Prelude of Twilight

Publicado: 14:40 30/03/2008 · Etiquetas: · Categorías: CastleVania: Twilight Rhapsodia
Hard Rain

Lentamente, Erik inició su marcha hacia la biblioteca, la lluvia caía con inusitada fuerza, golpeando el negro paraguas con rabia, casi con rencor.

¿Acaso lo que intentaba era golpearlo a él? ¿A ellos?

Tenía gracia, pensó, que justamente su hermano, quien luchó contra la sombra y no pudo impedir el último rapto, quedara calado hasta los huesos, y que Luis, que persiguió al ente captor y falló en el intento, también quedara empapado.

En cambio él, que no pudo ver al espectro, que no pudo luchar contra él, estaba seco, protegido por el paraguas creado por su casi nula sensibilidad espiritual.

Su incapacidad lo libraba de toda acusación, lo que le resultaba irónico ya que, a su juicio, el no haber podido hacer nada lo convertía en el más culpable de los tres.

Sonrió con tristeza al darse cuenta de que, por primera vez, lamentaba realmente ese defecto.

Pero aquello no era lo único de lo que se sentía culpable.

De nuevo recordó a Claire, mirándolo de pie, bañada por la luz del crepúsculo; entre aquel torrente de sentimientos, que fluía sin control por esos brillantes ojos acuosos, la tristeza era como una roca que sobresalía, plantada en mitad de la rambla.

Aquella tarde ella había aliviado su dolor, pero él ni siquiera se había preocupado de devolverle el favor salvo, tal vez, retrasar a sus perseguidores.

Apretó los puños, se sentía egoísta, incluso despreciable, se detuvo entonces ante un charco y observó su reflejo, deformado por el continuo caer de la lluvia.

Por un segundo, detestó aquel reflejo.

“Tal vez” – pensó – “Stella Lecarde tenga razón, ya no soy el de antes”

Ya no sentía como antes, ya no pensaba como antes, ya no hablaba como antes…

Aquella batalla, aquella masacre a la que sobrevivió, podría haberlo cambiado por completo.

“Estás muerto por dentro, muchacho”

Las palabras de la anciana resonaron en su cabeza mientras su rostro severo aparecía en aquel charco.

- No – espetó a la imagen – eso jamás… he cambiado, es cierto – admitió – pero aún soy capaz de sentir, aún puedo reír, llorar, odiar… aún puedo…

Se detuvo antes de pronunciar la palabra “amar”

¿Amaba? ¿Sentía amor realmente? Sí, quería a Simon, se preocupaba por él como hermano mayor que era, compartía sus sentimientos en muchas ocasiones, y Luis, como no, su mejor amigo, su alma gemela casi, aún pese a las discrepancias, el lazo de amistad que les unía era potentísimo.

Pero no, aquello no era amor, un sentimiento que realmente desconocía, recordaba haber iniciado hace tres años una relación con una muchacha un poco mayor que él, aceptó salir con ella para ver si podía enamorarse, si llegaría a experimentar ese sentimiento que, a sus ojos, había vuelto loco a Luis, pero no lo consiguió.

Aquella relación acabó al año justo de haber comenzado, un día después de volver a la consciencia, tras la masacre.

Recordó haberse sentido cruel tras la despedida, pensó que podría haberla amado, siquiera un poco, después de todo, tras aquella violenta batalla, aquella joven, temprana líder del cuerpo de curanderas de la hermandad, le salvó la vida.

Porque no la había amado ¿verdad?

¿O sí?

Uno a uno, el examen de conciencia, los pensamientos, iban cayendo sobre él como pesadas losas que lo aplastaban, como la propia lluvia, tan fuerte que parecía a punto de rasgar la tela y doblar las varillas del paraguas.

Entonces hizo lo único que pensaba que lo redimiría, al menos de momento, cerró el paraguas y decidió andar lentamente bajo la tormenta, empapándose.

