Un año más (y ya van dos, shit you little parrot), tocó hacer el viaje geek del año al XV Salón del Manga de Barcelona, celebrado en Hospitalet de Llobregat. Como el año pasado, los días anteriores estuvieron plagados de nervios, ilusión y, sobre todo, muchas ganas de ver a los amigos que tanto tiempo hemos estado sin ver.

El miércoles pasado, todo hay que decirlo, fue uno de esos días en los que te levantas con el pie izquierdo. Mi idea era recortar un poco los tiempos con respecto al año anterior, ya que quería llegar a destino de día. Así que puse el despertador a las cinco de la mañana.

Sin embargo, mi obstinado cerebro me dijo que de levantarse a las cinco nada de nada, y finalmente me levanté a las seis. Por suerte, tenía todo dispuesto y recogido, así que simplemente fue meter las maletas en el coche, abandonar la ciudad herculina y partir hacia Asturias para recoger al amigo Jimmytrius.

El camino resultó como siempre. Las frías noches de la Terra Cha luguesa me acompañaron desde que dejé la autovía, cerca de Vilalba, hasta ya superado el valle de Mondoñedo. Ya cerca de la costa, me incorporé de nuevo a la autovía para atravesar la ría de Ribadeo.

Tras atravesar la bella Asturias (sal de la autovía, entra en la autovía, repeat till n=4), resulta que a treinta kilómetros de la capital asturiana, repentinamente, el coche empezó a quejarse. Le costaba horrores acelerar, y estaba totalmente achicado. Por suerte, llegué sin problemas a Oviedo y recogí al amigo Jimmytrius, que se encontraba esperándome en su casa. Realmente no ansiaba verme a mí, sino recoger los tres juegos que le había prometido. Las bolas rosas son materialistas por naturaleza y quieren absorber todo.

Tras ello, me dirigí al concesionario (casualmente, en la salida de Oviedo) para ver si podían mirarme el coche, por si podía continuar el viaje o no. Por desgracia, me dijeron que se había estropeado una pieza del turbo, y que tendría que dejar el coche a reparar un par de días. Así que no quedó otra que alquilar un coche, cambiar todos los bártulos y partir hacia la bella villa de Algorta.

Además, resulta que tanto el menda como Jimmytrius no grabamos bien los CDs que traíamos con música, por lo que nos tuvimos que conformar con la música de Michael Jackson para atravesar el oriente asturiano y la comunidad cántabra.

Al fin, llegamos a Bilbao. Uno sabe que llega a Bilbao por varios motivos. En primer lugar, los letreros están en euskera. En segundo lugar, porque cada cuatrocientos metros hay un radar que te invita de forma sugerente y educada a no pasar de ochenta. Y en tercer lugar, porque empezamos a hablar de forma especialmente lírica.

Aproximadamente a la una de la tarde llegamos a Algorta para recoger al señor Velvet Underground, que estaba dispuesto y preparado con su maleta y su mochila. Sin embargo, no se esperaba una pequeña sorpresa que le teníamos preparada. Le trajimos un póster de su amado Rorschach, de Watchmen, envuelto en un tubo decorado con plátanos de colores, imitando aquellos antiguos discos de la Velvet. Sinceramente, reconozco que tal regalo fue una concesión totalmente descarada a la galería, pero son cosas que hay que aceptar cuando uno me conoce. Envolver regalos mola.

Así que partimos finalmente, con cierto retraso, todo hay que decir, hacia Barcelona. Tras parar en una gasolinera, tomar un bocadillo y reponer fuerzas, seguimos nuestra ruta hasta Cataluña.

Finalmente, poco antes de las siete de la tarde, llegamos al tranquilo pueblo de Sant Marçal, en donde se había alquilado una casa rural para ser el cuartel general desde el que dominaríamos el mundo [Stewie mode off]

Allí nos encontramos con nuestros maravillosos amigos del Mediterráneo, capitaneados por Mr. Fay Masters y Totos, (sí, esos que salieron en la revista JAU!), Julia (nuestra orca favorita) y Jedi, Irene y Barbe, Yerai y Agus, nuestro muñeco diabólico favorito. A partir de ese momento la casa sufrió un aumento del índice de frikismo en, aproximadamente, un 400%. Ríase usted de las panderetas de tensión.

