Enxebre
Publicado: 22:04 28/10/2011 · Etiquetas: · Categorías:
Porque a algunos nos encanta desenterrar muertos.


I: Vieja escuela

Aerosmith tiene en su haber una canción repleta de sabiduría, Dream on . Escuchadla porque tiene mucho que ver con este tema. Habla del paso del tiempo y lo hace rozando la genialidad:

Every time i look in the mirror,
all these lines on my face gettin clearer


Sucede que un buen día estoy conduciendo, ignorante de la deuda que pretende cobrarme el tiempo. En la radio, un insufrible locutor decide pinchar el Empire State of mind de Alicia Keys. Entonces descubro, horrorizado, que me gusta. Esto me hace sentir tan mal conmigo mismo que acabo preguntándome qué fue de aquel tierno infante que se sabía toda la discografía de La Polla y habría escupido sobre esa canción. Donde quedaron esos Domingos en los que se reunía con los amigos para ver Tu madre se ha comido a mi perro. Dream on me responde y da en el clavo:

the past is gone
went by like dust to dawn


Esto no tendría la menor importancia si no me sirviese para enlazarlo con Ultima VII. Estoy hablando de un juego viejo, así que tengo mis reservas. Porque miro al pasado y me siento con menos energías para afrontar las hazañas que logré siendo yo más mozo.
Un ejemplo: Hoy mismo me ponen un Mazin Wars y ni hartovino podría volver a pasármelo. Aún no me explico como pude derrotar al último jefe. Era de esos bastardos tan tramposos, desesperantes y dopados que cuando les ganas sientes tal euforia que solo alcanzas a gritar jodetecabrón.

Uno se hace mayor y llega la pregunta de como seguirá el hobby cuando se alcancen los, pongamos, cuarenta años. No puedo imaginarme siguiendo los pasos de mis padres y decirle a mi hijo, tras verle pasar toda una tarde dándole al tema, algo como "Ah, carallo, para isto si que hai habilidá" [Traducción del gallego: "¡Ay, recórcholis! Para esto sí que tienes skill"].

Ni siquiera puedo decir que siga consumiendo. Quizá conserve un mínimo de curiosidad y tenga algún juego instalado en la carpeta de videos lésbicos para que no lo vea mi mujer. Si lo descubre mi hijo siempre puedo decirle que si no cuenta nada, yo dejo de robarle las papelinas. O mandarle a un internado, qué se yo.

No vayan a pensar que voy a entrar en una crisis de edad y me de por comprar una moto para pasar el fin de semana a lo Easy rider. Me da igual la cantidad de degenerados que insisten en que la juventud es lo mejor de la vida o que haya treintañeros fingiendo tener quince años. Yo afirmo que lo mejor de la juventud es que pasa. Achaques físicos aparte, claro.

Si esto me preocupa es porque Ultima VII es un JDR de la vieja escuela y acometerlo exige del ímpetu de la juventud y mucho tiempo libre, cosas que no me abundan precisamente. Y cuando digo vieja escuela, digo que no hay GPS integrado, ni ayudas, ni mapa. Por no tener, no tiene ni diario. La única herramienta de la que dispondrás eres tú mismo. Que un juego no trate al jugador de idiota es, al mismo tiempo, bonito y muy duro.

Cojan montones de post-it y lápiz. Es la única forma de jugar a Ultima.

***

II: Richard Garriot

La mayoría de la gente dirá que de ser jóvenes de nuevo, se comían el mundo: Yo sé que volvería a cometer los mismos errores. Pero si tuviese la oportunidad de nacer de nuevo, elegiría empezar en los Estados Unidos de finales de los 40 para poder pasar mi adolescencia en los años 60. Me habría gustado vivir en mis carnes toda aquella explosión de creatividad musical, ser esa generación cuya idea de vacaciones de verano era recorrer el asfalto sin más sustento que una botella de Jack Daniel's y mucho rock.

Solo hay una cosa que desearía más que votar por Nixon: Salir de parranda con Jim Morrison, aún a sabiendas de que mi cuerpo no habría tenido el aguante para soportar tanta droga junta. Quedarme vegetal al día siguiente es un precio que, dicho sea de paso, no dudaría en pagar.

