BrandNewPulpER

Publicado: 13:04 13/09/2010 · Etiquetas: Relato, Miedo · Categorías:


Laura acababa de mirar el reloj, eran las 3 de la mañana, sabía que vivía sola... pero estaba segura de haberlo oído.

Apoyada sobre el marco de la puerta de su dormitorio, congelada, pensaba que el hecho de que aquel sonido no se hubiera prolongado significaría que lo había imaginado, pero no era capaz de volver a la cama... estaba allí postrada, esperando a que sonara de nuevo.

Casi había separado la mano del marco para girarse y volver a acostarse cuando escuchó algo que despejó toda duda... No estaba sola. La cisterna del cuarto de baño del piso inferior había sonado.

¿Quién o qué había entrado en su casa? No había escuchado ningún golpe brusco, nisiquiera el irritante chirreo de la puerta de entrada. Pero fuera como fuese, habían entrado al interior.

Se asustó mucho, muchísimo. Las manos le temblaban mientras trataba de alcanzar en la oscuridad (sin apartar la mirada de la puerta) el teléfono que colgaba de la pared para llamar a la policía.

Luego dió varios manotazos al azar contra la pared para intentar encender la luz, logrando encender la del pasillo.

Aunque la lámpara del pasillo no estaba delante de su puerta, la poca luz que entraba a la habitación era suficiente para ver los números del teléfono, que eran de gran tamaño.

Mientras trataba de marcar con los dedos temblorosos se dió cuenta de lo que había hecho. La luz del pasillo se proyectaba escaleras abajo... quien hubiera abajo, ahora sabía que ella estaba ahí, despierta. Y eso le aterraba.

Se quedó de nuevo congelada, con el teléfono en la mano, tratando de captar sonidos. Y entonces escuchó los pasos. Alguien subía las escaleras.

Volvió su mirada al teléfono, que parecía vibrar por el temblor de sus manos... Tan solo había marcado el 0. Dirigiendo constantemente la mirada del marco de la puerta al teléfono y del teléfono al marco trató de marcar los otros dos dígitos.

Cuando solo le faltaba uno, una silueta corpulenta se plantó entre la tenue luz del pasillo y la entrada a su dormitorio.

Con el sobresalto, dió un paso hacia atrás y ahogó un grito. La silueta alargó el brazo y le quitó el teléfono de las manos, colgándolo sobre su sitio, en la pared.

-Abuela, ¿Qué te ocurre?

Laura le miraba aterrorizada.

-Soy yo, Luis. ¿No te acuerdas de mi? Tu nieto... estoy aquí cuidando de tí. ¿No te acuerdas?

El muchacho la cogió dulcemente de la mano y la acompañó a la cama.
De repente, y aunque no recordaba quien éra, Laura sintió que podía confiar en él, que realmente era su nieto, pero lo había olvidado.
Sabía que su enfermedad le hacía pasar malos ratos como éste.

Cuando se tumbó en la cama, el joven la arropó, le deseó buenas noches y le dió un beso en la frente. Laura cerró los ojos y se durmió enseguida.

Entonces, con cuidado, el muchacho salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente. Apagó la luz del pasillo y bajó las escaleras a oscuras.

Cuando salió de la oscuridad de las escaleras para entrar en la extraña penumbra del salón su rostro y cuerpo habían cambiado. Ya no parecía humano.

En el salón, sobre la enorme mesa del comedor, había un niño tumbado, con una enorme incisión en el lateral del cráneo. Mientras otro ser igual al que se había hecho pasar por el dulce nieto de Laura le sujetaba la cabeza.

-Continuemos.

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Comentarios: (primero los más recientes)
14:46 13/09/2010
Muy bueno, me ha gustado el final. Me encantan los relatos cortos de terror, tanto leerlos como escribirlos tambien.^^
14:11 13/09/2010
Me ha gustado, la verdad.
El final, desde luego, no me lo esperaba. Si hubiese acabado con el nieto acostando a la abuela, me habría gustado, pero quizá sería más "típico". Prefiero el final que le has dado. Si escribes más cosas, aquí tienes un lector.

Un saludo.
13:44 13/09/2010
La idea es esa, sorprender al lector con la edad de la mujer. Si te fijas ya hay pequeñas pistas, como la descripción del teléfono "los números del teléfono, que eran de gran tamaño" o la poca velocidad de reacción de que tiene.

La "persona" del final, cuando ya el lector estubiera seguro de que lo único que ocurre es que la señora tiene alzheimer, deja entrever que lo que realmente ocurre es que unos seres (que no son humanos) se aprovechan de la enfermedad (o se la provocan, como prefieras) para usar su casa con fines distintos. Quizá un poco rebuscado o que necesita mas explicación, pero no me gustaba la idea de dejarle un final "feliz".

Gracias por tu comentario.
13:35 13/09/2010
Esta muy bien, me he perdido un poco con el detalle que pierde humanidad la persona al bajar y sobre todo que la mujer me la he imaginado joven hasta que has dicho que es anciana. pero ha quedado muy bien.
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