El jueves, primer día del Salón, llegamos al recinto de la Farga con toda la ilusión del mundo y con las pilas cargadas a tope a la caza y captura de jugoso material. Mientras que el sector nor-noroeste se centró, principalmente, en la búsqueda de videojuegos antiguos, el sector levantino se dispuso a acechar al manga y merchandising más reciente.

Hay que decir que es un acontecimiento único en el universo ver la cara de Velvet Underground ante una tienda dedicada en exclusiva a material retro japonés en perfecto estado de revista. Por respeto a él, me abstendré de comentar cualquier desencaje de mandíbulas, babeo masivo y otras particularidades de la ocasión.

A lo largo de la mañana, por tanto, asaltamos las tiendas de juegos retro. Mientras Japanclassic tenía un gran catálogo de retro a unos precios bastante razonables, otras tiendas, directamente, te tomaban el pelo. Por ejemplo, ver un ICO en caja de cartón a 120 euros o un Legend of Dragoon a 250 € (aunque, eso sí, en estado impoluto los dos). Aunque quizá el caso más sangrante fue el de un Alundra PAL ESP a 45 euros en un estado totalmente demacrado, caja rota y sin mapa.

Por desgracia, Jimmytrius no pudo encontrar lo que quiso. Aunque es bien cierto que una edición especial de Mother 3 es muy difícil de encontrar, al final le quedó la espina de no haberse llevado un Vagrant Story por un par de minutos. Tranquilo, Yuri, el año que viene seguro que lo encontraremos.

El señor Velvet tuvo una de cal y otra de arena. En Niponia encontró varios de los Dragon Quest de Famicom en un buen estado de conservación, aunque fue incapaz de encontrar el Dragon Quest IX que tanto ansiaba.

Yo, sinceramente, he de decir que salí bastante satisfecho con las compras. Además de las compras obligadas de Saturn, me hice con un Demon's Souls POR CULPA DE LORRE, que el muy ladino es especialista en poner los dientes largos y un Strider 2 de PSX.

El sector levantino se especializó principalmente en la compra de manga, y me parece a mí que a la vuelta tendrían poco espacio en el maletero. Por cierto, espero que hayáis llevado los quesos que sobraron.

En la planta superior de la Farga había diversas exposiciones, como un pequeño homenaje a Usui, el recientemente fallecido creador de Shin Chan, así como talleres de manga y diversos originales de Luis Royo, que estuvo el sábado en el salón para firmar ejemplares.

También había una sección dedicada a los videojuegos. Como el año pasado, Microsoft se hizo un genial stand protagonizado por Forza Motorsport 3 a tres pantallas (cágate lorito) y, como elemento curioso, el juego de Ubisoft sobre la película de Avatar, que gracias a las bondades de las imágenes estereográficas y a unas gafas especiales, pudimos disfrutar en 3D. Me pareció curioso, pero como no eliminen las gafas, el sistema no le veo mucho futuro. Por suerte, al menos se puede jugar sentado.

Ese día también se unió a nosotros el mano Vicodina, ese que no tuvo los arrestos necesarios para comprar una figura de Samus Aran. Por mucho que la hubiese comprado el día después, siempre quedará en nuestros corazones esa SNES PAL con complejo de balón de fútbol.

La tarde prosiguió con la imposición a Jimmytrius del casco de la noble orden de la sagrada esfera rosa creadora de vórtices dimensionales devoraalimentos.



Al salir del salón Velvet se encontró con su amado Rorschach y, por motivos evidentes, hubo que inmortalizar el momento



Esa noche, tras llegar de nuevo a casa, nos dispusimos a hacer la foto de la colcha, para goce y sana envidia tegra de las generaciones futuras.



Esa noche jugamos en la casa varias partidas a una versión de Party. Aviso que hay un video por ahí rondando en el que salgo haciendo el ganso que merece mucho la pena. Saludos, por cierto, al equipo perdedor.

El viernes fuimos hasta el pueblo del tío Camuñas para conocer a KILLY, el hombre encuesta de Vandal. A pesar de que el pobre estaba bastante perjudicado por un gripazo otoñal, disfrutamos de un agradable encuentro, en el que nos reímos un montón y debatimos de un montón de temas. Finalmente llegamos a la conclusión de que De-mon no existe y que el año que viene haremos una colecta para pagar un viaje de avión a la península a Lorre.

Ese día por la noche hubo macropartida al Smash de Wii, para alegría de sus fans y desesperación de los que no lo entendemos. Pero, afortunadamente, siempre hay otras cosas que hacer.

