Publicado: 12:21 28/10/2008 · Etiquetas: · Categorías:
Un ciudadano de Cataluña que lo desee puede vivir en este país sólo con la lengua castellana; un ciudadano de Cataluña que lo desee no puede vivir sólo con el catalán. Ésta es la asimetría sobre la que está construido el Manifiesto por una lengua común que la prensa conservadora madrileña ha convertido en el juguete político de la temporada. Para un catalanohablante, el bilingüismo es obligatorio; para un castellanohablante, no. Es una peculiar interpretación de la equidad lingüística.
El alegato por la lengua común, que hace el castellano obligatorio, pero no las lenguas propias de cada comunidad autónoma "porque hay una asimetría en las lenguas españolas oficiales", se funda en la idea convertida ya en mito de que "son los ciudadanos los que tienen derechos lingüísticos, no los territorios, ni mucho menos las lenguas mismas". Pero, por lo visto, hay ciudadanos con más derechos lingüísticos que otros porque tienen que aprender una sola lengua, mientras que los que hablamos catalán tenemos que aprender dos. En coherencia con la afirmación de que los derechos lingüísticos son de los ciudadanos, se dice que "las lenguas no tienen derecho a conseguir coactivamente hablantes". Pero la solidez del principio de referencia no aguanta ni cinco líneas. Porque inmediatamente después se precisa que el castellano es "obligatorio", y, por tanto, puede ser impuesto, mientras que la aspiración a que todos sepan el catalán (o el vascuence, o el gallego) a lo sumo puede ser "estimulada". ¿Por qué? Porque el castellano es la lengua común del territorio español. O sea, que hay territorios con derechos lingüísticos y otros que carecen de ellos, de modo que los principios fundamentales del razonamiento -los que enfáticamente afirman que los territorios no tienen derechos lingüísticos- son adaptables en función del lugar. Dicen los autores del manifiesto que su inquietud es estrictamente política. Por eso el manifiesto concluye con unas notas o recomendaciones para un decreto de unificación lingüística que elevan al Parlamento español con la petición de que se desarrolle la normativa correspondiente, aun en el caso de que exigiera modificación de la Constitución o de algunos estatutos. Todo su alegato parte de la obligación constitucional de saber el castellano, pero la Constitución deja de ser intocable si se trata de garantizar más todavía la hegemonía de este idioma. De modo que el manifiesto es una invitación explícita al PSOE y al PP a poner orden lingüístico en las naciones periféricas e, implícitamente, una señal al Tribunal Constitucional para que no desaproveche la oportunidad de revisar el Estatuto de Cataluña. La irrupción del nuevo PP de Rajoy en apoyo del manifiesto demuestra las limitaciones de la renovación de la derecha: quiere forjar alianzas con los nacionalistas periféricos, y lo primero que hace es darles donde más les duele: en la lengua. Los conflictos entre lenguas son siempre delicados y difícilmente admiten soluciones definitivas, salvo en regímenes que estén en condiciones de imponer una lengua a sangre y fuego. Puesto que éste no es el caso, siempre habrá puntos de roce y opciones insatisfactorias para unos u otros. Hace tiempo que sabemos que el retablo social en que todas las piezas encajan perfectamente es del dominio de la utopía, es decir, del horror. En Cataluña se optó, con amplio consenso político y social, por la inmersión lingüística. No fue un capricho. Fue una opción con un doble objetivo: recuperar la lengua propia y evitar la fractura del país en dos comunidades idiomáticas. Ha funcionado razonablemente. A pesar de algunas estridencias, perfectamente evitables, de los que todavía sueñan con la absurda fantasía de un país monolingüe en catalán. Los jóvenes acaban los estudios básicos conociendo los dos idiomas, y después es ya la dinámica social la que determina los usos. Y en ésta el castellano todavía juega con mucha ventaja. En Cataluña se hablan hoy decenas de lenguas, ¿no empieza a ser antiguo este debate? ¿Cuál debería ser el objetivo? Una sociedad realmente bilingüe. Es decir, una sociedad en la que cuando uno inicie una conversación en catalán tenga la certeza de que le responderán en catalán y cuando uno la inicie en castellano tenga la certeza que le responderán en castellano. Éste sería un equitativo ideal regulativo. Pero a día de hoy, el bilingüismo es todavía perfectamente asimétrico a favor del castellano. Y, sin embargo, el manifiesto pretende que asumamos que el castellano sea obligatorio y el catalán no. ¿No eran algunos de los firmantes los que decían que las lenguas que se imponen obligatoriamente se hacen antipáticas? Josep Ramoneda --- Publicado: 12:40 24/10/2008 · Etiquetas: · Categorías:
