El guardia tiro el plato dentro de la celda y continuo su ronda sin ni siquiera mirarme, ya hacia tiempo que había dejado de importunarme con sus amenazas, de escupirme en el plato y de mofarse de mi piel y de los zapatos que podría hacer Vartus el zapatero local con ella.
    Yo por mi parte, también hacia tiempo que no le prestaba la menor atención, ni al guardia ni a la comida, mi único anhelo era lo poco que quedaba para que se ejecutara mi condena, según mis cuentas en un par de días vendrían a buscarme a la celda y todo habría acabado.¿Quién llorara mi muerte?,................nadie............nadie esparcirá los pétalos de sobolatam sobre mi cuerpo, según se fuera hundiendo en lo más profundo del Pantano Negro, nadie vengara mi muerte,nadie........................................
    Todo paso hace tan poco, pero para mí es como si hubiera pasado hace una eternidad, mis recuerdos aquí en prisión, parecen desaparecer como se desvanece la niebla al amanecer sobre mi querido pantano.
    Ojos-pequeños había salido como todas las tardes a pasear por los alrededores de nuestra aldea, yo mientras tanto me entretenía preparando unas flechas con el nuevo veneno que había desarrollado, de repente la oí gritar, cogí mi arco y mi carcaj y salí corriendo en la dirección del grito, cuando llegue ella ya estaba muerta y un grupo de humanos maltrataba su cuerpo inerte, sin pensarlo me lance sobre ellos y mate a dos a mordiscos, el tercero escapaba corriendo entre los árboles aun así una de mis certeras flechas le impacto en la pierna pero no le impidió montarse en su caballo y desaparecer entre la neblina que ya había empezado a formarse.
La llore por tres días y al cuarto unos guardias imperiales del cercano fuerte vinieron a buscarme, el humano que había conseguido escapar era el hijo del responsable del fuerte y había muerto hace dos noches entre vómitos y gritos de dolor.
    Del juicio, por llamarlo de alguna forma, que sucedió después, nada recuerdo, simplemente fui condenado a muerte, a arder en la hoguera, como tantos de mi raza lo habían sido en los años de opresión de los humanos, mi gente................mi aldea entera, se levanto en armas contra los opresores y todos fueron exterminados, pero no contentos con esto, los imperiales saquearon la aldea, se llevaron nuestras reliquias mas sagradas y finalmente la quemaron por entera.
Después...........................
Oscuridad.........................
Pesadillas.........................
Ojos-pequeños corriendo entre los árboles
..........Odio....................dolor.
Alguien abriendo la puerta de mi celda me saco de mis pensamientos, dos guardias y un hombre vestido con ricas vestimentas entraron en la celda, este ultimo se me quedo mirando y me dijo algo, yo no lo escuchaba, solo quería sangre, los recuerdos habían vuelto y la sed de venganza me embriagaba, estaba a punto de atacarle cuando el ruido al deslizarse de una puerta secreta que había en mi celda me saco del estado en que me encontraba, después sin decirme nada salieron por el nuevo túnel que había aparecido y desaparecieron en la oscuridad...................................................
    Tarde un rato en decidirme, ya me había dado por muerto y aceptaba mi destino, así que esta oportunidad de escapar me había aturdido, corrí desesperadamente por el túnel y al poco tiempo oí ruido de lucha delante de mí, al final de un pasillo en una pequeña habitación encontré el cadáver del hombre elegante, todavía respiraba, me entrego un amuleto y me contó no sé que cosas, sus ojos eran distintos de los demás humanos, parecía tranquilo, seguro que tenia un buen corazón, mire a mi alrededor por si quedaba alguien mas , no había ninguna amenaza cercana, le gire la cabeza y le destroce el cuello a mordiscos, bebiéndome toda la sangre que pude, me empape la cara con ella, no le conocía, pero le odiaba, odiaba la forma de su cara, odiaba su olor, todo el sufrimiento que había padecido mi pueblo despertó en mi a la bestia que llevaba dentro, después le abrí el pecho y me comí su corazón, con él sacie el hambre que tenia, estaba en lo cierto, era un buen corazón.
Le deje ahí tirado cogí todo lo que pude y seguí corriendo por los túneles hacia la luz, hacia la libertad, una ultima verja, el aire limpio golpeándome en la cara, la visión de un lago donde poder lavarme, donde quitarme el olor a humano que impregnaba mi cuerpo , grite....................grite muy alto, no sabia donde me encontraba pero mi odio y mi sed de venganza todavía no habían cesado..................................................................

