La Zona Fantasma

Publicado: 17:51 18/11/2006 · Etiquetas: · Categorías: Superman : Cine


Mucho antes del verano de este año saltó la noticia: Superman recibiría una edición de lujo compuesta por catorce discos (en Europa, trece) a finales de año para conmemorar el veinticinco aniversario del rodaje de Superman por Richard Donner.

Desde entonces se especuló mucho sobre qué se incluiría en esta edición, desde Supergirl, versión del director incluida, hasta las series animadas de Superman, sin olvidar, por supuesto, las cuatro películas que protagonizó Christopher Reeve en sus versiones especiales remasterizadas digitalmente. Llegado el verano, se desveló  uno de los misterios y la mayor sorpresa de todas: en esta edición se incluiría por primera vez el montaje original de Superman II rodado por Richard Donner.

Sin duda, este nuevo montaje, realizado por Michael Thau, autor de varios documentales de Superman y del montaje del director de la primera parte de Superman bajo la supervisión de Richard Donner, se convirtió en el centro de atención de la edición y la duda rondaba sobre todos los aficionados que estuvimos años pidiendo esta edición: ¿se conservaría el suficiente material como para que el Superman II de Richard Donner tuviese la fuerza suficiente como para valer como continuación por sí sola olvidando la versión “oficial”? Con el resultado entre las manos, la verdad es que no. Por sí misma, este Superman II necesita del otro para completar una fascinante historia que Richard Donner rodó simultáneamente en 1978. Pero a estas alturas de la historia, ¿qué importa?

Al inicio, asistimos a una presentación de un Richard Donner ciertamente emocionado y nostálgico que agradece el esfuerzo de todos los que han conseguido realizar este nuevo montaje y a los miles de seguidores que lo pedíamos. Y a continuación, la película.

Desde el inicio de la cinta, uno se da cuenta de que está ante algo distinto. Son muchas las escenas rescatadas del metraje original, tantas que resulta sorprendente que se desechasen todas con el único y perverso objetivo de atribuir la totalidad de la película a Richard Lester. Antes de los créditos de inicio, asistimos a lo que debería haber sido el desenlace de la primera parte de Superman, donde el cohete lanzado por Lex Luthor, y desviado por Superman al espacio, libera de la Zona Fantasma a los tres malvados kyptonianos. Tomamos contacto con las primeras escenas ampliadas y restauradas, pero falla el montaje de Michael Thau. Tras el impactante grito de libertad de Zod, asistimos perplejos a un fundido en negro y el inicio de la fanfarria capada de Superman que tan de moda parece haber puesto John Ottman, con un acabado digno de cualquier aprendiz de Pinnacle Studio. Afortunadamente, no es la tónica de la película, aunque denota la falta de material rodado, el escaso presupuesto para el nuevo montaje y la lógica intención de reducir al mínimo las escenas rodadas por Richard Lester.

La primera toma de contacto con Lois y Clark se produce en el Daily Planet, momento en el que la periodista ya intuye que entre Clark y Superman hay un parecido más que razonable. Esta escena fue eliminada en su día y sustituida por la de las Cataratas de Niágara, cuando Lois se lanza al agua en un intento por forzar a Clark a rescatarla como Superman. En ambas, el resultado es similar, con una Lois ridiculizada y un Clark saliendo airoso de la situación evitando que su futura pareja salga herida, pero la escena de Donner resulta más divertida y está mejor acabada. La segunda ocasión en la que los dos periodistas comparten decorado, y obviando las inclusiones de Niágara rodadas por Lester necesarias para dar sentido a la historia, es en la famosa y magnífica escena de selección de actores, donde Lois dispara a Clark esperando que esta vez revelase su auténtica identidad. Es una verdadera lástima que no se llagase a rodar en plató, porque es un momento clave de gran ingenio para el desarrollo de la historia.


Pero, sin duda, el montaje que más expectación ha levantado, y no sin razón, es en los momentos en los que aparece Marlon Brando como Jor-El. Intervenciones más cortas que lo que se incluyó en la versión oficial con Susannah York como Lara, pero de una intensidad increíble. En una entrevista realizada para uno de los documentales de Superman Ultimate Collector's Edition, Pierre Spengler, productor de las dos primeras partes de Superman, explica cómo en su momento se decidió prescindir de Marlon Brando por cuestiones económicas y porque no aportaba nada realmente relevante a la historia en la segunda parte. Curioso que se atreva a decir semejante tontería con el montaje de Donner terminado, porque si algo queda claro es que las escenas de Jor-El junto a Kal-El son de una tremenda importancia y pone fin a una historia perfectamente narrada e hilvanada.

