Como cada Septiembre, y como ya parece una tradición habitual en el presente blog, se acercan las colecciones a nuestros kioskos más cercanos. Las hay de todo tipo, pero siempre nos encontramos con algunas, que nos llaman más la atención que otras. Dejando a un lado las irresistibles abanicos o los famosísimos dedales del mundo, hay una colección que destaca por encima de todas: sí, el ajedrez de Star Wars. La inagotable factoría de George Lucas ha pensado que aún quedaba negocio por hacer en esto de los fascículos, y que todavía quedaría algún majarón que sería capaz por la enésima versión de Darth Vader en plomo. Y así ha sido.

Me encontraba paseando por la inmediaciones de un centro comercial del centro de Málaga, y ví de refilón en un curioso kiosko el enorme cartón con la serigrafía propia de la saga galáctica colgado de un hilo. Creo que debe ser genético (o acto de la lobotomización que he sufrido de verlas tantas veces y comprar cualquier sobra que caiga de la mesa de Lucas), pues me paré ipso facto a curiosear. En su momento, y como hacía calor, apenas pude observar mucho, y como iba acompañado, lo dejé en aquél kiosko sin poder prestarle más atención de la que merecía. Ayer, aprovechando un hueco que tenía tras hacer unas gestiones, me armé de valor y me encaminé al kiosko de mi barrio, para preguntarle si lo tenían. Entre risas, me comentó que me esperó durante la semana pasada por si me pasaba a por la figura, pero que se extrañó mucho al no verme, y lo acabó vendiendo. Le llegaron tres unidades, y en el plazo de la semana, se le fueron agotando. Entre sorpresa y vergüenza, le solté un: "Me tienes calado, Antonio." Y así es. Mi kioskero conoce mis más oscuros deseos frikis. Es como aquella novela de Stephen King, La Tienda, pero con revistas y demás. Para colmo, me dice: "La MacWorld está a punto de salir". "Cabrón, sal de mi cabeza", pensé. Seguí andando, bajo el sol y con los cerca de treinta grados que disfrutábamos en la pasada jornada, hasta que llegué al kiosko donde lo ví por primera vez. Huelga decir que pregunté en todos y cada uno de los kioskos, estancos y sitios donde vendían prensa con los que me encontré en mi camino, y en todos, estaba agotado. En uno de ellos incluso, hasta me dieron a elegir otros interesantes fascículos, como el de los camiones de colección. Haciendo un acto de fuerza, los rechazé. No podía caer en el lado oscuro de la fuerza.

Una vez encontré el kiosko prometido, ví como todavía me aguardaba mi fascículo. Estaba allí, colgando de un hilo, esperándome. Me quité las gafas en un acto reflejo parecido al que tiene Horatio en la serie CSI: Miami (entre la chaqueta y la camisa parecía una burda imitación), y le pregunté muy amablemente (y con esa sonrisa de felicidad en la boca que se te pone cuando sabes la respuesta de antemano), si tenían el dichoso oscuro objeto de deseo. El kioskero, un señor mayor muy amable, me lo confirmó. Sacó el enorme cartón de su altillo, y me lo enseñó, para confirmar si era el fascículo solicitado. Asentí con la cabeza y esputé un lacónico "Perfecto, clavao. El mismo." Mientras sacaba el dinero, me preguntó si me quitaba el cartón. Ante mi estupor y el gesto de mi cara de asombro, el kioskero dudó.

Como veía que seguía dudando, y no lo tenía muy claro, fuí rápido, y con toda la gracia posible, le contesté: "Caballero, ¿usted cree que alguien que le pide una figura de ajedrez de La Guerra de las Galaxias tiene cara de que quiera que le quiten el cartón de su fascículo?" El kioskero, ante mi respuesta, empezó a reirse a carcajada limpia, mientras asentía. Continué: "¿Es que no me ha visto la cara?" "Puedo entender que alguien que te pida la de los dedales del mundo o la de los silbatos y reclamos de los pájaros no quiera cargar con el cartón, pero un tío con barbitas y una figura de Vader entre las manos, es distinto." El kioskero, que parecía que estaba apunto de darle un ataque al corazón con tanto descojone y cachondeo, me respondío con todo el arte del mundo: "Normal, si ya te veía venir. Te estaba poniendo a prueba. Tú eres de los míos."

