Si, cierto, me aburre soberanamente el plan que sábado tras sábado un porcentaje bastante elevado (aunque nada de el 95%, como algunos comentan) se acerca al supermercado más cercano a gastarse su poco o mucho dinero en vinos Don Simón y un poco de sucedaneo de Coca Cola, preferiblemente de la marca del supermercado donde se realiza la compra (la Cola de la cadena de alimentación "Dia" no tiene precio), tengo cosas más interesantes que hacer que acabar un sábado muerto, y no precisamente por cosas que reporten cualquier tipo de beneficio, siempre (o casi siempre) bajo el pretexto de "pasar un rato con los colegas". Vaya por delante (o por detrás, ya que es lo último que voy a decir del tema) que me parece que lo que haga cualquiera en sus ratos libres, siempre y cuando sea legal, me parece maravilloso, sólo doy mi punto de vista acerca de uno de los temas más tratados en la sociedad que nos toca vivir.

Prolegómenos y viaje: 13:00 - 18:00

¿Y bien? No era mas que una pequeña introducción para entrar en el tema que nos ocupa. Para que sirva como enlace, comentar que hace, creo, 2 sábados, un amigo (Vrayan Voytano en el Foro de Vandal) me comentó algo que yo ya sabía, que Bad Religion tocaba en Madrid el sábado 23, mi curiosidad no fue más allá porque olvidé un pequeño detalle: desde hace exactamente 17 días éste amigo tenía carnet de conducir y coche. Yo trabajo los sábados, asi que tendríamos que salir de Bilbao nada mas saliera (13:00, gracias a un pequeño favor que me hizo el jefe (malpensados los justos, por favor...)), y tomar rumbo Madrid para estar allí a una hora decente. Cabe decir que no teníamos ni idea de a que hora sería el concierto de Bad Religion, así que tentamos a la suerte y supusimos que sería tarde, no a las 17:00. Así fue, afortunadamente, como era esperable.

Tras comprar una entrada más para un compañero de trabajo del susodicho amigo (del que hablaré más tarde, la palabra "grande" se le queda corto), esperamos pacientemente hasta ayer mismo, sábado 23, día del Festival. En nuestro intento de improvisar todo hasta el último momento, un primo de Vrayan que vive en la Comunidad de Madrid fue a por unas entradas para acompañarnos, y de paso, evitarnos el hostal que tuviéramos que haber pagado para dormir tras los conciertos. Claro que no todo iba a ser tan "pensamos esto, lo hacemos, y bien". Menos mal que un GPS nos acompañó el camino, que si no probablemente estaríamos aún dando vueltas por Madrid para encontrar el IFEMA, la Feria de Muestras de Madrid donde se alojaba el Parque Juan Carlos I, donde se celebra el Metrorock.



No puedo obviar el impresionante recinto mencionado en el párrafo anterior. Y eso que Bilbao es una de las ciudades más importantes de España, pero para cualquier foraneo aquello debe resultar gigantesco, la vista no alcanzaba a dar con el final del recinto ferial, y el Parque Juan Carlos I es probablemente más extenso que todos los parques juntos que tenemos en la capital vizcaína, claro que para mas gracia sólo vimos una pequeña porción. Muy muy bonito, dicho sea de paso. Por tener, tiene hasta campo de golf, cuando vuelva a Madrid no voy a dejar pasar la oportunidad de ver a fondo el parque.

Pero a lo que íbamos. Tras recoger al compañero de trabajo en Vitoria, empiezas a descubrir lo realmente mal que puede llegar a estar la gente de la cabeza, el tío es lo más simpático que he podido conocer, pero su primera ocurrencia, en un peaje, es preguntarle a la cajera: "¿Te consideras una mujer sencilla a la vez que atractiva?". Dos segundos después, sin saber que hacer, el conductor, dejándose los cambios (que tampoco eran muchos), aceleró para escapar de esa encrucijada en el que el tipo este (Jairo), le había metido. Todo acompañado por una risa y cara de incredulidad de mi persona.

Bien, tras una discursión entre el GPS y los carteles que señalizaban el recinto donde se celebra el Festival en direcciones opuestas, llegamos a encontrar al primo de Vrayan. Aquel momento en el que nos bajamos del Opel Vectra con su aire acondicionado tan refrescante y ver como el sol te agredía sin piedad con sus rayos repletos de maldad es dificilmente olvidable. Sofocón pasado, entramos al Parque, y lo cruzamos para intercambiar nuestras entradas por unas pulseras la mar de majas.