Además, ahora se comprenden cosas que antes carecían de lógica. Lois y Kal-El se enamoran y consuman antes de perder su condición de kyptoniano, al contrario que en la versión de Lester donde acababan juntos tras una ridícula transformación donde el traje de Superman se desvanecía misteriosamente. El enfrentamiento de Kal-El con su padre y cómo éste mira con preocupación a una intimidada Lois Lane, vestida con la parte superior del traje de Superman, se presenta como una de las escenas mejor rodadas y acabadas que demuestra, una vez más, la falta de visión de los productores del film contra el buen hacer de Richard Donner. Pero no acaba ahí, puesto que Kal-El, ahora como Clark Kent, y Jor-El vuelven a verse las caras en otra escena épica que acaba con el sacrificio del padre y cierra el círculo definitivamente, convirtiéndose el padre en hijo. Una escena conmovedora, con un Superman absolutamente humillado y avergonzado que supone el punto álgido en la sorprendente historia que se nos vetó hace ya casi treinta años.

Y al igual que se cortaron escenas de Donner, ahora se ha hecho lo propio con las de Lester. La diferencia es que las de Donner tienen una calidad fuera de lo común y hubiesen puesto a Superman II por encima de su primera y extraordinaria parte y las de Lester, en cambio, son un despropósito absoluto. Así, el enfrentamiento de Zod, Ursa y Non contra Superman se ha retocado y acortado haciéndolo más creíble y menos cómico. ¿Os acordáis de la cantidad de estupideces que hacían los ciudadanos de Metrópolis mientras el futuro, ya no solo de su ciudad sino de la humanidad, estaba en peligro? Gente preocupándose por la sartén en el fuego, otro chiflado que no conseguía oír a saber quién por el teléfono... todo esa montaña de chorradas se ha eliminado de esta versión, se han acelerado algunas secuencias para darle mayor espectacularidad, como el lanzamiento de Non contra un edificio, se ha incluido el impacto de Superman contra la Estatua de la Libertad y se han sustituido todas las escenas que Lois Lane compartía con una oficinista irritante del Daily Planet.

También se ha recuperado la escena final entre Superman y Zod. Los poderes inéditos de los que hacían gala los krytonianos han dado paso a un enfrentamiento verbal de una calidad soberbia. ¿Qué necesidad había de que se volviesen a enfrentar todos de nuevo tras la batalla de Metrópolis con trucos de magia baratos? Donner, con esta escena, volvió a demostrar una clase y maestría de la que careció Lester y con él los productores que quisieron convertir a Superman en un payaso de feria desde un principio.

A los efectos especiales ya incluidos, se han añadido doscientos nuevos planos, respetando fielmente el estilo del montaje original. El resultado es excelente y si bien podían haberse mejorado, pero que para dar homogeneidad al conjunto no se ha hecho, están integrados de forma correcta sin desentonar en absoluto. Así, cuando Jor-El se personifica frente a Kal-El, el resultado es impresionante. En la batalla en Metrópolis todos los añadidos están integrados con gran acierto en el acabado final, como cuando Superman es lanzado contra la Estatua de la Libertad o golpea a Non. Incluso se han retocado algunos efectos ya existentes, como cuando Zod es atacado con un lanzallamas en el pueblo de Houston y éste desvía las llamas.

Adentrándonos en el montaje de Michael Thau, es una verdadera lástima que el ajustado presupuesto con el que se contaba no haya permitido reorquestar la banda sonora o incluso componer  una nueva con John Williams al frente (por soñar que no quede). Así, asistimos a una extraña mezcla entre los temas originales de Superman y los que adaptó Ken Thorne para Superman II y los desafortunados recortes de John Ottman. Algunos movimientos se repiten constantemente y han sido alargados con un resultado irregular evitando repetir la misma música en los mismos momentos del montaje oficial, quizás para evitar comparaciones e imprimir un estilo diferente. Mientras que en algunas escenas la banda sonora es apropiada, en otras no llega a acompañar a la calidad que muestran las imágenes. Dejando al margen los títulos de crédito en la introducción, un momento muy importante es la vuelta de Superman tras recuperar sus poderes. En la versión de Richard Lester, Ken Thorne acompañó la escena con una breve introducción al tema de Superman, mientras que en esta ocasión la escena ha quedado sin música perdiendo intensidad.

Para el final, Michael Thau decidió respetar la increíble y exagerada marcha atrás en el tiempo que Superman consigue girando alrededor del mundo. Este final se incluyó en Superman porque desde la distribuidora se creía que la película podría ser un estrepitoso fracaso y Superman II quizás nunca viese luz. En este nuevo montaje se dudaba si volverlo a incluir, pese a resultar repetitivo, o conservar el beso con el que Clark consiguió que Lois olvidase todo. Los defensores más acérrimos de Superman Returns consideran que ahora la historia de la película de Bryan Singer tiene más consistencia y representa una verdadera continuación de las dos primeras películas. Para empezar, Lois se acuesta con un Clark aún krytoniano y no terrestre, lo que daría cierta lógica al hecho de que después tengan un hijo en común; y para continuar, que no se nombre a Zod en ningún momento responde a que Superman echó marcha atrás en el tiempo. Claro que, entonces Lois nunca se habría acostado tampoco con Superman, ni Lex Luthor conocería el paradero de la Fortaleza de la Soledad, ni hubiese pisado nunca la cárcel...