Me dijo si quería una bolsa, pero me negué en rotundo. Tenía pensado someterme a la última prueba, y una bolsa podía fastidiarme el experimento. Le pagué los cinco mortadelos que costaba la criatura, y me encaminé, sudando y con las gafas de sol puestas, hacia mi casa. Para que os hagáis una idea, el kiosko donde compré la figura de Vader, está a unos quince minutos de mi piso. Un camino largo, plagado de obras, y curiosos. Sí, curiosos. Como iba con mi enorme cartón bajo el brazo, con el logotipo de Star Wars por todas las esquinas, y cruzando un barrio muy humilde y en obras, era el objeto de atención. En cada esquina, en cada cruce de peatones, la gente se paraba a mirar que fascículo llevaba el chico bajo la sobaquera. Es normal ver un AS, un Marca, o incluso un Mundo Deportivo, pero eso se pasaba de toda rosca. Seguro que más de uno pensó: "Fíte tú, en el majarón de La Guerra de las Galaxias. El hijo de puta, lo feliz que va." Y así era. Iba feliz como un marrano en su charca. Sabiendo por una parte, que seguía siendo una prostituta de los designios y maniobras de George Lucas, pero a la vez, orgulloso de serlo. Era un tío feliz por llevar la figurita de unos mis ídolos e iconos de mi infancia.

Cuando terminé mi odisea, llegué a casa sudando como un pollo asado. Me duché, me acomodé, y me dispuse a valorar con razón y ojo crítico la figura en cuestión. Y ojo, no está nada mal. Detallada, bien modelada y con un trabajo de pintura muy decente. Quizás habría que retocar el sable de luz (para hacerlo más brillante y bonito), pero poco o nada se le puede objetar. La figura es de plomo y pesa lo suyo, lo cuál me gusta. La colección completa de Planeta, consta de 64 figuras (a un precio de 9,99€ cada una), y se acompaña de un tablero, que será entregado a posteriori. Son dos juegos completos de figuras (negras y blancas), divididas en las dos etapas de la saga galáctica (Guerra Civil y Guerras Clon). Sin más dilación, os dejo con varias fotos que le hice para vuestro disfrute (y qué cojones, el mío también).



















Alberto González

Llega Septiembre. Llegan la rutina, llegan los trabajos y los estudios. El ciclo de la vida se repite un año más. Y en el principio del todo, antes que los dinosaurios, estaban los fascículos. Colecciones por entregas, orquestadas por el mismísimo diablo, los fascículos están destinados a enganchar al pobre veraneante y ciudadano de a pie, que viene descansado y con la vista nublada tras sus fugaces vacaciones. Da igual el objeto a coleccionar. Pueden ser dedales del mundo, relojes de mano, coches con un baño en plata más falso que un billete de 500 euros (¿No existen esos billetes verdad?), setas alucinógenas o figuras de Marvel. Un momento...¿figuras de Marvel?



Iba yo de peregrino...Iba caminando tranquilamente por mi barrio (que viene a ser el Bronx de Málaga, pero con menos negros) cuando ví que mi kiosquero habitual estaba descargando y preparando su escaparate para la tremenda avalancha. Allí estaban las colecciones que año tras año irrumpen en la vida laboral de tamaños trabajadores sociales (a los kiosqueros habría que hacerles un monumento, por la de putadas, mamoneos y capulladas que aguantan). Tras cerciorarme de que los ojos blancos del trepamuros venían bien pintados, pues mi librero y dependiente de la tienda de cómics ya me había advertido que suelen ser el detalle que más descuidaban en las figuras de DC y en anteriores colecciones de Marvel, compré mi fascículo por 3.99€. No es un precio alto, sobretodo por la calidad que atesora la figura y el enorme cartón que te llevas a casa (todos sabemos que lo mejor de los fascículos es el cartón). Obviamente, luego se sube a 7.99€ y luego a los habituales 10,99€ por muñecajo. La va a hacer entera su pu** madre. Haciendo cuentas, prefiero ahorrar con el total de la colección y adquirir un par de bustos o una buena estatua de Sideshow Weta o Gentle Giant del arácnido. Pero bueno, a lo que vamos.

La calidad de la figura es casi excelente. Teniendo en cuenta su precio, su tamaño y su orígen de fabricación casi en serie (pintada a mano, eso sí), el resultado no podría ser mejor.





El modelado es muy bueno, guardando las proporciones en la estatura y musculatura del personaje. Con esto quiero decir, que no tendremos un brazo más grande que otro, o desproporciones bestias en pectorales o biceps. Guarda una gran coherencia con el aspecto que tenemos todos del personaje del cómic, siendo algo menos estilizado y larguilucho que el visto en las películas de Sam Raimi. La postura es bastante genérica, quizá demasiado estática para la idiosincracia del arácnido.







Respecto al pintado, podemos destacar que al menos, no se han salido de sus colores. Os parecerá una coña, pero teniendo en cuenta el orígen de tamaños artistas encerrados en almacenes gigantes de China o La Cañada Real, el resultado no puede ser mejor. Los ojos están en su sitio, el rojo en el suyo y el azul igual. El aspecto general está basado en el personaje que hemos visto en las viñetas. Con cierto toque Steve Dikto, veremos ojos bastante grandes y el fondo de la tela de araña del traje negro. La araña a la espalda es roja y grande, una vez más, diferenciándose de la estilizada y pequeña araña de la que hacía gala el Spidey de Raimi y Tobey. Os lo vuelvo a repetir, es un canto enorme al clásico Spider-Man, lo que hará las delicias de los aficionados.