Esto tuvo un efecto inesperado en sus sentimientos, el agua lo lavaba en lugar de golpearlo, sentía como los sentimientos de culpa, los rencores hacia sí mismo, las dudas… desaparecían, caían al suelo junto con la lluvia que resbalaba por su cuerpo y se mezclaba con los charcos, cada vez más profundos y abundantes.

Aquella tormenta no los culpaba, no les atacaba, si no que les perdonaba sus errores y los invitaba a continuar.

De algún modo se sentía renacido, aumentó el ritmo sin volver a refugiarse en el paraguas, se sentía cómodo bajo el aguacero, pese a los truenos y relámpagos que sentía sobre su cabeza.

Pero así y todo, había un pensamiento que no se le iba de la cabeza, no dejaba de preguntarse cómo se encontraría Claire.

¿Estaría bien? ¿Tendría donde refugiarse? ¿Habría logrado despistar a sus perseguidores?

Y aún más importante que eso ¿Quiénes la perseguían? ¿Y con qué motivo?

Se suponía que era el único ¿O había alguien más interesado en su captura o incluso su desaparición?

Mientras se mantenía en sus cavilaciones, abandonándolas sólo para cruzar carreteras o evitar chocar con las – poquísimas – personas que encontraba en su camino, divisó por fin la biblioteca de París, dándose cuenta al tiempo de que la gente lo miraba raro, por que tuvo que abrir de nuevo el paraguas, sonando esta vez la lluvia contra él mucho más generosa.

Antes de llegar se escurrió el cabello y, usando su aura, se secó lentamente la ropa, quedando algo más presentable, una vez dentro empezó a deambular, buscando algún libro que pudiera relajarse, sumergiéndose en él.

En esto pasó dos horas sin encontrar nada que le sedujera, ninguno de los volúmenes encontrados le resultaba apetecible, llegó a coger el Drácula de Bram Stoker y lo ojeó, pero se conocía ese libro tan al dedillo – en 5 idiomas diferentes – que sólo con ver el número de página sabía exactamente qué encontraría en ella, aquel libro, pensó, le dormiría más que distraerle.

Además, le irritaba el 90% de la literatura vampírica y fantástica, era cierto que la mayoría de libros estaban escritos por gente que creaba su versión particular del mito y lo plasmaba, aderezándolo con diversos elementos para hacerlo más interesante, pero dejaban en evidencia el desconocimiento del escritor.

Sólo existían unos pocos autores que, siendo cazadores como él, escribían relatos realistas, verídicos o no, eso daba igual, pero eran realistas.

El único autor, o más bien autora, por el que sentía debilidad, era Anne Rice, le encantaban sus libros, especialmente Sangre y Oro, uno de los más criticados, también le gustaba la novela Carmilla, de Le Fanu, que curiosamente descubrió gracias a Simon.

Claro que aquella novela le gustaba por “otros motivos”

Pero no, su cabeza no le pedía aquello, necesitaba algo que le relajara, algo que le hiciera pensar.

Estaba buscando con tesón cuando vio de refilón algo que le hizo voltearse con rapidez.

Un hombre maduro, de poblado bigote, enjuto y andares pesados pasó a su lado llevando entre sus brazos un gran libro, de apariencia muy antigua, sobre cuya tapa estaba grabado en tinta planteada un escudo de armas, con un perro de tres cabezas entre cuyo cuello surgían dos feroces testas de dragón y, bajo ambas bestias, un león blandía una espada.

¡Era el emblema!

Como activado por un resorte, se dio la vuelta y alcanzó a aquel hombre en dos pasos, se había puesto tan nervioso que sus movimientos eran casi erráticos.

- Disculpe ¡Disculpe! – Lo cogió suavemente del hombro - ¿Va usted a retirar ese libro?

Pacientemente, su interlocutor se dio la vuelta.