El sábado por la mañana disfrutamos de un paseo por Barcelona. Visitamos el Parc Güell, en el que pudimos disfrutar ver a Paloma posando desnuda para nosotros.



Al final de la mañana KILLY nos llamó para invitarnos a su casa. Aceptamos de buen grado, aunque no sabía que el que realmente quería verme era Tokio, su adorable perro que quedó totalmente enamorado de mi pierna.



Tras comprobar que polos opuestos se atraen, el amigo KILLY tuvo a bien enseñarnos su preciosa colección de videojuegos y música, además de disfrutar de una fantástica demo de God of War III que se acababa de bajar.

Y, finalmente, el domingo partimos de vuelta para casa. Sobre las diez y media de la mañana dejamos a Velvet en su hogar (Harry, su perro, también comparte costumbres con Tokyo), y llegamos a Oviedo sobre la una y media. Recogí el coche ya reparado y fuimos a comer con Okashira, al que le dimos un par de detallitos. Tras dejar a la rama asturiana, salí de vuelta para Galicia, con la felicidad de haber pasado unos días geniales con los amigos, y contando de nuevo los días para volver a vernos.

Tras mucho insistir, Fay Masters me convenció para visitar el salón del manga de Barcelona. Aunque no es que sea muy aficionado al comic japonés, la remota posibilidad de encontrar un Radiant Silvergun me motivo a ir. Bueno, eso y unos días de relax, vicio y esparcimiento.

El viaje comenzó el miércoles pasado, a las seis y media (casi) de la mañana. Metí las maletas en el coche y me dirigí a Oviedo, para buscar a dos personas que me acompañarían en el viaje.

Hay que decir que el trayecto Lugo - Vegadeo - Oviedo es realmente simpático. Descubres cuán pronto las cisternas refrigeradas van a recoger la leche por una carretera de montaña. Sobre las siete y media de la mañana ya circulaba por tierras asturianas. Me gustó cómo se ve el puente de los Santos, en Ribadeo, en el último estertor de la noche.

Hasta Oviedo me acompañó una mezcla de carretera nacional y autovía. Pasé por un puente en obras, al que le estaban duplicando el tablero, y no parecía que le quedase mucho por hacer. No creo que tarden mucho más de marzo en finalizarlo.

De repente, un extraño ruido invadió mi coche. Tras cuatro segundos de expectación, me acordé que había entrado en "la lija". Eso quiere decir que estábamos cerca de Vetusta: tocaba llamar al primer pasajero para avisar de la llegada.

Entré en Oviedo a las nueve de la mañana y me abalancé sobre una plaza libre de aparcamiento. Además, (qué suerte, pensé) con un bar al lado para tomar un café y desperezarme.

Tras visitar el excusado y tomar un café en ese bar (premio al peor café del año en Asturias) y esperar un ratillo, de repente apareció él:



Bueno, algo menos japonés. Efectivamente, el señor Okashira-sama se acercaba por la acera, cargado de maletas. Tras una reorganización logística del maletero, nos dispusimos a buscar al tercer pasajero del gablamóvil.



Más alto que Kojima, contra todo pronóstico, sin un rosa tan saludable en la cara y con perilla, Mr. Jimmytrius se unió a nosotros (tras otra reorganización logística maleteril, por supuesto). Y nos dirigimos hacia Barcelona.

Comenzamos el viaje con una selección musical del señor Okashira, principalmente de temas de Square, Konami y Nintendo. Milagrosamente, se escuchó un Green Hil Zone dieciseisbitero en medio de tanta orquesta y musica de estudio.

Tras unas horas de viaje, llegamos a Bilbao. Misteriosamente, comenzamos todos a hablar de una forma extrañamente lírica y florida. Me imagino que sería motivado por los vientos de Getxo. Y de forma igualmente misteriosa, al abandonar Euskadi nos abandonó la creatividad. Aún tratamos de averiguar por qué.

Comimos en Calahorra, en el área de servicio de la autopista. Tras esto, volvimos de nuevo a hacer kilómetros.

Llegamos a Cataluña y, ya de noche, arribamos a la casa rural en la que nos esperaba el sector levantino del grupo. El señor Fay Masters y la señorita Totos, acompañados de tres amigos más. Al final, ocho impresentables juntos para pasarnos tres días de furor manga y videojueguil.

El primer día del salón es, sin duda, el mejor para hacer compras. A primera hora de la mañana, en el pabellón de La Farga, es el momento perfecto para hacerse con ese juego o ese manga raro que estábamos buscando. El precio suele subir los días siguientes, aunque lo rebajan la última tarde.

