La abstención en los presentes comicios municipales ha sido especialmente severa en Catalunya. Es algo que asusta, no sólo por los números absolutos, sino por la trayectoria que viene siguiendo en las últimas convocatorias a las urnas. Se trata de una caída libre y en picado de la participación ciudadana en el juego democrático (más o menos acertado, todo sea dicho, pero democrático al fin y al cabo) que como he dicho, causa pavor en todos los que nos preocupamos de la salud política y democrática del País.

Me pongo el sombrero de analista e intento dilucidar el por qué de tan paupérrimos porcentajes.

Podemos buscar la culpa en el discurso político. Pero todos los partidos han bajado en participación, incluso ciertos “ciudadanos” que se las prometían felices, han sido incapaces de movilizar un buen porcentaje con un discurso radicalmente contrario al exhibido por la clase política catalana tradicional (derecha, centro e izquierda).

De casualidad no podemos hablar, vista la caída progresiva que lleva sufriendo la participación en los últimos comicios celebrados en tierras catalanas.

Joan Puigcercós lo relacionaba con el hastío debido a que en poco menos de dos años se han celebrado hasta tres comicios, a saber: el referéndum del Estatut, las anticipadas a la Generalitat y las municipales, celebradas ayer. No sería la primera vez que coinciden en poco tiempo dos comicios, y unos resultados similares no se habían dado. Me parece un poco cogido con pinzas, ávida cuenta que en las tres últimas ocasiones la participación ha sido baja desde un buen principio.

¿Cambio generacional, quizás? Lo dudo. Muchísima gente que llevan años votando sí o sí, lo han dejado de hacer. Es más, he visto más votantes jóvenes que en muchas otras participaciones.

En resumidas cuentas, no logro ubicar la presente idiosincrasia democrática en una situación en concreto, como otros sí consiguen hacer. Lo que sí que llego a hacer, es ver los efectos del problema.

El voto radical, como el de Plataforma per Catalunya (cuyo discurso ralla la xenofobia), que en otras circunstancias no hubiera sido más que una anécdota, ha calado en algunos ayuntamientos importantes (Vic o el Vendrell son dos casos flagrantes), o el voto friki como el del Elvis de medio pelo que consiguió un regidor en Reus, toman relevancia.

Esto, desde luego, no es salud política.

Y para terminar, me gustaría desde aquí dirigir unas palabras a los señores de ICV-EUiA y ERC. Los primeros, pierden votos por su propio colapso ideológico e incapacidad para defender las propias ideas, los otros por su ambigüedad a la hora de defender lo que muchos votantes ponen en sus manos. ¿Ejemplos? CUP se lleva una gran parte de sus votantes.

Por favor señores de ICV-EUiA y ERC, por un poco más de salud democrática, aboguen por defender sus ideas aunque sea a base de no entrar en el gobierno. Supeditarse a un partido centralista como el PSC está minando muchos de sus votantes. Incluso CiU perdería menos si se aliara constantemente con PSC, porque sus ideas son muchísimo más cercanas.