Bueno, ayer me pase por mi tienda favorita de miniaturas y me compre un ejercito de la Roma Republicana en 10mm, IMPRESIONANTE, la verdad queda muy muy guapo sobre la mesa, estoy pensandome seriamente pasarme a esta escala, solo dudo por los ejercitos que ya tengo pintados/comprados en 15, pero es que de veras que me he quedado atontado con la calidad de las miniaturas, ademas son mucho mas rapidas de pintar que las de 15mm.
En cuanto me ajencio de una camara buena, la mia no me da la resolucion que se necesita, cuelgo algunas fotos de mis primeras bases pintadas.

Por otra parte, probe mi reglamento modificado del Armati 2 y me fue muy bien, una batalla rapida, con un monton de miniaturas sobre la mesa, sobre todo quede muy contento con el añadido del sistema de mando, sip, tendremos que probarlo mas veces, pero creo que por aqui van los tiros de lo que quiero.

Saludos.

PD: Lastima de batalla, ganaron los Griegos, y por paliza.

Arturo Perez Reverte siempre me ha gustado, es uno de mis escritores favoritos, aqui os dejo un articulo que escribio hace tiempo sobre los wargames con miniaturas.

LOS NAPOLEONES DE FIN DE SEMANA

    Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a la cita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas y reglamentos bajo el brazo, como los miembros de una cofradía clandestina, dispuestos a poner patas arriba la Historia. Algunos son tipos tímidos, solitarios. En apariencia, incapaces de matar una mosca.

    Pero fíate y no corras. Bajo su aspecto gris ocultan un corazón de tigre, y cada fin de semana deciden sobre la vida y la muerte de miles de seres humanos. Saben de heroísmo, y de coraje; y de encajar impávidos los azares del destino y de la guerra, tal vez más que muchos de esos militares de verdad que a veces se cruzan por la calle, con su uniforme y sus medallas que a ellos les hacen sonreír disimulada, esquinadamente, con mueca de viejos veteranos.

    Los jugadores de los llamados wargames o juegos de guerra de salón nada tienen que ver con el militarismo, o las ideologías. Del mismo modo que unos juegan al tenis, otros al póker, y otros a la herencia de Tía Ágata, los aficionados al asunto, que es una especie de ajedrez pero a lo bestia, reproducen sobre tableros, con las fichas apropiadas, situaciones estratégicas o tácticas de la Historia; y basándose en complicados reglamentos, intentan darle las suyas y las de un bombero a Rommel, por ejemplo, en El Alamein; o compartir gloria con Napoleón en Austerlitz; o dar la vuelta a la tortilla haciéndole la puñeta a Aníbal en Tresino, Trebia, Trasimeno y Cannas. La forma usual es un terreno reproducido en detalle sobre grandes tableros, y allí, con piezas, soldaditos de plomo o fichas adecuadas, se desarrollan los acontecimientos históricos y sus variantes, en largas operaciones de un realismo asombroso que llegan a durar horas, e incluso días.