Dejando a un margen las polémicas y los intentos vanos por dar explicación al absurdo guión de Superman Returns, la marcha atrás en el tiempo es irracional y, aunque quede espectacular, es una completa ridiculez, que ya quedó mal en Superman y queda aún peor en Superman II. En la primera película aún podría explicarse al intentar salvar la vida de Lois y evitar el impacto de los misiles, pero en Superman II echar marcha atrás en el tiempo crearía un círculo vicioso puesto que los acontecimientos siempre sucederían inevitablemente. Lois siempre acabaría descubriendo la identidad de Superman, Luthor nunca hubiese pisado la cárcel y, por tanto, volvería a planificar el ataque con misiles y, por supuesto, los tres villanos de Kypton hubiesen terminado llegando a la Tierra igualmente puesto que la explosión de Kypton quebrantó la Zona Fantasma como puede constatarse en este nuevo montaje. Y aún así, asumiendo que nunca nada hubiese ocurrido, ¿con dar vueltas a la Tierra se  evitaría una explosión que acontece fuera de la atmósfera terrestre? ¿Acaso Superman no debería dar vueltas alrededor del Sistema Solar o, aún mejor, al Universo y así evitar incluso la desintegración de su planeta natal? Un completo disparate. Los viajes en el tiempo mejor dejárselos a Doc Brown.


Siguiendo la tónica de todas las entregas de Superman, no podían faltar tampoco en esta ocasión las temidas escenas eliminadas. Es curioso que esta vez se hayan permitido la licencia de eliminar escenas cuando se suponía que por fin veríamos un montaje completo y definitivo. Y lo peor no es que se hayan eliminado, puesto que al fin y al cabo las podemos ver por separado, sino que no se hayan restaurado y se encuentren en un estado lamentable. Del material desechado, lamentamos la no inclusión de Lex Luthor llegando a la Fortaleza de la Soledad y marchándose de ella así como la segunda escapada en coche de la cárcel junto a la Señorita Tessmacher que hubiese sido la guinda del pastel antes de dar paso a los créditos finales. Hay una escena del General Zod ordenando a Non que asesine al repelente niño del pueblo que atacan que no aparece ni en las escenas eliminadas ni en el montaje final. En lo que sí han estado acertados es en la eliminación del arresto de Zod. Resulta chocante que en una película con ciertos toques de humor, pero que conserva un tono serio y oscuro, en un intento por dejar a Superman como un buen chico que nunca se mancharía las manos, se optase por rodar nada menos que la humillación de Zod y sus secuaces por parte de la Patrulla Ártica, la policía más estúpida del mundo del cine que aparece de la nada y que ni siquiera se sorprende por tener la Fortaleza de la Soledad en frente. Vamos, ¡cómo si la conociesen de toda la vida! Claro que si a un lado está la Fortaleza de la Soledad y a otro la Patrulla Ártica, a la que solo le faltaba tener osos polares conductores y perros San Bernardo sirviendo copas, todas las miradas irían a parar a ellos.

Aún con todo, con sus defectos y un montaje algo apurado, Superman II por fin se ha mostrado como debería haber sido, o mejor dicho, como podría haber sido. Viene a recordarnos que Richard Donner y su equipo hicieron grande a un héroe que de por sí ya era grande y a echar en cara a Ilya y Alexander, que en paz descanse, Salkind y Pierre Spengler, en especial a éste último, la terrible equivocación que supuso retirar a Richard Donner de Superman, al padre de su hijo, perdiendo grandes escenas y a parte del equipo técnico que catapultó a Superman a lo más alto en las taquillas de todo el mundo. No se pone en duda la calidad del Superman II oficial, puesto que cuenta con grandes escenas y resulta hasta entretenido, como el rescate en París o todo lo que acontece en las Cataras del Niágara con una buena dirección por parte de Richard Lester, pero sabemos que se podía haber llegado a más, a superar todo lo que se había visto en la primera parte manteniendo el tono épico, cómico y dramático que la hicieron especial.

Terminar dando las gracias a Michael Thau por escucharnos y traernos esta versión; a todos los que, junto a Richard Donner y Tom Mankiewicz, nos hicieron creer que un hombre podía volar; y a Chistopher Reeve, el hombre que voló por nosotros.

Superman II: Recuperando la Leyenda.
MatoR
18/11/06


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