- No, joven – contestó con voz serena – soy el encargado de éste ala de la biblioteca… voy a retirar el volumen del acceso al público.

- ¿¡Qué!? – Exclamó alarmado - ¿¡Por qué!?

El encargado se encogió de hombros.

- Son órdenes de la policía – explicó – vinieron aquí y me pidieron que lo retirara… no puedo desobedecer a esas cosas.

- ¿Lo va a retirar? – Su respiración se aceleró – Oiga, no puede… ¡Necesito sacar ese libro!

- Lo siento – contestó torciendo el gesto – pero órdenes son órdenes.

El librero, viendo que Erik le había soltado el hombro, se dio la vuelta y continuó su camino, apenas había dado dos pasos cuando el pelirrojo se colocó ante el, deteniéndolo.

- Mire… NECESITO ese libro… trabajo con la policía en el caso… soy Erik Belmont, uno de los ayudantes del policía español que se ha desplazado hasta aquí para trabajar… ese libro puede ayudarnos en la investigación… le pido por favor que me deje llevármelo.

El hombre, que lo había escuchado hasta el final, negó con la cabeza.

- Lo siento de nuevo, joven, pero no me compete a mí entregarle este libro, ya no…

Dicho esto, se abrió paso y continuó caminando, el Belmont lo siguió con la mirada, y cuando ya estaba a punto de darse por vencido sintió un impulso, algo que no serviría de nada pero que, dada la situación, no podía callarse de ninguna manera.

- Si por negarme ese libro – espetó al encargado a viva voz – no soy capaz de solucionar el enigma y desaparece otro niño… ¡Cargará usted con las culpas! ¡Y le juro – lo señaló con el dedo índice, respirando furiosamente – que pagará por ello! ¿¡Me oye!?

Su interlocutor no le hizo caso, simplemente lo ignoró y siguió andando y Erik, dándose cuenta de que todo el mundo lo miraba, agachó la cabeza aún enfadado, pero sabiendo que no debía dar el espectáculo.

“He venido aquí a relajarme” pensó con el ceño fruncido “ya tendré la oportunidad de conseguir ese volumen, voy a leer algo”

No tenía ganas de seguir buscando, volvió atrás y cogió el libro de Le Fanu, Carmilla, que ya había tenido en las manos, minutos después estaba sentado en uno de los mullidos sillones del recinto, con una pierna cruzada sobre la otra y un refresco de naranja a su lado, sumergido en la que era una de sus novelas favoritas.

Ni siquiera se preocupó del tiempo, con el reloj oculto bajo la manga de su camisa, sólo reparó en el repiqueteo de la lluvia en las ventanas cuando hubo cerrado las tapas del libro.

Se estremeció al hacerlo, ligeramente sonrojado, era un relato tan insinuante… determinados pasajes lograban hacerle arder, aún sin revelar nada.

Nunca se cansaba de leerlo.

Tambaleándose ligeramente, como borracho – siempre perdía un poco el control de su cuerpo cuando leía o veía algo que lo “alteraba” – bajó hasta la salida del edificio, desde donde comprobó, para sorpresa suya, que ya comenzaba a atardecer.

Aceleró el paso, no esperaba pasar tanto tiempo leyendo, tenía pensado buscar a Claire una vez se relajara, pero había dejado pasar demasiado tiempo, de noche sería mucho más difícil.

Acercándose a los límites del recinto, observó a un joven que contemplaba el cielo absorto, con un paraguas negro, como el suyo, vistiendo lo que parecía ser un elegante traje negro de chaqueta y con el cabello oscuro ondulado recogido en una coleta, su piel, o al menos la mano que tenía visible, era anormalmente pálida y muy estilizada.

Le llamó la atención aquel muchacho, pero no se detuvo, tenía mejores cosas que hacer.

Hasta que una voz resonó a su espalda.

- La lluvia amaina… puede ser la calma en mitad de la tormenta.

