BrandNewPulpER

Resultados para etiqueta "Relato"

Publicado: 17:46 02/07/2011 · Etiquetas: Streets of Rage, Relato · Categorías:


...Piso nº 3....

El enorme ascensor parece detenerse. La puerta se abre y entra un individuo con el pelo de punta y una chaqueta de cuero tintada de verde. Antes de tan siquiera terminar de mirarle con desprecio, se abalanza sobre Axel.

En cuestión de segundos, Axel le agarra por el cuello de tan estridente prenda y lo lanza fuera del ascensor estampándole la cara contra el suelo, haciendo que sus dientes queden desperdigados por el pasillo.

El ascensor continúa subiendo...

Su respiración está agitada. Está nervioso.

Cuando el ascensor se detenga en el octavo, el último piso, estará solo... cara a cara con Mr X.
Las condiciones son poco favorables incluso si realmente cumpliera el “trato” que fanfarroneó proponiéndole.

No resulta precisamente creíble que el mayor magnate de la mafia, responsable de la tan lamentable y decadente situación que atraviesa la ciudad cumpla su parte de un trato que suena, a todas luces, a una trampa.

“Si logras llegar hasta a mi una vez mas, combatiremos cara a cara, como hombres. Si me vences, tendrás la oportunidad de llevarte contigo a tu amiguito.”

Axel aprieta los dientes mientras lo recuerda. Apenas hacía año y medio desde que, junto a Blaze y Adam (sus antiguos compañeros, también ex-policías) lograron desmantelar el imperio de Mr.X.

Después de aquello, Adam había sido el único que había vuelto al Cuerpo... y fue el trofeo que usó Mr.X con su regreso de las sombras, demostrando que su poder realmente nunca había sido abatido.

Piso nº 5

-Axel... -Blaze habla como puede, desde una esquina del ascensor.

Axel se gira hacia ella, agachándose a su lado.
La chica está malherida, tiene el pelo empapado en sangre (probablemente por una grave herida en la cabeza),el tobillo torcido y un brazo dislocado.

-Ésto déjamelo a mí. -Son las únicas palabras de Axel antes de volver a ponerse en pié mirando hacia la puerta, alternando la mirada entre ésta y el pequeño índice luminoso que muestra el piso por el que pasan.

...Piso nº6...

El ascensor vuelve a detenerse.

Al abrirse las puertas, entra de golpe un hombre calvo corpulento vestido con un extraño mono verde, que da al ex-policía un derechazo en la frente tan rápido como imposible de esquivar.

Axel retrocede con el golpe.
Antes de reaccionar, otro derechazo (esta vez en el estómago), le hace encogerse; dejando que un tercer golpe, en la cabeza, le tumbe en el suelo.

El boxeador se inclina para agarrar a Axel por su corta melena rubia, sujetándolo por encima del hombro, riéndose de sus muecas de dolor.

Axel reacciona y le golpea en la barbilla con un gancho de izquierda, logrando que le suelte.
Mientras su atacante trata de recuperar el equilibrio, Axel le propina un fuerte codazo en el cuello, dejándolo ko.

Tras empujar el cuerpo inconsciente del corpulento hombre fuera del ascensor, éste continua subiendo.

...Piso nº 7...

Piso nº 8, el último.

Las puertas del ascensor se vuelven a abrir una vez mas.
Esta vez, la imagen que dejan ver es muy diferente a las anteriores: El frío y oscuro pasillo ha sido sustituido por una sala amplia, elegante, perfectamente iluminada por grandes ventanales, con el suelo totalmente cubierto por una lujosa alfombra roja.  

Justo enfrente de la salida del ascensor,  Mr. X (vestido con su habitual traje color café y corbata roja), le mira atentamente, sentado en un sillón dorado en el otro extremo de la sala. Apoyado sobre sus propios nudillos con cara de indiferencia, sin ningún tipo de sobresalto.

Axel pulsa el botón de bloquear el ascensor para que Blaze esté a salvo, para luego salir del ascensor, cerrándose la puerta tras él.

Mr.X sonríe de un modo tan amplio, que el puro que sujeta entre los labios se desliza hasta el extremo derecho de su boca antes de cogerlo con la mano y, volviendo a adoptar una pose aburrida, hacer un ademán, indicando algo.