Además, ahora podría decirle a las nuevas generaciones "Zagales, no tenéis ni puta idea: La música murió en los 70". Lo repetiría sin cesar, sin importarme que a mis espaldas se burlen de mí mientras descargan otra canción de reggaeton. Pero no me harán sentir mal. Yo al menos no me quedaré calvo como la mayoría de ellos. Sin rencores. Hijosputa.

Seguramente los padres de Richard Garriot pertenecen a la clase de personas del párrafo anterior. Se conocieron tumbados sobre la hierba de un festival de Woodstock y serían una de las tantas parejas espontáneas y atolondradas que pululaban en aquellos parajes. Ella, una universitaria convencida de que Andy Warhol era un visionario y no el snob repelente que era. Él, un eterno aspirante a rockero fascinado por las drogas de moda y ferviente creyente de alguna filosofía zen importada rápida y mal.

Le estaría contando alguna estupidez sobre la senda espiritual y ella llevaba tamaño pedal que su cabeza no atinaba a hilar más de dos palabras seguidas. No habría habido diferencia alguna si aquel muchacho hubiese dado un recital de chistes de Eugenio, porque ella seguiría convencida de que le estaba contado algo trascendental.

Pues en tal caldo de cultivo se concibió a Richard Garriot. Soy el primero en pensar que de ahí solo podía salir una desgracia humana pero, dadas las circunstancias, el churumbel no ha salido tan mal parado. Después de todo, ha dado a luz a una de las series de rol más queridas por los viejos peceros.

Tranquilo todo el mundo que no voy a copiar-pegar su biografía de la wikipedia. Solo dos anotaciones de cierta importancia.
Primero, y al contrario que la totalidad de desarrolladores de JDR, este hombre sí ha jugado al rol de toda la vida. A veces, a lo bestia. Incluso el propio Garriot sale encarnado en el juego bajo el título de Lord British, dueño del mundo y todo en cuanto en este hay. Lo digo para sembrar la duda de si el hombre tiene un ego kilométrico o solo está actuando como master de la partida. Voto por ego.

Segundo, Garriot lleva toda la vida tratando de plasmar una filosofía con Ultima. Uno de los manuales del juego habla sobre el trasfondo del mundo en general y de La Hermandad en concreto, una suerte de secta que encabezará la lista negra del jugador desde los cinco minutos de partida. Para que se hagan una idea, lean un par de extractos de ese libreto:

"En todos lados había gente que esperaba algo por nada, como si el mundo estuviera en deuda con ellos" [...] "Personas "febriles" empiezan a adaptar nociones ilusorias a su pensamiento y se enredan en emociones conflictivas y retorcidas que refuerzan sus fallos"

Joder, es que joder, algo así en un juego actual es sencillamente imposible. Entiendo que la actitud de Garriot sea loable, al fin y al cabo trata de hacernos mejores personas. Lo que no tengo tan claro es si todo eso no pasa de charlatanería barata o si realmente este hombre tiene un discurso único que transmitir a sus jugadores. Podría aceptarlo sin más, pero me huele demasiado a consulta de psicólogo y no puedo decir que le procese demasiado aprecio a ese gremio.

Imagino que si fuese a una sesión, después de que me contase lo del síndrome de Edipo le respondería algo así:
-Pues yo siempre he querido ver a mi madre bajo tierra e irme de putas con mi padre. ¿Cómo se come eso?
-Lo que te pasa es que eres un maricas reprimido.
-Pero que bien nos vamos a llevar.

Independientemente de que el jugador esté conforme o no con esa ideología, esta tiene suficiente peso en el juego como para no poder entender Ultima VII sin ella. El trasfondo, el hilo argumental, el comportamiento de los ciudadanos... No se pueden separar de la filosofía de Garriot.

Una lástima que se parezca tanto a un libro de autoayuda.

La próxima semana última entrega y empiezo a hablar del juego, de verdad. ¿Cuándo os he mentido yo?

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