Sorprendido, el pelirrojo se dio la vuelta, encontrando a su espalda a quien ya había identificado por la voz.

- ¿Genya Arikado? – preguntó extrañado.

Éste sonrió y echó a andar hacia él.

- Me preguntaba cuando saldrías – comentó – parece que encontraste una lectura muy interesante.

- Massssssss o menos – respondió vacilante - ¿Qué estás haciendo tú aquí? ¿Qué quieres?

- Bueno – contestó el agente de la iglesia – como habrás adivinado, te estaba esperando.

- No, si ya – dudó, se dio cuenta de que su tono no era hostil, y el de Arikado resultaba incluso conciliador, dentro de su seriedad habitual – Oye ¿Nunca te han dicho que no deberías hablar a alguien como si fuera tu compañero de cuarto cuando en tu último encuentro con él dejaste inconsciente a su hermano?

- Si quieres terminamos nuestro duelo – resolvió el japonés – pero no creo que estés por la labor.

Había acertado, Erik no tenía la más mínima gana de combatir.

- Si te preguntas qué hago aquí – dijo súbitamente, más serio – he sido enviado por la iglesia para investigar el caso de los niños, al igual que vosotros.

- ¿Creen que es algo sobrenatural? – preguntó el pelirrojo.

- No.

- ¡Idiotas!

- Pero yo sí, y apostaría mi corbata a que vosotros también.

- Y los Lecarde – añadió el Belmont – los únicos que no tienen el acierto de pensar mal son los que más deberían hacerlo.

- ¿La policía tampoco?

- Tampoco

Arikado chasqueó la lengua.

- Son malos tiempos – articuló, sombrío.

- Siempre pueden ser peores… aunque no se me ocurre cómo, claro.

Los dos callaron por unos segundos, contemplando el cielo gris, totalmente encapotado.

- Pude hablar con Rose cuando os fuisteis – comentó – después de que… me echara la bronca – Erik contuvo una carcajada al oír esto – me dijo que tú eres el encargado actual del Caso Claire.

- Así es – confirmó el Belmont – todo lo que suceda en ese ámbito está bajo mi jurisdicción.

- Los doce anteriores – Genya agachó la cabeza un momento y miró de reojo a su interlocutor – obedecieron a la perfección las órdenes que les daba la hermandad a través de la iglesia ¿Qué piensas hacer tú, Erik?

- No te comprendo ¿Que qué pienso hacer, dices? Se supone que mi deber es obedecer órdenes ¿no? ¿Qué respuesta esperas que te de? Esperar instrucciones claro.

- Ambos sabemos – espetó el agente con una sonrisa – que no seguirás esas instrucciones.

Erik suspiró.

- Lo que haga al recibirlas… eso ya es sólo asunto mío…

Arikado volvió a mirar al frente, pensativo.

- ¿Sabes? No pensaba hacerlo, de hecho, Rose me lo prohibió terminantemente, pero… tengo un pequeño secreto que contarte…

- ¿De qué se trata? – preguntó intrigado el pelirrojo.

- Rose te mintió – contestó casi al instante – la razón por la que te escogió a ti no es porque seas el más fuerte y mejor cualificado para ésta tarea (que lo eres), esa es sólo la razón que dio a la iglesia para poder encomendarle esta misión al miembro de la hermandad en el que ésta menos confía…

- Continúa – solicitó el cazador, expectante.

- Te escogió a ti porque eres el más libre y justo de la hermandad.

Aquella afirmación, dicha tan de repente, lo cogió totalmente desprevenido.

- ¿¡Cómo!?

- Según ella misma me dijo – miró al cielo de nuevo – tu total independencia y despego por la hermandad, así como tu desdén por las normas y las órdenes, te permitirían tomar la decisión correcta.

- La… ¿decisión correcta? ¿Quieres decir que…?

- Si – afirmó – Rose ha dejado en tus manos el destino de esa chiquilla.