Como de la nada (seguramente escondidos a los laterales de la salida del ascensor) dos macarras aparecen a los lados de Axel, agarrándole.

Axel abre los codos con fuerza, propinándoles codazos en el pecho que les hacen retroceder.

De un rápido gancho le desencaja la mandíbula a uno de ellos, para luego agarrársela y tirar de él, estampándole la cabeza en el costado de su otro atacante, partiéndole las costillas.
Los dos terminaron en el suelo, sin conocimiento.

-Solos tu y yo, como hombres, cuerpo a cuerpo. Eso fue lo que dijiste... -Axel habla mientras camina hacia su enemigo.

-Si, cuando llegaras hasta mí... Aún te quedan unos metros. -Mr.X le responde en burla, mientras vuelve a hacer un gesto con la mano.

Una trampilla del techo se abre. Antes de que Axel se dé siquiera cuenta, alguien le propina una fuerte patada en la cara, tirándole al suelo.

Trata de levantarse, pero su nuevo atacante hunde el talón en su espalda, de un potente movimiento. El ex-policía tose sangre y rueda, con los ojos entrecerrados de dolor.

-Sh.. ¡Shiva! -Grita al darse cuenta de quién le ha golpeado, mientras trata de levantarse una vez mas.

Un antiguo conocido suyo, el que fue uno de sus mejores amigos hasta haberlo creído muerto a manos de los hombres de Mr.X, dos años atrás.

Shiva, vestido con un quimono de kárate negro y una cinta roja en la frente (tapada casi en su totalidad por su larga melena morena) le mira como si no le reconociera.

Ni una sola palabra antes de ir de nuevo a por Axel.

Ésta vez consigue esquivar su patada voladora.  Axel le golpea con la rodilla en el aire, haciendo que Shiva se resbale... pero sin caer.

Los dos se miran. No hay tiempo para preguntas. Ésta vez, Axel se adelanta, salta hacia él y le golpea con un directo en la nariz.

Shiva no se mueve del sitio, es Axel el que retrocede frotándose los nudillos de dolor.
-¿De qué demonios estás hecho? -Grita mientras sacude la mano.

Aunque con solo levantar la vista, ve su pregunta respondida.

La “piel” de su contrincante se ha levantado, mostrando una compleja estructura metálica.

Apenas ha terminado de sorprenderse cuando el androide ya ha vuelto a ponerse en guardia, haciéndole un barrido del que Axel consigue salir ileso, rodando por el suelo.

Las cosa se ponen peliaguda. No puede hacerle daño con sus golpes... No le queda otra salida.

Axel corre hasta el ventanal de la parte izquierda de la sala, confiando en que el androide tenga algún tipo de patrón de ataque. Tiene la suerte de ser así.

Una nueva patada voladora de su rival permite a Axel, de una rápida finta, agarrarle por la pierna para catapultarlo al exterior, haciendo añicos el cristal.

Mr. X rechina los dientes y suelta un bufido.

Axel vuelve a caminar hacia el sillón dorado, haciéndose crujir los nudillos.

-Estamos cara a cara. Levantate o te levantaré yo. -Amenaza Axel.

-Muy bien. -

Mr. X lanza el puro por la ventana chasqueando los dedos y se pone en pie.

Una pequeña campana indica que la puerta del ascensor va a abrirse. Axel se gira temiendo que pudieran haberle hecho algo a Blaze y contempla como otro ascensor, perfectamente camuflado en la pared, se abre dejando entrar a unas ocho personas... todos secuaces.

Mr.X aprovecha el descuido de Axel de darle la espalda para golpearle fuertemente en la nuca, haciéndole caer.

Los ocho secuaces se echan sobre él a la vez, levantándole y sujetándole.

Mr. X camina rodeando su sillón sin dejar de mirarle.
Escondida detrás del mismo, saca un enorme arma, una metralleta.

Axel se revuelve sin éxito, lo tienen totalmente inmovilizado.

El mafioso se ríe en su cara, salpicándole con la saliva, antes de comenzar a golpearle salvajemente por todo el cuerpo, usando la culata del arma.

Axel, magullado y sangrando, con la cara hinchada, no para de revolverse, pero es en vano.

