Abstenganse aquellos que aún lo estén jugando. Sí, eso va por tí, The Last Blade.
El caso es que me lo he pasado absolutamente teta jugándolo (como con todos los DQ) pero hay claras deficiencias que le restan valor al juego. Lo he dejado en el enemigo secreto, que como viene siendo habitual, necesitas sumar 10 niveles extra y conseguir las mejores armas mediante alquimia. Nunca me he completado un DQ al 100%, pero ni falta que me hace tras un contador que llega a las 90 horas. Eso se lo dejo a los completófilos o a los poseedores de la guía oficial. Entonces... · Es increíblemente fácil, de principio a fin, tanto en combates (¡no morí ni una sola vez!), como en mazmorras (cortísimas e insulsas con pocos puzzles que además de ser muy simples no hacen justicia a los de otros títulos de la saga) como a la hora de resolver los acertijos, hay una clara sobredosis de información y poco margen al descubrimiento. · El pote de alquimia. Una de las principales mejoras del juego es al principio muy emocionante, recopilando recetas, con la satisfacción de hacerte tus propios objetos (y le da un uso a las estanterías), pero se acaba volviendo rancio y pesado a medida que avanza el juego, con recetas que ni dios sabe descifrar y no dejan lugar a la imaginación; en serio: ¿Objeto megalegendariodelamuerte = Ítem 1 + Ítem 2 + Escudo 1 + Espada 1 + Muestra de orina 1? Que se lo metan por el culo. Sin pistas (o una guía) es imposible conseguir los mejores ítems, cosa que jode por otro lado porque suprime posibles mazmorras alejadas de la historia principal con un enemigo poderoso que te los proporcione. Sin hablar del efecto "¡no puedo vender este ítem porque si se da el caso de que dentro de 20 horas lo necesito para forjar el arma del dios divino no lo podré conseguir de nuevo!", y un rpgero ansioso es alguien peligroso. · La ausencia de jobs. No, dominio de armas no son jobs. Es una especie de reemplazo, pero mucho más lento, restringido, y me parece aberrante cambiar de arma según quieras usar habilidades. Además, hay muchas clases que o son inservibles o no sirven para mucho, ya que me limité a subir las "armas con las que los personajes aparecen en la portada del juego" y me fue de puta madre. Pero nada como ir al Dharma Temple y hacer tus jobs híbridos. Tampoco era necesario dosificar tanto las habilidades. · La historia está algo por debajo de la media de esta saga, no sólo la troncal, que no sorprende demasiado gracias a las pistas sobre los descendientes de los sabios que te van soltando, sino que las sub historias son de lo más corriente. Sin embargo, de entre todas destaco la historia del rey de Ascantha, posiblemente una de las mejores de toda la saga a todas luces. Hay otras que son muy buenas, como la del heredero de Kupas, o la tónica melancólica y triste de la segunda parte del juego, en la que conoces muy buenas personas que están destinadas a morir. La revelación sobre el origen del protagonista fue muy emocionante pero debería haberse encajado en la historia principal, como es costumbre (DQIII, IV, V, VI...). Los detalles cachondos made in Dragon Quest siguen ahí eso sí. · Y esto ya es personal, pero al acabar el juego y ver que el contador rozaba las 90 horas, eché una mirada atrás y ni de coña me parecía que había hecho tantas cosas, algo que no me pasó con DQ7, del que no puedo recordar todas las historias, giros, lugares, mazmorras y situaciones de las tantas que había. Pero no todo es tan malo, recalcar que aún así el juego es divertidísimo y el mejor RPG de PS2 que he probado. Es el primer DQ puramente 3D (el VII se juega como 2D), reinventando el overworld, con sus praderas, senderos, colinas, playas, el cielo estrellado, o los combates en los que pareces estar combatiendo contra artworks en movimiento de monstruos mítiquísimos. Navegar y surcar los cielos nunca fue tan gratificante, el momento en el que alzas el vuelo por primera vez es de lo mejor que puede proporcionar el juego y un ejemplo de que los overworlds en los RPGs no tienen los días contados aún. La nueva dimensión también hace muchísimo bien en pos de la narrativa y la expresión de los personajes, todo sin dejar de ser Dragon Quest. Y sin olvidar la banda sonora orquestada, que vale que hayan pillado el Symphonic Suite del VIII y encasquetado en el juego pudiendo sonar algo brusco, pero no, es totalmente natural, el sueño de cualquier dragonquestero. Absolutamente magistral, recalcar el momento en el que vuelas por primera vez, se me cayeron los huevines al suelo. En resumidas cuentas: Brutal juego que aun con fallos muy remarcables en comparación con entregas anteriores no eclipsan la experiencia de juego y permanece fiel a su esencia tras haber dado el salto completo a las 3D. Se los pasamos un poco por alto esta vez al ser el primer Dragon Quest con total proyección Occidental y blablabla... Pero más les vale corregirlos para futuras entregas. Publicado: 21:38 08/08/2007 · Etiquetas: pokemon, metal, gear, ocelot · Categorías: Videojuegos : Variedades
Inicialmente Kojima estuvo luchando para que Ocelot apareciera junto a Snake en Brawl, pero parece que dos personajes de MGS eran demasiado. Kojima sin embargo no se rindió y el siguiente en su lista de genios fácilmente influenciables era Satoshi Tajiri. Y al final pudo ser.
Pero por si fuera poco, el Ocelot viejo también sale en el juego. TIME PARADOX. "Seis pokéballs, suficiente para capturar cualquier cosa que se mueva." "12 pokéballs... esta vez tengo 12 pokéballs." "Tú no eres Diamante, y yo no soy Perla. Somos entrenadores. Entrenadores con nombres." "Pulsa el A para lanzar ataques. Cuando hayas tenido suficiente, selecciona HUIR para retirarte. Si tu vida llega a cero, se acaba el juego. Y esta vez no hay continuaciones..." "Y ni se te ocurra usar a Mewtwo, o lo sabré." |
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