MICROMANIA EN EL GARAJE

El Garaje.
Vamos por partes. Tengo un hermano que se separó hace varios años, en ése momento se fué a vivir a un mini apartamento y me pidió que le guardara alguna cosas en mi garaje, pues el no tenía sitio.
Bién, las cosas que tenía que guardarle consistían en unas 20 cajas.
Pasados un par de años, conoció a una chica y se fué a vivir a otro apartamento, más grande que el anterior, pero seguía siendo minúsculo, y las cajas siguieron en el garaje.
Un par de años después se mudaron a una casa, con su terrenito y todo.
Ya las cajas empezaban a molestar, por lo que le insistía para que se las llevara, nada, ni caso. Después de esperar otro par de años, le lancé un ultimatum: O te llevas las cajas, o las tiro a la basura, si no tienen cabida en tu vida, menos lo van a tener en la mía, que tenía que rodar las dichosas cajitas cada vez que hacíamos limpieza, y que molestan ahora que estoy pensando en pavimentar el garaje. Mi cuñada directamente dijo que las tirara, que eran trastos.
Bién, me dispongo a tirarlas, pero antes de hacerlo las abro (curiosidad femenina), oh, que me encuentro, 4 primeras cajas, revistas y más revistas de Muy interesante, videos y casetes de los que regalaban los periódicos; una enciclopedia del año de Marycastaña, ¡Joer, que tiré mi colección de Mega-force, Hobby-consolas y demás revistas porque no tenía hueco!.
Sigo mirando y SORPRESA, aparecen cajas con las antiguas revistas de Micromanía, desde el nº 1, modelo pequeño, más abajo se ven las de tamaño periódico, sigo abriendo cajas y aparecen en otro formato mediano. Las miro emocionada, ni siquiera las recordaba ya, menuda sorpresa, el número uno con una editorial de enmarcar, el número 2 con el análilsis de Sabre Wulf y Underwordle.
Todavía quedan muchas cajas por abrir, ya mi imaginación no tiene freno; y si estuvieran ahí los viejos juegos de Spectrum y la consola (aunque le faltaba una tecla al teclado). Seguimos elucubrando, y si estuvieran los Jueves primeros, y las revistas de Mortadelo, y la colección de clásico juveniles de bruguera, y todos aquellos libros que leí de pequeña. Mejor no sigo, porque las babas amenazan con ahogarme.
Ahora me vienen las dudas morales, ¿debo volver a preguntarle si quiere las cosas?, a fín de cuentas son suyas, aunque crea que ya están en la basura.