Erik no lo notó, pero de repente había empezado a temblar como una hoja, era la primera vez que pensaba en la idea de que Claire Simons podía depender de él.

- ¿Y cual es… la decisión correcta?

- No soy yo quien ha de decidir eso, Erik – respondió, mirándolo a los ojos – la que sea correcta para ti puede no serla para mí.

El puño del pelirrojo se cerró con fuerza sobre el mango del paraguas.

- De todas formas, si elijo protegerla, tú y yo seremos enemigos, Arikado – concluyó – tal vez sí debamos terminar hoy con nuestro duelo.

El agente de la iglesia lo miró esta vez directamente a los ojos.

- La iglesia es sólo una institución – contestó – gigantesca, todo hay que decirlo… pero los agentes somos gente con opiniones y pensamientos independientes de ella… trabajo para la iglesia, Erik, pero no soy su perrito faldero.

- Y eso significa que tu opinión es…

Arikado se adelantó unos pasos, en un amago de irse, pero se detuvo al poco, ladeándose ligeramente.

- Eso importa poco – respondió con sequedad – encontrarás agentes que querrán detenerte, mientras que otros pretenderán ayudarte, ambos por todos los medios que les sean posibles… mantén los ojos bien abiertos Erik, no sabes lo que te encontrarás al dar el siguiente paso – de repente suspiró, algo que el pelirrojo no esperaba - ¿Sabes? Es una pena que te muestres reticente a colaborar con la iglesia… podríamos trabajar juntos.

Erik exhaló aire con rabia.

- ¿Trabajar juntos? – preguntó con ira contenida - ¿Yo, con la iglesia? ¿Después de lo que nos hizo? ¡Además, tampoco lo haría si su objetivo es ir contra gente inocente!

Genya sonrió.

- Ergo, opinas que Claire Simons es inocente.

- Yo no… er… - vaciló ¿Realmente había tomado ya la decisión? ¡Ni siquiera había vuelto a hablar con ella! - ¡No he dicho eso y lo sabes!

- Naturalmente, no me refería al Caso Claire, si no al que ahora nos mantiene absortos a los dos… el caso de los niños, por supuesto; para vosotros sería muy provechoso contar con los recursos de la iglesia, y para nosotros sería ideal contar con tu inteligencia, el arrojo de tu hermano y la determinación de Luis.

- Esas son exactamente las cualidades de las que la iglesia se quiso deshacer hace dos años, Arikado – frunció el ceño, empezaba a alterarse – nos envió a Luis y a mí, junto a Kraus y otros 20 hombres y mujeres a una emboscada… si mi hermano hubiera recibido la noticia de mi muerte ¿sería como es ahora? Francamente, lo dudo mucho.

- ¿No te sientes halagado?

- ¿Estás de coña?

La sonrisa del agente se acrecentó.

- Bien… esa es exactamente la integridad que la hermandad pide a sus mejores hombres… Rose se alegrará de conocer esta conversación.

- Me… ¿¡Me estabas poniendo a prueba!?

- Quién sabe…

Nuevamente, Genya Arikado empezó a alejarse, con la mirada fija en el cielo encapotado, como melancólico; sin detenerse, habló una vez más.

- Ah, lo olvidaba – comentó de repente – encontrarás lo que buscas si sigues la puesta de sol.

- ¿Cómo? – preguntó el Belmont, sin estar seguro de haberlo oído bien.

Arikado no le contestó esta vez.

Confuso por la conversación, así como abrumado por los datos, aparentemente verídicos, que Genya le había confiado en secreto, Erik se dirigió, como su interlocutor le había indicado, hacia la puesta de sol; aún sin estar seguro de forma consciente de que es lo que buscaba, su subconsciente le gritaba que avanzara, que allí encontraría lo que su corazón más ansiaba en ese momento.