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Poco conocido es este hecho en nuestra sociedad Occidental. En primer lugar, porque fue cometido por el ejército de un país aliado de Occidente, Japón, cuyo gobierno relativiza la llamada Matanza de Nanking (a la cual se refieren como "incidente de Nanking") En segundo lugar, porque la información que nos llega de Asia es poca y a menudo está distorsionada. Nanking fue la capital de China durante los años 30 del siglo XX. El 13 de diciembre de 1937, cuando nuestro país sufría una guerra provocada por la sublevación del ejército, las tropas imperiales entraban en la capital china después de que las clases altas y medias hubiesen huido. Se encontraron con una ciudad llena de familias sin recursos económicos, trabajadores, campesinos y demás personas de clase baja que no pudieron escapar de la ciudad por falta de medios económicos. En dicha invasión muerieron, según unas fuentes, 150.000 personas, según otras, 300.000. Los mismos militares nipones que participaron en esta invasión afirman que durante el tiempo que ocuparon la ciudad mataron a los habitantes de Nanking "como si fueran animales, sin ningún remordimiento", porque en ese momento "no sentían nada por esas personas". Esta frialdad no es más ni menos que la cristalización del adoctrinamiento que recibían los niños en las escuelas e institutos por parte del gobierno imperial primero y militarista más tarde. Dicho adoctrinamiento político e ideológico deshumanizaba al resto de asiáticos y los convertía, a ojos de nipones, en poco más que conejos. Los chinos que no pudieron huir de la ciudad fueron masacrados indiscriminada y sistemáticamente después de ser torturados. Así, muchos de ellos se convirtieron en muñecos de entreno para la bayoneta o en troncos para probar el filo de las katanas. Los soldados, según su propio testimonio, se divertían clavando bayonetas en las cabezas de los bebés a brazos de las madres para después ejecutarlas a ellas. Esta orgía de sangre y sadismo estuvo acompañada por una orgía de violaciones. Se calcula que fueron violadas unas 20.000 mujeres de todas las edades, desde los 9 a los 50 años: niñas vírgenes o mujeres embarazadas (que constituían un alto porcentaje de las mujeres pobres de Nanking) fueron objeto de violaciones sitemáticas por parte de los soldados japoneses. Los soldados afirman que las más guapas eran violadas por turnos 50 veces al día y hubo militares que declararon "creo que no dejamos ni una sola mujer virgen en Nanking". En los libros de texto japoneses se obvia o se relativiza este hecho, toda vez que el gobierno censura los libros que contienen información no suavizada de lo que ocurrió en la capital china. Desde 1952 existen profesores e historiadores en pleitos contra el gobierno del país, así como también tienen lugar regularmente manifestaciones de profesores y estudiantes concienciados por este ocultamiento. Hasta algunos militares han relatado, como habéis leído, los hechos que acaecieron durante 1937 y 1938 en la capital de la República China sin ningún problema en reconocer las violaciones o las matanzas que llevaron a cabo. Este ocultamiento ha tenido como producto que muchos jóvenes no informados desconozcan completamente o sepan muy poco sobre la Violación de Nanking, contestando cosas como "sí, me suena que pasó algo, pero en el colegio nos lo explicaron muy poco". Hasta el momento, ni el gobierno ni el emperador han pedido perdón por la masacre, pero existen cada vez más japoneses concienciados de lo que ocurrió en la antigua capital del gigante asiático. --- Publicado: 18:48 23/10/2008 · Etiquetas: · Categorías:
Sony fue fundada por Akio Morita, ex funcionario del Japón imperial de la segunda guerra mundial. Cuando los EUA ocuparon Japón y purgaron el funcionariado para imponer una democracia occidental y obligar al emperador y a la Dieta a redactar una Constitución, Morita fue uno de los expulsados del organismo gubernamental por haber pertenecido al grupo de funcionarios que trabajaban para el estado japonés durante su período militarista y durante su incursión en la segunda guerra mundial. Muchos de estos funcionarios eran "peligrosos" a ojos de los norteamericanos por apoyar la guerra contra los aliados y por la simpatía que profesaban por la Alemania nazi.
La participación en la guerra, como sabréis, estuvo motivada por el sentimiento de superioridad racial de los japoneses con respecto el resto de Asia, por la enemistad con las potencias occidentales que poseían territorios en Asia (Gran Bretaña en Hong Kong o Francia en la Indochina) y por la amistad con Alemania por el carácter antiliberal, antisocialista y anticomunista de ambas potencias. La participación en la guerra tuvo graves consecuencias para Japón, de las que destacan las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Un superviviente de la bomba de Hiroshima, confundido, declaró que él vio estallar el Sol Morita, al ser despedido del aparato gubernamental, tuvo que buscarse la vida, como muchos otros compañeros suyos. Y se le ocurrió, nada más y nada menos, que montar una empresa de electrónica llamada Sony. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin los Walkman? --- |
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