Comparándola con otras figuras de DC, la cosa no queda nada mal. Son compatibles (es decir, respetan la escala) y quedan genial en la estantería como reposalibros/pelis.



Os adjunto un par de fotitos más, para que os hagáis una idea del tamaño de la figura comparándola con una carátula Blu Ray.




Poco más que deciros. Una buena pieza, de gran calidad y acabado, que vendrá genial en vuestras colecciones, y que por el precio al que se pone a la venta, merece bastante la pena. Altaya no es la mejor compañía a la hora de las colecciones y fascículos, pero bueno, menos da una piedra. Por si algún curioso quiere saber de que calidad son las fichas o informaciones vertidas en las escasas páginas del suplemento que acompaña a la figura, os lo diré bien claro: Un mojón. Mal redactada, llena de fallos y fatalmente actualizada. Se han quedado exactamente igual que hace un par de años, finalizando en la saga de "El Otro". Nada de "Civil War", nada de "One More Day". Pero bueno, supongo que es la excusa para lanzar la figura al mercado. Relleno.

Sin más, os lo digo. No os lo penséis, merece la pena.

Saludos.

Alberto González

(Las fotos del artículo están reducidas a una resolución menor. Si alguien quiere las fotos de 10megapíxeles, avisadme por privado)

Por fín llegó. Tras casi un año de espera por circunstancias de la producción de la figura por Hot Toys, y sus lentos envíos, y gracias a la ayuda de un importador, ya tengo la figura más perfecta del Señor de la Noche. Hot Toys, empresa lider en el sector de las reproducciones en 1/6 (escala que se usa para recrear con fidelidad las mejores figuras cinematográficas), anunció el año pasado su enorme y perfeccionada linea de muñecos para la película de Christoper Nolan, "El Caballero Oscuro".





Con cuatro figuras más aparte de la presente (Dos Caras, Joker, Joker Bank version y Batman Begins Costume), estamos ante una de las más impresionantes figuras que se han podido ver en el mercado. Con un detalle que roza lo enfermizo, dicha figura ha entrado desde ya entre mis adquisiciones más preciadas. No es precisamente cara (ni tampoco barata), pero su carácter limitado y exclusivo aporta un plus a la hora de evaluarla como pieza de coleccionista. Mide algo más de unos 35 centímetros. Está plenamente articulada con una decena de puntos de articulación. Su traje está recreado con los materiales vistos en la creación del traje de la película (hombre, no esperéis kevlar) pero sí tenemos las texturas de neopreno y plástico "duro" que se pueden apreciar en las capturas que acompañan al análisis.





La capa es de tela, fácilmente desprendible y se engancha mediante dos pequeños trozitos de plástico que se unen en los hombros. El muñeco está acompañado de varios accesorios: Una cabeza intercambiable con el aspecto del actor Christian Bale, varios pares de manos en diferentes posturas, dos batarangs, una mina y el garfio retráctil.

A nivel de escultura, estamos ante la recreación más perfecta jamás vista sobre el personaje. He tenido la suerte de ver, toquetear y apreciar muchas estátuas, bustos y figuras de diferentes compañías, (sobretodo antes de comprar la presente) y jamás había visto tal perfección. Como soy un pequeño cabrón, no he tardado en verme un par de escenas en Blu Ray y alguna que otra foto para comprobar la veracidad del traje y su entramado diseño. Si tuviera que decir u otorgar un valor numérico a la fidelidad del traje, sería un sonoro 9.5/10. Es prácticamente idéntico. Tanto la máscara y sus facciones, como la pechera o las perneras de su ajustado pantalón de una sola pieza, son fieles recreaciones. A nivel físico, la figura se presenta algo musculada. Si bien es cierto que esto puede considerarse un fallo, tenemos que tener en cuenta que es fiel reflejo del modelo usado (Christian Bale) y de la utilización del muñeco base (Hot Toys True Tipe) que es el que está bajo el uniforme del murciélago.







A nivel facial, nada que objetar. Están clavadas ambas cabezas. Iguales. Perfectas. Mucho mejor adaptadas que las fotos que se enseñaron en un principio, y mejor esculpidas que las de la compañía Medicom (la entera secundona en el mercado). Lo mismo se podría aplicar al traje completo, pues la calidad en general de la figura de Hot Toys es netamente superior a la vista por la figura de Medicom.





Con un excelente presentación, un inmejorable trabajo de pintado, y una impresionante labor de escultura y realismo, la figura de Hot Toys para "El Caballero Oscuro" es posiblemente, la pieza más perfecta en el mercado sobre el personaje.

9,5/10

Y ahora, una ronda extra de capturas (un par de ellas jugando con la iluminación y las posturas, y otra del rincón Batman que tengo en una de las vitrinas de la sala):









Próxima adquisición: Don Vito Corleone y John Connor por Hot Toys. Estad y permaneced atentos.

Alberto González