Dentro del Metrorock: 18:00

A eso de las 6 de la tarde (creo que fue algo más tarde, quizá, no estoy seguro) entramos a lo que viene siendo el Metro rock, en la parte mas baja del Parque Juan Carlos I. Un pequeño control para ver lo que llevaba cada uno encima (Jairo unos plátanos (palabra) en una de estas amago de riñonera, pero que se cuelga al hombro, siento no saber el nombre). Nada mas entrar, mismo protagonista, se acerca a la izquierda donde hay un coche de publicidad cerrado (creo que era de J&B) con un montón de objetos hinchables (e hinchados dentro). ¿Cerrado he dicho? ¡No para Jairo! No se le ocurre otra idea que abrirlo y sacarse una pelota de playa. No contento con ello, minutos después nos deleita con una sustracción de un objeto ostensiblemente más grande: una colchoneta hinchable que superaba en altura a cualquiera de nosotros.

Con estos objetos a cuestas, nos ponemos a curiosear qué teníamos por ahí. Dispuestos a tomar los primeros refrescos de la tarde, vemos que hay que comprar tickets (2€ / und.) que se canjean por productos, tales como medio litro de agua o Coca Cola (1 ticket), una cerveza (2 tickets), y un par de alternativas mas. Los precios eran los que me esperaban, no precisamente baratos, aunque tampoco se subieron por la parra. El negocio que deben hacer con eso debe ser de los buenos, no daban a basto los currantes, pero dicho sea de paso, una eficiencia aplaudible dado el número de clientes que se aglomeraban en los stands.



Unos pasos más para encontrarnos con algo que pude ver publicado en Vandal hace unos días. Vrayan y yo nos pusimos a los mandos tras tener una amigable charla con los que ahí organizaban el tema de las partidas, en su versión de XBOX 360. La verdad es que resulta algo frustrante jugar a este juego apenas teniendo sonido, ya que eran unas 12 consolas conectadas con sus respectivas HDTV y su sonido en un espacio muy pequeño. Al menos fue mejor que la siguiente vez, antes de subir a ver Billy Talent, en esa ocasión el sonido de la televisión debería estar averiado, ya que no se oía nada por mucho que subieras (o intentaras subir) el volumen.

Bien, tras ese momento y una pequeña visita a los baños (gran cantidad de estos había, como tiene que ser, y bien repartidos), nos fuimos al escenario más alejado de la entrada, sólo por curiosidad, ya que nadie que nos interesara medianamente iba a actuar ahí. Poco tardamos en dar la vuelta y escuchar los berridos de los componentes de Enter Shikari. Casi como si nos hubieramos puesto deacuerdo antes, decidimos, sin decir nada, ni acercarnos a verles de cerca, quizá todos teníamos claro que aquello que escuchabamos no le estaba gustando a nadie, asi que bajamos de nuevo a la entrada y nos fuimos a ver que se cocía por el pequeño stand de merchandising. Demasiado monopolizado por las camisetas, finalmente cayó una de Bad Religion (este tipo de la foto no es ni tiene nada que ver conmigo, tan solo es producto de Google y su buscador). Ahora me arrepiento de no haber comprado una de My Chemical Romance también, claro que nada mas cobre haré un interesante pedido a alguna tienda online.



Enfundadas ya nuestras camisetas de Bad Religion (3 de los 4 que íbamos), subimos a "nuestro" escenario, donde había empezado Billy Talent, de los que me llevé una grata impresión, apenas había escuchado un CD muy por encima, y si, Red Flag, muchas veces, supongo que ahora les tendré que seguir de cerca porque al menos en directo me dejaron una impresión sensacional. Red Flag fue apoteósico, aunque aún estabamos bastante tranquilos y lejos de las primeras filas, poco a poco fuimos ganando posiciones de cara a My Chemical Romance, y quieras o no, entre más cerca estás, mas lo vives. Afortunadamente para mi, nos deshicimos del que había sido mi tormento durante el ultimo rato: aquella famosa colchoneta hinchable, pusiera donde me pusiera, el que la llevaba acababa dandome con ella sin querer. Claro que se fue un castigo y empezó otro, la palabra "emonena", inventada por Vrayan (Víctor, mejor), destinada a definir a todas las chicas "emo", o mejor dicho, a cualquiera que estuviera de buen ver. Que eran muchas, demasiadas, diría yo. Una que estaba en paños menores (no muy menores, tampoco era eso un festival erótico) mientras nos acercamos a Billy Talent le puso malo (bueno, malo no, es una forma de hablar) al primo de Victor, Enrique, el mas joven del grupo, y no me extraña. Venga, hemos venido a un concierto, ¿no?, pues a eso vamos.

