Fuera pereza, fuera vagancia, y a actualizar se ha dicho! Todos tenemos una historia consolera, y en esos días de hype y nerviosismo, (34 wíias en concreto que quedan para blandir la espada de héroe y comenzar una nueva era... ya me he hypeao xDD) que mejor momento para hacer memoria de aquellos días de comienzo, de aquellas máquinas que han pasado por nuestras entonces novatas manos. Esta serie va a ser un testimonio de mis recuerdos consoleros, los inicios y los hypes desde un punto de vista divertido... así que vamos a ello con fechas y detalles!

La prehistoria: antes de 1998

Pues sí, aunque parezca mentira hasta mis 11, casi 12 años no estuvo en mi mente la idea de tener una consola. Una edad bastante tardía para lo que la gente está acostumbrada a comenzar a jugar, pero os aseguro que, como contaré en próximos capítulos  recuperé el tiempo perdido jejeje.

En mi infancia nunca pensé con demasiada firmeza la idea de pedir una consola, mi único contacto sólido fue una maquinita de tetris que tuve con 8 o 9 años y con la que me vicié (tanto yo como mis padres xD) bastante. Pero de ahí no pasó la cosa, ni siquiera me planteé pedir una Game Boy a los Reyes.

Y como no, el factor fundamental en el conocimiento de las consolas para mí fue uno: los cumpleaños. Por que claro, en los cumpleaños de aquella época escolar era lo típico... y quizá hasta 1998 esa fue una de las principales causas de mí tardanza en el descubrimiento del que hoy es mi mayor hobby. No, no fue porque no fuera a ningún cumpleaños, sino que la gente que tenía en aquel tiempo la flamante NES o la Master System lucía las capacidades con juegos deportivos y de carreras que la verdad, no me atraían en absoluto. No veía ningún aliciente en ponerme frente a una pantalla con un mando de 4 teclas manejando un cohce o un equipo de fútbol (ayys que atrevida es la ignorancia xDDD).

Pero como digo en 1998, algo cambió para mi en la concepción de este mundillo. Lo recuerdo como si fuera hoy, en el cumpleaños de mi amiga Cheba tuve mi primer contacto nintendero... Se habían comprado ella y su hermano la Super Nintendo, aunque ya fuera el tiempo de las 3D y de los 64 bits y jugué a Yoshi's Island 2, la primera pantalla de Super Mario World en la que salía el dino verde. Y lo disfruté como nuca, por supuesto recuerdo como Yoshi se me fue corriendo y se coló por uno de los fosos... y Mario cayó detrás! xD Pero me quedé con algo, quizá eso que llaman "majia" y me quedé impactado por aquel sencillo juego de jugabilidad brutal.

A las pocas semanas, en el propio cumple de su hermano tuve la oportunidad de probar otra joya nintedera: el Donkey Kong Country 3. Y esta vez controlando a aquella mona de coleta forzuda y al bebé más grandote de todos los tiempos lo conseguí. Me pasé Lakeside Limbo, la 1º panatlla del juego... y tras esa sensación al izarse la bandera de fin de nivel, lo ví claro: tenía que comprarme una consola, ¡la Super Nintendo tenía que ser mía!

Pues hasta aquí el prólogo de esta autobiografía videojuegatil...

¿Conseguí finalmente la ansiada Super NES? Quién sabe... todo esto y mucho en el próximo capítulo:

---> Capítulo 1: El trámite hacia el Nintenderismo