Los mayores stands se ubicaban en la entrada, con DC Comics en lugar destacado. Entre los pasillos había un poco de todo: lugar para manga, merchandising, figuras, bandas sonoras, juegos retro y actuales... Mención especial, de mi parte, de una tienda con juegos retro para Saturn en un estado PERFECTO. Creo que fue en ella donde Okashira consiguió un Policenauts para SS a 36 euros impoluto.

En un polideportivo cercano, a unos minutos andando, estaba el lugar donde se desataba el furor manga más intenso. Concurso de karaoke (en el que para la próxima edición deberían prohibir cierta canción de Nana...), concurso de Kamehamehas (ganador moral la encarnación de Ultrahéroe), concursos de Cosplay (mención especial al trío de Cell, Buu y Freezer, el increíble Bowser, un excepcional Marcus Fenix, Nero de Dirge of Cerberus y un magnífico espectáculo sobre Zelda: Twilight Princess)

En la parte alta de la Farga había una exposición sobre Doraemon, varios talleres y una gran sala dedicada a X360, con Gears of War 2, la nueva interfaz, Fable 2, Fallout 3, el nuevo Banjo Kazooie.... Microsoft se lo montó bien esta vez.

El viernes y el sábado la Farga ya estaba excesivamente concurrida. Aunque con mucho más cosplay popular, a veces hasta costaba andar por el recinto.

En el terreno de vicios videojueguísticos, decir que el pobre Fay Masters no hizo honor a su avatar. Me imagino que tanto furor manga hizo mella en sus habilidades.

Y el domingo, muy pronto, volvimos hacia el noroeste. En resumen, buen viaje, grandes momentos, buenos compañeros (los del sector asturiano han sido excelentes compañeros de viaje, dignos concursantes de adivinanzas varias y mejores personas, y el sector levantino no ha sido menos, por supuesto XD. Además, hemos descubierto el Munchkin, cosa harto interesante).

Y, para acabar, una foto de lo que me acabé llevando a casita.



Nos leemos...

Camden es uno de los distritos de Londres, en el que hay un mercado bastante famoso y peculiar. Es como si los años 70 se hubiesen quedado allí a vivir.

El metro de Londres tiene una parada en un extremo del mercado. Llegar ahí es muy, muy fácil.


En esta foto podéis ver la calle principal, toda ella con tiendas. Normalmente las casas están pintadas o decoradas de forma muy colorida, al contrario que el resto de la ciudad. De hecho, la fachada es un escaparate y una atracción en sí misma. Ya véis cómo está el avión...


El otro extremo de la calle. En todo ese recinto podéis encontrar ropa de lo más diverso: desde camisetas sobre videojuegos (alguna de Mario estaba realmente simpática) a abrigos para el invierno.


Éste es el canal que cruza la calle principal del mercado de Camden. Hay que decir que, en comparación con el Támesis, está realmente limpio. Además, muchas tiendas están a sus orillas. Se huele a incienso y a punk por sus orillas.


Esta foto está tomada justo sobre el puente , mirando hacia la calle. A estas horas la gente ya empezaba a acercarse al mercado, y puedo deciros que había mucha gente que todavía no había abandonado los años 70.




Uno de los rincones del mercado. Esta zona estaba llena de chiringuitos en los que probar comida china o tailandesa, además de tener varias tiendas de discos con un montón de vinilos y material antiguo.


Una foto del puente de ferrocarril sobre la calle.


Otra vista del canal...


...y otra foto de la calle principal.


y, para despedirnos, nada mejor que un dragón.

¡Saludetes!

Sí, ya sé que últimamente me estoy pasando con los títulos sensacionalistas, pero es que ya es otoño en la bella ciudad bimilenaria.  Seguimos con más fotos de Londres. Hoy toca monográfico sobre la Tate Modern, una estación eléctrica en la orilla sur del Támesis reconvertida a museo de arte moderno. Comenzamos:

Aquí, una vista de la entrada desde el paseo fluvial del Támesis.


Como tanto ladrillo en la fachada queda un poco soso, nada mejor que poner el pene amarillo más grande del mundo en él.


Una vista del interior. Para que os hagáis una idea de la altura, fijáos en las puertas que hay...


Una foto del gran vestíbulo, con las distintas plantas que dan acceso a las exposiciones.