My Chemical Romance: 22:30

La segunda razón en importancia por la que iba al Festival. Decir que la espera fue eterna hasta que comenzó justo después de acabar Billy Talent es decir poco, madre mía, parecía que nunca iba a empezar. Nada mas acabar el anterior concierto fuimos ganando posiciones hasta alante, en un principio estábamos a pocos metros de donde se situaba la pequeña construcción para los cámaras, nos decidimos a acercarnos y acabamos a escasas 4 o 5 filas de la valla que delimita a los espectadores con los grupos. El baño llamaba y en un alarde de vista logramos ir los 4 a hacer una visita al señor WC sin perdernos (lo que hubiera sido un problema). Nos juntamos con un chaval más de Bilbao que venía a ver Bad Religion, a un grupo mas de jóvenes con los que charlamos un rato, y a 2 señoritas de unos 18 años dispuestas a pasarselo en grande con My Chemical Romance, claro que una vez empezó el concierto poco o nada se podía hacer para mantenerse uno al lado del otro.

Y qué quereis que os diga, pero es que, si no llega a venir después Bad Religion, hubiera salido igualmente contentísimo, a pesar del sofoco inicial de los primeros temas, de los exagerados empujones para avanzar puestos, me lo pasé tan bien como con los BR. Me pareció un repertorio de canciones brutal, es mas, creo que fue con "I'm Not Okay" con la que mas vibré en todo el Festival. Después Welcome to the Black Parade (no me quería morir sin escucharla en directo), Helena, House of Wolves... si es que me quedo sin palabras. Otra que no se me va a olvidar es Famous Last Words, cantando el estribillo cara a cara con una de las 2 chicas mencionadas anteriormente (anda que no tenía ganas de marcha la mujer... mas emocionada no podía estar, luego desaparecieron para Bad Religion, eso si)... Nothing you can say can stop me going home!



Había escuchado via Youtube bastantes directos de My Chemical Romance, pero ninguno le hace justicia a lo que de verdad se vivió allí. Espectáculo puro y duro Gerard Way (cantante), la estética del grupo me parece muy atractiva, claro que eso no es nada si no va acompañado de buena música. Me cuesta decir que My Chemical Romance ya está en esa segunda posición de grupos favoritos, pero es fácil decirlo después de lo de ayer, porque ardo en deseos de escuchar Goldfinger, Green day y sobre todo Sum 41, pero de momento, qué hostias, por mucho que diga la gente, estos genios de My Chemical Romance se han ganado mi respeto para toda la vida, y es mas, si tuviera que elegir un grupo para volver a ver entre los que tocaron ayer, esos serían MCR.

Bad Religion: 00:15

Pero es que... aún nos quedan unos cuarentones americanos que de esto de punk rock saben un rato. Mi grupo preferido desde que jugué al maravilloso y atemporal Crazy Taxi. Esta vez si, la espera fue eterna, y el concierto, lleno de detalles y situaciones cuanto menos curiosas, unas agradables, otras no, no relacionadas directamente con la música. Pero primero, vamos a lo que vamos. Tras gritar "Bad Religion, Bad Religion..." repetidas veces durante un buen rato, tras cuarenta pruebas de sonido, tras preguntas y preguntas "¿cuándo va a empezar esto?", ahí estaba, Greg Graffin y sus compinches con ganas de dar caña a todo el Metrorock, y lo más importante, en primera fila, tras duros intentos, conseguí alcanzar la valla y estar a escasos metros de mis ídolos musicales. Gritar "Graaaafin" y que te mire al grupo donde estábamos no tiene precio, no lo tiene, de verdad.

Empezaron demasiado fuerte, nada menos que una de las mejores - bajo mi punto de vista - canciones rock de la historia: American Jesus. El repertorio, si bien variado (temas viejos, temas de The Empire Strikes First, de los 90, del nuevo album...) yo lo hubiera cambiado bastante, algunas canciones como Struck a Nerve, que aunque en directo suenen brutalmente bien, yo las hubiera cambiado por otras. La apoteosis total llegó con Generator, es LA CANCIÓN para los conciertos, el principio fue, para mi, sólo comparable al de Welcome to the Black Parade de My Chemical Romance. Tras un final apresurado, volvieron a salir, cómo no, para tocar los últimos temas, como Infected. Un concierto para recordar.



Sin embargo, varias curiosidades rodearon al concierto. La primera de ellas, normal, la poca sutileza con la que los guardias de seguridad privada retiran a los conflictivos, esto es, a la gente que se sube al público. Bien es cierto que no se puede permitir porque es peligroso (y nada de que es un concierto de rock y todo vale, porque no, no todo vale), pero las maneras me parecieron excesivas. Luego, algo que ha sido parte de la conversación en nuestro grupo al salir, el chico que ha pasado a llamarse "El Dolce". En primera fila, observabamos a un hombre joven con sus gafas de Dolce & Gabbana, su jersey rosa de rayas y su teléfono movil mandando mensajes. Hasta que poco antes del concierto empiezan unos empujones, que no se los toma muy bien. A ver, chaval, y como él, sus amigas (o no, era un grupo de chicas que estaban ahí desde MCR), estais en primera fila, en un concierto de Bad Religion, ¿qué demonios pretendeis, que la gente coja sus sillas de playa y se quede callada y quieta viendo sus conciertos en primera fila? De verdad, es que hay gente para todo.

