Publicado: 20:04 21/10/2007 · Etiquetas: · Categorías: Otras obras
El caballero de oro miró a los recién llegados con desconfianza, si bien sentía hacia ellos cierta familiaridad, por conocerlos desde hacía tantos años.
Eran caballeros, al igual que él. Sin embargo, no pudo evitar sorprenderse cuando vio las armaduras que vestían, agresivas y oscuras, llenas de ángulos agudos, grotescamente deformadas. Pero, cortadas por el patrón de las armaduras de los sirvientes de la diosa Atenea, las constelaciones de Géminis, Capricornio y Acuario eran fácilmente reconocibles. - Así que no me equivocaba - comentó Aldebarán - en efecto erais vosotros quienes combatíais contra Mu en el templo de Aries. El caballero de géminis, Saga, el único que no protegía su cabeza, dio un paso al frente. - En efecto, éramos nosotros, y nos batiremos también contigo si no nos abres el paso. Tauro apretó los dientes, si ellos habían logrado pasar sólo podía significar que su adversario había perecido en el combate. - No te preocupes por Mu - le dijo Camus desde su posición, como si hubiera podido leerle la mente - su cosmos y sus movimientos están bloqueados, pero sigue vivo. - No tenemos ningún interés en matar a nuestros antiguos compañeros - explicó Shura - Atenea es nuestro único objetivo. - ¿Atenea? - preguntó Aldebarán - ¿Qué quereis vosotros de Atenea? Saga cerró los ojos en un gesto de extrema seriedad. - Su cabeza, cómo no. - Ya veo... - El caballero de oro se metió la flor en el cuello de su coraza y apretó ambos puños, encendiendo su cosmos de un modo amenazante - tal y cómo me imaginaba venís como enemigos ¡Pues ya sabéis lo que toca! Sus tres ex-camaradas, ahora espectros, hicieron arder su cosmos a su vez. - Vuestro cosmos, al igual que vuestras armaduras, está deformado y pervertido... ¡No sois dignos de vuestras constelaciones! ¡OS ESPERO! - Esto es un problema - comentó Camus - no esperaba que tuviéramos que vérnoslas con el caballero de Tauro. - ¿Problema? - preguntó Shura - ¡Vas a ver lo rápido que me deshago de él...! El espectro de capricornio se lanzó directo a su enorme adversario, concentrando su cosmos en su brazo derecho. - ¡...CON MI EXCALIBUR! - ¡No, Shura, Espera! Saga guardó silencio, expectante del resultado del choque; mientras, Aldebarán cruzaba los brazos, esperando a su adversario. El espectro de capricornio no necesito más que un movimiento de su mano para cercenar la cabeza del caballero de oro, que salió volando junto con el casco, aterrizando detrás suya. El español se dio la vuelta, triunfante. - ¡Venga, ya podemos seguir! Camus respiró aliviado, mientras que en el rostro del espectro de Géminis se dibujaba una enigmática sonrisa. En ese momento, un tremendo golpe impactó en la espalda de Shura, que cayó al suelo, dando una voltereta para volver a posicionarse de pie. - ¡Pero qué diablos...! Una estridente risa salió del interior de la armadura de Tauro, mientras que del cuello de ésta surgía la cabeza desprotegida de Aldebarán, riéndose a carcajadas. - ¡Dice muy poco de tí que cayeras en la misma trampa que un general marino, Shura! - exclamó entre risas el gigante - ¡Apunta mejor la próxima vez! - C... ¿¡Cómo!? ¿¡Ocultó su cabeza antes del impacto!? - preguntó Camus, cuyo alivio había desaparecido por completo. - Así es - contestó Saga - ya de por sí la armadura de Tauro está diseñada para proteger especialmente la cabeza de su portador, pero Aldebarán ha llegado incluso más allá. - Vais a tener que hacerlo mucho mejor si queréis apartarme de aquí - les desafió la mole dorada - ¡No pasareis por el templo del Toro Dorado! Camus se adelantó, él tomaría la iniciativa ésta vez... - No será necesario que te muevas de ahí... me encargaré personalmente de que guardes la casa de Tauro por toda la eternidad. El espectro de Acuario echó a correr hacia Aldebarán mientras concentraba energía fría en su mano y, a medio camino, la lanzó al suelo, creando un paso congelado hasta las piernas de éste, que arqueó una ceja, sorprendido por tan extraña táctica. Entonces Camus saltó, colocándose a la altura de la altura de la cabeza de Tauro, éste extendió una mano para agarrarlo del cuello sin conseguirlo, ya que su adversario cayó justo antes, resbalando sobre el hielo hasta llegar a la altura de sus piernas, que agarró con fuerza. - ¡REI TO KEN! - exclamó mientras, a gran velocidad, sucesivas capas de hielo se formaban sobre las perneras de la armadura de Tauro, anclándolo al suelo. Sin embargo algo iba mal, Aldebarán no oponía resistencia alguna; extrañado, Camus miró hacia arriba para descubrir que su adversario se volvía semitransparente hasta desaparecer, quedando en sus manos las aureas grebas de su armadura. - ¿Qué significa ésto...? - se preguntó. Más atrás, Shura buscaba con la mirada al caballero de oro por todo el templo, Saga simplemente se limitó a mirar hacia arriba, siguiendo su mirada el espectro de Capricornio. Entonces se dieron cuenta. - ¡CAMUS! ¡SOBRE TÍ! Camus, que intentaba liberarse de la presa formada por las perneras y el hielo, miró por encima de su cabeza, sólo para comprobar, atemorizado, que Aldebarán caía sobre él, con su gigantesca mano dispuesta para aplastarlo y las piernas descubiertas. El espectro de Acuario tuvo el tiempo justo para liberarse a la desesperada del hielo y saltar hacia atrás, momento justo en el que el caballero de oro caía al suelo, golpeándolo con una fuerza increíble, levantando la piedra y destrozando las colmunas cercanas. - ¡No puede ser! - exclamó Camus, jadeando, fuera de peligro junto a sus dos compañeros - ¡Nunca he usado mi Rei To Ken con nadie! ¡No podía conocerlo! - No necesito haberlo visto antes para escapar de una técnica como esa - comentó como si tal cosa mientras se volvía a colocar las perneras. Los espectros de Acuario y Capricornio miraban impresionados al caballero de Tauro, mientras Saga permanecía impasible. - ¡Maldición! ¡Así no pasaremos nunca! - exclamó Shura con frustración. - Es más que simple músculo... - comentó Camus - nunca lo hubiera imaginado... Tras volver a equiparse las grebas, aunque ahora sin casco, con su melena color café al aire, Aldebarán recuperó su posición de brazos cruzados, expandiendo su cosmos para cubrir completamente la salida con él. - ¿Lo habéis comprendido ya? ¡Si no os empleáis a fondo jamás podréis cruzar el umbral de mi templo! 1 comentarios :: Enlace permanente
Comentarios: (del primero al último) 22:52 22/10/2007
No suelo entretenerme con este tipo de historietas, pero esta me está gustando. Esperando la siguiente... PD.Ponme a Saga en buen lugar, no la vayamos a tener :enfado: xD Participa con tu Comentario:
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