Uno de los vestíbulos con las escaleras mecánicas, antesalas de los espacios expositivos.


Lo mejor: vista de la catedral de St. Paul, obra de Sir Christopher Wren (medio Londres antiguo es obra suya) desde la terraza de la Tate Modern. También podéis ver "el oscilante", una pasarela peatonal de Norman Foster. La idea de la pasarela era buena. Pero se olvidó del cálculo de deformaciones. Un "pequeño" detallito que costó unos millones de libras subsanar...


Una foto de la chimenea de la Tate. Acojona esa altura en ladrillo...


Un puente grúa en desuso que permanece en la Tate.


Encuentra al moderador de Vandal:


Otra foto del vestíbulo...


...y otra de una fachada lateral.


Como continente de obras de arte está chulo. El contenido es más discutible. Pocos son los que tienen la sensibilidad adecuada para valorarlo. Yo, desde luego, no tengo esa sensibilidad. Había obras buenas con otras que no sabría si calificarlas como bromas o como arte. Pero para eso están los sabios...

Saludetes...

Hoy os voy a poner fotos del primer día, justo tras llegar al hotel y dejar los bártulos, en el que bajamos hasta el río y tuvimos nuestro primer contacto con Londres.

El hotel estaba en Russell Square, con una estación de metro al lado que nos permitía movernos con relativa comodidad. Un consejo es que os saquéis nada más llegar en la estación de metro más cercana una Travel Card por el periodo de tiempo que estiméis, ya que el precio del billete es un atraco a mano armada. Para que os hagáis una idea, un billete cuesta algo más de seis libras (casi 8 euros), y una Travel Card para una semana son 24 libras, por lo que se amortiza enseguida.

Aquí una vista desde el puente de Waterloo, el primero que cruzamos sobre el Támesis. Al fondo podéis ver alguno de los edificios singulares de la city londinense.


Ya desde la orilla sur del río, una foto del North Bank. Véis la estación de tren (creo que era Charing Cross), de la que sale un puente de ferrocarril, que tiene adosado, nunca mejor dicho, dos pasarelas peatonales.


Una vista del puente de Waterloo. Según decían, fue construido por mujeres en la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que no les quedó nada mal. Ojo a los tajamares del puente (los apoyos del mismo en el río)


Un pequeño muelle en la orilla sur, del que salía uno de los múltiples barcos que realizaban pequeñas travesías por el río.


Otra vista del puente que sale de la estación de tren...


Una vista bajo el mismo...


El London Eye (el ojo de Londres), la noria de la orilla sur del río, al lado de la estación de Waterloo, a la que te puedes subir para conseguir unas espectaculares vistas de la ciudad. Los londinenses la llaman "The Wheel of Fortune" (la Rueda de la Fortuna), más que nada porque la media hora que tarda en dar una vuelta cuesta unas 18 libras por persona...


Otra vista de la noria...


Una vista desde la orilla sur de las Houses of Parliament, la sede del Parlamento Británico. También véis el Big Ben (parece mucho mayor en las fotos que en realidad)


Otra vista más cercana...


Un león que guarda el extremo sur del puente de Westminster...


La estación de Waterloo (en la que hay un namco station) con el London Eye.


Ya casi en la orilla norte...


El Big Ben (que, realmente, es el nombre de la campana que está en su cumbre) un poquito más cerca.


La compañera del león, pero del lado norte...


Una vista más próxima del reloj del Big Ben.


Ya en la parte trasera, al lado de la abadía de Westminster, el amigo Churchill en un pedestal...


Oliver Cromwell, cerquita de la abadía


Más famosos británicos...


Una inscripción en la acera...


Un hospital enfrente al Parlamento. Seguro que para atender las indisposiciones de sus Señorías...


y, para finalizar por hoy, un atardecer sobre el Thames...


¡Nos leemos!

De vuelta de vacaciones, os pongo unas fotos del viaje que hice a Londres. Las pondré en varias entregas, porque 380 fotos en una única entrada de blog me parece algo excesivo.

El 11-S a las 15:30 (qué macabro, oiga) salimos desde Coruña hasta Londres. En aproximadamente hora y media aterrizamos en el aeropuerto de Heathrow. Aquí van unas cuántas fotos de la llegada. Siento deciros que no había fans esperando en el aeropuerto, aunque sí estaba el servicio de inmigración... pero esa es otra historia...











Si queréis alguna a mayor tamaño, pedid por esa boquita.

Mañana más. Nos leemos...