Unos gritos de "puto emo el que no bote" provocaron una espantada general de los fans de My Chemical Romance que poco o nada interés tenían en escuchar a Bad Religion, debo decir que yo no soy ni emo ni hostias, y disfruté igualmente de Bad Religion que de MCR, es un poco cansado el encasillar a un grupo de personas en una cosa o en otra, pero bueno, ese es otro tema.

Ya, venimos a un concierto, pero...

Y una pequeña historia que a mi me dejó mal sabor de boca, aunque no se lo dije a nadie, probablemente por las ganas que tenía de descansar. Poco antes de empezar Bad Religion, se acerca por la fuerza una chavala muy guapa (bajo mi subjetivo punto de vista, como el de todos), morena, de unos 18 años, que había venido desde Almería sólo para ver a Bad Religion, ella sola, en autobús, y tenía el autocar de vuelta a las 9 de la mañana, y ni sabía donde quedarse ni que hacer después, respondió "estar por ahí" a la pregunta de qué iba a hacer después. Victor, que fue el que primero (creo) habló con ella, le dijo que nos ibamos a dar una vuelta luego a la Cibeles, a ver si quería venir, en principio aceptó. No se porqué (quizá porque era la primera chica que veía que se recorría media España para ver a mi grupo favorito, es lo que hay), me sentía casi obligado a hablar un poco con ella, a ver que tal, aunque entre las posiciones en las que estabamos y el ruido no se permitían grandes alardes, como es lógico.

El caso es que, durante el concierto, tuve la impresión de tenerla siempre a la izquierda, la verdad es que me apetecía conocerla un poco después, pero cual es mi sorpresa cuando a mitad de concierto me doy cuenta de que... ¡no era ella!, miro para atrás, donde estaba originalmente, y tampoco la veo. Al acabar, parecía ser el único que se acordaba, pero claro, a ver quien era el guapo que se pone a buscar a alguien ahí, alguien que además iba de negro, como la mayoría. No se, no me sentó muy bien, ya no solo por querer conocerla un poco (no soy un tipo extrovertido, por eso me autosorprendí mas, digamoslo así), es que nadie se acordaba cuando pregunté por ella, y tampoco es que nadie mostrara algo de interés.

Quizá me pasé de sentimental, o quizá le doy demasiado importante, pero me pongo en su piel, que conozco a unos chicos de X sitio, viniendo yo solo de otra, que me digan para ir a dar una vuelta luego por Madrid, y que después todos desaparezcan y ni se acuerden, no se, igual hasta ella se olvidaría, no lo se (no lo creo), pero al final cogimos dirección coche, de paseo intenté ver si había suerte y coincidiamos, pero resultó imposible. No se lo conté a mis compañeros de viaje, probablemente ni lean esto (igual Vrayan, a saber), pero me quedé con las ganas, no me quedé agusto, ni conmigo, ni sobre todo, por ella. Aunque tampoco engaño a nadie si digo que no estaba bien agusto en la cama en vez de dando vueltas por la Capital de España después de llevar 4 horas saltando como un loco. Aunque es cierto que también mentiría si dijo que no me acordé de ella una vez cogimos el coche dirección casa de Enrique, que nos ofreció su casa para dormir antes de volver de mañana a Bilbao.

A grandes rasgos, ese es el resumen de uno de los días que mejor me lo he pasado en mi vida. Esto lo quiero repetir, porque probablemente no me gustará salir a discotecas o a emborracharme por ahí, pero eso no significa que no me guste pasarmelo bien, la pena es que estos festivales no son tan accesibles regularmente, tan frecuentes o tan atractivos. Tengo claro que intentaré convencer a la gente que pueda cuando se presente una ocasión similar. Y si es posible, evitar cualquier desagradable hecho, como el que he contado estos últimos párrafos. Espero no estar dramatizando demasiado.

Gracias a Victor, a Jairo, a Enrique, al Metrorock, a Bad Religion, a My Chemical Romance, y a todos los que han contribuido para que este pasado sábado se me quede en el recuerdo por mucho, por muchísimo tiempo.

Probablemente la segunda actuación que más me ha impresionado en un programa de tipo Operación Triunfo.



Impresionante, cómo canta esta chica.

¿Y la que más me ha impresionado?
Sin duda alguna...