Bueno ya que un amigo forero ha decidido poner sus primeras impresiones de la fantástica y aburridísima carrera de derecho, he optado por hacer algo parecido, aunque no creo que escriba muy asiduamente. Tal vez semana tras semana en algun hueco en el que no tenga nada que hacer.

Bueno hoy se han cumplido 4 días desde que comencé mis andaduras en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Nada más entrar en ese emblématico edificio te encuentras con una inscripción en latín de cuyo nombre no he conseguido acordarme.
El lunes fue jornada de presentaciones, así que nos tiramos todo el día en el aula magna. Fue un día extraño, ya que yo ya había empezado dos carreras (sin acabar, claro) en las que las presentaciones eran un simple hueco de clase donde el profesor nos contaba como iba a ir la asignatura y nos daba la bibliografía.
Antes de que llegara el Decano me limité a observar a la gente que iban a ser mis compañeros de clase durante los próximos 6 años. Iba solo, así que al principio no hablé con nadie.

Yo tengo 22 años y lo primero en lo que te fijas es en la cara de niños de algunos alumnos. La típica cara de chaval post-adolescente con gafitas y los efectos del acné, aun persistente en muchos de ellos. Hay que saber que ninguno de los 200 y pico alumnos que han entrado este años bajan del 8.74 de media en selectividad. Destacar que mi nota es un 7 pelao, conseguida en 2003. He entrado gracias a mi 9.1 de Anatomía Patológica y Citología. Es imposible no fijarse en que un alto porcentaje de los alumnos pertenecen a ese tipo de gente llamado Mujeres, eso está bastante bien.

En las presentaciones se habló sobretodo de la historia de la facultad y no pararnos de darnos la enhorabuena y decirnos que ahora empezábamos de cero y tal y cual. También nos mencionó que la carrera no se limita a los 6 años + MIR + especialidad, sino que la carrera de Medicina dura toda la vida (ánimos desde el principio). Luego fueron apareciendo otros profesores que presentaron las 3 asignaturas que tendríamos el martes. El día no dio para mucho más y me fui a casa con la idea en la cabeza de que me había metido en algo muy importante.