Pues sí, tras 8 meses y algún que otro impulso de poner el juego, hoy he vuelto a visitar mi pueblo de Animal Crossing.

Hace unos días un amigo me dijo que había vuelto a arreglar su pueblo por Navidad y hará dos días otro amigo me dijo que echaba de menos cuando nos reuníamos en el pueblo de alguno, anoche Zeroh puso su partida y me vinieron cientos de recuerdos.

Mi mayor miedo era que aquello tuviese tantos hierbajos que tuviese que trabajar durante días para quitarlo, el segundo que mis vecinos favoritos no estuvieran.

Sin embargo, he quitado todos los hierbajos, he comprado un par de cosas que me faltaban del catálogo, he guardado en otro personaje los objetos que no se pueden pedir por catálogo y he visitado a mis vecinos, ¡estaban todos en el pueblo! Bueno, Zelanda quería irse, pero creo que la he convencido para que no se vaya.

Mañana o después, depende de lo que me entretenga con el Wow, me haré un archivo con las fotos que ya tengo de los vecinos (hoy por volver al pueblo, Lupe me ha dado la suya ^_^) y así continuaré coleccionándolas. ¿Volveré a cansarme del juego? Es posible, pero en su día consiguió tenerme jugando casi todos los días durante un año, ningún juego me había enganchado tanto.

Hay gente que pensará que es un juego pésimo, pero a mi me encanta. Parece mentira cómo esos 40 Euros que me costó en su día me han dado tantas alegrías y me han dado tan buenos momentos, cómo esos simpáticos animalitos han conseguido que los eche de menos, cómo han logrado que me emocione al ver que aún usan las coletillas y saludos que les enseñé y al recoerdar el apodo que me pusieron hace ya tanto tiempo, es increíble como esos 8 vecinos (en especial Praliné, Kabuki y Jacobo, mis tres favoritos) han logrado que hoy haya sentido que he vuelto a casa.

Así pues, SEGA, abre de nuevo sus puertas.