    Como masones, los adictos al género intercambian informaciones, reglamentos, experiencias. Hay especialidades, por supuesto: artistas del combate táctico a nivel de pelotón, capaces de batirse casa por casa durante días en los alrededores de la fábrica de tractores de Stalingrado, y genios de la logística que llevan tercios a Flandes por el camino español de la Valtelina entre las diez de la mañana y las ocho de la tarde de un mismo día. A algunos les gusta reunirse en grupos, haciéndose cargo cada uno de un bando, o un cuerpo de ejército, o de una simple unidad de infantería; y otros prefieren habérselas de tú a tú con el tablero, o con la pantalla del ordenador, que facilita el juego a solateras. En cuanto a sexo, predomina el masculino; aunque no faltan excepciones, como la novia de mi amigo Miguel -el hombre que más cargas de caballería ha ordenado en la historia de la Humanidad- , que es una moza dulce y apacible hasta que el fin de semana, ante el tablero, se convierte en una despiadada y lúcida táctica, capaz de cañonearse peñol a peñol con el Victory, o putear al general Dupont en Despeñaperros hasta que el maldito gabacho pide cuartel y misericordia.

    Son la leche. Cuando los ves descargar adrenalina en sus excitantes aventuras finisemanales, compruebas asombrado cómo se transforman ante el tablero para compensar otra vida a menudo monótona, tal vez insustancial. De pronto, inclinados sobre los hexágonos del mapa, considerando los factores de movimiento entre Washington y Gettysburg o la potencia de fuego de una división Panzer en los campos embarrados de Smolensko, les aflora toda la seguridad, toda la pasión, todas las cualidades buenas o malas reprimidas en el día a día: abnegación, buen juicio, crueldad, rapidez, egoísmo, iniciativa, sacrificio. Y comprendes que resulta imposible saber lo que cada ser humano, incluso el de apariencia más torpe, bondadosa, malvada o gris, atesora en su corazón o su cabeza.

    Y además, comprendo el placer personal intenso, fascinante, de hacerle trampas a la Historia. De romperle los cuernos a Bismarck en Sedán, o destrozar los cuadros escoceses en Waterloo. O volver a la oficina el lunes por la mañana y dirigirle al imbécil de tu jefe una sonrisa enigmática que él nunca entenderá, ignorante del momento de gloria infinita que viviste a las tres de la madrugada de ayer, cuando, tras doce horas de combate, encendiste con mano temblorosa un cigarrillo para contemplar desde el alcázar del Santísima Trinidad, entre los mástiles derribados y los pasamanos hechos astillas, como ardía la escuadra inglesa frente al cabo Trafalgar.

    Arturo Pérez Reverte, El Semanal, 1996

(Este artículo está incluido en el libro “Patente de corso”, de Ed. Alfaguara, 1998)

Bueno pues esa es mi gran duda, tengo los 2 reglamentos (ya pondre el informe de ambos), a uno he jugado el VB y me gusta mucho pero le encuentro algo lento, el Armati en cambio me parece mas rapido a la hora de jugar, pero con menos profundidad, no se estoy echo un lio, mis miniaturas estan basadas en bases de 3cm x 3cm, normalmente nadie las coloca asi, pero yo no suelo participar en torneos, me gusta mas jugar con algun amigo ocasionalmente y echarme mis partiditas en solitario, asi que no tengo ningun problema con eso, ademas con este basado puedo jugar a cualquiera de los dos juegos sin ningun problema.
Ya veremos, ahora mismo estoy liado con el Armati 2, "arreglando" algo las reglas en algunas cositas que no me terminan de convencer, este finde voy a probarlas con una batalla entre mis queridos Persas y los infames Griegos. Ya os contare.

Bueno, pues soy un gran aficionado a los wargames de tablero y en menor medida a los de Pc, aqui voy a colocar los juegos que tengo y lo que pienso de ellos despues de haberlos jugado ( es una lastima pero tengo muchos a los que no he jugado ni una sola vez, mi grupo de amigos no es muy aficionado a estas cosas ) en algunos casos creo reglas caseras o escenarios que tambien colocare aqui, Tambien me gusta bastante coleccionar ejercitos de miniaturas en 15mm, no soy muy bueno pintandolos, pero me entretienen mucho.
Saludos.