En ese mismo momento, en un sucio callejón de la zona oeste de la ciudad, una joven de abundante cabello rubio y ojos acuosos se encogía en un rincón, abrazando sus rodillas, cubriéndose con una raída chaqueta vaquera.

Sin dinero, y localizada allí donde iba, había perdido toda oportunidad de refugiarse tranquilamente, su último bastión resultó ser aquel callejón, regentado por un grupo de prostitutas que resolvieron acogerla tras haber escuchado una versión sesgada de su historia.

El lugar en sí, dentro de lo que cabía, no estaba mal para esconderse, oscuro y totalmente desapercibido, la lona que lo cubría protegía del fuerte sol, no así de la lluvia, que se filtraba con facilidad.

Al menos, pensaba, se habían ofrecido a darle una parte de su dinero cada noche, hasta que pudiera huir del país.

Alzó un poco la vista para contemplar algo a lo que ya se había acostumbrado, un hombre de aspecto sucio y desarrapado preguntaba a la mujer, ya madura, de la entrada del callejón el precio de cada una de las muchachas, e insistía en consultar el suyo también, pese a que la mujer insistía en que ella no era una mujer de la calle.

Hundió la cabeza entre sus rodillas, deprimida, haciendo lo posible por aislarse de todo, dormirse y escapar de aquella triste situación.

Entonces, a lo lejos, escuchó una voz masculina que le resultó familiar.

- Oiga amigo ¿no le han dicho ya que esa chica no hace servicio? ¡Deje de insistir!

- ¡Y una mierda! – hipó – ¡yo traigo dinero y me acostaré con la que me salga de la – hipó de nuevo – polla! ¡Y me gusta la – otro hipo – putilla del fondo!

Entonces, para su sorpresa, Claire sintió un aura que pasaba de 0 a 100 en menos de un segundo, y acto seguido un CROCK, y los gritos escandalizados de las muchachas.

- No te atrevas a insultarla – espetó la voz, furiosa - ¡sucio putero de mierda!

- O… oye ¿A dónde vas? – preguntó la mujer de la entrada del callejón

- No se preocupe – contestó la voz, con un tono que casi alcanzaba la dulzura – no pienso hacerle ningún daño.

Entonces sintió pasos que se acercaban hacia ella, deteniéndose enfrente suya, y el agua dejó de gotear sobre su raída chaqueta vaquera.

- ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como éste?

Alzó la cabeza para identificar al recién llegado, e inmediatamente se encontró, bajo la oscuridad del callejón, a un joven de cara alargada y abundante pero ligero cabello pelirrojo, vistiendo camisa negra bajo corbata naranja y con un paraguas negro en la mano.

- E… ¿Erik Belmont? ¿¡Qué haces tú aquí!?
8 comentarios :: Enlace permanente
Compartir Compartir
FacebookCompartir
TuentiCompartir en Tuenti
MenéameMenéame Enviar
Comentarios: (del primero al último)
16:55 30/03/2008
Hace mucho que no me metia a tu blog y veo que han salido hartos capitulos de mi fanfic favorito ^^
Entre hoy y mañana los leere, y te doy mis impresiones

Saludos
18:27 30/03/2008
Debería haber más blogs con fanfic, creo que muchos no se han dado cuenta del potencial que tienen los blogs de Vandal. Seguro que hay gente con un montón de cosas que contar de sus videojuegos preferidos y buscan un lugar para hacerlo.
18:28 30/03/2008
Estos de CastleVania están muy bien, que se me había olvidado comentarlo.
19:35 30/03/2008
Me alegra ver que no soy el único que se apercibe del potencial que tienen los blogs para esto ^_^

Yo iba a empezar a publicarlo en el foro literatura (ya había consultado a foro@vandal.net) cuando Grandío instauró el sistema de blogs, me vino de perlas, aunque tardé lo mío en empezar a ponerlo aquí (primero quise comprobar su calidad y aceptación en otros foros de CastleVania)

Gracias por tu opinión, por cierto, manito De-mon, creo que CastleVania es la única saga capaz de unir a Sonyers y Pikmins xd

Thomas, cuanto tiempo! Ya pensaba que no te volvería a ver por aquí! :D

Espero tus opiniones con impaciencia ^_^
02:20 31/03/2008
Pues a mi los fanfics nunca me han gustado -y no te lo tomes a mal que no va en plan de crítica destructiva-, pero es que lo considero talento -o no- tirado a la basura.