-Tranquilizate, no te voy a matar. Voy a mantenerte con vida para que veas el gran final... Tengo a tu  amiguito Adam vivo esperando ésto. Pienso cortarle el cuello delante tuya.

-...

-Vuestros cadáveres serán la bandera que necesitaba para que recordar lo que le ocurre a cualquiera que ose oponerse a mi dominio.-

Axel estalla en rabia. No se podría explicar como, pero dibujó una técnica increíble, moviendo su brazo en círculo a una velocidad y fuerza inigualables, casi pareciera que emanaba fuego de él.

Sus nueve oponentes (Mr.X incluido) salen despedidos.

Los secuaces se levantan lo mas rápido que pueden para evitar que el ex-policía pueda llegar hasta Mr. X, al tiempo que su jefe se incorpora y aprieta el gatillo.

Las balas acaban con dos de sus propios secuaces, mientras Axel logra salir ileso al lanzarse al suelo y rodar.

Al incorporarse, golpea en la barbilla a uno de los secuaces que quedaban en pie, se coloca rápidamente a su espalda y le hunde la rodilla en la espalda, partiéndole la columna.

Axel logra esquivar una segunda ráfaga de balas cubriéndose con el cuerpo (ya sin vida) del secuaz al que atacaba.

Sin pensárselo dos veces, agarra el cadáver levantándolo por la chaqueta y lo usa como escudo, avanzando hasta Mr.X lo mas rápido que puede.

El mafioso enloquece, la sala se convierte en un auténtico avispero del que nadie podría salir ileso.

Axel continúa avanzando, mientras el cadáver con el que se protege se llena de plomo.

Una vez está lo suficientemente cerca, lanza el cuerpo sin vida contra Mr. X, que lo repele de un culatazo rápidamente... pero no lo suficientemente rápido para esquivar a Axel.

Apoyándose en el suelo, totalmente inclinado, Axel carga un impresionante uppercat, que comienza en el estómago de Mr.X y acaba en su barbilla, rompiéndole las costillas, el esternón y la mandíbula en su camino.

El cuerpo de Mr.X se eleva para estrellarse contra el sillón dorado. Quedándose irónicamente sentado, con la cabeza hacia atrás. Manchando el sillón con el rojo de su sangre, haciéndole perder su brillo dorado.. del mismo modo que su muerte acabaría con los tiempos oscuros que acaecían.

… Todo ha acabado.

Nota del autor:

   Éste relato es mi pequeño y particular homenaje a la saga de videojuegos Streets of Rage.






OJO, se que no es fiel al juego, porque he "incrustado" elementos de la saga donde no van... pero creo haber respetado el espíritu de SoR.

Saludos a todos

Publicado: 13:33 26/11/2010 · Etiquetas: Relato, Romantico, lluvia, brazos · Categorías:


Era imposible andar por aquella avenida sin calarse completamente. La lluvia caía con fuerza, con rabia, como si quisiera hacer añicos el asfalto.
El chico llevaba un pequeño ramo de doce rosas en su mano derecha, que apretaba con fuerza temiendo que las fuertes corrientes de aire se lo arrebataran. Las mismas corrientes que habían hecho trizas su paraguas unas calles atrás.

Notaba como la ropa le pesaba mucho mas, completamente empapada y aunque cada vez que apoyaba el pie para dar un paso era como sumergirlo en agua y corría el riesgo de resbalarse, no aminoraba en absoluto su marcha.

La visión de aquel lugar era lúgubre, casas bajas de sucias y desconchadas paredes grises, de tejados de paja o teja,  comidos por el moho.. no era agradable caminar por allí, ni siquiera aunque no estuviera siendo azotado por aquella tormenta.
Todo parecía transcurrir (o transcurría) de un modo incoloro, en blanco y negro... a excepción de las pequeñas rosas, que mostraban un vivo rojo que destacaba enormemente.

Por fin, cuando llegaba a lo que parecía ser la última calle de aquel pueblucho, se detuvo frente a una enorme y maltrecha puerta de barrotes metálicos que, como una ampliación de la misma verja, separaba la amplia acera de una pequeña colina, un cementerio.

