Vivienda y Memoria histórica

No quiero salir a la palestra con este término tal y como la acuñan los políticos… ya sea el idiota que busca la corrección histórica como arma electoral, ya sea el pobre ruin desgraciado que carga contra ella por impotencia e ignorancia, más que por convicción.

Quiero referirme a memoria histórica en términos absolutos, pues somos un claro y vivo ejemplo de su significado en tanto aplicado a los españolitos de a pie.

Somos una perfecta proyección memorial de la picaresca que siempre acompañó a nuestros antepasados, y que grandes maestros como Góngora, Lope de Vega o el desconocido escritor del Lazarillo de Tormes tuvieron a bien retratar en sus obras, que años más tarde nos harían las funciones de un perfecto espejo del alma.

Pues somos pícaros, y por ende, taimados, interesados y malintencionados; y creo honestamente que discutir lo contrario es cuanto menos perder el tiempo.

Quiero argumentarlo con un ejemplo, del que hablaré en más profundidad en mi próxima aportación a este blog. El doloroso tema de la vivienda.

No es sólo que tendemos al enriquecimiento personal por encima  del colectivo, que somos incapaces totalmente de concebir que el bien social es nuestro bien más preciado, y que nos es imposible concebir que los términos empatía y compromiso no tienen por qué estar forzosamente fuera de circulación.

Es que lo vemos correcto, modelo social a seguir y perpetuar. Ovejas negras las hay en todas partes, pero aquí tenemos un filón de agárrate y no te menees. Como diría Pérez Reverte, “en todos sitios cueces habas, pero hay habas y habas, y las nuestras escuecen”.

Somos aquellos que desean ser un Pocero cualquiera, quebrantar cuantas más leyes mejor con ayuda de los corruptos de turno, con tal de engordar el bolsillo sin necesidad de saber escribir la O con un canuto. Somos los que creen ser tan millonarios como sus ídolos de la televisión, triunfitos y faranduleros, por haber dado el pelotazo comprando cuatro ladrillos por 240.000€ mientras, calculadora en mano, vemos como nos lo tasan para la venta en 300.000€, con 60.000€ de ganancias sin siquiera haber pagado ni una centésima parte de los intereses que le debemos al banco.

Si en algún momento nos hubiéramos parado a pensar, podríamos haber llegado a discernir que el camino no nos llevaba a la Tierra de Oz, que el modelo es insostenible, y que en el momento en que el panadero o la modista se vuelven unos ases de los negocios, algo no está funcionando nada bien.

Hemos tratado un bien como la vivienda como mercadotecnia pura y dura. Ahora bien, vamos a recibir lo que hemos sembrado.

La inversión y las ganancias han acabado. La gente que pudo rascó a más no poder, y el mercado va camino a reajustarse. Pero de un trompazo. Si sobrevaloras de forma sutil un bien, éste tiende a reajustarse de forma sutil. Si lo sobrevaloras de forma brusca, no esperes una respuesta educada del precio de los pisos. Éste te va dar tu merecido.

Los verdaderos pícaros ya tienen su dinero y su inversión, y ponen pies en polvorosa. Algún tonto afortunado también. Ahora pagan justos por pecadores.

El pobre idiota que compró pensando revalorizar su propiedad va a ver como entrar en el mercadeo sin recursos es cosa poco recomendable. Que el dinero con el que pagaron (y contribuyeron a su inflamiento) no es suyo, es del banco, y que aquel concepto tan virtual y efímero que leyeron de refilón llamado Euríbor es mucho más hijo de puta y real de lo que jamás habían creído.

A éstos que les den pomada.

Por quien me sabe mal es por quien, ante tal escalada de revalorizaciones, hicieron caso a quien no tenía ni la más remota idea de lo que hablaba cuando aseguraba, entre risas, que los pisos nunca bajan, que si no compras ahora no podrás comprar.

Y ante todo esto nos hayamos. Ante pobres hijos de puta jodidos, que aún no saben que es lo que se les viene encima, y ante hijos de puta (otrora llamados pícaros) que se aprovecharon de la sinrazón en la que se convirtió este país de ineptos.

¿Somos o no somos memoria histórica con patas? ¿Estamos o no estamos empeñados en jodernos a toda costa?

Que como bien dice cierto organismo llamado CPI (Corruption Perceptions Index), somos corruptos a decir basta. Y que nos lo merecemos, ¡qué carajo! Si es lo que queremos.