Yuzuriha, Hasgard, Kardia, Violate, Regulus y muchos otros quedan completamente definidos sin necesitar ni un solo flashback, es más, uno solo de esos personajes ya tiene más definición y carisma que cualquier otro secundario de la Saint Seiya de Kurumada [y mejor no hablemos de Next Dimension...])

Decir que "es su estilo" es una excusa pobre, a estas alturas Kurumada es el único que sigue aferrándose a lo que le funcionó en los 80, pero el cómic japonés y el propio género shonen han evolucionado ¿Has leído One Piece? Lost Canvas es el One Piece de Saint Seiya, en todos los sentidos que se te ocurran, Next Dimension a lo sumo es comparable a los capítulos medio decentes de Naruto y eso me jode, porque me gusta Saint Seiya y me gusta Next Dimension, pero quiero que una saga nueva me ofrezca cosas nuevas, no lo mismo que se leyó hace 20 años.

Publicado: 22:32 15/09/2010 · Etiquetas: · Categorías:
Bueno... la caminata de esta tarde me ha servido para algo. Me he relajado, despejado la cabeza, clamado y he podido pensar con claridad, aún no tengo muy seguro si continuaré o no con Twilight Rhapsodia (lo mismo por joder a Nosfe hasta sigo, quien sabe. Alguna razón tiene que quedarme xd).

Pero a lo que vamos, en principio el primer creepypasta que iba a ver la luz sería Majora y lo haría hoy, pero el prometido último archivo que publicaría Jadusable (o su presunto compañero de cuarto) aún no ha visto la luz y quiero publicar la historia enterita.

Total, que tengo una fracción de la primera parte ya traducida y seguramente mañana haga todo el trabajo chino restante (es larguillo, por no mencionar que quiero hablar a modo de apéndice de todo el mindfuckeo al que Jadusable nos ha sometido con los tags de los videos), así que puede que para última hora esté todo subido.

Paciencia manos, os aseguro que será un buen comienzo.

EDIT: No estais ciegos, la entrada anterior ha desaparecido. Es un error muy común y tiene un misterioso paralelismo con lo cabreado que esté así que, por alguna razón, toda entrada que escribo en un estado de humor alterado desaparece cuando me relajo y puedo pensar mas fríamente.

También suele aparecer el ratón movido.

Qué cosas ¿eh?

EDIT2: TheTruth.txt IS OUT. Lo estoy leyendo ahora mismo. Esta tarde empiezo con la traducción seria.

EDIT3: Jodeeeeeeeeerrrr. Se supone que iba a terminar de traducir el creepypasta hoy pero no me dejan parar quieto. Mientras mi sobrina esté mañana en el colegio lo haré (si no se tuerce nada más XDU)

Publicado: 12:31 13/09/2010 · Etiquetas: · Categorías:
Como parece ser que la idea gustó a los cuatro gatos que se interesaron por ella, finalmente empezaré a traducir creepypastas, aproximadamente a uno a por semana y de todos los temas de los que pueda.

Eso sí, hoy al menos no habrá ninguno, probablemente no al menos hasta el 15 o el 16 en el que está previsto que termine la historia que me atrajo a este mundillo: BEN/day four, con Majora's Mask como telón de fondo.

De todos los creepypastas sobre videojuegos que he leído es el más largo y elaborado, y el autor se ha dedicado a Mindfuckear constantemente con él. Ya tendreis la ocasión de leerlo

EDIT: Oh sí, esto significa que mi brazo ya me permite escribir durante ratos largos más o menos en condiciones, así que el siguiente Episodio de Twilight Rhapsodia tampoco se hará esperar.

Publicado: 00:51 11/09/2010 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin : Saga CastleVania


CastleVania Lament of Innocence --> Creado por IGA para dar su propio comienzo a la saga. Dracula ya no es Drácula. La saga 3D convertida en un Beat'em up pasillero

CastleVania Legends --> Fuera de la cronología por querer meter su propio orígen de la saga y por misoginia de IGA

CastleVania III Dracula's Curse --> Orígen de la saga hasta Legends

CastleVania Curse of Darkness --> Trevor Belmont convertido en un arrogante gilipollas que es atravesado por Isaac por la espalda con una daga en un momento de descuido

CastleVania Adventure

CastleVania Adventure II: Belmont's Revenge

CastleVania

CastleVania II Simon's Quest

Super CastleVania IV --> Catalogado por IGA como remake cuando en la intro queda claro que es la continuación de Simon's Quest

CastleVania Harmony of Dissonance --> Guión mierdoso como poco. Durabilidad y dificultad nulas. Exploración 0 ya que has de recorrer el 200% del mapa para hacerte con todas las partes de Dracula

CastleVania: Dracula X

CastleVania: Symphony of the Night --> Alucard convertido en un Dumpeel emogoth. De aquí en adelante todos los personajes son andróginos de cabellos plateados o aplatinados y pieles embadurnadas de polvos de talco. La saga pasa de ser un arcade de acción y plataformas a un Metroid pseudoerrepegero.

CastleVania: Circle of the Moon --> Fuera de la cronología por cargarse, según IGA, la regla del ciclo de resurrección de 100 años de Dracula. Años más tarde él se la follaría con Curse of Darkness

CastleVania: Legacy of Darkness --> Fuera de la cronología porque IGA lo vale

CastleVania 64 --> Idem

CastleVania Bloodlines

CastleVania Portrait of Ruin --> Brutal (y no para bien) cambio de diseño de Eric Lecarde. Guión asqueroso para una base interesante. El ciclo de resurrección de Dracula a tomar por culo definitivamente. Ahora el Vampire Killer mata a todo usuario que no sea un Belmont.