La agarró con fuerza por un barrote y la zarandeó, sin respuesta (un enorme candado la cerraba). Comenzó a mirar apurado en todas direcciones, buscando algo o alguien que pudiera ayudarle.

-Márchate.- Una persona, totalmente cubierta por una túnica negra, que no dejaba ver siquiera sus manos o rostro, estaba sentada bajo un árbol del interior. Y aunque se dirigió al chico, no parecía tener intención de decirle ni una palabra mas.

El muchacho se quedó en silencio, mirando aquella figura. Parecía estar contemplando a la mismísima muerte, solo que en lugar de llevar una guadaña, lo que sujetaba a través de su túnica era una pala.

-Ha habido un error. Aún está vivo. ¡Desentiérralo!... o abre esta verja y dame esa pala, lo haré yo mismo. -La figura se giró hacia él, pero seguía sin verle el rostro. Lo que si pudo distinguir fue su movimiento negativo de cabeza.

El chico enfureció, empezó a golpear la verja violentamente.
En uno de esos golpes, con la mano con la que sujetaba el ramo de rosas,  once de éstas salieron despedidas, entrando en el interior del cementerio. Una vez tocaban el suelo, comenzaban a marchitarse con rapidez, perdiendo su color y su forma. Una le cayó a la persona de la túnica sobre el regazo. La miró, vio como lentamente se apagaba ese tono rojo, adoptando un triste y fuerte tono negro que casi se confundía con sus ropas. Volvió a girarse hacia el chico, que había cesado su furia, y le miraba con cara sorprendida, como si se hubiera dado cuenta de algo.

-No.. no es por ti. No me dejas entrar por mi bien. Crees que me ocurriría lo mismo que a esas rosas. -Dijo, mientras observaba la única rosa que había permanecido en su mano.
-Entonces no queda mas remedio. Tienes que ser tu quien le desentierre. Si no lo haces pronto morirá de verdad. Se que no quieres, que no tienes fuerzas, que crees que sería inútil.. pero yo creo en ti. -El muchacho se arrodilló, sujetó la rosa entre sus rodillas y cruzó las manos delante de su cara, al tiempo que cerraba los ojos. Como si rezara. Se lo estaba suplicando.

La figura se giró y miró la colina, bajando la mirada por los tres escalones que separaban la zona de las tumbas de la entrada. Como si le costara la vida, se puso en pie, agarrando aún la pala.

El chico seguía con los ojos cerrados, pero podía ver lo que ocurría, podía sentir el enorme peso que debía sentir aquel ser allí dentro, donde ni tan siquiera las rosas rojas tienen color.

Mientras aquella persona subía los escalones, tres flashes zarandearon la mente del chico... uno por cada escalón. De algún modo sentía que provenían del interior de aquella verja.

...Una chica, de largo cabello negro, cerrando una puerta con fuerza mientras grita, con los ojos empañados en lágrimas.

...La misma chica, rompiendo en pedazos un papel.

...Una vez mas, la chica abrazando sus rodillas en la esquina de una habitación mientras mira un peluche tirado en el suelo, como si estuviera llorando su muerte.

Abrió los ojos y pudo distinguir la túnica hondeando en lo alto de la colina. Ya había comenzado a cavar.

Aquel ser, aquella figura, aquella persona, estaba cavando con una fuerza tremenda, parecía imposible que fuera la misma que se levantó con tanto esfuerzo.

Su pala tropezó con una caja.

Se arrodilló sobre el suelo y la sacó, cogiéndola con ambas manos. Era un pequeño ataúd.

Hizo palanca con la pala para abrirlo, y tras un fuerte crujido pudo ver el interior.
Estaba completamente lleno de un espeso líquido carmesí.
Se quedó mirando aquel líquido... Tal vez era demasiado tarde.

-¡Vamos!- El chico gritó desde la verja, haciendo que la persona de la túnica se sobresaltara, dejando caer la capucha sobre sus hombros y dejando ver por fin su rostro... la misma chica que aparecía en aquellos flashes.

Lentamente, la chica volvió a dirigir su mirada al ataúd.

Se decidió. Con cuidado hundió sus manos en el viscoso líquido hasta notar algo, lo sacó con dificultad, como si fuera enormemente pesado.

Un corazón latía entre sus manos. Lo abrazó.