Utilizar mundos ya creados y personajes que ya tienen sus historias oficiales hechas para crear spin offs, what ifs y fanfics no me convence nada de nada.

Siempre me han aborrecido bastante, tanto los de Street fighter, KOFs, series de anime...no les encuentro la razón de ser.

Pero mientras haya gente que los disfrute te animo a que sigas con ello.
02:21 31/03/2008
Por cierto, el naranja se hace un poco incómodo para leer.
09:32 31/03/2008
"Utilizar mundos ya creados y personajes que ya tienen sus historias oficiales hechas para crear spin offs, what ifs y fanfics no me convence nada de nada."

Si no fuese porque en este fanfic el único personaje ya creado que aparece es Genya Arikado (que además solo interviene de higo a breva una vez) incluso te daría la razón.

TR no es más que otra época más en las etapas de CastleVania, sin casi nada que ver con anteriores y posteriores.

Acepto y respeto tu opinión pero creo que, antes de haberla dado, deberías haber leído siquiera un poquito de algún Episodio al azar o haber preguntado a Thomas Light, que es mi mayor lector por aquí (o al menos el que deja sus opiniones casi en cada Episodio)

En serio Boddhai, no me gusta nada la falta de originalidad, y si no fuera porque este fanfic está conectado con Aria of Sorrow y con la batalla de 1999 podría pasar como una historia completamente independiente.

Sólo vete al índice y escoge dos o tres, sin encuentras algún otro personaje de otro CastleVania que no sean Julius (en el prólogo) y Genya (en éste y otro más) dímelo y podré darte, en parte, la razón.

Pero por favor, no desprecies un trabajo de 9 años de creación y adaptación a la saga CastleVania poniendo este fanfic a un nivel tan bajo, no tiene la más mínima gracia.
09:56 31/03/2008
Bueno, una rectificación sí que tengo que hacer, que no me acordaba: Los malos del cuento repiten (como en todo Castlevania)

Pero coño, esa es precisamente la gracia.

Yo soy un ávido lector de fanfics desde que tengo internet, y a mí tampoco me gustaban, que es lo gracioso, es precisamente por eso por lo que empecé a gestar este, porque es diferente a todos los demás en concepción, desarrollo y profundidad de la historia.

Tenga talento o no, eso me importa poco, no he recibido opiniones negativas hasta ahora (la tuya no es sobre el fanfic, si no sobre el hecho de que sea un fanfic, lo que me dice que o te gusta o ni te has molestado en leer un capítulo) lo que me empuja a continuar, porque sé que mi trabajo gusta, y creeme, llegaré hasta el final.

Gracias por animarme a continuar, por cierto, pero repito una vez más que, antes de haber hecho esa entrada, te deberías haber metido en el índice y cogido unos Episodios al azar para ver si se acerca mínimamente a lo que suele ser un fanfic común.
Participa con tu Comentario:

No puedes poner comentarios. Necesitas estar registrado en Vandal Online. Regístrate aquí o Haz Login.