CastleVania Order of Ecclesia --> El clan Belmont ni se menciona.

CastleVania Aria of Sorrow --> Una Belnades japonaka. Julius Belmont reducido al papel de un comparsa amnésico. Alucard (Arikado) patea culos.

CastleVania Dawn of Sorrow --> Todo lo de Aria of Sorrow, pero con un Julius underpowered.

Seguid lloriqueando como nenas por Sakamoto, los Prime y Other M, vosotros no teneis ni puta idea de lo que es ver vuestra saga favorita destrozada por alguien que ni siquiera es su creador.

Tendríais úlceras hasta en el culo.

Publicado: 14:05 10/09/2010 · Etiquetas: · Categorías: Delirios y Cabreos Pikmin
¿Quien no ha vivido, siendo una adolescente granudo o un púber de hormonas ebullescentes (¿existe esta palabra? xd), la clásica noche de acampada alrededor de una hoguera o Camping gaz con todo el grupo compartiendo historias de terror? A estas alturas no sé si se seguirá haciendo (para mí es un clásico atemporal de las acampadas, aunque hace una década que no voy a una en ese plan) pero está claro que de esas reuniones nacieron muchas de las clásicas leyendas urbanas que hoy pueblan libros recopilatorios y los más inocentes aún siguen creyéndolas.

Lo clásico siempre funciona, y hace mucho tiempo que no escucho ninguna nueva historia de este tipo, pero mientras los viejos cuentos se repiten una y otra vez, gente de todo el mundo se dedica a dar nacimiento a nuevas leyendas urbanas en internet.

Se las conoce como CREEPYPASTA

En sí no dejan de ser historias de terror como otras cualquiera, pero estas se expanden más allá y van a dar con terrenos como los dibujos animados o los videojuegos.

Ultimamente me estoy sumergiendo mucho en ellas, me parece fascinante hasta donde llega la imaginación de la gente y la verdad es que la cosa tiene su intríngulis.

Desde oscuros juegos de PC cuyas copias están completamente perdidas hasta extrañas versiones de Pokémon Red/Blue, deformaciones de los Zelda o un extraño personaje fantasma en Minecraft.

De hecho, algunos creepypasta se acompañan de imágenes, vídeos e incluso en el caso de Pokémon Lost Silver, alguien lo reprodujo en un archivo jugable programado en Game Maker.

Os dejo el video del susodicho Lost Silver, así como el primero de tres vídeos del Creepypasta más reciente: BEN/day four (Majora's Mask)





¿Os gustaría que fuera traduciendo creepypastas poco a poco? ¿Qué os parece la idea?

Publicado: 08:39 09/09/2010 · Etiquetas: · Categorías:
9 de septiembre de nuevo.

Mi cumpleaños... de nuevo.

Pues sí, hoy cumplo 26 años, y la verdad es que no espero gran cosa para el día de hoy porque no estamos para muchas florituras, pero he aguantado un año más y mira, eso importa bastante.

Sobre mi vigésimo quinto año de vida... pues mira, ha sido un año con bastantes altibajos, mejor que el año pasado sin lugar a dudas (aunque no era muy difícil superarlo) y de hecho dentro de lo que cabe he estado bastante feliz en los últimos meses, pero valga como representativo de mis palabras el hecho de que ayer me acosté bastante de bajoncillo, en parte por lo que está sucediendo en la familia ultimamente y en parte porque parecen haberse unido los elementos para impedir que cierto envío que realicé alcance su destino y cumpla su misión (esto último en particular me tiene, de hecho, algo nervioso)

Oh, sí, también llevo el brazo derecho en cabestrillo por una operación, pero eso es para que deje de salírseme el hombro cada 5 minutos así que tampoco me importa demasiado.

Y como me apetece poner un vídeo, pues pongo este de Pokémon Special que sencillamente me encanta ^.^


Publicado: 16:27 07/09/2010 · Etiquetas: · Categorías:
Vale, no es que haya jugado a muchos juegos de la saga (Prime 1 y 3, Metroid NES, Fusion, Zero Mission, Hunters y actualmente Super Metroid) pero no veo tan acusado el factor exploración como todo el mundo dice por ahí.

Una cosa sí que es cierta, hay mucho backtracking, pero todo se resume a avanzar por el camino disponible, coger la nueva función del traje, retroceder y abrir las puertas que antes no pudieras por no tener los misiles/super misiles/super bomba/rayo-de-lo-que-sea para seguir avanzando y de camino dar con alguna jugosa expansión.

En serio, el único problema lo he tenido en Super Metroid, donde despues de derrotar a este amiguito



Me emperré en tomar el camino que no era mediante walljumps en lugar de bajar a Norfair.

Muchos direis que no te indican a donde tienes que ir y tal pero para eso ya basta con las puertecitas.

Ah, y antes de que salteis con ello, sigo sin haber jugado a Other M y por lo tanto no voy a defenderlo o criticarlo aún, pero me sorprende leer en el post oficial del juego a JenJe y compañia hablando de lo increíblemente exploratorios que eran todos los Metroid.

Pues no, mirad, no lo son, que tengan callejones sin salida, backtracking y algunas expansiones realmente bien escondidas no los convierte en juegos en los que te puedas perder, si no tan solo en juegos de progresión lineal con backtracking y algún que otro camino alternativo para despistar.

Prelude of Twilight

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