Sonrió al escuchar sus latidos, mientras la túnica negra se transformaba en un precioso vestido blanco.

Como un estallido, aquel cementerio fue coloreándose y cambiando, hasta transformarse en un precioso jardín. La lluvia cesó y las nubes se abrieron para dar paso a los mas brillantes rayos de sol.

Bajó los escalones con delicadeza, se acercó a la puerta de la verja y rompió el candado con sus dedos, como si estuviera hecho de mantequilla.

El chico se levantó y la miró, totalmente mudo.
-Sí.- dijo ella.

Y sus labios y los del chico mezclaron su sabor.


Publicado: 13:04 13/09/2010 · Etiquetas: Relato, Miedo · Categorías:


Laura acababa de mirar el reloj, eran las 3 de la mañana, sabía que vivía sola... pero estaba segura de haberlo oído.

Apoyada sobre el marco de la puerta de su dormitorio, congelada, pensaba que el hecho de que aquel sonido no se hubiera prolongado significaría que lo había imaginado, pero no era capaz de volver a la cama... estaba allí postrada, esperando a que sonara de nuevo.

Casi había separado la mano del marco para girarse y volver a acostarse cuando escuchó algo que despejó toda duda... No estaba sola. La cisterna del cuarto de baño del piso inferior había sonado.

¿Quién o qué había entrado en su casa? No había escuchado ningún golpe brusco, nisiquiera el irritante chirreo de la puerta de entrada. Pero fuera como fuese, habían entrado al interior.

Se asustó mucho, muchísimo. Las manos le temblaban mientras trataba de alcanzar en la oscuridad (sin apartar la mirada de la puerta) el teléfono que colgaba de la pared para llamar a la policía.

Luego dió varios manotazos al azar contra la pared para intentar encender la luz, logrando encender la del pasillo.

Aunque la lámpara del pasillo no estaba delante de su puerta, la poca luz que entraba a la habitación era suficiente para ver los números del teléfono, que eran de gran tamaño.

Mientras trataba de marcar con los dedos temblorosos se dió cuenta de lo que había hecho. La luz del pasillo se proyectaba escaleras abajo... quien hubiera abajo, ahora sabía que ella estaba ahí, despierta. Y eso le aterraba.

Se quedó de nuevo congelada, con el teléfono en la mano, tratando de captar sonidos. Y entonces escuchó los pasos. Alguien subía las escaleras.

Volvió su mirada al teléfono, que parecía vibrar por el temblor de sus manos... Tan solo había marcado el 0. Dirigiendo constantemente la mirada del marco de la puerta al teléfono y del teléfono al marco trató de marcar los otros dos dígitos.

Cuando solo le faltaba uno, una silueta corpulenta se plantó entre la tenue luz del pasillo y la entrada a su dormitorio.

Con el sobresalto, dió un paso hacia atrás y ahogó un grito. La silueta alargó el brazo y le quitó el teléfono de las manos, colgándolo sobre su sitio, en la pared.

-Abuela, ¿Qué te ocurre?

Laura le miraba aterrorizada.

-Soy yo, Luis. ¿No te acuerdas de mi? Tu nieto... estoy aquí cuidando de tí. ¿No te acuerdas?

El muchacho la cogió dulcemente de la mano y la acompañó a la cama.
De repente, y aunque no recordaba quien éra, Laura sintió que podía confiar en él, que realmente era su nieto, pero lo había olvidado.
Sabía que su enfermedad le hacía pasar malos ratos como éste.

Cuando se tumbó en la cama, el joven la arropó, le deseó buenas noches y le dió un beso en la frente. Laura cerró los ojos y se durmió enseguida.

Entonces, con cuidado, el muchacho salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente. Apagó la luz del pasillo y bajó las escaleras a oscuras.

Cuando salió de la oscuridad de las escaleras para entrar en la extraña penumbra del salón su rostro y cuerpo habían cambiado. Ya no parecía humano.

En el salón, sobre la enorme mesa del comedor, había un niño tumbado, con una enorme incisión en el lateral del cráneo. Mientras otro ser igual al que se había hecho pasar por el dulce nieto de Laura le sujetaba la cabeza.

-Continuemos.


Blogs en Vandal · Contacto · Denunciar Contenido