Prelude of Twilight

Osaka_no_Kotatsu
Blog de Osaka_no_Kotatsu
Blog de Osaka no Kotatsu

Posts destacados por el autor:
· Script para el Mando Clásico normal de Wii en GlovePie
· Análisis Xenoblade Chronicles
· Mi baremo de calidad con 3DS
· Paso Twilight Rhapsodia a otro blog
· Tengamos la fiesta en paz
· ¡Al rico Pikachu oiga!
· Descarga Directa: Pokémon Stadium 2: Gold and Silver Original Soundtrack
· GREATEST-REMIX-EVER
· (Re-subida) [CastleVania: Twilight Rhapsodia <El juego>] Prueba de efectos V1
· [Pikmin] Ai no uta (Canción de amor)
· Petición online: Winter
· Avance Castlevania Judgment
· De vuelta al online (Todos mis Codigos Hamijo aquí)
· 10 años de Twilight Rhapsodia
· Impresiones de Smash Bros Brawl [FC Incluido]
· [Indice] La Muerte del Toro Dorado
· Avance CastleVania: Portrait of Ruin
· [CastleVania: Twilight Rhapsodia (El juego)] Schneider Beta: Control Test
· Mi primer articulo en Vandal
· Por qué Osaka?
· ¿Quien sooy?






Blogs amigos:
AHG
AlberKomatsu
alw
ASTURmatr
Baharroth
Bronco
Buitrako
D4RK0
De-mon
Dmonk
EASMO
Eikichi Onizuka
Gel-chan
GenG
hannibal smith
HeinzCube
Ikkitousen-Hideki
In the Flesh
Isnard
Jimmytrius
Jirachi
jma21
JoseDek
Kanevsky
Keiishi Viciat
Kurayami
MaNrAy
MiwE
MuteCity
Nahar
NeoYoshimitsu
Nosferatum
Nosgoroth
Peluchonazo
pgrandio
pirucho
Quistis Trepe
rma_rafagas
Rod Aran
RojoRedRouge
santimz
Sargon
shikamaru252
ShintaKun
Shoot Gunner
Sinnay_Sanolym
sojiro seta
Sonny Chiba
Space_Pirate Ridley
THE UDAMASTER
Thomas Light
Toshiro Mifune
Vikutoru
Wyxan
Xoalde
Yunita
Zebes
Zeroshcr
ZZGRST
[EklipticO]
_-Sheik-_


Categorías:
CastleVania: Twilight Rhapsodia
Delirios y Cabreos Pikmin
Otras obras
PC Gaming
Reflexiones de un friki
Saga CastleVania
Twilight Rhapsodia: The Game
Índices


Archivo:
Octubre 2018
Septiembre 2018
Enero 2016
Diciembre 2015
Octubre 2015
Febrero 2013
Diciembre 2012
Septiembre 2012
Agosto 2012
Julio 2012
Junio 2012
Mayo 2012
Abril 2012
Marzo 2012
Febrero 2012
Diciembre 2011
Noviembre 2011
Octubre 2011
Septiembre 2011
Agosto 2011
Julio 2011
Junio 2011
Mayo 2011
Marzo 2011
Enero 2011
Diciembre 2010
Noviembre 2010
Octubre 2010
Septiembre 2010
Agosto 2010
Julio 2010
Junio 2010
Mayo 2010
Abril 2010
Marzo 2010
Febrero 2010
Enero 2010
Diciembre 2009
Noviembre 2009
Octubre 2009
Septiembre 2009
Agosto 2009
Julio 2009
Junio 2009
Mayo 2009
Abril 2009
Marzo 2009
Febrero 2009
Enero 2009
Diciembre 2008
Noviembre 2008
Octubre 2008
Septiembre 2008
Agosto 2008
Julio 2008
Junio 2008
Mayo 2008
Abril 2008
Marzo 2008
Febrero 2008
Enero 2008
Diciembre 2007
Noviembre 2007
Octubre 2007
Septiembre 2007
Agosto 2007
Julio 2007
Junio 2007
Mayo 2007
Abril 2007
Marzo 2007
Febrero 2007
Enero 2007
Diciembre 2006
Noviembre 2006
Octubre 2006
Septiembre 2006
Agosto 2006
Julio 2006
Junio 2006
Mayo 2006


Vandal Online:
Portada
Blogs
Foro

Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido